En todos los momentos de nuestra existencia hay amor. Siempre nos estamos quejando pero cuando vemos uno verdadero parece que nos asombramos como si fuera una cosa extraña, y no lo es. Hoy hablemos de amor, que hay mucho.
Hay amor entre los animales, esta es la prueba...y entre humanos...faltaría más.
Un hombre estaba haciendo trabajos de reforma en su casa y, al disponerse a cambiar una pared de madera, se dio cuenta de que, en un hueco, había una lagartija completamente inmóvil. Se detuvo a contemplarla mejor y descubrió el motivo de su inquietante inmovilidad: tenía la pata atravesada por un clavo y, por la pinta que tenía la extremidad, eso sucedía desde hacía mucho tiempo.
El caso de la lagartija atrapada se convirtió en un misterio, porque, ¿Cómo había logrado sobrevivir el pequeño reptil sin la posibilidad de moverse ni unos centímetros para atrapar pequeños animalitos?
Así el hombre decidió investigar a fondo para hallar respuesta al enigma.
Se pasó toda una mañana observando el hueco donde se escondía el animalito y, de pronto, vio cómo otra lagartija se acercaba hasta ella con un trozo de comida en la boca para alimentar al reptil prisionero. El hombre quedó aturdido y emocionado al mismo tiempo con lo que había descubierto.
Si había una prueba de amor sobre la superficie de la tierra, era ésta. Si una criatura tan pequeñita puede llegar a amar con tal intensidad a otro ser, qué no podíamos conseguir los humanos si lo hiciéramos con la misma generosidad y pasión.
Esto ha ocurrido con animales. Ahora vamos a ver como reaccionan los humanos.
Una pareja de jóvenes estaban enamorados desde hacía tiempo y pronto iban a unirse en matrimonio. Pero, apenas unos meses antes de la boda, la novia sufrió un aparatoso accidente que le dejó el rostro desfigurado.
"-Creo que no va a ser posible que nos casemos. Un accidente me ha dejado el rostro destrozado. Búscate una mujer hermosa como tu te mereces.. Ya no soy digna de ti", escribió la joven en una carta dirigida a su novio. Él no tardó en contestar y lo hizo con una asombrosa noticia:
"-Quién soy indigno de ti soy yo. He enfermado de la vista y el médico me ha dicho que quedaré totalmente ciego .Piénsatelo, yo sigo deseando casarme contigo".
Y así fue. Celebraron la ceremonia y nadie había visto a una pareja más enamorada que ellos. Vivieron 20 años de plenitud y felicidad, en los que la muchacha fue lazarillo que le guio entre las tinieblas. Pero un día, ella enfermó con muy mal pronostico y, mientras agonizaba, solo se lamentaba de la desdicha de tener que dejar a su marido desasistido. Cuando ella abandonó este mundo, su esposo abrió los ojos ante el asombro de los presentes.
"-Jamás estuve ciego. Fingí para que mi amor no se entristeciera pensando que veía su rostro desfigurado", confesó entre lágrimas.
Que maravillosas formas de amar.
Hoy día 31 de julio es San Ignacio de Loyola, patrón de los Jesuitas.
No he dejado de acordarme, que un día tal como hoy, allá por los años 50, y en compañía de mis compañeras, cuidadas por dos monjas, nos encontrábamos en Comillas (Santander). Habíamos ido de visita, sería muy largo contar todo lo que ocurrió aquel día. Eran años malos, no teníamos caprichos, pero como era el patrón había habido comilona extra, cuando llegamos nosotras ya solo quedaban los postres y, vive Dios que nos pusimos "moradas" de helado, natillas fresquitas y un sin fin de dulces ya que un sacerdote nos metió de "extranjis" en la cocina.
No me he olvidado de ninguna de mis compañeras, ni de las monjas tampoco, fueron muy buenas con nosotras.
