lunes, 28 de marzo de 2016

El Señor de Madrid

Este nombre, "El Señor de Madrid", es como llaman a su querido Jesús de Medinaceli. Ya sabemos que es el Señor de todos los Cristianos pero los madrileños le tienen un cariño especial. Quizá sea, entre otras muchas cosas, porque es la talla más antigua que hay casi en toda España, pues ya recibía culto por parte de los soldados españoles en La  Mamora en l614. Casi todas las que hay ahora son posteriores a los años cuarenta pues muchas de ellas fueron quemadas en la guerra civil.
Creo que ya lo sabéis todos, pero por si acaso hay alguno que no lo sepa, os voy a contar un poco como esta magnifica talla se salvo de "la quema".
 Los frailes que la custodiaban y viendo lo que estaba ocurriendo en otras iglesias, tuvieron la buena idea de esconderlo ¿donde? Pues nada más y nada menos que en un ataúd y lo enterraron en la cripta del convento, pero...
El día 12 de febrero de 1937, el batallón de Margarita Nelken, que a la sazón residía en el convento, careciendo de combustible y estaban más fríos que un témpano, empezaron a buscar leña y madera por todos los sótanos y criptas...al levantar una vieja puerta tirada en el suelo oyeron caer escombros como en algo hueco, y cavando dieron con el ataúd.¡¡Cuantas cábalas se cruzaron por la cabeza de aquellos milicianos!! ¡Sería una momia valiosa!
El capitán que mandaba la Fuerza, pensó que se trataba de la imagen de Jesús y ordenó desalojar inmediatamente la cripta y la cerró con llave. Cuando dio parte a sus superiores decidieron dejarla en el mismo sitio por temor a que si la tropa se daba cuenta de lo que allí tenían, se empeñase en quemarla.
Estas buenas personas sacaron a Jesús de Medinaceli aquella tarde de febrero de 1937. Un camión pasó al interior del templo y en él se coloco con todo cuidado la imagen.
 Muchos madrileños habían sido evacuados hacia Levante y ahora iba con ellos Jesús, su Cristo de Medinaceli.
De Valencia la llevaron a Cataluña y así llegó hasta Ginebra después de mucho batallar y muchos inconvenientes para esconderlo.
Finalmente, aquella guerra que parecía interminable, concluyó. Era el 1 de abril de 1939.
Después de mucho papeleo y muchas conversaciones que autentificaban que la imagen de Jesús era de España, un tren especial con la imagen de Jesús salió de Ginebra con destino Madrid. El recorrido era largo. Finalmente se detiene en Pozuelo de Alarcón (Madrid) estación convenida para bajar la imagen. Esta venía en una caja adornada con la bandera nacional.
Al descender del tren, un batallón de soldados la rindió honores. Inmediatamente se la subió al coche que la trasladaría a  la iglesia de la Encarnación, donde llegaba a la una de la madrugada del día 14 de mayo de 1939.
Ese mismo día a las cuatro y media de la tarde, en hombros de cuatro religiosos capuchinos, salía para su templo. Y allí estaba el todo Madrid. (yo no, pues era muy pequeñita...ya me hubiera gustado).
Aplausos, lágrimas. gritos, oraciones, bandas interpretando el Himno Nacional. Aquella procesión fue "una de las más grandes registradas en Madrid".
Atrás quedaban escenas de tanta emoción, inolvidables...y se abrían nuevas páginas para esa historia de amor entre Jesús y su pueblo.
¿Os imagináis porque queremos tanto los madrileños a nuestro Cristo?
Y no sólo los madrileños, pues no hay viernes que no sea visitado por gentes de todos los pueblos de España y muchos extranjeros. Son muy numerosos nuestros hermanos latinoamericanos. Argentinos, peruanos, colombianos y muchos del lejano Puerto Rico, especialmente el primer viernes del mes de marzo.
Yo recuerdo siendo niña cuando me llevaba mi madre, hacíamos cola de hasta cuatro y cinco horas.
Ahora ya no me pongo en la fila, oigo misa y doy muchas gracias a Jesús y especialmente a mi madre por haberme enseñado a leer y rezar.

