lunes, 30 de diciembre de 2019

Admirada mujer




                                               María de Pablos dirigiendo una orquesta


Voy a terminar el año 2019 ensalzando a una mujer, ya que durante todo el año lo hice con varias. No es que este contra los hombres, no. Siempre estaré a su lado, nunca contra ellos.
Dicho esto, paso a que conozcáis, los que no la conocéis, a Doña María de Pablos.

En el mundo de la música clásica es difícil encontrar nombres femeninos que-nunca mejor dicho- nos suenen. Pero haberlos, haylos.
Esta gran mujer, María de Pablos, que vivió entre 1904 y 1990, ha merecido, entre otros reconocimientos tardíos, tener una calle en su ciudad natal, Segovia, o ser considerada un genio malogrado y una adelantada a su tiempo.
De Pablos fue pianista, compositora y la primera mujer directora de una orquesta, la de Unión Radio y eso que no lo tuvo fácil por su condición femenina.
Sin embargo, logró vencer todos los obstáculos, desde la oposición de sus padres a que ingresara en el conservatorio de Madrid, donde en 1927 obtuvo el primer premio de composición, hasta las dificultades de poder viajar a Roma.
Creo que voy a cortar, pues, todas las dificultades que pasó esta pobre y lista mujer, me duelen. Pues me ha dado mucha pena, que, después de estar en varios Países incluído París, esta mujer de mundo, admirada por sus maestros y colegas y como ya sabemos, directora de orquesta.
 Me ha dado una enorme pena saber que cuando llegó la guerra civil y, después, su ingreso en un psiquiátrico y ambos hechos provocaron que, cuando tenía sólo 30 años, su carrera se sumiera en un trágico silencio.
Creo que por ser el último pos del año...me he lucido.
Claro que por eso lo he dejado a tiempo.

Os deseo un buen año nuevo.

Yo mañana voy de invitada para tomar las uvas con mis buenos y queridos vecinos Ana y Manolo.
Como todos los años desde que los niños eran pequeños. Hoy además de ser mayores, todos tienen hijos.
Pero yo siempre, aparezco con mis pestiños que degustan con alegría.

Abajo pongo una bandeja para que veáis lo bien que me salen.






                                                    Ricos pestiños, receta de mi madre.


   FELIZ AÑO NUEVO A TODOS

lunes, 23 de diciembre de 2019

Mis belenes



En el Recibidor

Solo desear unas Felices Fiestas a todo el que se acerque por aquí. Para no entretener mucho a todos aquellos que esperan con "ansiedad" mis extraordinarios adornos, comienzo con una selección de mis belenes:
Primero el que he puestos en el recibidor.


En el cuarto de estar

Mirad que majo me ha quedado,


En el pasillo.

Este del pasillo es de marionetas, todas las figuras son para meter los cinco dedos.


En mi cuarto.

Este de mi cuarto lo tengo puesto en mi coqueta con una luz que siempre está encendida.


Encima de mi buró

Este es de cartón, hecho en tres dimensiones, lo pongo todos los años pues me gusta mucho. Aunque no ha salido muy bien en la foto.


En la rinconera del árbol.

Este  repetido. Le ha gustado a mi hijo así, y, así lo dejo.



En el Salón

Este está muy bonito, pero como ya saben quien me conoce, no hago muy bien las fotografías.


La clásica planta Navideña.


Esta planta y otras dos iguales me las ha regalado mi hijo, lo mismo que todos los años,¡¡me encantan!!


El árbol

El árbol, como se ve, está más "chuchurrio" que el año pasado. Tengo que decir en mi defensa que ahora está más bonito pues lo he adornado con bolas y espumillón, pero mi hijo que es muy gracioso, ha hecho la foto y me la ha colado, por lo tanto, así queda.

Hoy no cuento, ni chistes, ni anécdotas. Solo desear unas buenas Navidades a todo aquél que se pase por aquí, también, al que no se pase.

Seguro que muchos iréis a la misa del Gallo. Como ya sabéis algunos que pertenezco al grupo de Liturgia de mi parroquia, este año me toca a mí organizar las lecturas. Pues bien. Yo leeré la primera y como no sabía a quien comprometer para la segunda, no se me ha ocurrido nada más que pedírselo a mi hijo y...¡¡¡Ha aceptado!!!
Por lo tanto, en dicha misa rezaré por todos vosotros, seáis creyente o no. Dios quiere a todos sus hijos.
 Lo dicho.

FELIZ NAVIDAD A TODOS








lunes, 16 de diciembre de 2019

El pavo...voló.



                                                            Lindo pavito...