Felicidades a todos los Ignacio.
lunes, 31 de julio de 2017
miércoles, 26 de julio de 2017
Anécdotas de vacaciones
Hoy, a modo de saludo, os contaré algunas anécdotas de mis vacaciones, incluida...una pesadilla:
Cuando sale uno de casa (al menos en mi caso) y vuelve, todo parece que está patas arriba. Quizá sea que al estar un par de semanas fuera ya parece que hace siglos que faltas de casa. Uno se acostumbra pronto al paseo, la playa, las cenas...esto de las comidas tiene un punto y aparte...¡¡Como comemos!!
En mi estancia fuera de mi ambiente ha pasado de todo. Incluso cerca de donde yo estaba ha habido un concierto de jóvenes.
Empezaré diciendo que los jóvenes son "muy ricos", sobre todo cuando vuelven al hotel a las tantas de la madrugada y como en este caso, (todos eran ingleses), pero seguro que los españolitos y de cualquier otro país hubieran actuado igual.
El hotel donde yo me alojé estaba al tope de "niños" ingleses. Hay que decir que eran un poco "guaretes". Se paseaban por los pasillos como si estuvieran en su casa, recién salidos de la ducha con la toalla atada a la cintura. Se sentaban en los pasillos en grupo y para rizar el rizo, todo lo tiraban por el suelo. Las señoras de la limpieza sacaban todos los días varias bolsas llenas de basura y no era porque fuesen humildes de condición, porque el hotel les costaba una "pasta".
Bueno el caso es que cuando terminó el concierto al que habían venido, todo se tranquilizó. Primera anécdota.
No es que yo fuese una sirena pero no hace mucho que me encantaba nadar, en el mar, en la piscina y donde se terciara, pero...de un tiempo a esta parte, mejor dicho, este año, le he tomado un miedo al mar principalmente que seguro que los que me conocen no se imaginan que no me he metido en el agua a mas altura de la cintura, si, si, eso he dicho. Ni un palmo más arriba.
Cuando mi hijo me vio tan titubeante me compró un bastón de aluminio para que entrara en el mar con más seguridad y, entre el bastón y mi nene pude meterme en el agua con más seguridad. ¿He dicho seguridad?
Aunque en la playa que yo he estado siempre ha estado la mar tranquila. Ha habido unos días de bandera amarilla y otro de bandera roja.
Uno de esos días en que había buenas olas, yo me quedé con mi bastón anclado hasta que me llegó el agua a las rodillas. Creo que me pilló desprevenida una y aunque estaba, "anclada" el bastón y yo fuimos a hacer puñetas mientras mi hijo estaba a varios metros de mi lado nadando.
Lo inmediato que hice fue soltar el dichoso bastón y caer como una rana haciendo movimientos raros con los brazos. Cuando mi hijo me vio salió corriendo hacia donde yo estaba pero antes llegaron dos muchachos muy fuertes y amables, uno me cogió a mi, mientras el bastón (que no se veía mas que el apoyo y parecía el periscopio de un submarino), era "salvado" por el otro joven. No tardo mucho en llegar mi hijo pero yo no me soltaba de los musculosos brazos que me habían apresado y en los que me sentía muy segura.
Con todo el dolor de mi corazón me solté de tan apuesto muchacho, que luego me di cuenta que era mulato y guapísimo.
Lo inmediato en estos casos fue que se arremolino mucha gente creyendo que yo estaba en las últimas, por fin le dije a unas chicas que con tanta amabilidad me trataban.
-No os preocupéis guapas, es que me sentía muy bien en tan magníficos brazos. (risas)
Una un poco más atrevida me dijo:
-Señora, por que no me presenta a su hijo.
Se lo presenté, pero mi hijo estaba un poco distraído más pendiente de mi... Segunda anécdota.
Ahora viene la pesadilla, que os doy mi palabra de honor que es bien cierta. Aunque como siempre mi cuñada Pepi lo pondrá en duda, pues siempre dice que exagero.
Yo estaba durmiendo plácidamente, lógico, pues los sueños solo aparecen cuando uno duerme.
