lunes, 25 de junio de 2018

Dos hombres distintos pero sabios

 
 
 
 
 


                                                    Joan Baptista Cendrós


Quizá el nombre de este señor a muchos, lo mismo que a mi, no les diga nada. Pero alguno se acordará y muy bien de él cuando sepan que fue el descubridor del >>aftershave<<  FLOID.
Antes de que el señor Cendrós lo inventase los hombres se daban de bofetadas ellos solos cuando se afeitaban. Si, si como lo digo, yo recuerdo a mi padre echarse alcohol después del afeitado y "bufar" como un animalito herido. Pues bien, el señor Cendrós iba a un colegio religioso de los Padres Escolapios allá en su Barcelona natal y los cortaba el pelo gratis, por este motivo uno de ellos le regaló: una botella con una mezcla de hiervas, limón y alcohol que usaban para curar quemaduras y afecciones dermatológicas leves.
En un año indeterminado del siglo XX, se instaló en Barcelona y regentó una barbería que llamó Buenos Aires, en honor a su sueño de emigrar a Argentina. En la barbería empezó a aplicar a los clientes la loción de olor intenso, cuya fórmula sigue siendo secreta aunque se sabe que lleva esencia de jazmín, de rosa, limón y vinagre, a la que bautizó como Haugron. Hasta entonces, para paliar el escozor provocado por el afeitado, los hombres se masajeaban la cara con piedra de alumbre, un mineral que se utilizaba como desodorante y tónico.
Llegó a tener una plantilla de 150 trabajadores, se hizo millonario fue consuegro de Henry-Colomer, dueño de la empresa de cosméticos que lleva su nombre, pero un escandalo minó enormemente su salud. Siendo uno de los fundadores de Banca Catalana, entidad que años más tarde le ocasionaría muchos disgustos tras estallar el escandalo por presuntas irregularidades. Según su hija, Rosa María aquella querella lo mató. Al día siguiente de decretarse el procesamiento de los consejeros de Banca Catalana, fue ingresado en la clínica Quirón de Barcelona. Días después murió.

 
 


Y ahora, otro hombre:                       Manuel Díaz de Castro



A este "jovencito" muchos le conocéis pues habéis estado en su blog ya que es un seguidor mío, escritor y poeta. Ahí queda eso.
 Es una verdadera suerte tener amistades de tanta categoría. Manuel es un maestro de instituto de Alcalá de Henares. Digo maestro porque no encuentro palabra más hermosa para definirle.
Hace unos días hizo la presentación de su último libro y me invitó al acto. Fui con mucha alegria, pero volví a casa mucho más contenta.
Me alegré ya nada más entrar en la sala, él estaba en la mesa principal rodeado de varias personas. No nos conocíamos personalmente, solo a través de los blogs, pero me emocionó mucho cuando le oí decir mi nombre. Enseguida vino hacia mi y nos saludamos con un beso como buenos e íntimos amigos. Charlamos un rato y enseguida empezó el acto.
daba gloria escuchar como nos comentaba su libro, que dicho sea de paso es de lindos y graciosos poemas. No son mi fuerte los versos, bueno, nada es mi fuerte, pero escuchar a Manuel leyendo y a través de diapositivas viendo, era enormemente emocionante. Ya digo que la mayoría de los asistentes eran MAESTROS, yo pensaba. ¿Qué hago aquí entre tantos intelectuales? Pero todos ellos eran encantadores y al final me sentí casi como ellos.
Creo que el estilo que lleva Manuel (espero que no se enfade por decirlo), es parecido al de Gloria Fuertes. De hecho, lo mismo hace rimas a una ventana abierta que a un puré de calabacín.
Ya al final, cuando me firmo el libro, como buen poeta que es, me hizo la dedicatoria en verso. Dice así.
Me dio una gran alegría
verte en la presentación
de mi libro de poesía.

Entre todos ellos he elegido este porque además me ha parecido muy gracioso.

CARRITOS DE HOSPITAL

Carritos de hospital vienen y van
carritos enfilados ruedan sin cesar:
Unos con bandejas verdes, otros con barras de pan.
Unos con mandarinas, otros con papas sin sal.
Unos con parafinas, otros con el cubo de fregar.
Unos con aspirinas, otros con ampollas de cristal

       Si Manuel me lo permite iré contado otros de sus poemas.







lunes, 18 de junio de 2018

La comida de las monjitas.