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS




lunes, 21 de marzo de 2016

Milagro

Esta preciosa historia ya la escribí en el año 2011, pero como seguro que algunos de mis queridos y admirados seguidores nuevos no la leyó, la vuelvo a editar, además como estamos en  Semana Santa, nos viene muy bien, espero que no lloréis:

 Tess era una niña precoz de 8 años. Un día escuchó a su padre y a su madre decir que solo un milagro salvaría a su hijo Andrew. Estos decidieron mudarse a un apartamento porque no tenían dinero para pagar la hipoteca y las facturas médicas. Solo una operación costosísima podría salvar a Andrew. Escuchó que su padre estaba gestionando un préstamo pero no lo conseguía. Escuchó a su padre murmurarle a su madre, quien tenía los ojos llenos de lágrimas. -"Solo un milagro puede salvarlo"
Tess fue a su cuarto y sacó un frasco de jalea lleno de monedas que mantenía escondido en el armario. Vació todo en el suelo y lo contó cuidadosamente. Lo contó una segunda vez y una tercera. La cantidad tenía que ser perfecta. No había margen de errores. Luego colocó todas las monedas en el frasco nuevamente, lo tapó y se escabulló por la puerta trasera y camino seis manzanas hasta la farmacia del pueblo.
Esperó paciente su turno. El farmacéutico parecía muy ocupado con un cliente y no le prestaba atención. Tess movió su pie haciendo ruido. Nada. Finalmente sacó una moneda del frasco y golpeó el mostrador. ¿Qué deseas? - le preguntó el farmacéutico con tono desagradable. ¿No ves que estoy hablando con mi hermano que acaba de llegar de Chicago y no le he visto en años?
"Bueno, yo también quiero hablarle de mi hermanito", le contestó la niña en el mismo tono. "Está muy enfermo y quiero comprar un milagro."
- ¿Qué dices?
-Su nombre es Andrew y tiene algo creciéndole dentro de la cabeza y mi padre dice que solo un milagro lo puede salvar. Así que ¿Cuánto cuesta un milagro?
-"Aquí no vendemos milagros, pequeña. Lo siento pero no te puedo ayudar" le contestó el farmacéutico, ahora con un tono más dulce.
-Mire yo tengo dinero para pagarlo.
El hermano del farmacéutico, un hombre muy elegante, se inclinó y le preguntó a la niña:
-¿Que clase de milagro necesita tu hermanito?
-No lo se, contestó Tess a punto de llorar. Solo se que está muy enfermo y mi mamá dice que necesita una operación, pero mi papa no puede pagarla, así yo quiero usar mi dinero.
¿Cuánto dinero tienes? le preguntó el hombre de Chicago.
-Un dólar con once centavos pero puedo conseguir más, dijo con una voz que casi no se entendió.
-Pues que coincidencia, dijo el hombre sonriendo . Un dólar con unce centavos, es justo el precio de un milagro para hermanos menores.
Tomó el dinero en una mano y con la otra cogió a la niña del brazo y le dijo:
-Llévame a tu casa, quiero ver a tu hermanito, veamos si yo tengo el milagro que tu necesitas.
Ese hombre de buena apariencia era el Dr. Carlton Armstrong, un cirujano especialista en Neurocirugía...
La operación se efectuó sin cargos y en poco tiempo Andrew estaba de regreso a casa y de buena salud. Los padres de Tess hablaban felices de las circunstancias que llevaron a este doctor hasta su puerta. Fue un verdadero milagro, digo la mamá. Me pregunto cuanto habría costado esta cirugía.
La niña sonreía. Ella sabía exactamente cuanto había costado: Un dólar once centavos.
Hay mucha gente en estas circunstancias y no siempre encuentras a un Ángel de la Guarda como el que encontró Tess.