Me desperté, creo que después de pegar un grito.
Estaba mi hijo en pijama, una pareja trasnochadora, la Policía, la Guardia Civil, los bomberos...Bueno ya sabéis que soy un poco exagerada, en realidad solo había cuatro personas, mi hijo, la pareja trasnochadora y el vigilante de noche que había sido requerido por no se quien. Cuando vieron que todo había sido un sueño, cada uno se fue a su puesto y yo le conté a mi hijo la pesadilla que aun recuerdo perfectamente y, aunque no queráis la vais a saber.
El sueño:
Yo estaba en el salón de casa de mi madre, fallecida hace 12 años, en esto que entran varios señores todos vestidos de negro entre los que se encontraban por lo menos dos sacerdotes. Uno de ello se dirige a mi y me dice:
-Abre la puerta de la habitación de tu madre pues nos han dicho que hay "una presencia", yo la abro y dirigiéndome a un punto digo muy fuerte:
-¡¡Manifiéstate, Ángela que te quieren ver!!
En ese momento veo como un recuadro que se ilumina en el que hay algo brillante que se mueve y
digo gritando:
¡¡¡Hay esta!!! AYYYYY.
Y fue cuando me desperté.
Tengo que decir que jamás he leído cosas de aparecidos, no veo películas de Zombis ni nada que se le parezca, pero...por si acaso, he rezado por la tal Ángela que no se quien es...
Cuando sale uno de casa (al menos en mi caso) y vuelve, todo parece que está patas arriba. Quizá sea que al estar un par de semanas fuera ya parece que hace siglos que faltas de casa. Uno se acostumbra pronto al paseo, la playa, las cenas...esto de las comidas tiene un punto y aparte...¡¡Como comemos!!
En mi estancia fuera de mi ambiente ha pasado de todo. Incluso cerca de donde yo estaba ha habido un concierto de jóvenes.
Empezaré diciendo que los jóvenes son "muy ricos", sobre todo cuando vuelven al hotel a las tantas de la madrugada y como en este caso, (todos eran ingleses), pero seguro que los españolitos y de cualquier otro país hubieran actuado igual.
El hotel donde yo me alojé estaba al tope de "niños" ingleses. Hay que decir que eran un poco "guaretes". Se paseaban por los pasillos como si estuvieran en su casa, recién salidos de la ducha con la toalla atada a la cintura. Se sentaban en los pasillos en grupo y para rizar el rizo, todo lo tiraban por el suelo. Las señoras de la limpieza sacaban todos los días varias bolsas llenas de basura y no era porque fuesen humildes de condición, porque el hotel les costaba una "pasta".
Bueno el caso es que cuando terminó el concierto al que habían venido, todo se tranquilizó. Primera anécdota.
No es que yo fuese una sirena pero no hace mucho que me encantaba nadar, en el mar, en la piscina y donde se terciara, pero...de un tiempo a esta parte, mejor dicho, este año, le he tomado un miedo al mar principalmente que seguro que los que me conocen no se imaginan que no me he metido en el agua a mas altura de la cintura, si, si, eso he dicho. Ni un palmo más arriba.
Cuando mi hijo me vio tan titubeante me compró un bastón de aluminio para que entrara en el mar con más seguridad y, entre el bastón y mi nene pude meterme en el agua con más seguridad. ¿He dicho seguridad?
Aunque en la playa que yo he estado siempre ha estado la mar tranquila. Ha habido unos días de bandera amarilla y otro de bandera roja.
Uno de esos días en que había buenas olas, yo me quedé con mi bastón anclado hasta que me llegó el agua a las rodillas. Creo que me pilló desprevenida una y aunque estaba, "anclada" el bastón y yo fuimos a hacer puñetas mientras mi hijo estaba a varios metros de mi lado nadando.