 
 
 
 
 

      
                                                             Comedor Religioso



Ahora las madres tenemos que estrujarnos un poco los sesos para que nuestros hijos (cuento mi caso), coman verdura, legumbres, pescado etc.
Tengo que decir que yo como de todo, excepto el Pan de Higos, esto es superior a mi, quizá cuente por que.
Las verduras y el pescado siempre me ha sido muy difícil que lo coman mis hijos. El mayor, ya casado, no quería el pescado ni en pintura, ahora come de todo. El pequeño que sigue en casa, no come pescado ni marisco aunque se lo recete el médico, mucho menos las verduras, pero...si acepta, La comida de las monjitas. Os cuento:
Corría el año 1953, (esto parece el principio de una novela, pero no lo es). Todo lo que cuento siempre es la pura verdad. Si no que lo diga mi cuñada Pepi.
Como decía. Allá por el verano de este año de 1953, yo era joven todavía y viajaba con un grupo de unas 18 o 20 chicas y dos monjas que nos cuidaban desde Madrid.
 Aterrizamos, bueno, dejamos el tren en Torrelavega, provincia de Santander. Íbamos a pasar 25 días en Cóbreces.
Nos hospedábamos en un colegio de monjas de la Caridad.
Lo pasamos estupendamente. Por la mañana a la playa y por la tarde a pasear por el campo. En aquellos tiempos, no se ahora, los campos eran maravillosos. Muchos árboles frutales, mucho ganado y...un poco justa la comida.
En aquellos años la comida estaba justa en todas partes. Yo no era muy tragona, por lo tanto, no pasaba el hambre que pasaban otras compañeras, es más, nos daban mucha leche y como a mi no me gusta les daba mi parte a varias chicas, digo varias porque tuve que repartirla como buenas hermanitas para no tener que reñir por un tazón de leche.
Como digo antes, lo pasábamos muy bien, pero también como digo, todo tiene su fin y el fin de las vacaciones, llegó.
Siempre que íbamos de viaje, siempre a pueblos ya fueran de mar o de montaña, el último día nos llevaban a la capital de provincia para visitarla, por ese motivo me conozco (lo que era entonces), las 50 provincias española... he dicho.
Aquel año íbamos a visitar la preciosa ciudad de Santander. Santander fue una de las ciudades que más me impactó a mi. Estaba limpia, la playa de El Sardinero parecía que no la había pisado nadie. estaba tan limpia como lo que yo había visto de la ciudad. En el Puerto, aquel día estaba anclado el Trasatlántico "Marques de Comillas" que años más tarde pereció en un incendio. Nos dejaron visitarlo y los marineros se portaron muy bien enseñándonos hasta la sala de máquinas, pero como teníamos que bajar por una escalera que parecía una escala y los marineros estaban todos abajo...la monja que los vio, nos hizo subir a cubierta más que de prisa. (Entonces las chicas no usaban pantalones). Que pillines los marineritos.
Ahora viene lo de la comida de las monjitas:
Las monjas de Cóbreces nos había puesto unos bocadillos para el viaje pero nuestras monjas que nos cuidaban mucho querían que comiéramos caliente pues hasta el día siguiente no llegábamos a casa.
Entonces la madre "Ito" (se llamaba Consuelo, pero nosotras para hacerla de rabiar, la llamábamos " madre Ito". Pues bien, como era muy buena, a pesar de todo, nos dijo que íbamos a ir a comer a un convento, que solo daban un plato aunque se podía repetir tantas veces como quisiéramos. Por lo visto daban de comer a los obreros por 2 pesetas y lógicamente solo había un plato. Pues bien, allí llegamos toda la "tropa".
Había varios obreros comiendo en unas grandes mesas, nosotras como erramos muy "buenas" nos sentamos en una paralela a ellos. ¿Y que había ese día de comida? Pues nada más y nada menos que unas riquísimas "JUDIAS VERDES CON PATATAS".
Nos pusimos moradas, a mi me gustan mucho, rehogaditas, con sus ajitos y bien calentitas...pan no había.
¡¡Que tiempos!! ¡¡Señor!! ¡¡Que tiempos!!
Esta anécdota se la he contado a mis hijos miles de veces, no solo para que se coman las judías verdes, sino para que también sepan, que lo peor de todo, es la falta de PAN.
Y ahora, para no tener a nadie intrigado porque no me gusta el Pan de Higos, ahí va:
También cuando yo era mas bien pequeñaja y habida carencias del pan que menciono antes, mi buena madre, como todas las madres de aquella época, debía de hacer diabluras para darnos de comer a los 7 niños. Muchas veces nos daba para merendar el dichoso "Pan de Higos" y yo...Cuanta tirria le tomé.
Ahora no lo como ni por una apuesta.


