Yo lo he hecho con toda mi buena intención...
Las plantas me las regaló mi hijo a principios de Diciembre, espero que me duren muchos días más.
Yo lo he hecho con toda mi buena intención...
Las plantas me las regaló mi hijo a principios de Diciembre, espero que me duren muchos días más.
Como veréis les he puesto mascarillas a todos, pues no me fiaba ya que vienen de lejanas tierras. Dicho esto, paso a contaros una historia, que aunque esta contada en primera persona, no me ha ocurrido a mi.
Faltaban cuatro días para Navidad. Entré en el hipermercado, la tienda estaba a rebosar de gente. Los carros de los clientes llenos hasta arriba. Los pies me dolían y la cabeza de tanto barullo. Cuando ya tenía todo lo que necesitaba y quizá más de la cuenta, me dirigí a la caja.
Delante de mí había un niño y una niña. El niño tendría unos 5 años y la niña era un poco menor. Él llevaba un abrigo harapiento y unos tenis viejos y enormes que sobresalían debajo de unos pantalones que le quedaban muy cortos. En sus manos que estaban muy sucias, tenía varios billetes de un dólar todos arrugados. La ropa de la niña se parecía a la de su hermano. Su cabeza era una maraña de pelo undulado. la carita muy sucia. Llevaba en las manos un hermoso para de zapatillas doradas. Se oía música navideña y la niña tarareaba feliz.
Cuando llegamos a la caja, la niña puso los zapatos con mucho cuidado sobre el mostrador. Los sostenía como si se tratara de un tesoro. La cajera marcó la cuenta.
-Son seis dólares con nueve centavos-dijo.
El niño puso los billetes arrugados sobre el mostrador mientras buscaba más en los bolsillos de su pantalón. Consiguió reunir 3 dólares con 12 centavos.
-Supongo que tendremos que devolverlas - dijo valientemente. Volveremos después, quizá mañana.
En cuanto oyó eso la niña dijo con un leve sollozo. - Pero a Jesús le habrían encantado esas zapatillas. -Bueno, volveremos a casa y trabajaremos un poco más. No llores. le aseguró su hermano.
En ese instante le pasé tres dólares a la cajera. Esos niños habían esperado un largo rato en la fila, y a fin de cuentas, era Navidad. De repente un par de brazos me rodearon el cuello y una vocecita exclamó: -Muchas gracias señora.
-¿A que te referías cuando dijiste que a Jesús le habrían gustado esos zapatos? - pregunté. El niño respondió: -Nuestra mamá está enferma y se va a ir al Cielo, Papá dijo que es posible que se vaya a vivir con Jesús antes de Navidad. La niña añadió:
-En la escuela dominical, mi profesora me dijo que las calles del Cielo son doradas, como estas zapatillas. ¿No le parece que mi mamá se vería hermosa caminando por esas calles con zapatos del mismo color?
Los ojos se me aguaron al fijarme en la carita de la niña manchada por las lagrimas. - Si, le respondí, no me cabe duda. En ese momento le agradecí a Dios en silencio que se valiera de esos niños para recordarme lo que significa DAR.
La Navidad es tiempo de gozar, disfrutar de muchas cosas, ya sean comida, regalos, besos y abrazos, pero muchas veces también se llora. Deseo a todos mis seguidores y a los que no me sigan también, unas Felices Fiestas. Deseo que no lloréis, pero aseguraros de...DAR ALGO.
Vamos hacia la Navidad y en Britania ocurrió un milagro ese día y desde entonces, todos los años conmemoran tan maravilloso suceso:
José de Arimatea era un hombre bueno, que seguía las enseñanzas del Señor. Huyó de Jerusalén, llevando consigo, el Cáliz que Jesús había usado en la Última Cena protegido con un lienzo de miradas irrespetuosas. José caminó durante mucho tiempo con su preciada carga y para ayudarse en las duras jornadas, usaba un fuerte bastón de madera que él mismo había hecho cortando una rama de un árbol caído durante una tempestad. Después de años de viaje, llegó a Francia, donde pensó que había llegado el término de su camino y podía descansar.
Pero una noche, un resplandor que iluminó todo el Cielo, despertó a José y vio un Ángel a los pies de su cama. El Ángel habló:
"-José, debes ir a Britania. Allí enseñarás la palabra de Dios y donde quiera que veas suceder un milagro en la noche de Navidad, edificarás la primera iglesia de esa tierra".
Y dicho esto el Ángel desapareció. José contó lo sucedido a sus discípulas y todos embarcaron hacia Britania. Siguieron con su labor evangélica, se alojaron en una isla preciosa llamada Avalon y también isla de las manzanas, por el sabroso fruto que allí crecía en abundancia.