Lo inmediato que hice fue soltar el dichoso bastón y caer como una rana haciendo movimientos raros con los brazos. Cuando mi hijo me vio salió corriendo hacia donde yo estaba pero antes llegaron dos muchachos muy fuertes y amables, uno me cogió a mi, mientras el bastón (que no se veía mas que el apoyo y parecía el periscopio de un submarino), era "salvado" por el otro joven. No tardo mucho en llegar mi hijo pero yo no me soltaba de los musculosos brazos que me habían apresado y en los que me sentía muy segura.
Con todo el dolor de mi corazón me solté de tan apuesto muchacho, que luego me di cuenta que era mulato y guapísimo.
Lo inmediato en estos casos fue que se arremolino mucha gente creyendo que yo estaba en las últimas, por fin le dije a unas chicas que con tanta amabilidad me trataban.
-No os preocupéis guapas, es que me sentía muy bien en tan magníficos brazos. (risas)
Una un poco más atrevida me dijo:
-Señora, por que no me presenta a su hijo.
Se lo presenté, pero mi hijo estaba un poco distraído más pendiente de mi... Segunda anécdota.
Ahora viene la pesadilla, que os doy mi palabra de honor que es bien cierta. Aunque como siempre mi cuñada Pepi lo pondrá en duda, pues siempre dice que exagero.
Yo estaba durmiendo plácidamente, lógico, pues los sueños solo aparecen cuando uno duerme.
Me desperté, creo que después de pegar un grito.
Estaba mi hijo en pijama, una pareja trasnochadora, la Policía, la Guardia Civil, los bomberos...Bueno ya sabéis que soy un poco exagerada, en realidad solo había cuatro personas, mi hijo, la pareja trasnochadora y el vigilante de noche que había sido requerido por no se quien. Cuando vieron que todo había sido un sueño, cada uno se fue a su puesto y yo le conté a mi hijo la pesadilla que aun recuerdo perfectamente y, aunque no queráis la vais a saber.
El sueño:
Yo estaba en el salón de casa de mi madre, fallecida hace 12 años, en esto que entran varios señores todos vestidos de negro entre los que se encontraban por lo menos dos sacerdotes. Uno de ello se dirige a mi y me dice:
-Abre la puerta de la habitación de tu madre pues nos han dicho que hay "una presencia", yo la abro y dirigiéndome a un punto digo muy fuerte:
-¡¡Manifiéstate, Ángela que te quieren ver!!
En ese momento veo como un recuadro que se ilumina en el que hay algo brillante que se mueve y
digo gritando:
¡¡¡Hay esta!!! AYYYYY.
Y fue cuando me desperté.
Tengo que decir que jamás he leído cosas de aparecidos, no veo películas de Zombis ni nada que se le parezca, pero...por si acaso, he rezado por la tal Ángela que no se quien es...
martes, 11 de julio de 2017
Vacaciones Merecidas
Bueno, no es que me las merezca mucho pero el caso es que estoy de vacacione a orillas del Mediterráneo, más concretamente en Oropesa del Mar. Hace más de 12 años que mi hijo y yo pasamos unos días en este pueblo de la costa que dicho sea de paso nos gusta mucho.
La playa está muy bien cuidada, no hay aglomeración, bueno hasta ahora pues ya están viniendo muchos ingleses ya que hay el festival del FIB, ( Festival Internacional de Benicasin ) de gente joven en Benicasin y según nos han dicho en el hotel que van a venir muchos más.
Ya contaré más cosas pues solo llevo dos días aquí.
Aunque ya digo que está todo muy tranquiló y formal, siempre hay excepciones. Siguen levantándose muchos a las 6 de a mañana para colocar su sombrilla en primera fila, luego se marchan a casa a desayunar e incluso a dormir otra vez.
Siempre hay alguna peleílla. Hoy sin ir más lejos, una persona ha empezado a discutir con una señorita que tenía a lado. Él, un señor mayor le ha recriminado porque le quitaba la sombra, la señorita ha icho que ella había llegado y daba el sol. El señor vuelve a decir que la sombra es de su sombrilla.
