lunes, 27 de julio de 2020

Corriendo por la estación




Estación antigua.


     Que hace calor no es cosa nueva para los españoles, hoy mismo estamos a 41% a la sombra y no por eso vamos a dejar de hacer nuestras cosas y sobre todo dar un poco la "murga" a quienes nos molestan. En mi caso, a mis vecinos que no paran de hacer obras y más obras.
     Hoy voy a contar algo que nos sucedió a mi amiga Piluca y a mi hace unos meses. Seguro que os causará risa o pena. asi que allá voy:
     Los que conoceis la estación de Atocha sabéis el tráfico que tiene y el bullicio que hay en ella. Como digo, hace unos meses habíamos quedado Piluca y yo en dicha estación, pues nos viene bien a las dos.
     Salimos de Cercanías hacia el invernadero. Los que conocéis el tramo sabéis que es bastante largo.
     Cuando las dos cogiditas del brazo (fue antes del coronavirus ese que nos trae a mal traer), llegamos a la altura de la salida del AVE, oímos gritos y vimos que corría la gente.
     Uno corría más que los demás. Era un caco que le había dado un tirón a una señora y llevaba el bolso en la mano. No por ello dejaba de correr. Pero el policía que le seguía corría más que él. Este iba pistola en mano, señalando hacia el techo.
     Nosotras, niñas de la posguerra que nos asustamos con un petardo y que además hemos visto muchas películas, nos fuimos hacia una enorme columna que estaba cerca, y nos tiramos al suelo.
     En ese momento perdimos de vista al caco y al policía. 
     La gente seguía corriendo. Nosotras, en el santo suelo y acurrucadas una junto a la otra. Por fin alguien dice:
     -¡Aquí! corran, hay dos señoras heridas.
     Enseguida se formó un corro de gente- nosotras, quietas- una señora se le oye decir:
     -Parece que están desmayadas...yo pienso. ¡Que desmayo ni que narices!. Lo que nos ocurre es que no podemos levantarnos.
     Por fin alguien nos tiende una mano y nos ponemos de pie. Les damos las gracias a todos y se van después de asegurarse que no nos pasa nada.
     Como somos masoquistas y aunque no nos había pasado nada, gracias a Dios y solo había sido un susto, nos vamos hacia el jardín cubierto y vemos que hay bastante gente riéndose. Por supuesto que nos teníamos que enterar a qué venía tanta risa. 
     La verdad es que no era para menos. Nosotras también nos reíamos cuando nos enteramos que el pobre caco en su huida, vió una puerta abierta, se coló y no se dió cuenta de que era...
    La Comisaría de Policía de la Estación.
¡¡Además de ladrón, tonto!!


Voy a contar un chiste que me ha parecido muy gracioso, lo he escuchado por la radio:

"Un chaval que tenía 14 años y no había dicho una palabra en su vida, va y dice: Abuela.
Al día siguiente se murió la pobre abuelita.
Ese mismo día, el joven dice: Mamá.
Al día siguiente muere la mamá.
A toda la familia le caían sudores, pues no sabían que palabra iba a decir el "nene·
Y el muchacho dijo:
Papá...y murió el vecino del 5º.



 

lunes, 20 de julio de 2020

Cosas de mi Madrid




      Foto muy antigua con el escudo de Madrid.


     Voy a ver si me refresco un poco hablando de mi querido Madrid. Que hace calor, lo sabemos, pero solo es en verano. En invierno, aunque sigue igual de hermoso, hace un "rasca" de mucho cuidado. O sea, mucho frío.
     Esa palabreja "rasca", se la he copiado a los jóvenes.
 
     Ahora vamos a darnos un paseo por los madriles con algo histórico y algún suceso que ha acaecido en dicha ciudad:
     Uno de los sucesos que se cuentan, datan de principios del siglo XX. Una joven que quiso morir porque su familia no consentía que se casara con su enamorado. Sin embargo esta historia del Viaducto terminó con final feliz, ya que la joven sólo sufrió algunas magulladuras, gracias a que sus faldas le frenaron la caída.