Pasó el tiempo felizmente para todos y llegó la Nochebuena a los campos de Avalon. José y sus compañeros pensaron celebrarla en lo alto de una colina. Tomaron el Santo Cáliz y emprendieron la penosa subida a la colina. José de Arimatea ya era un hombre anciano y se apoyaba en su viejo bastón de siempre y subía con mucha fatiga. Cuando por fin llegaron a la cima, José clavó su bastón en el suelo y entonces fue cuando ocurrió el milagro.
" El bastón, inmediatamente reverdeció, nacieron raíces nuevas de su reseco tronco y en pocos minutos ya era un frondoso árbol colmado de flores."
José recordó lo que el Ángel le había ordenado. Recogieron mimbres, cañas y juncos de las riberas de los ríos y con ellas entretejieron paredes y techumbres. Las reforzaron con barro amasado con sus manos y consiguieron troncos para hacer un altar y colocar sobre él el Sagrado Cáliz. Y aquella fue la primera iglesia cristiana de Inglaterra.
Y dicen que todas las Nochebuenas florece el árbol que fue bastón de José de Arimatea.
Un aldeano ruso muy devoto constantemente pedía en sus oraciones que Jesús viniese a visitarlo en su humilde cabaña.
La víspera de Navidad soñó que el Señor se le aparecía. Cuando por la mañana se levantó comenzó a poner la casa en orden para recibir el huésped tan esperado.
Una violenta tempestad de granizo y nieve sucedía allá fuera. El aldeano continuaba con los quehaceres domésticos, cuidando también la sopa de repollo, que era su plato predilecto. De vez en cuando él observaba la calle, siempre a la espera.
Transcurrido algún tiempo el aldeano vio que alguien se aproximaba caminando con dificultad en medio de la tormenta de nieve. Era un pobre vendedor ambulante, que llevaba a sus espaldas un fardo bastante pesado. Compadecido, salió de la casa y fue al encuentro del vendedor. Lo llevó a la cabaña, puso su ropa a secar al calor de la chimenea y repartió con él la sopa de repollo. Solo lo dejó ir, luego de ver que él ya había recobrado las fuerzas para continuar la jornada.
Mirando de nuevo a través del vidrio, vio una mujer en la calle cubierta de nieve. Fue a buscarla y la abrigó en la cabaña. Hizo que se sentase cerca de la chimenea, le dio de comer, la arropó en su propia capa y no la dejó partir hasta que no recobró fuerzas para seguir la caminata. La noche empezaba a caer...y nada de Jesús¡¡¡ Ya casi sin esperanzas, el aldeano fue hasta la ventana y examinó la calle cubierta de nieve. Distinguió un niño y percibió que estaba perdido y casi congelado de frío...Salió una vez más, levanto al niño y lo llevó a la cabaña. Le dio de comer y no tardó mucho en quedarse dormido al calor de la chimenea.
Cansado y desolado, el aldeano se sentó y terminó por adormecerse junto al fuego. Pero de repente, una luz radiante, que no provenía de la chimenea, iluminó todo¡¡ Delante del pobre aldeano, surgió risueño El Señor, envuelto en una túnica blanca...
-Ah! Señor¡ Te esperé todo el día y no apareciste, se lamentó el aldeano...Jesús le respondió:
" Ya por tres veces, hoy, visité tu cabaña: El vendedor ambulante que socorriste, calentaste y diste de comer...era Yo! La pobre mujer, a quien diste la capa...era Yo! Y ese niño que salvaste de la tempestad, también era Yo..."
El bien que a cada uno de ellos hiciste, a Mí mismo me lo hiciste!"
Está vasado en un cuento de Navidad atribuido a...nada más y nada menos que a... León Tolstoi.
Creo que fue Don Hilarión el que dijo aquella frase de que "Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad" . Y es cierto. Ahora todo va más deprisa. Ya hace unos días que se han encendido las luces navideñas, entonces empezaban el día 22 día del sorteo de la lotería. Y por la lotería van mis recuerdos.
Tengo 5 primas hermanas como 5 soles, pues bien, a una de ellas se le ocurrió comprar un decimo de lotería en Doña Manolita para todas nosotras. No quedó ahí la cosa pues todas hemos comprado uno tambien a ver quien tiene la "suerte", por supuesto que cada una lo ha comprado en su barrio...
Y ahora me pongo yo a recordar:
Cuando yo era niña, recuerdo que unos días antes de dicho sorteo, llegaba mi padre a casa con participaciones de una peseta para todos. Se sentaba en una silla, nosotros le rodeábamos y nos daba a elegir a cada uno de mis hermanos y a mí una papeleta. Entonces le ponía el nombre de cada uno detrás de dicha papeleta, nosotros apenas sabíamos lo que era, solo cuando papá decía:
-A ver quien tiene más suerte y le toca.