El uno que si, la otra que no. El caso es que han empezado a discutir y el señor mayor (que no tenía razón), de los nervios, le ha dado un paro cardiaco. La gente chillaba asustada. La familia además de encararse con la citada señorita no sabía que hacer.
Bueno, el caso es que han llamado al socorrista, este a la policía y estos a la ambulancia. Ha llegado rápidamente, pero como no podía entrar en la arena, han llegado los camilleros y se han llevado al susodicho. (Más tarde nos han dicho que se ha recuperado en el hospital de Castellón de la Plana)
Después de este suceso y como ya eran las 7 de la tarde, hemos cogido las toallas y el cesto y nos hemos ido al hotel con un poco de mal gusto por tal suceso.
Mi hijo ha cogido una bicicleta de alquiler y se ha ido a hacer la ruta Oropesa-Benicasin. Yo me he ido a misa, a una iglesia que hay cerca de la playa que está al aire libre.
Por supuesto que más tarde ha venido la hora de la cena, la música playera y los consabidos helados de los que no nos privamos en vacaciones, aunque engorden, después al hotel porque tengo los pies hechos "fosfatina".
La playa está muy bien cuidada, no hay aglomeración, bueno hasta ahora pues ya están viniendo muchos ingleses ya que hay el festival del FIB, ( Festival Internacional de Benicasin ) de gente joven en Benicasin y según nos han dicho en el hotel que van a venir muchos más.
Ya contaré más cosas pues solo llevo dos días aquí.
Aunque ya digo que está todo muy tranquiló y formal, siempre hay excepciones. Siguen levantándose muchos a las 6 de a mañana para colocar su sombrilla en primera fila, luego se marchan a casa a desayunar e incluso a dormir otra vez.
Siempre hay alguna peleílla. Hoy sin ir más lejos, una persona ha empezado a discutir con una señorita que tenía a lado. Él, un señor mayor le ha recriminado porque le quitaba la sombra, la señorita ha icho que ella había llegado y daba el sol. El señor vuelve a decir que la sombra es de su sombrilla.
El uno que si, la otra que no. El caso es que han empezado a discutir y el señor mayor (que no tenía razón), de los nervios, le ha dado un paro cardiaco. La gente chillaba asustada. La familia además de encararse con la citada señorita no sabía que hacer.
Bueno, el caso es que han llamado al socorrista, este a la policía y estos a la ambulancia. Ha llegado rápidamente, pero como no podía entrar en la arena, han llegado los camilleros y se han llevado al susodicho. (Más tarde nos han dicho que se ha recuperado en el hospital de Castellón de la Plana)
Después de este suceso y como ya eran las 7 de la tarde, hemos cogido las toallas y el cesto y nos hemos ido al hotel con un poco de mal gusto por tal suceso.
Mi hijo ha cogido una bicicleta de alquiler y se ha ido a hacer la ruta Oropesa-Benicasin. Yo me he ido a misa, a una iglesia que hay cerca de la playa que está al aire libre.
Por supuesto que más tarde ha venido la hora de la cena, la música playera y los consabidos helados de los que no nos privamos en vacaciones, aunque engorden, después al hotel porque tengo los pies hechos "fosfatina".
lunes, 3 de julio de 2017
Va de perros
El perro atado:
En un lujoso palacio vivía un señor que cada día salía a pasear por sus propiedades. En esas caminatas siempre iba acompañado de su perro, un animal corpulento y fiero, una viva imagen de su propietario.
Dadas estas características, en todo momento lo llevaba atado con una correa. Y es que cada vez que el animal se encontraba de frente con otro, empezaba a tirar con fuerza con la intención de atacarlo. En esas ocasiones, el señor sabía cómo calmarlo, hablándole con suavidad y acariciándolo.
