jueves, 18 de marzo de 2010

padre II

Sigo con los abuelos: hoy le toca el turno al abuelo Antonio, capitán de la Guardia Civil. Era otro hombre bueno, valiente y muy serio. En una ocasión me contó su esposa ( a él no le gustaba alardear de su valentía), allá por 1937 en plena guerra civil, ellos tenían ya cinco hijos y estaban en un cuartel en Albolote (Grabada), ella estaba embarazada y no se veían todos los días por que en aquellos tiempos, la Guardia Civil hacía todo su trabajo caminando. Pues bien. Una noche que iban de patrulla, caminaba el abuelo Antonio al frente de su pelotón por una carretera de arena y piedra, tan oscuro estaba que no vio una cuerda que atravesaba dicha carretera. El abuelo Antonio que entonces era teniente,sin darse cuenta se enredó en la cuerda,se quedó quieto, dio el alto a sus guardias para que no siguieran andando. Todos se pararon. Cuando se dieron cuenta de lo que pasaba, todos ellos sin excepción quisieron ayudar a su teniente. Los ordenó que no se acercaran a él, pero como aquellos guardias civiles eran tan valientes como su teniente le dijeron a voces, pues estaban a varios metros de él, que iban a tratar de soltarle de la dichosa cuerda. Había mucho peligro, pues si tocaban mal la cuerda seguro que volarían por los aires. Les tuvo que ordenar con pistola en mano que se quedaran quietos hasta que amaneciera y aunque de mala gana le hicieron caso: estuvieron toda la noche de pie, tanto el teniente como sus guardias civiles...por fin, al clarear el día, pudieron ver que, efectiva mente, había un artefacto, el cual desactivaron y destrozados de cansancio volvieron a su cuartel. Creo que cuando entraron se dirigieron al comandante de puesto y dijeron... Sin novedad...¿Tenemos tiempo de descansar un poco? Algunas veces que le preguntábamos cuantas horas durmió seguidas, él muy serio decía: antes del mediodía se le ocurrió parir a la abuela y no hubo un solo guardia que no oyera sus gritos. Como es ley de vida, él también está en el Cielo, era mi padre político, desde aquí le recuerdo con cariño y respeto. Amen

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