Un día, yo que era la mayor, le pregunté: ¿Que me tocaría a mí papá? El me contestó:
-Hija, te tocaría mucho dinero...7.000 pesetas.
Aquello nos parecía una fortuna, ahí es nada, 7.000 pesetas. Claro que con su sueldo de funcionario ganaba 400 pesetas al mes. No me extraña que le pareciera mucho, pero a mis hermanos y a mi aquello nos hacía pensar que íbamos a ser ricos.
El día del sorteo, mi padre se iba con todas las papeletas a escucharlo a una explanada en la cual ponían un altavoz enorme, aquello estaba lleno de gente y todos con sus papeletas. Hablo de los años 40, no había tv ni apenas radios.
Cuando papá volvía a casa (nunca le tocó nada), nos decía que solo uno de mis hermanos era el afortunado, le había tocado lo que jugaba...una peseta. Cosa curiosa, todos los años que yo recuerdo, pasaba lo mismo, a mí jamás me tocó ni a los otros cinco tampoco. ¡¡Siempre le tocaba al mismo!! Creo que hace unos años estando ya casado...también le toco un buen "pellizco".
¡¡Como ha cambiado todo!! Recuerdo con nostalgia que mi padre no viva, murió en los años 80. Que viera que ahora todos sus hijos ganan muchas veces 7.000 pesetas y sus nietos también y sus biznietos, quizá en su hucha tengan más de esa cantidad...
Bueno, corto y cambio que si no me voy a poner triste por algo que no tiene remedio.
No se si nos tocará la lotería a mis primas y a mi, lo que si se, es que aunque sea un café con leche nos tomaremos. Y a los que les toque en grande, que no se olviden de los pobres y los parados, pues siempre tenemos a alguno cerca.
Tambien quiero decir antes de continuar, que me he asesorado muy bien al respecto y esto ocurrió ciertamente en Sevilla.
Esta señora, doña María Coronel era hija de don Alfonso Coronel, copero del rey don Pedro I. Esta señora contrajo matrimonio con Juan de la Cerda, descendiente de la familia Real de León y uno de los principales en el levantamiento de los Trastámara contra el rey Pedro I. Esta conspiración contra el trono motivó al monarca a condenarlo por traidor y ordenó que lo decapitaran.
Con el paso del tiempo, Doña María Coronel fue recuperándose de su perdida, y se dedicó a administrar los bienes que le pertenecían por su dote y que el rey había confiscado.
Hasta el momento, doña María y el rey don Pedro I nunca habían coincidido, hasta que un buen día, se encontraron por casualidad. Desde ese mismo instante, don Pedro quedó prendado de su belleza y desde aquel momento, la persiguió con el fin de enamorarla. Pese al ahínco de la dama sevillana por huir de él, don Pedro siempre acababa encontrándola.
Desesperada por poner fin a esta pesadilla, cogió una sartén con aceite hirviendo para desfigurar su rostro y acabar con las pretensiones del rey.
El monarca, movido por su enorme sentimiento de culpabilidad dado los hechos ocurridos, le cedió el solar de su marido a María Coronel en el que poco despues, esta construyo el Convento de Santa Inés, lugar que al día de hoy sigue siendo uno de los monumentos más característicos de la ciudad.
Según creo, doña María ingresó en el convento y cuando murió, su cuerpo incorrupto es venerado por los fieles y turistas que allí se acercan. Como se ve, aún tiene el rostro y las manos quemadas...no me puedo imaginar lo que pasaría...
Como decía, un hombre con serias dificultades en sus negocios hizo la promesa de que, si se arreglaban todos sus asuntos, vendería su impresionante mansión y donaría todo el dinero a los pobres.
Al cabo de unos meses su maltrecha situación económica se solucionó y, acordándose de la promesa que había hecho, colgó en la puerta de su casa un gran cartel que decía:
>Se vende casa con gato incluido<
Poco despues, unos interesados se acercaron hasta allí y, maravillados por la espectacular residencia, preguntaron por el precio.
"La casa cuesta cinco monedas y el gato, 100 mil, pero no se venden separadamente", respondió el negociante.
Aquellas personas, encantadas con la casa que habían visitado, aceptaron la extraña propuesta y le dieron a su dueño 100,005 monedas.
Cuando el hombre recibió el dinero, regaló a los pobres las cinco monedas de la casa y se quedó para él las 100 mil de la venta del gato.
Esta historia nos cuenta que, por mucho que emplees la astucia para engañar a la conciencia, debes saber que las promesas son un compromiso y hay que cumplirlas honestamente, no empleando subterfugios.
Tambien me ha parecido un poco tramposo...¡mira que solo dar cinco monedas!