Pero un día el hombre decidió encargarle a un nuevo criado que pasease a su mascota. Como este no estaba advertido del comportamiento del animal, no tomó ninguna precaución y, cuando se cruzaron con otro hombre que paseaba a su perro, el fiero can le arrastró y se escapó.
En cuanto el animal vio que estaba suelto hizo un amago de atacar, pero titubeó: "¿Y si ese perrillo, al que podría matar de un mordisco, me muerde y me causa una herida? Lo dejaré estar por hoy", pensó. Y desde aquél día el animal se acostumbró a pasear suelto sin atacar a nadie y, de paso, enseñó a su dueño la forma más sabia de gobernar:
A menudo se consigue mucho más dando libertad a la gente que imponiendo estrictas reglas.
Yo estaba tan ricamente escribiendo mi entrada, cuando oigo zafarrancho, voces, gritos y todo lo que había que oír, todo ello en mi mismísimo portal.
Claro está, como cualquier cotilla que se precie, he dejado el ordenador y rauda como una centella he abierto la puerta (vivo en un bajo). Miro el ambiente y me percato de que hay doscientos perros peleándose...bueno, menos perros, solo eran tres.
El perro de mi vecina del bajo, el perro de mi vecina del segundo y otro perro que no se de quien era, el caso es que también chillaba lo suyo.
Cuando veo un poco de calma y las dos vecinas (echándose en cara cual de los perros tenía la culpa), una sube hacia arriba y otra se queda abajo.
La pobre estaba muy sofocada y no es para menos. Ella tiene una perrita pequeñita, de tamaño, que de gritos gritaba igual que los grandes.
Todo viene porque las madres somos demasiado buenas con los hijos, (no es mi caso, yo no tengo animales).
El caso es que mi vecina además de la perrita tiene un gatazo por gusto de la niña. El niño se ha casado, pero como trabajan los dos le han traído a la mamá un dálmata más grande que yo...la pobre después del trabajo saca a la perrita, después al dálmata y da de comer al gato, a los hijos al marido y algunas veces a los invitados que le traen los niños, incluida la nuera.
Estaba tan apurada que yo quería darle una tila pero me ha dicho que no, que quería un buen café. La he hecho pasar a casa y para "animarla" mientras se lo tomaba, le he contado esta "linda" historia...sin animo de asustar a nadie, os la cuento:
Cuenta la leyenda que había una chica muy amable que un día se encontró a un perrito en la calle, ella se encariño al instante con el animal y se lo llevó a su casa.
El perrito vivió un tiempo en la casa de la chica aunque a la madre de ella no le gustaba, pero todos vivieron en paz, hasta que un día la joven se fue el fin de semana a un campamento.
En ese tiempo la madre aprovechó para acabar con la vida del perro y deshacerse del cuerpo. Cuando la joven volvió preguntó a su madre donde estaba el perro, la madre dijo que no sabía, pero desde ese día comenzó a escuchar ladridos debajo de su cama todas las noches, hasta que un día no soportó más la situación y se quitó la vida.
Dejó una nota a su hija contando lo que había hecho y confesando que el fantasma del perro no la dejaría en paz..
Cuando he terminado de contar mi historia, con muchos aspavientos y muy trágicamente, la pobre de mi vecina Eloísa me ha dicho muerta de miedo: ¡¡¡Es usted única animando!!! Yo jamás haría una cosa así.
Siempre me habla de usted, por más veces que le he repetido que me tutee, no hay modo. Dice que le causo respeto.
Es una chica estupenda, seguro que seguirá sacando a los perros de paseo, dando de comer al gato, hacer un montón de comidas (cada uno come una cosa), y es que, hay personas que son demasiado buenas.
EL PERRITO FANTASMA (¿no es precioso?)
En un lujoso palacio vivía un señor que cada día salía a pasear por sus propiedades. En esas caminatas siempre iba acompañado de su perro, un animal corpulento y fiero, una viva imagen de su propietario.