     Digo yo. Si las faldas hubiesen sido como las que llevamos ahora, o sea, una cuarta de tela, no la había salvado, ni las faldas ni la madre que la parió.

    Como iba diciendo, dicha joven moriría mucho después al dar a luz a su decimocuarto hijo. ¡Ya son hijos!
    Sigo con mi tema de charlas hablando de Madrid:

    Cerca del Viaducto y en un edificio de nueva construcción, está el escudo más viejo de Madrid. Este emblema es lo único que queda del que fuera primer Ayuntamiento de Madrid y Toledo, un edificio conocido como La Casa del Pastor. Una historia que no os vais a librar de saberla, aunque algunos, como es lógico, ya la sabréis, pero por si acaso, ahí va:

     En dicha casa vivió un sacerdote que, al verse cerca de la muerte preparó un testamento y dejó escrito en un sobre cerrado quien sería el heredero de su casa.
    Al morir abrieron la carta y pudieron leer:

    "Mi casa será para la primera persona que entre en Madrid por la Puerta de la Vega en la madrugada de mi muerte".

     Los testigos esperaron en dicha puerta hasta que un pastor con su rebaño la atravesó.
     Tras recibir la casa en herencia, se comprobó que el destino recompensó al pastor, ya que este hombre fue el que dió cobijo a Don José cuando el sacerdote debió escapar una temporada de Madrid por problemas con la Santa Inquisición.
     ¡Dios premió al buen pastor!

     Como no hay dos sin tres ahí va otro suceso:
 Creo que ya os he contado que yo siendo niña le leía todos los periódicos a mi madre, sobretodo los sucesos que era lo que más le gustaba. Pues bien. Un día apareció en prensa un suceso que a mi, pequeñaja, me puso los pelos de punta, me dije para mis adentros. "No pasaré por debajo del Viaducto! Cosa que he cumplido...
     Resulta que llegó un suicida a tan alto puente, que es donde se tratan de "morir" muchos madrileños y, claro el hombre se tiró desde lo más alto, con tan mala fortuna (buena para él), que en esos momentos pasaba un panadero repartiendo el pan con su cesta  a la cabeza. El suicida cayó encima, el pobre panadero murió en el acto con el cuello roto y el majadero del suicida se salvó y se fue a su casa tan campante.
   
  Estas lecturas las hacía de noche, quizá por eso ahora solo leo novelas románticas...





lunes, 13 de julio de 2020

Dos sustos.



Cuidado con las carreteras.


     Hoy le he dado un susto a mi hijo, pero luego le he contado lo que pensaba escribir en el blog y ha sido susto doble, o eso me ha parecido a mi.
     Ha sido un pequeño contratiempo que me pasa muchas veces y es, dejarme alguna luz encendida no estando en la parte de la casa que sea, ya el cuarto de baño o en este caso mi dormitorio. Lo que ocurre, es que muchas veces me lo dice para hacer un poco de gracia y esta vez se asustó o lo aparentó. empiezo con el primer susto:
 
     Había dejado la luz de mi dormitorio encendida, sin darme cuenta, mientras me daba una ducha fresquita. Él creía que estaba dentro, pregunta:
-¿Dónde estás mamá?
     En ese momento salgo de mi baño, que está justo enfrente, envuelta en el albornoz blanco y al decir:
-¡Aquí estoy!...Ha dado un respingo que ha dicho una palabrota, que por cierto, no le cuesta mucho decirlas.
     El pobre me quería decir que estaba preparando una cenita de picoteo para que yo no trabaje nada.
     Al final la cena ha sido buena y, como en todo cuento, todo ha salido feliz.

     Ahora a ver si asusto un poco a mis queridos amigos que tan feliz me hacéis con vuestros comentarios. Esto es de mas miedo:

Este relato está considerado como "Misterios sin resolver".