" Dice: cuanto mas estudio, menos sé y más me divierto"
Pero vamos a saber como este gran hombre llegó a ser Premio Nobel...nació en Verona durante la gran guerra. Vivía en los Alpes Tiroleses cuando la Gestapo fue en busca de su madre...tenía tres años y medio. Su madre, Lucy Lambert se enamoró de un piloto italiano (Mario Capecchi), Lucy era una poetisa intelectual antinazi y presentía que iban a ir a por ella. Por eso vendió todo lo que tenía y les dio todo el dinero a unos granjeros del Tirol para que cuidaran de su hijo por si algún día le pasaba alguna cosa y...le pasó.
Acabó en un campo de concentración. Los granjeros le cuidaron cuatro meses, pero un día el dinero desapareció sin saber como y el pobre niño acabó en la calle. ¡Dios mío! ¡Solo tenía cuatro años y medio! Y estuvo hasta los 9 años sobreviviendo en las calles con una pandilla de chiquillos.
Eran un grupo de críos que robaban en pandilla para poder comer por toda la Italia de la posguerra. (En el articulo que he leído dice que siempre tenía hambre). Al final le internaron en un hospital con fiebre tifoidea y mal nutrición durante un año.
En 1945 su madre fue liberada y despues de 18 meses de búsqueda, finalmente lo encontró. Lucy fue liberada el día que Mario cumplió 9 años, le costó 2 años encontrarlo entre aquella pandilla de delincuentes: Habían salido del Tirol y acabaron en Calabria.
Lucy con su hijo decidió irse a América, porque allí tenía un hermano. Fueron a Filadelfia. No aprendió a leer hasta los 13 años, y dice: " Pero entonces ya sabía todo sobre la vida : me las había ingeniado para sobrevivir ". Estudió, progreso...palabras suyas. "Siempre he pensado que lo que aprendí entonces con aquellos ladronzuelos, me sirvió despues como investigador.
Capecchi siempre sonríe. Dejó atrás una infancia dura. Todo lo que fue adverso, le sirvió para crecer.
En todas las fotografías está sonriente. Me ha gustado poner cuando el rey Gustavo le entrega el Premio Nobel...más que merecido.
Mi admiración a esa madre y a otras muchas como ella que tanto han sufrido. Mi repulsa a esos granjeros que ..."perdieron el dinero". ¡A un niño de 4 añitos no se le deja en la calle! Les diría sinvergüenzas...pero eso es poco.
Hoy día de Todos los Santos y mañana día de difuntos, parece que todos tenemos miedo y además lo deseamos. Tenemos ganas de sustos y yo no voy a ser menos, pues según he leído por algún sitio, en Madrid hay donde pasar miedo. Tal es así y cosa curiosa donde no he estado nunca es...El Templo de Debod, Ese que nos regalaron los egipcios para hacer una presa...el caso es que según cuentan, por las noches sale un gato negro merodeando por los alrededores, dando mucho miedo y asustando a los paseantes. Por lo visto y oído se trata de un alma en pena y que sufre por haber traído su templo tan lejos de Egipto. Ahora vamos a ver lo que pasa con el famoso perro del Escorial.
Según cuenta la leyenda, durante la construcción del Monasterio de San Lorenzo de el Escorial, un misterioso perro negro aterrorizaba a los obreros por las noches obstaculizando las obras.
Quizás el perro infernal protegía el lugar, pues se le ha atribuido a El Escorial ser una de las puertas del Infierno que se extienden por el mundo (otra de las cuales es la ciudad de Turín).
Esta fue una de las razones por las que Felipe II mandó construir el Monasterio en ese lugar para mantener cerrada dicha puerta.
El perro era buscado pero no aparecía nunca hasta que por las noches hacía acto de presencia y los obreros se morían de miedo.
Por fin fue encontrado y se ordenó que se le ahorcase en una de las torres del Monasterio, donde permaneció mucho tiempo.
Cuando Felipe II regresó definitivamente a El Escorial para morir, desde su lecho de muerte (acompañado de multitud de reliquias de santos), siguió oyendo los ladridos de ese perro infernal que ya había sido sacrificado hacía años.
Aún hay quien dice que algunas noches oyen a un perro ladrar lastimosamente en los alrededores de dicho Monasterio.
Verdad o mentira, leyenda o cuento, el caso es que yo no lo he oído nunca, entre otras cosas porque cuando he ido a El Escorial, siempre lo he hecho a plena luz del Sol. Pero el camino está libre por si lo queréis comprobar...
Siento aberración por los insectos, lo siento por aquellos a quienes les gusten como fue el caso de uno de mis hijos que, estando estudiando en la Universidad y en unas vacaciones, apareció con un Escarabajo pelotero en la maleta. Cuando yo lo vi y le dije lo que opinaba, me dijo:
-¡Pero no ves que es precioso!.