lunes, 11 de junio de 2018

Una gran mujer de color

 
 
 
 
 

     
                                                                      Patricia Bath


Esta guapa y lista señora inventó el Laserphaco para tratar las cataratas con laser.
Estoy segura que muchos pacientes se lo habrán agradecido pues gracias a ella seguro que ven mejor las cosas buenas de la vida.
Todo empezó con un juego que química y un microscopio que le regalaron sus padres. Desde entonces, Patricia Bath, una niña afroamericana nacida en el Harlem de Nueva York y que, según las estadísticas, tenía pocas probabilidades de triunfar en la vida, se dedicó en cuerpo y alma a estudiar.
Lo hizo tan bien que, a base de becas, se matriculó en Química y después en Medicina, para especializarse en Oftalmología en la Universidad de Columbia.
Trabajar en dos consultas, una en Harlem y otra en Manhattan, le permitió darse cuenta de que las personas afroamericanas y las que vivían en los barrios más pobres tenían más problemas de visión, entre ellos, las cataratas, a causa de la imposibilidad de acceder a servicios médicos oftalmológicos.  Aquello la llevó a animar a sus colegas a operar y tratar gratis a personas de pocos recursos.
En 1976, fue una de las fundadoras del instituto Americano de la Prevención de la ceguera, en cuyos estatutos se establecía que "la visión es un derecho humano". Y es que la lucha de Bath siempre estuvo enfocada a curar la ceguera.
Cuando ya era cirujana oftalmológica consagrada, en 1981, empezó a trabajar para mejorar las técnicas que se utilizaban el las intervenciones de cataratas.
Después de mucho trabajo fue como inventó el Laserphaco. "" La primera vez que lo usé en el laboratorio fue mágico poder observar cómo desaparecían las cataratas con cada pulsación del laser"", recuerda Bath, cuyas técnicas y aparatos han salvado y devuelto la vista a miles de personas de todo el mundo desde que patentó su Laserphaco en 1986.

Mi admiración y respeto a todas las personas que trabajan para curar a otros seres humanos, ya sean hombres o mujeres.

Algunos recordareis que por estas fechas son las fiestas Patronales de Coslada. No voy a contar lo mismo que otros años: Que si hay mucho ruido. Que los fuegos artificiales son muy malos. Que el Alcalde no aparece en la Precesión porque es ateo. Que si fue, que si vino.
Yo,como todos los años estuve, también los concejales de la oposición con su exalcalde a la cabeza, sus esposas y lo mejor de todo, el pueblo entero acompañó a la Virgen del Amor Hermoso en su recorrido por las calles elegidas,
Conocí al nuevo Párroco...me gustó. Todos echamos de menos a Don Arturo, pero nadie habló de él.
Como no es mi parroquia, pues apenas voy una vez al año, si vi muchas variaciones.
Cuando don Arturo era párroco había un banco de piedra con algún cojín donde se sentaban las autoridades eclesiásticas, ayer vi un enorme trono, precioso, incluso para los monaguillos. También había plata, mucha plata. Unos preciosos candelabros, una cruz e incluso los incensarios todo ello de una plata reluciente y preciosa...
Luego me enteré cotilleando con otras personas, de que el párroco anterior, o sea, don Arturo, había vendido los anteriores para ayudar a los necesitados de la parroquia y por supuesto, el señor Obispo no los repuso pues según me contaron ya estaba harto de mandarle cosas valiosas...
No se si será cierto o no, el caso es que se notaba riqueza...
Espero que no se enteren los cacos...


  
                                                        

lunes, 4 de junio de 2018

Ser feliz con poco

 
 


                                             "PANTALLITA DE TELEVISIÓN"





Primero iremos al titulo de tan "extraordinaria" entrada...