Dadas estas características, en todo momento lo llevaba atado con una correa. Y es que cada vez que el animal se encontraba de frente con otro, empezaba a tirar con fuerza con la intención de atacarlo. En esas ocasiones, el señor sabía cómo calmarlo, hablándole con suavidad y acariciándolo.
Pero un día el hombre decidió encargarle a un nuevo criado que pasease a su mascota. Como este no estaba advertido del comportamiento del animal, no tomó ninguna precaución y, cuando se cruzaron con otro hombre que paseaba a su perro, el fiero can le arrastró y se escapó.
En cuanto el animal vio que estaba suelto hizo un amago de atacar, pero titubeó: "¿Y si ese perrillo, al que podría matar de un mordisco, me muerde y me causa una herida? Lo dejaré estar por hoy", pensó. Y desde aquél día el animal se acostumbró a pasear suelto sin atacar a nadie y, de paso, enseñó a su dueño la forma más sabia de gobernar:
A menudo se consigue mucho más dando libertad a la gente que imponiendo estrictas reglas.
Yo estaba tan ricamente escribiendo mi entrada, cuando oigo zafarrancho, voces, gritos y todo lo que había que oír, todo ello en mi mismísimo portal.
Claro está, como cualquier cotilla que se precie, he dejado el ordenador y rauda como una centella he abierto la puerta (vivo en un bajo). Miro el ambiente y me percato de que hay doscientos perros peleándose...bueno, menos perros, solo eran tres.
El perro de mi vecina del bajo, el perro de mi vecina del segundo y otro perro que no se de quien era, el caso es que también chillaba lo suyo.
Cuando veo un poco de calma y las dos vecinas (echándose en cara cual de los perros tenía la culpa), una sube hacia arriba y otra se queda abajo.
La pobre estaba muy sofocada y no es para menos. Ella tiene una perrita pequeñita, de tamaño, que de gritos gritaba igual que los grandes.
Todo viene porque las madres somos demasiado buenas con los hijos, (no es mi caso, yo no tengo animales).
El caso es que mi vecina además de la perrita tiene un gatazo por gusto de la niña. El niño se ha casado, pero como trabajan los dos le han traído a la mamá un dálmata más grande que yo...la pobre después del trabajo saca a la perrita, después al dálmata y da de comer al gato, a los hijos al marido y algunas veces a los invitados que le traen los niños, incluida la nuera.
Estaba tan apurada que yo quería darle una tila pero me ha dicho que no, que quería un buen café. La he hecho pasar a casa y para "animarla" mientras se lo tomaba, le he contado esta "linda" historia...sin animo de asustar a nadie, os la cuento:
Cuenta la leyenda que había una chica muy amable que un día se encontró a un perrito en la calle, ella se encariño al instante con el animal y se lo llevó a su casa.
El perrito vivió un tiempo en la casa de la chica aunque a la madre de ella no le gustaba, pero todos vivieron en paz, hasta que un día la joven se fue el fin de semana a un campamento.
En ese tiempo la madre aprovechó para acabar con la vida del perro y deshacerse del cuerpo. Cuando la joven volvió preguntó a su madre donde estaba el perro, la madre dijo que no sabía, pero desde ese día comenzó a escuchar ladridos debajo de su cama todas las noches, hasta que un día no soportó más la situación y se quitó la vida.
Dejó una nota a su hija contando lo que había hecho y confesando que el fantasma del perro no la dejaría en paz..
Cuando he terminado de contar mi historia, con muchos aspavientos y muy trágicamente, la pobre de mi vecina Eloísa me ha dicho muerta de miedo: ¡¡¡Es usted única animando!!! Yo jamás haría una cosa así.
Siempre me habla de usted, por más veces que le he repetido que me tutee, no hay modo. Dice que le causo respeto.
Es una chica estupenda, seguro que seguirá sacando a los perros de paseo, dando de comer al gato, hacer un montón de comidas (cada uno come una cosa), y es que, hay personas que son demasiado buenas.
EL PERRITO FANTASMA (¿no es precioso?)
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