Al final no se lo que pasó, lo que si se es que nunca más lo volví a ver. Lo he recordado al leer esta fábula, que es de Esopo por cierto y al ver los dibujitos, me ha parecido el escarabajo, mas bonito...ahí va.
Una liebre estaba siendo perseguida por un águila y, viéndose perdida, suplicó a un escarabajo que se encontró en el camino que la auxiliara. El escarabajo, dispuesto a prestar su ayuda, pidió al águila que perdonara a la liebre pero el ave imperial, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.
Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos y, haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió al todopoderoso Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos. Este le ofreció colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus.
Se levantó entonces el dios para sacudirse aquella suciedad y, sin darse cuenta, tiró por tierra los huevos. Por eso, desde ese momento, las águilas no ponen huevos en la época en la que salen a volar los escarabajos.
Esta pequeña historia nos enseña que nunca debes despreciar lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.
Hay que reconocer que este señor Esopo, contaba cosas para niños pero que nos vienen muy bien a los mayores. Tambien hay un dicho, no se de quien es, que dice:
NO HAY ENEMIGO PEQUEÑO...
He recordado a una de mis abuelas, ¡¡Cuanto me quería!! Y yo a ella. La perdí cuando yo tenía 14 años...pero no la olvido. Era la madre de mi padre. Me contó muchas cosas de su infancia y juventud, pues la pasó en la Inclusa de Madrid. La llevaron siendo ella un bebé. Un día, según le dijeron las monjas cuando fue mayor, llegó una mujer, la dejó en los brazos de sor Luisa, salió por el portón, se metió en una berlina que llevaba el emblema de la casa Real y salió zumbando. Esta mujer dijo llamarse María y de ella nunca más se supo.
También me contó, que varias veces había ido la reina con el rey Alfonsito cuando este era pequeño, se reunían con varias chicas en una sala, entre ellas mi abuela, charlaban, se interesaba por sus estudios y de vez en cuando les llevaba dulces y bombones.
Cuando tuvo edad de casarse, muchos hombres iban a la Inclusa en busca de una esposa (cosas de la época). Un día...allí se presentó mi abuelo.
Según me contó la abuela, las ponían en fila a todas las jóvenes casaderas, enfrente a los hombres que iban a por ellas. Según la versión de mi abuela, el día que fue el abuelo había varios hombres más, las chicas, solo hacían reírse y bajar la cabeza. Una de las monjas se dirigió a los hombres y les dijo: -No se preocupen caballeros pues todas quieren casarse.
Mi abuelo, que dicho sea de paso era un hombre muy atractivo se fijó rapidamente en mi querida abuela y dijo:
-Yo quiero la tercera por la derecha (que romántico), y...se la llevó a Recas en la provincia de Toledo, claro está, antes se casaron allí mismo.
Siempre me he imaginado la situación de esta joven. No había salido nunca del colegio, llega un hombre desconocido, que por muy guapo que fuera, era un desconocido...
La celebración de la boda fue la presentación a la familia, pues ninguno de ellos había viajado a Madrid, me supongo que no eran muy finos, pues en un momento de la cena mi abuela se fijó en el reloj, era tarde, ella acostumbrada a comulgar todos los días no aceptó más comida ni bebida, pues en aquellos tiempos no se podía tomar la comunión si no era en ayunas.
Al decir ella que tenía que comulgar al día siguiente, uno de sus cuñados le dijo: - ¡Ya te dará mi hermano la comunión esta noche! Cuando me contó esto la abuela yo era casi una niña, no entendía lo que había querido decir, pero cuando fuí mayor y comprendí, pensé...¡Que cazurros! Aunque fuesen mi familia.
También fue su deseo averiguar quienes eran sus padres, pero su esposo, (mi abuelo), no la dejó salir del pueblo. Si fuese ahora querida abuelita, yo movería Roma con Santiago y encontraríamos a tu madre (al padre sería difícil, pues la mayoría huyen). ?Sabes abuela? Yo rezo por ellos, quizá tu ya los hallas visto y te habrán dado explicaciones...¡Cuánto te sigo queriendo!
Nunca sabremos quienes eran los padres de mi querida abuelita. Por mucha Berlina en la que fue llevada a la Inclusa.
Hoy voy a contar una de las cosas que ocurrieron en mi niñez, adolescencia y juventud, ocurrió verdaderamente hace muchos años y esto si que no es leyenda.
Cierto día que estaba yo recordando cosas que me habían pasado, llegó a casa mi prima hermana Victoria. Cuando le conté lo que yo estaba pensando, las dos empezamos a recordar más deprisa.