Muchas veces mi cuñada Pili me dice que llora cuando lee mis entradas, pues te aseguro querida Pili, que hoy no vas a llorar. Vas a reír y quizá tengas que preparar la cena de Nochebuena para nosotros también. El motivo lo cuento ahora mismito.

Cuando yo era niña o jovencita, no había las costumbres de ahora de hacer tantas cenas y comilonas de empresa. Mucho menos hacer regalos de tanta valía a empleados y amigos.
¿Regalar un pavo? Ni hablar, o por lo menos a mi padre cuando todos éramos pequeños y deseábamos que llegara Navidad para comer pollo, nadie le regalaba nada.
En cierta ocasión, mi madre se levantó a las 7 de la mañana para poder comprar un cordero, que, con una amiga suya, podían hacerlo en Intendencia, pues allí trabajaba el hijo de esta señora y lo tenían seguro. Creo que ya lo he contado otras veces, que, cuando mi madre llegó a casa con el cordero de más de 10 kilos en canal, mis hermanos pequeños tuvieron miedo, los mayores estabamos deseando de incarle el diente...
Bueno, voy a lo de estos tiempos:
El sábado, mi hijo tuvo una de las más de 10 comidas y cenas que va a disfrutar estos días. Cuando apareció por casa, con un montón de botellas (que además no bebe), y un enorme pavo...¡¡Vivo!! Casi lo echo de casa.
Me serené, pensé (pues algunas veces pienso), le pregunté de donde había salido tan enorme pavo.
-Me lo han regalado. Ha sido un amigo que le he hecho algunos favores y el pobre ha traído del pueblo el mejor pavo que tenían, criado en el corral y con trigo...
No le dejé terminar, le dije que se dejara de zarandajas y sacara al bicho donde yo no lo viera.
Después de un tira y afloja, decidimos meterlo en la terraza del salón, que además tiene rejas. Pero también tiene una hermosas correderas que yo puedo abrir perfectamente.
Ha estado los dos días comiendo y bebiendo a cuerpo de rey.
Esta mañana lo primero que he hecho es ir a ver al dichoso pavo...y allí estaba. Me miraba todo ufano y de vez en cuando me decía, Clo,clo, clo.
Una de las veces, he ido a la cocina, he sacado el machete de partir carne, se lo he enseñado y...casi me rompe las plantas de los saltos que daba. El muy ladino es muy listo...
Ni pensaba comermelo ni mucho menos matarlo. Claro que mi hijo antes de irse al trabajo me ha advertido que él no lo iba a matar, que me las apañara yo como quisiera...me las he apañado.
He llamado a una parroquia, no a la mía, pues si no se iba a enterar mi hijo y mis amigotas. Les he dicho a las responsables de Cáritas que tenía un pavo vivo, que mandasen a alguien que le gustase un pavo por Navidad...Han venido rápidamente. Se han llevado el animalito y cuando ha llegado mi hijo, le he dicho que se ha escapado.
En Madrid a las 6 de la tarde ya es de noche por estas fechas. Mi terraza da al jardín de la Comunidad y como es privado, el pobre ha ido a ver si lo encuentra por alguna parte. Va con una linterna y ha mirado debajo de las terrazas, entre los coches del aparcamiento que linda con el jardín...en fin, me da un poco de pena, pero me he librado del pavo.
Cuando ha vuelto me dice:-
-.No lo he visto por ninguna parte, no es por el pavo solo siento si causa algún malestar a los vecinos.
Yo, muy hipócrita, le he dicho:
-¡Que pena hijo, nos hemos quedado sin pavo...!



lunes, 9 de diciembre de 2019

La suegra de Lili







                                                         Yerno ·graciosillo"


  Mi historia no tiene nada que ver con tan gracioso dibujo que he sacado de Internet:
Dicho esto, paso a contar algo que parece muy frecuente y que luego no es tanto, diferencia entre dos mujeres. "Mamá" del zángano y...la zángana, esposa del zángano. ¿Entendido?

Hace ya un tiempo me explicaron la historia de Lili, una joven que se casó muy enamorada y se fue a vivir con su marido y su suegra.
Resulta que sus personalidades eran muy diferentes y ambas mujeres no tardaron en enfrentarse cada don por tres.
Por este motivo, Lili fue a visitar a un hombre sabio amigo de su padre, el señor Ambrosio, en busca de consejo.
Este le dijo:
-Toma este manojo de hierbas y ponle unas cuantas cada dos días en la comida para ir envenenándola lentamente. Pero para evitar que sospechen de ti cuando muera, procura ser amable con ella y ayudarla.
Pasaron las semanas y cumplió a rajatabla lo que le había dicho el amigo de su padre. Pero para su sorpresa, su suegra estaba tan sana como siempre y en casa las cosas habían cambiado por completo:
habían desaparecido las peleas y cada día quería más a su suegra.
Así que, corrió a pedirle al señor Ambrosio un antídoto para que la madre de su esposo no muriese.
El hombre se rió y le confesó:
-No te preocupes, las hierbas eran vitaminas; la que has cambiado has sido tú. El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, y ahora lo sustituye el amor.