Ser feliz con poco.

Una familia pobre era conocida porque tenía la capacidad de tomarse todas las cosas lo mejor posible.
Una mujer rica quiso ayudarles, pero un vecino de esa familia fue a verla para decirle que la estaban embaucando. (Para mi que el vecino en cuestión, era un poco cotilla)
-"Los niños de aquella familia siempre comen cosas deliciosas, lujos que ni yo puedo permitirme-dijo este a la señora".
Para comprobar si era cierto, fue a visitarlos.
En la puerta, antes de llamar, oyó que el niño le preguntaba a la niña:
-¿Te vas a servir arroz con gambas hoy?
-No, creo que comeré pollo asado, respondía.
Al oír eso, la mujer entró enfadada. Vio a los pequeños sentados en una mesa en la que sólo había unas pocas rebanadas de pan seco, dos patatas frías y un jarro de agua.
Al preguntar, los niños le contestaron que jugaban a imaginarse que su escasa comida era un verdadero festín.
-Usted no sabe lo delicioso que es el pan duro cuando uno lo llama bizcocho. Y aún es mucho más rico si lo llamas helado de crema, dijo la niña.
La señora adinerada salió de allí con una nueva visión de lo que significa ser dichoso. Acababa de aprender que la felicidad no está en las cosas, sino en los pensamientos.
Así pues, es preferible no esperar a que cambie nuestra suerte, sino que es mejor transformarla. Entonces, tal vez, ésta nos corresponda.

Ya he puesto la "batallita" del Psicóloga, ahora, una anécdota de hace unos días, me ocurrió de verdad de la buena, aunque luego diga mi cuñada Pepi que me invento las aventuras.

Viene a cuento de esa tv. que he puesto arriba tan enorme.
No soy partidaria de tirar las cosas, mucho menos si estas funcionan. Que están viejas, vale, pero si funcionan de tirar nada de nada.
Tengo una hermosa tv. de 32 pulgadas, Phillips, por más señas. Se ve estupendamente.  No es que el salón se haya hecho mas grande, no, es que mis ojos van perdiendo su lozanía. Alguna vez cojo mi mecedora y la coloco un poco más cerca de la tv. pues hay películas que se ven peor, (bueno, eso es lo que yo digo). Quizá harto de verme con la mecedora de aquí para allá, mi hijo pequeño, con toda su buena voluntad, dijo que me iba a traer una tv. más grande para que la viera mejor. Se presentó en casa con...no era una tv. grande, era una pantalla que parecía un avión 747, de esos que no caben ni en el aeropuerto de Barajas...pues así me pareció a mi dicha "pantallita".
No solamente era grande sino que destrozaba toda la decoración del salón.
Salía dos cuartas por cada lado de la mesa, tapaba el espejo hasta la mitad y para rematarlo, se veían las cabezas de los personajes enormes. Yo solo veía cabezas.
Él seguía colocando las cosas, de vez en cuando me decía- ¿Te gusta?
Yo, más hipócrita que nadie, le decía:
-Si, mucho.
  Ya no pude resistir más y me marche al cuarto de estar por no ver, a él y la tv. os digo que me caían sudores solo de pensar que tenía que deshacerme de mi linda y mediana tv. para ver constantemente ese "avión" en mi salón. Y además, con ese pie tan horrible. Igual que la de la foto.
Para no cansaros más, os diré que al final se dio cuenta y tambien dio su brazo a torcer. Muy cariñoso me llamó al salón y me dijo:
-Me parece un poco grande para nuestra casa, ayúdame a empaquetarla a ver si con un poco de suerte me devuelven el dinero.
Hubo suerte, a la mañana siguiente mando el paquete...
Como solo había estado la "pantallita" unas horas en casa no hubo problema y a media mañana me llamó diciéndome que le habían devuelto el dinerito.
Según me contó después, apenas pudo dormir en toda la noche pensando en la metedura de pata. Yo pienso que también fue pensando en el dineral que seguro le costó.
Yo sigo con mi tv. viejecita como yo, y tan ricamente. No hay que tirar nada mientras nos solucione la papeleta.
Se puede ser muy feliz con una tv. vieja.
 Vale.