¿Te acuerdas Prima...? Y recordando pasamos la tarde entre café y té y alguna lagrimita, ese día no teníamos milhojas...
Y así recordamos las dos a la vez, cuando siendo ella muy pequeña, tendría 6 añitos y mi madre había ido a su pueblo para hacer una visita a su hermana, se trajo a la niña que venía mas contenta que unas castañuelas.
Eran tiempos de estrecheces. Entonces no había bollería industrial, ni yogures y las "Chuches" se componían de pipas y caramelos.
Los domingos por la tarde, mi madre nos compraba una riquísimas Milhojas de hojaldre y merengue que nos sabían a gloria. Algunas veces...no, muchas, mientras nos las comíamos alguno de mis hermanos empujaba con la mano al que tenía más cerca y le estampaba el pastel en toda la cara. Con esta broma todos nos reíamos mucho, pero no contábamos ese día que la chiquitina no sabía de nuestras diabluras y claro, mientras estaba distraída comiéndose la suya...uno de mis hermanos hizo lo propio...le empujó la mano y ¡Zas!
Como la niña no lo esperaba y se sintió atorada de ojos y nariz...la que se armó!. Parecía que la estaban matando. En ese momento apareció mi padre, al ver a la mocosa tan desesperada, se empleó con nosotros...claro que, como la puerta de la casa estaba más cerca de nosotros, salimos corriendo escaleras abajo y cuando volvimos mi prima ya estaba con la cara limpia y a mi padre se le había pasado el "susto". Claro que a partir de ese momento se puso al lado de la nena.
Estuvimos recordando muchas de nuestras vivencias ya que con esta prima he pasado muchos veranos junto a ella y mis tíos en Campo de Criptana, su padre era el molinero y recuerdo ahora que ya soy "un poco" más mayor, ver los molinos en funcionamiento.
¡Que experiencia! No me extraña que Don Quijote se impresionara. El que no lo ha visto no puede saber lo que se siente viendo aquellas enormes aspas movidas por el viento. ¡Maravilloso!
Recuerdos, recuerdos, recuerdos
No solamente hay futbolistas en el Real Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao, no, tambien los hay, y muy buenos en otros pueblos de España y el mundo. Pero esto le ocurrió a un futbolista del Sevilla FC y seguro que los menos jóvenes lo recordaran pues pasó en 1965.
El protagonista es Juan Araújo y como digo antes, nos remontamos a 1965 cuando este buen padre perdió a su hijo tras una larga enfermedad. El exfutbolista, que era muy devoto del Cristo del Gran Poder, le pidió en repetidas ocasiones que curara a su hijo, sin embargo, sus plegarias no se cumplieron y, tras su muerte, el buen padre roto de dolor renegó de su fe y le dijo al Gran Poder que nunca más volvería a su iglesia, tan solo lo vería si el Señor de Sevilla iba a visitarlo a su casa.
Justo en este mismo año se protagonizaron en Sevilla lo conocido como las Misiones Populares, es decir, actos en los que varias imágenes de la Semana santa salían del casto histórico para hacer un recorrido a lo largo de toda la ciudad.
Concretamente al Cristo del Gran Poder le correspondió la zona de Nervión donde Araújo había montado un taller. Cuando llegó el día de la procesión la lluvia sorprendió a la cofradía, pues llovía como si jamás hubiese llovido, y tuvieron que buscar rapidamente un sitio en el que refugiar al Cristo.
En un primer momento se dirigieron a la iglesia mas cercana pero al llegar, ésta estaba cerrada. Al ver la nave del local de Araujo abierta, llamaron a la puerta de dicho local con el fin de buscar cobijo.
Cuando Araújo abrió, encontró al Cristo del Gran Poder en la puerta, y calló arrodillado al suelo y sorprendido a la vez que arrepentido por su desafío.
Esto ocurrió no hace muchos años en la mismísima Sevilla, o sea, que los milagros ocurren en cualquier momento...solo hace falta buena mies para segarla.
Aunque la fotografía no está muy bien que digamos (parece que la he hecho yo), esta gran mujer fue la primera que pilotó aviones en España. Como ya hace mucho tiempo de esto, todas las fotografías son en blanco y negro y muy malas por cierto. Es una pena, pero no dejo de reconocer que fue una mujer, de las que llamamos inmortal.
Volar ha sido uno de los grandes sueños de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Para la barcelonesa Mari Pepa Colomer fue un deseo que le persiguió desde la infancia. Y es que en el año 1920, cuando tenía 7 años, se le metió en la cabeza que quería volar. Así que un día, salió al balcón de su casa, en un segundo piso, con un paraguas, lo desplegó y se lanzó al vacío emulando a Mary Poppins, con un resultado más que doloroso - se rompió las dos piernas - y que, sin embargo, no le hizo desistir.