Y es que muchas veces obtendremos de los otros lo que les ofrecemos, por eso, si das amor, recibirás amor a cambio.


Y ahora, lo que  cuento,no es lo que bien podría parecer un chiste, no, es la pura realidad.

Estaba yo tan hacendosa en mi cocina metiendo las cosas en el lavaplatos y, como soy una atropellaplatos y todo lo hago deprisa, pues, al intentar meter la cosa esa de partir la carne y las verduras(no digo tabla porque no es de madera, es como si fuera crista), pues bien, se me escurrió de las manos y fue a parar a mi lindo pie.
De momento, me miré y vi que no tenía corte ni nada...seguí con mis cosas, pero...al día siguiente, tenía un moratón donde termina la pierna y empieza el piececito. No queda ahí la cosa. Para no cansar a nadie, diré que llevo toda la semana sin poder salir de casa. Si no me muevo no me duele, pero si intento caminar, ayyyy.
Ya va remitiendo el morado, y cosa curiosa, lo que me duelen son los dedos...



lunes, 2 de diciembre de 2019

El abuelo Victoriano




                                         Recuerdo para los abuelos de antaño.


Mi abuelo paterno se llamaba: Victoriano Martín Bahamonde, siempre le vi como un abuelo pues en mi niñez las personas mayores aparentaban, eso, mayores. Ahora los abuelos y abuelas parece que no envejecen.
 Las nuevas generaciones de la familia nos hace recordar a las ya pasadas, pero creo y estoy segura de que algo se nos pegó y lo llevamos dentro.
Digo esto, porque según contaban mis padres, antes de emigrar hacia Madrid, desde Toledo. El abuelo Victoriano contaba cuentos, tal era así, que después de la cena (y como no tenían radio ni tv), se reunían los vecinos en casa de los abuelos y al amor de la lumbre solo se le escuchaba a él contar y contar largos relatos, que por supuesto se inventaba.
Mi madre decía que enlazaba uno con otro y nunca terminaba. La mayoría de las veces todos reían y pocas veces lloraban. (Que pena que no lo dejara escrito).
Cuando daba por terminada su sesión de cuentos, todos se iban hasta el día siguiente...y volvían.
Algunas veces sacaba mi abuela la botella del Aguardiente y casi todos tomaban una copita, sobre todo los hombres, en aquellos tiempos las mujeres no bebian excepto agua.
Contaba mi padre que en una ocasión una de las vecinas que acudía a todas las reuniones (yo la llegue a conocer, se llamaba Teodora), pues bien, un día se sintió rumbosa y apareció en casa de mis abuelos con una fuente de pajaritos fritos. Todos ellos sin cabeza.
Hoy quizá la hubiesen denunciado, pero en aquellos tiempos...comían de todo. Mejor dicho, de todo lo que pillaran, y era muy frecuente que algunos se dedicaban a cazar pájaros, urracas y todo lo que volase para echarlo al guiso. De hecho mi padre decía muy a menudo. "Ave que vuela a la cazuela".
Pues bien, aquél día la buena señora Teodora había estado de caza, pero no precisamente de pajaritos, no, sino de RATONES que todos ellos degustaron sin ni siquiera pensárselo dos veces y acompañado con buen vino, que sacaron de la bodega de el abuelo Victoriano.
Esto de los ratones, no se supo hasta pasado algún tiempo.
Digo que algo se nos queda dentro de nosotros mismos, porque mi padre también nos contaba cuentos que creo que él se inventaba mientras estábamos al rededor del brasero...de esto hace mucho tiempo.
Yo, de vez en cuando me invento algo. Para seguir la tradición.
 Mi nieta, Alba, editó su primer libro con 18 años y mi sobrino Sergio va más lejos todavía, pues ademas de escribir muy bien, resulta que es un buen actor. Como el  abuelo Victoriano, que no solo contaba cuentos, sino que los escenificaba.
 Creo que el abuelo y bisabuelo Victoriano se sentiría muy orgulloso de tantos biznietos que tiene, que con seguridad llegarán muy lejos y estarán muy orgullosos de llevar sus genes artísticos.