Y ahora un chiste para la cuaresma que me ha contado mi amigo Víctor:

Llega el esposo de la misa y se dirige a su esposa con una sonrisa, la abraza, la carga y baila con ella en el aire ¡¡¡Ella en extremo llena de felicidad, le pregunta:
¿Y qué fue el sermón del cura hoy? ¿Acaso los esposos deberán ser más cariñosos con su esposa?...
Y él le contestó:
-No...dijo que debemos cargar con nuestra cruz con júbilo y alegría!!!!

¡¡¡Que disfrutéis la Semana Santa cada uno como queráis!!! Pero bien y con alegría...

martes, 15 de marzo de 2016

Distintos hermanos

Lo que son las cosas, ni en los hospitales se priva la gente de ofender, reñir, insultar y no se cuantas cosas más.
He ido a visitar a una vecinita, digo vecinita porque la he visto nacer, pues bien, esta joven ha dado a luz una preciosa niña que la va a llamar María del Rosario, cosa rara, pues ahora las ponen unos nombres muy raros.
Mientras hacía la visita, en el pasillo se oían unas voces más altas de lo normal, tanto es así que ha acudido personal se seguridad para poner orden. Yo más que curiosa, cotilla, me quería enterar de lo que ocurría y junto con la hermana de la nueva mamá hemos salido de la habitación para enterarnos bien...y nos hemos enterado.
La cosa iba de unos hermanos que habían ido a ver a su nuevo sobrino y no se han privado de poner a caldo a uno de los hermanos,  soltero para más señas. Le decían:
-En cuanto muera madre te queremos ver fuera del piso. Ufff. Lo de Ufff lo he dicho yo.
A todo esto la señora madre que estaba presente, decía:
-¡Pero hijos, no veis que estoy bien? Qué me he vacunado y todo!!...
 ¡Pobre mujer! Hemos pensado las dos cotillas que estábamos presentes.
El hermano soltero y sin compromiso (que de todo nos hemos enterado), con apenas 20 años, se escudaba detrás de su pobre madre, que Dios guarde muchos años, como diciendo...¿Y donde voy yo?
Ha sido un mal trago, yo ya no tenía ni ganas de volver a ver a la niña, me he despedido y he vuelto a casa.
Enseguida me he acordado de algo que he leído y como todo lo guardo, me venía "al pelo". Esto que cuento de otros hermanos  totalmente distintos a lo que he visto hoy:

Juan y Pedro, dos hermanos que mantenían una buena relación pero apenas se veían. Un día, el primero de ellos se encontró con un amigo común que le dijo que Pedro no estaba en su mejor momento, en el trabajo no le iban bien las cosas y su mujer estaba enferma y no podía cuidar a sus hijos como quería. Viendo la gravedad del asunto, Juan hizo las maletas y se presentó por sorpresa en casa de Pedro.
Cuando llegó, se dieron un fuerte abrazo y Juan le contó que se había quedado sin hogar por culpa de un incendio y que le habían despedido del trabajo, por lo que le pedía que le acogiera en su casa. Él le pagaría por ello y, además, cuidaría de sus hijos.
Así las cosas, Pedro podo dedicarse de lleno al trabajo y, como era un gran profesional, pronto ascendió hasta un cargo muy bien remunerado. Por su parte,  la mujer se restableció y volvió a ser un ama de casa ejemplar.
Resueltos los problemas, Pedro le dijo a su hermano que ya no le cobrarían y que le buscaría un buen empleo.
La respuesta de éste le dejó descolocado:
-En realidad, no me hace falta el dinero porque soy millonario. Si te hubiese ayudado económicamente no habrías valorado lo que te ha costado recuperarte, pues lo que se consigue sin esfuerzo se pierde rápidamente.

