miércoles, 5 de febrero de 2014

Mancalobos

Antiguamente en los pueblo se conocían sus habitantes mas por un mote que por su nombre propio, hoy cuento la historia de Mancalobos. Me la ha contado mi vecino Manolo que es oriundo de Jaén, exactamente de La Iruela en plena Sierra de Cazorla que, como todos aquellos parajes, es un sitio maravilloso. Nacimiento del río Guadalquivir...ahí es nada.
Contaban que el abuelo de Mancalobos, que mi vecino conoció, hizo un viaje desde el lugar que vivía en la Sierra, hasta la zona de Almicerán, iba a comprar víveres para la familia. Como el viaje andando lleva bastante tiempo, el hombre salió de su casa de madrugada, haciendo parte del camino de noche. Había luna llena y caminaba con precaución por miedo a encontrarse con algún asaltante de caminos o algún lobo, pues estos aprovechaban el sueño de los pastores para apoderarse de alguna res.
Iba con toda precaución, cuando le dio la impresión de que le habían salido los lobos a su encuentro.
Una vez recuperada la impresión, se armó de valor y se apoderó de dos enormes piedras y siguió su camino. A los pocos minutos se oyó el aullido del lobo a escasos metros de donde el estaba, se preparó con las piedras, pues este hombre había sido pastor y las tiraba con mucha maestría.
Al cabo de unos minutos observó entre unos arbustos a lo que parecía ser el lobo y que cruzó varias veces la vereda por la que el iba. Cuando se le cruzó por tercera vez le lanzó una pedrada que le alcanzó en el omóplato izquierdo. El "regalo" fue suficiente para que el supuesto animal se alejara dando alaridos. El hombre siguió su camino y durante el día hizo sus compras, a la vuelta antes de que se le hiciera de noche, paro en una posada para cenar y pasar la noche.
Le recibió una señora, le enseñó la habitación y el comedor donde se dispuso a cenar. Al verla sola, le preguntó por su marido y esta le contestó que se encontraba indispuesto pero podía visitarlo ya que se encontraba en su cuarto. -Por mi encantado, respondió este.
El anfitrión le dijo que pasara con toda confianza.
¿Cómo se encuentra usted?, preguntó el visitante.
-Mal, respondió el enfermo. El brazo está hinchado, pues parece que lo tengo roto y posiblemente este dañada alguna costilla.
-¿Que le ha pasado?, preguntó inocente el visitante.
-Anoche tuve un mal tropiezo y estas son las circunstancias. ¿De donde viene usted?
-Vengo de Valdeazores.
-¿No pasaría usted por el camino del Puntal?
-Por supuesto, contestó el huésped. Por cierto que tuve una experiencia poco grata.
-Ya lo se, dijo el enfermo. Al pasar por un collado le salió un lobo.
¿Cómo sabe usted que me salió un lobo si yo no lo he contado a nadie?
-¡Porque yo era el lobo que le salió y usted casi me mata!
El hombre salió del cuarto, recogió sus cosas y salió más que deprisa corriendo, pues teniendo cerca un hombre lobo cabreado y la luna seguía llena....
Este hombre y su descendencia se quedaron de por vida, con el apodo de MANCALOBOS.

8 comentarios:

  1. Yo que vivo en pueblo te diré que todavía existe esta costumbre de los apodos que van heredando los descendientes. En el pueblo de mi madre,Cenicero en La Rioja, hay uno que le apodan "Malamierda". Hace unos cuantos años que llegó a este pueblo para trabajar y estando en un bar le dijeron que en el pueblo a todos le ponían un mote y este señor contestó: "no tendrán malamierda de ponérmelo a mí" y se quedó con el apodo que él mismo se puso. Besicos

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    1. A veces suele ocurrir que ellos mismos se ponen el mote.
      Me contaba mi padre que cuando iban los misioneros por los pueblos predicando, en cierta ocasión, mi bisabuelo, después de irse los curas, se subió a una mesa y se puso a predicar. No sabemos si por gusto o por bula, el caso es que a partir de entonces, el y todos sus descendientes, incluido mi padre, se llamó, "El Misionero".
      Un beso Charo

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  2. Ma de los Angeles, habrá sido el hombre lobo nomás? Siempre nos traés relatos muy interesantes y anécdotas entretenidas, gracias, un abrazo!

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    1. Gracias a ti. Era seguro un hombre lobo o por lo menos eso es lo que da a entender el relato. Espero que no te haya asustado.
      Un beso María Cristina.

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  3. Muy ameno tu relato! Vaya con el mote.

    ;o)

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    1. Si, aquí en España es muy corriente eso de los motes y los hay verdaderamente curiosos, aunque alguno lo son menos.
      Un abrazo Marilyn.

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  4. Pobre hombre, me ha encantado el relato Mª de los Angeles. Es verdad lo de los apodos, siguen de generación en generación. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amiga.

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    1. Que tu pases también un buen fin de semana.
      Ya sabes tu que aquí somos muy dados a los apodos y algunos son muy graciosos, aunque otros lo son menos.
      Un abrazo Pepe

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