sábado, 24 de enero de 2015

Pelea con la lavadora

Hoy es un día muy, pero que muy frío en Madrid, la provincia y seguro que en toda España.
Yo no me quejo, pues me gusta más el invierno que el verano, aunque pienso en aquellos que no tienen donde cobijarse, poca comida y ninguna fuente de calor.
Antaño, los días muy fríos y al amor de la lumbre, se sentaban las familias y quizá algún vecino, al lado de los hogares o las chimeneas y se contaban anécdotas, chascarrillos y algún cuento que otro.
Contaban mis padres, que en casa de mis abuelos paternos se reunían muchos vecinos para escuchar a mi abuelo contar cuentos que el se inventaba. Seguro que yo he heredado esa afición y, cosa curiosa, también la ha heredado mi nieta. Desde aquí, le mando un recuerdo a mi querido abuelo Victoriano, que seguro que está muy cerca de mi.
Como decía, ya que es un día frío y en mi casa ni tengo chimenea, ni hogar humeante, ni vecinos que me escuchen, pero si tengo esta plataforma que quieran o no, muchos me leen. Por ese motivo y a modo de cuento, os voy a contar lo que pasó hace dos días entre mi lavadora y yo:
Me levanté con muy buenos ánimos, que eran: poner una lavadora, ordenar algo de la casa y en cuanto esta terminase de lavar, yo me iría a dar un paseíto y a ver si me compraba alguna cosilla de las rebajas, esto es lo que me pasó:
Puse la lavadora con ropa de color. Como estos programas son más cortos me preparé el desayuno y mientras me entretenía mirando las musarañas, di por hecho que ya se había lavado la ropa.
Fui al cuarto de lavado y veo que, la lavadora ha terminado el programa pero no puedo abrir la puerta porque la llave esa rojita que sale en el panel está todavía encendida.
Me pareció raro, pero me dije: Espera un poco. Esperé, esperé y seguí esperando hasta que paso media hora. Entonces aquello ya me pareció raro. Yo miraba, lo veía todo normal pero que la dichosa llave seguía roja, que me quería decir que no debía, o mejor dicho, no podía abrir la puerta.
Me leí el manual entero y no sacaba nada en limpio. En uno de los apartados decía: Esta lavadora está fabricada de modo que la pueden utilizar personas discapacitadas. Yo me decía...Debo de estar muy mal. Porque soy incapaz de utilizarla.
Ya desesperada, le mando un mensaje a mi hijo y le explico lo que me pasa. Enseguida me llama y me dice que le de el número de referencia de la lavadora y que espere sus noticias.
No tarda mucho en llamarme y me dice que espere tres minutos antes de abrir la asquerosa puerta.
Sin poderlo remediar le pego un grito y le digo.-¡¡Pero si hace más de media hora que estoy esperando a ver si se apaga la (+*$&´ç^^¨/Ç) lavadora!!
Entonces me dice que mire a ver si hay agua dentro.
Yo con el teléfono inalámbrico en la mano, voy y miro,¡¡¡efectivamente!!! estaba llena de agua.
Me dice que quite el filtro a ver si está obstruido...lo hago. Entonces empieza a salir el agua y, cuando termina...¡¡¡Por fin puedo abrir la puerta!!!
Ya con la mitad solucionado me dice mi hijo que está muy liado, que me deja con la ropa con la lavadora y...que me las apañe como pueda.
Cuando abrí la puerta e intenté sacar las prendas, me quedé parada, pues no podía ya que como no se habían centrifugado estaban llenas de agua...bueno, lo que pasó fue todo culpa mía pues tenía exceso de carga, pues además de lo normal había metido un albornoz de mi hijo que me era imposible sacarlo de lo que pesaba.
Repartí la colada en dos partes para centrifugarla y cuando me di cuenta era la una y media de la tarde. Se me quitaron las ganas de paseo, de compras y casi de comer.
Se me pasó la mañana corriendo entre el teléfono y la lavadora en pijama y bata, pues con los nervios ni me di cuenta que no me había vestido. Uffff.
Que conste que es todo verdad, no es un chiste.

Buen fin de semana a todos. Ah, y votadme en el periódico 20 Minutos. No será el mejor blog, pero soy la persona más mayor con el blog en dicho diario.

10 comentarios:

  1. La tecnología es muy caprichosa y con frecuencia nos "peleamos" con los diferentes electrodomésticos, es la desventaja de la vida moderna pero siempre será mejor estas "peleas" que los "trabajos forzados" que tuvieron que pasar nuestras abuelas por la falta de dicha tecnología......yo tengo bastantes anécdotas en este sentido.Besicos

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    1. Pobres de nuestras antepasadas que tenían que ir la rio. Primero cargadas con la ropa sucia. Después mucho peor ya que la ropa mojada pesaba un montón.
      En su memoria, seguiremos peleándonos con las lavadoras que tanto trabajo nos quitan, aunque algunas veces nos den un sustillo.
      Un beso Charo

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  2. En ocasiones nos pasan estas cosas, por suerte ya lo has solucionado.
    El invierno es más que evidente, menudo frio hace.
    Besos, buen finde

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    1. Estas cosillas se solucionan pronto, lo que ocurre es que, en el momento que tienen avería nosotros nos ponemos nerviosos. Pero bueno, ya está todo en orden.
      Un beso Verónica

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  3. Son cosas que pasan. Estos aparatos nos facilitan mucho la vida, pero cuando se estropean nos la complican de lo lindo. A mi me pone de muy mal humor cuando se me estropea alguno y también me hace perder un montón de tiempo. Feliz domingo.

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    1. Lo que más me molesta a mi cuando se rompe la lavadora o el lavavajillas es...tener que hacer el cambio, o sea, movilizar la cocina o el tendedero. He aprovechado la lavadora hasta que hacía tal ruido que parecía una carraca, pues se habían estropeado los rodamientos. Ya tengo una nueva y espero que dure mucho, jajaja.
      Un abrazo Pilar

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  4. Ma de los Angeles, no sos la primera ni la última en tener estos enredos electrodomésticos, a veces uno se automatiza tanto que no se fija en los detalles y pasan cosas como estas, menos mal que tu hijo pudo ayudarte a desenmarañar. Y el frío de Madrid lo quiero ahora en Buenos Aires, estamos agobiados por una mañana calurosísima, no quiero saber cómo seguirá el día! Un abrazo!

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    1. Si pudiera te mandaba una botellita de frio madrileño para que refrescaras un poco. Me imagino que lo estaréis pasando mal pues yo no soporto el verano, menos mal que aquí es muy corto pues apenas tenemos quince días de calor, el resto de verano se puede soportar.
      Paciencia que ya os quieta menos.
      Un fuerte abrazo María Cristina

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  5. Ja ja ja...me ha parecido un chiste.
    En tiempos de nuestros padres y abuelos, había más tiempo para todo, incluso lavar la ropa; a mano claro, y así se evitaban esos problemas ja ja.
    Un abrazo y sintiendo tu duro trabajo por la "inundación"

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    1. Armando, no te rías que no es un chiste, ha sido tal y como lo cuento. De todas manera ya está todo en regla y solo la culpa fue mía. De todas maneras me alegra que te haya sacado una sonrisa.
      Un abrazo

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