¡¡¡Que distintos los hermanos segundos de los primeros!!! ¿Verdad? ¡ Y eso que estamos en Cuaresma!

lunes, 7 de marzo de 2016

En busca de los guantes perdidos

La que armaron aquellos que iban "En busca del Arca Perdida" y "El Santo Grial". Que cruzaron montes, valles, ríos y cañadas, que se comían el polvo del desierto y casi se ahogaban al cruzar los mares...Bueno pues eso no es nada para la que he organizado yo buscando unos guantes que se me habían perdido.
He empezado mirando en todos los bolsos (que no se como me las apaño, pero cada día tengo más), he mirado en los bolsillos de las prendas de abrigo, en las chaquetas, las capas...nada. Hasta he mirado en el bolso que lleva el carrito de la compra.
 He abierto cajones, he mirado por todas partes y nada.
Cuando tenía toda la ropa y bolsos encima de la cama, aparece mi hijo, al verme como una loca mirando por todas partes, el muy gracioso va y me dice:
-¿Estás buscando a Wally?
Como me ha visto con cara de pocos amigos y después de decirle que estaba buscando unos guantes me ha dicho que no me preocupara que él me compraba unos.
La verdad es que guantes tengo de otros colores, pero yo buscaba unos negros, que aunque están viejos, me gustan.
Mi amiga Engracia siempre me dice que con guantes voy muy elegante, pero yo no los llevo por ese motivo, no, los uso porque tengo frío y no puedo ir sin ellos. Los guardo en el mes de junio y los vuelvo a sacar en septiembre, ese era el motivo de la paliza que me estaba dando buscándolos.
Después de tener la habitación como un rastro, mi amor propio me decía que siguiera buscando.
Como me estaba cansando, me he ido hacia una ventana que da al jardín, veo que está lloviendo...entonces se me enciende una luz y pienso que en el único sitio que no he mirado es en la gabardina. (¡Y es que la tengo un asco!)...me voy hacia ella, meto la mano en un bolsillo y...Oh, allí estaban los malditos guantes que tanto tiempo me han hecho perder buscándolos.
En el mismo bolsillo además de los guantes estaba un monederito pequeño que apenas uso y que tenía 30 euritos dentro que yo no sabía que los tenía. Seguro que algún día de lluvia he salido a comprar cualquier cosa de urgencia y se me fue "El Santo al Cielo", como dice el refrán, y allí deje los guantes y el monedero.
Ahora tenía que empezar a guardar el "vestuario", lo miro, lo veo y  pienso...que aquello me parece un montón de trapos, seguro que si lo pongo en el contenedor de la basura...no lo coge nadie.
Al final lo he vuelto a poner en su sitio, mientras tanto a ver si me compro ropa nueva, pero, ¿sabéis cual es mi problema? Pues que no me gusta ir de compras, si, si, aunque os parezca raro, no me gusta nada salir, mirar escaparates y mucho menos probarme nada fuera de casa. Claro que yo me lo hago, pero resulta que cada vez tengo menos ganas de coser.
 Mi hijo me dice que a casa no me van a traer unos grandes almacenes, ni siquiera una tiendecita pequeña.
Lo que si he guardado con mucha alegría han sido los 30 euros, los cuales nos los vamos a gastar en una comida mi amiga Engracia y yo. Claro que tendremos que comer de menú porque esa "fortuna" nos va a dar para poco.

He contado esta pequeña anécdota casera para quitar un poco el peso de...Una enfermera que desaparece... Unos niños que abandonan... El hombre del saco, etc.
 En fin vamos a quitarle hierro a las cosa malas y pensemos en algo un poco más alegre, quizá...buscando algo que se nos haya extraviado.

