miércoles, 23 de febrero de 2011

23-F

Hoy es el día D, todos están contando como vivieron el 23-f, yo no voy a ser menos, allá voy con mi relato de tan famoso día.
Yo estaba tan tranquila en mi cuartito de estar, con mi hijo pequeño que estaba terminando su merienda y yo escuchando en la radio "El consultorio de doña Elena Francis". Tenía la costura en mi regazo (como siempre), me encanta coser. De pronto se me va la emisora, o eso creí yo, y escucho al momento un ruido raro, me digo, ya me he quedado sin escuchar mi programa favorito. En esto que llaman a la puerta; era mi vecina de abajo que no tenía teléfono y siempre me estaba dando la murga utilizando el mío. No es que no quisiera compartirlo, no, es que se presentaba a las horas más raras que nadie se pueda imaginar. A lo que voy.Abro la puerta y muy sofocada me dice que ha ocurrido algo muy gordo en la Carrera de San Jéronimo y tiene que tratar de encontras a su marido y a sus hijos. Estos ya son mayores. Yo me creía que había ocurrido algún accidente de trafico. A todo esto mi radio seguía sin funcionar, por fin sube uno de sus hijos a buscarla y me cuentan lo que está pasando. El memo de mi vecino, muy contento dice que se va a las Cortes a ver lo que pasa, que le hace mucha ilusión que estén hablando en todo el Mundo de Madrid...!criaturita¡, memo, idiota y todo lo que se le diga es poco. Ah, por aquél entonces tenía 25 años y la carrera de Filosofía y Letras, pero era tan tonto como antes de estudiarla.
Cuando se cansaron de utilizar mi teléfono, madre e hijo se marcharon. Yo me quedé sola, pensando en mi otro hijo que estaba en la Universidad Laboral de Alcalá de Henares, interno.
Traté de ponerme en contacto con la Universidad, pero claro, mi hijo vivía en Madrid, le tenía cerca de casa, pero los que eran de provincias, sus padres también estaban tratando de localizarlos, resultado...centralita bloqueada.
Con los nervios, la radio, la televisión y el niño pequeño dando la matraca con los indios y los americanos metidos en un Fuerte, ni siquiera oí cuando llamaron a la puerta. Al fin y despues de mucho tocar el timbre, abrí y !Oh, era mi hijo¡
Yo debía de tener cara de circunstancias, él venía sonriente. Supongo que era porque tendría unas vacaciones extra.
Cuando ya tuve a mis hijos conmigo, yo ya no temía nada...de momento.
Según iba avanzando la noche y aunque no habíamos cenado, no teniamos apenas apetito. El pequeño se acostó, nosotros seguimos viendo la televisón (como todos los españoles) durante toda la noche.
A la mañana siguiente cuando fue la hora de que el pequeño se fuera al colegio, logicamente, le mandé levantarse y me fuí a llevarle al colegio. Cuando volvi y aunque lo hice rapidamente...ya todo había terminado, o sea que me perdí el final, despues de estar toda la noche sin dormir y apenar sin comer nada desde el mediodía anterior, voy y me pierdo el desenlace...rabia que me dió.
Menos mal que fue un final feliz, o eso creemos, yo la verdad no entiendo si fue bueno o malo.
Pediremos al Señor que nos de paz mucha paz. Por lo menos yo no quiero otra cosa. Paz en el Mundo y paz en mi hogar, esto último gracias a Dios lo tengo. Amen

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