Cuando tenía 16 años y mientras su madre creía que estaba en el colegio, Marí Pepa se iba en secreto al aeropuerto de El Prat, donde obtuvo el carnet de aviadora a los 18 años. Y eso que ni sus compañeros ni los responsables de la academia de vuelo creían que iba a ser incapaz de superar la dureza de las pruebas y, mucho menos, su bautismo del aire. Tal fue el revuelo, nunca mejor dicho, que causó su hazaña, que en 1931 el diario >La Vanguardia<, le dedicó una portada, que desencadenó una sonada disputa familiar, pues su madre se enteró de esta manera tan repentina de que Mari Pepa había estado todos esos años engañándola.
Desde entonces, participó en concursos de pilotos amateurs, se hizo muy famosa al lograr aterrizar un Zeppelin en el aeródromo de Barcelona y, en 1935, se convirtió en la primera mujer instructora de vuelo de la historia de nuestra aviación. Con el estallido de la Guerra Civil, su carrera de aviadora se frenó en seco. La contienda bélica supuso un durísimo golpe para las mujeres que, como ella, estaban dando sus primeros pasos en profesiones que hasta entonces les habían estado vetadas. Sin embargo, en aquellos oscuros años, Colomer ejerció de piloto de aviones ambulancia y ayudó a cruzar la frontera hasta Francia a muchos republicanos.
En 1939, acabada la guerra, se exilió en Inglaterra, donde falleció en 2004, a los 91 años, y sin haber vuelto a volar nunca más.
Con los aviones que tenemos ahora, Mari Pepa hubiese disfrutado mucho pilotándolos y nosotros, saber que los pilotaba una mujer.
Hace unos días vimos mi hijo y yo a una cotorra en el patio de la comunidad. A este patio solo entra la señora de la limpieza pero todos los vecinos tenemos una llave por si se nos cae algo en él. Pues bien, estuvimos pendiente de dicha cotorra, que por cierto, no alzaba el vuelo y solo hacía ruido como pidiendo auxilio. ¡No faltaba más! Este hijo mío que es muy sentimental con todos los animales, se preparó y fue al patio en busca de la "cotorrita". Cuando la tuvo a la vista, se dio cuenta de que tenía lastre en una patita...volvió a casa. Preparó unas tenazas, unas tijeras, alicates y un trapo para poder cogerla. La llevó a casa y vimos que tenía mucho hilo en una pata y arrastraba hojarasca con ella. Con el trapo la tenía casi quieta, porque ella no paraba de moverse. Le corto el hilo, le quitó el lastre que la pobre llevaba y la echo a volar al jardín, no sin antes la cotorra le había dado un picotazo que ha estado varios días con un dedo herido...ya se ha curado...
Esto me ha recordado algo que me contó mi amigo Ricardo, que dicho sea de paso, no se si fue verdad o era un chiste. Cosa que yo, inocente de mí, me lo creí...lo cuento tal como él me lo dijo:
Ricardo recibió un loro por su cumpleaños, era un loro adulto con mala actitud y peor vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota y siempre estaba de mal genio. Ricardo desde el primer día trató de corregir al loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y lo trataba con mucho cariño. Un día le hizo perder la paciencia al ponerse el loro más grosero que nunca. Entonces Ricardo en un momento de desesperación lo metió en el congelador de su enorme frigorífico.
Por un par de minutos pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimento, hasta que de pronto...todo fue silencio.
Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rapidamente abrió la puerta del congelador...el loro salió con mucha calma, dio un paso al hombro de Ricardo y dijo:
"Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y mi actitud, te pido que me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento".
Ricardo estaba muy sorprendido del cambio del loro y estaba a punto de preguntarle que es lo que le había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:
-¿Te puedo preguntar una cosa?
-Si, como no!! Contesto Ricardo.
-¿Que fue lo que hizo el pollo?
Esto es lo que me contó:
Anoche salí con mis amigas a una "reunión". Yo le dije a mi marido que a las doce en punto estaría en casa. La reunión se alargó, copitas, bailecito, más copitas...y se me fue la hora. Resulta que llegué a las tres completamente borracha.
Entrando por la puerta el reloj de Cu-co, hizo Cu-cu tres veces.
Al darme cuenta que mi marido se iba a despertar, grité cu-cu otras nueve veces...Me quedé tan orgullosa de haber tenido esa idea, que, aunque borracha, me acosté de lo más tranquila pensando en lo inteligente que soy.
Por la mañana durante el desayuno, mi marido me preguntó a que hora había llegado y le contesté que a las doce en punto como había prometido. Él, de momento no dijo nada ni me pareció desconfiado.