martes, 1 de marzo de 2016

Niños abandonados

Primer caso:
Es horrible pensar que se pueden abandonar niños, pero lo hacen sus propias madres. ¡No todas, claro está! Pero si algunas.
Hace unos días leí en una revista semanal que habían rescatado a un niño in extremis. Este angelito tiene 2 añitos y le han acusado de brujo. La creadora de una fundación danesa lo encontró por la calle a punto de morir de hambre y sed. (En Nigeria) El niño vagaba desnudo lleno de parásitos y desnutrido buscando entre las basuras algo de comer. Le dio agua y galletas, lo envolvió en una manta y lo llevó al hospital donde le eliminaron los parásitos, le curaron las heridas y le pusieron transfusiones de sangre diarias para ser recuperado. El estado de Hope (este fue el nombre que le puso su salvadora), es estable ahora.
Seguro que muchos lo sabéis pues ha salido por Internet según me ha contado mi hijo...yo, no lo sabía.
Segundo caso:
Hace más o menos 50 años que en España se celebraba el día de la madre el 8 de diciembre, día de la Purísima Concepción. Lo cambiaron al primer domingo de mayo porque un sacerdote creo que dijo que ninguna mujer se podía comparar con la Virgen María. Estoy de acuerdo.
No se si alguno de vosotros sabe los motivos de este cambio.
 Un día cayó en mis manos un articulo que me dejó helada, esto fue de lo que me enteré:
Una mujer llevó a su hijo a un médico de la beneficencia porque el crío estaba malito. Lo examinaron, le dieron un tratamiento y se lo entregaron a su madre, esta dijo que no lo quería que lo cogieran las monjitas. No dio lugar a que lo pensara pues salió corriendo y allí se quedó el niño en brazos del doctor.
Este no tuvo más remedio que entregarlo a las monjas del convento para que de momento lo cuidaran.
El niño no paraba de llorar, me imagino la situación. Volvieron a llevarlo al médico, este harto ya de tantos días de oír llorar al pequeño y no encontrarle ningún síntoma raro les dijo a las monjas que no le hicieran caso a ver si callaba, o se moría. Pero nada, el nene lloró, lloró y lloró...la madre superiora no sabía que hacer pues no podían dormir de tanto como lloraba este niño.
Una monja joven a la cual le dio mucha pena de ver llorar tanto al niño, le pidió a la superiora que le diera permiso para cuidarle ella. ¡Todas las monjas respiraron!
Esta buena monja por ser mujer sintió mucha pena, se pasaba las noches paseando al niño por los corredores del convento para que las demás descansaran...el crío seguía llorando, llorando y llorando.
Una de esas noches que la monja llevaba en sus brazos a ese pobre llorón y sin saber que hacer, se fijo en un cuadro de una Madonna que daba de mamar a un niño. Se fijó, pidió perdón a Dios a La Virgen y quizá a todos los Santos por lo que iba hacer y...Se abrió el habito, saco un pecho y se lo puso  al pequeñín que no paraba de llorar. Este se abrazó al pecho, puso su carita encima y...se quedó dormido.
No sabemos si hubo milagro, si el niño sacó algo, lo que si se sabe es, que nunca más lloró. Por las noches la monjita se lo llevaba a su celda, por el día le cuidaba y pasado un tiempo el niño fue al colegio, siempre supervisado por dicha monja a la que llamaba mamá. ( Tiempo después contó lo que había hecho respecto a intentar dar de mamar al niño)
Fue al instituto, después a la Universidad y un poco más tarde ingresó en un seminario y se hizo sacerdote, y...este sacerdote, fue el que nos quitó la fiesta de la madre el día de la Inmaculada Concepción.
La verdad es que su señora madre no se podía comparar con Nuestra Madre del Cielo.
Tercer caso:
Este caso me parece muy simpático. Ocurrió en un hospital madrileño y nos lo contó el Capellán en unas charlas mientras hacíamos un curso. Era un caso de los muchos que vivió el buen cura:
Una joven madre, había dado a luz tres veces y siempre dejaba los niños para que los adoptasen.
Era conocida en el hospital y tanto médicos como enfermeras la conocían y sabían que siempre dejaba a los niños.
Cuando nació el cuarto y fue a visitarla el sacerdote para interesarse por ella, le preguntó si había visto lo guapo que era su hijo. Ella le dijo que no quería verlo, como había hecho con los anteriores. Mientras charlaban el cura no cesaba de decirle que fuera con él al nido para verlo antes de que se lo llevaran.
Después de mucho insistir y ya con el niño en sus brazos, le dijo el sacerdote que le diera de mamar. Ella no quería, el cura insistía y le decía que aunque fuese una sola vez.
Tanto insistió el capellán, que la chica le hizo caso.
El niño se agarró, como hacen todos los bebés, mamó, miró a su mamá y...No pudo dejarlo, se lo llevó con ella a su casa.
¡¡No hay cosa más hermosa, que dar de mamar a un hijo!!  ¡¡Verdad madres!!