     Dos hermanitas gemelas que se llevaban muy bien y nunca se peleaban ni discutían.
     Por razones de trabajo, junto con sus padres, tuvieron que cambiar su residencia a la Ciudad, donde estaba una carretera que era peligrosísima sobretodo en horas punta.
     Un día que llamaron a la madre del trabajo para que fuera urgentemente, las niñas tuvieron que cruzar dicha carretera solas.
     La madre les dijo antes de salir:
    -Cruzar solas pero tened mucho cuidado, mirad a los lados.
     Las niñas obedecieron. Nada más girarse la madre para marcharse oyó un golpe muy fuerte detrás de ella. Eran sus hijas, habían sido atropelladas por un camión, desgraciadamente, las dos habían muerto.
    Unos años más tarde, la madre, aún joven, ya que tenía 34 años, todavía vivía en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ni un sólo día a sus dos gemelas.
     Afortunadamente, había vuelto a tener más hijos y casualmente dos gemelas muy parecidas a las que murieron atropelladas.
     Esto hacía que la madre olvidara en parte el trágico suceso. Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera.
     Un día las dos niñas estaban jugando y decidieron cruzar la fatídica carretera. No venía nadie en ningún sentido, no había peligro.
     En el último momento apareció su madre que chillando muy alterada les dijo que no cruzaran, a lo que las niñas respondieron al unísono:
     -Si no pensábamos cruzar...ya nos atropellaron una vez y no volverá a ocurrir...

Sin más comentarios...

Una frase:

TIENES QUE TENER UN SUEÑO PARA PODER LEVANTARTE POR LA MAÑANA.

Billy Wilder.
   



lunes, 6 de julio de 2020

Mi pasión...un abanico.



Mi pasión.

El Sábado pasado fue mi cumpleaños, cosa curiosa, también nací en un sábado. Me bautizaron el día 12 y también coincide que es domingo, como aquél día de hace.... años.
     Aunque ya tengo unos cuantos años, mi memoria gracias a Dios está muy bién y recuerdo perfectamente los tiempos de mi niñez, adolescencia...y más.
    Aunque ya lo he contado muchas veces, no olvido aquél día 4 de julio de 1944. Ese año había nacido uno de mis hermanos en el mes de febrero y era un bebé precioso. Todos mis hermanos eran, han sido y son muy guapos.
    Aunque muy humildemente en casa todos los cumpleaños se celebraban. Mi madre hacía rosquillas y pestiños, repartía a los vecinos y cuando salíamos de la escuela invitábamos a las compañeras mas allegadas.
    Me regalaban bonitas postales que yo recibía con mucha ilusión, todas estaban escritas con bonitos versos que las compañeras, o se inventaban, o se los soplaba su mamá, el caso es que a mi me daba mucha alegría recibir tan bonitos regalos.
    Ese año estaba de moda un abanico de mal material y que tenía dibujada la Rueda de la Fortuna muchas niñas lo tenían, yo a todo trance quería uno...no lo conseguí.
    Costaba una peseta y mi padre, funcionario, ganaba entonces 300 al mes, ahora comprendo que quizá el abanico en cuestión, era caro.
    A lo largo de los años y sabiendo, como sabía toda la familia mi ilusión por los abanicos, me han regalado muchos.
    La primera mi madre, un día de mi cumpleaños, ya era yo mayor, me regaló el abanico más bonito que jamás había visto.
    Como a toda la familia le había contado la historia del abanico, creo que no se ha quedado nadie de la familia y algún amigo sin regalarme uno.
    Mis dos hijos, uno blanco y otro negro, mi nuera también me ha regalado dos, uno de ellos de tela pintado a mano, una maravilla. También me ha regalado uno mi muy querida amiga Piluca...creo que me voy a llamar "La niña de los abanicos", pues en este momento, no se ni los que tengo.
    Otra cosa que estaba muy de moda en aquellos años, era, la muñeca Mariquita Perez. Si el abanico no lo conseguí que costaba una misera peseta, la muñeca ni por asomo, pues costaba la friolera de 100 pesetas, o 20 duros...ahí es "Na".
    Pero mi pobre madre, me llevaba a un Bazar que había en la calle de la Montera donde se exhibía la muñeca en cuestión, para que la viera. Creo que a ella le gustaba tanto como a mi.
    Claro que según dice el refrán, "Nunca es tarde si la dicha es buena" y ha sido buena, pues hace unos años, un día de mi "cumple", uno de mis hijos me regaló la... MARIQUITA PEREZ.