En el año 1810, Gerona, a pesar de su heroica resistencia había caído en manos de los franceses. La mayor parte de guarnición quedó vigilando a la población civil, se sentía muy insegura. Los gerundenses no permitían que les fuera fácil la vida y hacían todo lo posible por zafase del invasor, acosándoles de mil maneras.
Una noche, ,los ánimos estaban particularmente encendidos en el cuartel de los franceses a causa de una escaramuza de los catalanes que les había causado grandes pérdidas. Unos cuantos urdieron un plan para dar un escarmiento a la población, saliendo esa misma noche con todo sigilo y penetrando en las casas, matar a cuantas personas pudieran sin reparar en su condición. Seguramente, esa acción enseñaría a los gerundenses quien estaba al mando en su ciudad y les quitaría las ganas de seguir combatiendo.
Y tal como lo habían pensado, cogieron sus armas y salieron a la calle con la furia en el alma.
Las calles de la ciudad estaban sumidas en la oscuridad. Nadie les había visto. Nadie más que ellos sabía lo que se proponían hacer. Nadie podría salvar a las personas que se habían propuesto matar.
Estaban ya preparados para entrar en las primeras casas cuando, de pronto, una de las campanas de la catedral empezó a tocar a rebato. Su sonido era más fuerte que nunca y parecía rebotar en todas las paredes de las casas de la ciudad.
Todas las ventanas se llenaron de luces, todo el mundo se preguntaba que pasaba. Los gerundenses salieron a la calle, miraban al campanario y asombrados, gritaban: -¡Es la Susana, es la Susana...! Tal era el nombre de aquella campana.
Cuando el párroco subió al campanario, vio que la campana se balanceaba sola, impelida por una fuerza infinitamente más poderosa que la de cualquier ser humano.
Nadie dudó de que aquel hecho extraordinario había salvado a la ciudad de un terrible peligro, pero solo se supo cuan había sido, cuando uno de los soldados, conmovido por los sucesos de aquella noche contó lo que se había tramado contra la población en el acuartelamiento de los franceses.
Se lo dedico a Susana, fuimos voluntarias de la JMJ 2011 y fue una experiencia maravillosa junto con Rebeca, Viky, Pilar, Bienvenida y Rosario.
Una Historia épica y llena de misterio.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Pedro Luis, espero que te haya gustado.
EliminarUn saludo
Una leyenda prodigiosa. He disfrutado leyéndola y además he aprendido porque no la había oido nunca.
ResponderEliminarUn besito
Me alegro haber sorprendido con esta historia a una persona tan culta como tu.
EliminarUn beso Hada
Desconocía esos hechos milagrosos. Me ha encantado conocerlos por su pluma. Un saludo.
ResponderEliminardlt, me alegro que te guste, a mi me encanta contar lo poco que se y lo que voy aprendiendo.
ResponderEliminarUn saludo
Que misterioso, como que me produce escalofrios... es como si Susana tuviera alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Carolina, seguro que alguna alma buena fue en ayuda de esas buenas gentes, eso debemos creer.
ResponderEliminarUn beso
Que historia tan interesante. Gracias por difundirla. Un beso.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado y muchas gracias por tu visita.
EliminarUn abrazo
Muchas gracias por tu mención a las voluntarias de la JMJ! Es bueno recordarlo de vez en cuando, fue una experiencia inolvidable!
ResponderEliminarPor cierto, terminé tu libro hace tiempo y te debía un comentario: me gustó mucho, admiro tu imaginación y te animo a que sigas escribiendo.
Recomiendo a todo el mundo que lea "Jamie", un libro muy entretenido, y ahí está todo el alma de Mª Ángeles.
Un abrazo.
¡Como no voy a recordar esos días maravillosos! ¡Y sobre todo a vosotras mis más cercanas compañeras!
EliminarGracias por los halagos que le haces a mi libro, ya sabía de antemano que pasarías unos momentos agradables (modestia aparte) jajaja.
Rosario, os mando un beso a ti y a Viky