miércoles, 20 de julio de 2011

Nacho Anaya

Este señor Nacho, que no le conocíamos en España (Por lo menos yo), y sin embargo seguro que todos hemos tenido en nuestras manos y en nuestro estómago su invento.
El sábado cuando fui al Supermercado, me acompañó mi hijo aunque yo no quería pues no hace más que echar y echar todo lo que se le antoja al carrito, no solo sube la cuenta una barbaridad si no que luego casi no se donde meter todo lo que ha cogido.
No se cuantos paquetes de aperitivos compró, pues por no oírme, los escondió en la despensa y luego el muy zángano dijo que me invitaba al aperitivo.
Entre las muchas cosas que compró iban unos paquetes de Nachos y como no me puedo callar le dije que si sabía lo que iba a comer. De momento puso cara de preocupación pero le dije que no pasaba nada solamente que si sabía la procedencia e invención de esos aperitivos. Lo primero que me dijo fue:-Ya está aquí la sabihonda.
No, no soy una sabihonda pero si me preocupo de aprender y he aprendido la procedencia de estas "cosas", pon atención que te lo voy a contar:
En 1943, un grupo de esposas de militares estadounidenses destinados en Fort Duncan se desplazó hasta Piedras Negras (México) para pasar la tarde. Después de una agotadora jornada, quisieron parar a comer algo, pero el único restaurante que tenían cerca estaba cerrado. Aún así, el mesonero, Ignacio "Nancho" Anaya, las dejó entrar e improvisó un platillo con lo poco que le quedaba en la cocina: unas tortillas. Las cortó en triángulos, las frió y las aderezó con queso. Y el resultado fue tan exquisito que, durante meses, las 12 mujeres acudieron cada semana a pedir "nachos".
Su fama se extendió rápidamente por todo Mexico y Texas y, en 1959, empezaron a servirse por toda América.
Aquí en España, como siempre vamos los últimos en casi todo, pues los "nachos" también hace poco que han llegado o yo por lo menos no los he conocido hasta que mis nietos me los enseñaron. Claro que tampoco me importan mucho ya que prefiero para el aperitivo: unos taquitos de queso, unas rodajitas de chorizo y si me apuran un poco...jamón, lo mismo me da serrano que iberico, no les hago gestos a ninguno de los dos y los jóvenes modernos que sigan con sus "nachos".
De todas las maneras, no le quito el mérito a don Ignacio Anaya, pues yo también en algún momento y muchas amas de casa también, hemos tenido que improvisar para dar de comer a algún invitado.
Ya que estoy puesta, voy a dar un consejo a los que les gusta ir a comer a una casa sin avisar:
Lo primero que tenéis que hacer es llevar un par de kilos de chuletitas de cordero, o unos buenos filetes de ternera y si me apuráis un poco, un jamón y dos quesos, si dos quesos, uno para que la señora de la casa lo parta en el momento de aperitivo mientras prepara la comida y el otro para que la señora se lo quede y se acuerde de vosotros (para bien) mientras le dura dicho queso.

Tomad nota de mis consejos...alguien os lo agradecerá.

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