¡Salvada! pensé yo. Entonces él me dijo: ¡"Ah,...tendríamos que cambiar nuestro reloj de cu-co".
Le pregunte, ¿Y por qué mi amor? Y me dijo:
"Bueno, anoche el reloj hizo cu-cu cuatro veces..., Luego, no se como gritó" ¡¡Mierda!!...Después hizo cu-cu cuatro veces mas, vomitó en el pasillo, hizo cu-cu otras tres veces...se partía de risa, otra vez hizo cu-cu..., salió corriendo, pisó al gato, rompió la mesita de la esquina del living, se acostó a mi lado dando el último cu-cu y se durmió.
El marido demostró ser mar listo que ella, además de ser un buenazo.
Como seguimos en verano he querido poner algo que nos haga sonreír, ya tendremos tiempo de...pensar...
Me enorgullezco de ser una gran lectora. Siempre tengo un libro abierto y a veces dos. Recuerdo que cuando nació mi primer hijo, mientras le daba de mamar con un libro en las manos, me dijo mi madre:
-Hija, tu ya debes dejar los libros...no sabía la pobre, que jamás los dejaría y no solo los libros, he seguido leyendo tebeos, periódicos, revistas y hasta la publicidad de los buzones.
Por ese motivo, cuando le conté a un amigo mi afición por la lectura, me contó esta historia:
Según mi amigo.
Una mañana, el marido vuelve a su cabaña despues de varias horas de pesca y decide dormir una siesta.
Aunque no conoce bien el lago, la mujer decide subir en la lancha. Se mete lago adentro, ancla y muy tranquila se pone a leer un libro.
Al poco tiempo se acerca un guardián en su lancha. Se acerca a la mujer y dice:
-"Buen día señora, ¿ qué está haciendo?
-Leyendo un libro, responde ella (piensa: ¿ No es obvio?
-Está en zona restringida para la pesca, le informó él.
-Disculpe, oficial, pero no estoy pescando, estoy leyendo.
-Si, pero tiene todo el equipo. Por lo que veo, podría empezar en cualquier momento, tendré que llevarla y detenerla.
-Si hace eso, lo tendré que acusar de abuso sexual, dice la mujer...Pero si ni siquiera la toqué !! dice el guarda.
-Es cierto, pero tiene todo el equipo. Por lo que veo, podría empezar en cualquier momento.
-Disculpe, que tenga un buen día, señora, y se fue...
¡¡¡Moraleja, nunca discutas con una mujer que lee. Sabe pensar...
Como seguimos en pleno verano y no tenemos ganas de cosas serias ni de pena, vamos a ver si, o nos distraemos, o nos reímos, el caso es no pensar en lo que tenemos encima.
Nuestra historia de hoy se desarrolla en un Ayuntamiento cualquiera. La foto que he puesto no tiene nada que ver con los acontecimientos que aquí se narran, sino que yo he querido hacer un pequeño homenaje a mi abuela y tíos que vivieron en Villaluenga de la Sagra (Toledo), y de paso a mi querida prima hermana Tere que allí vive. Ahí queda eso...
Pues bien, un dia cualquiera en un Ayuntamiento cualquiera:
Una Alcaldesa está en su despacho, (sin nada que hacer, por supuesto) y se plantea si hacer el amor con su marido es trabajo o placer. Aparece el secretario y la Alcaldesa le plantea su duda:
-Hacer el amor con mi marido es trabajo o placer? El secretario responde:
-Pues no lo se, tendría que estudiarlo...la Alcaldesa le da una hora para responder. El secretario va a ver al responsable de RECURSOS HUMANOS y le pasa la pelota:
-Que la Alcaldesa haga el amor con su marido, ¿es un acto de trabajo o de placer?
El de recursos humanos, entretenido en hacer nada, le responde que no sabe. El secretario le dice que tiene 45 minutos para averiguarlo.El responsable de Recursos Humanos le traslada la pregunta al TÉCNICO DE INFORMACIÓN, que estaba muy ocupado, (peleándose con la máquina de café, sin nada mejor que hacer). Pero él tampoco sabe la respuesta.
Al final llega la pregunta a la ADMINISTRATIVA, que se encuentra detrás de su mesa, llena de expedientes, listas de asistencias que enviar, valoraciones que realizar, facturas, albaranes, el teléfono sin parar, en fin, con trabajo hasta las orejas.
Su jefe le dice que tiene 5 minutos para decirle si el hecho de que la Alcaldesa haga el amor con su marido es trabajo o placer. Sin levantar la cabeza, la administrativa responde categóricamente:
-Es placer!!
Su jefe, intrigado por la rápida respuesta, le pregunta:
-¿Cómo ha llegado tan rápidamente a esa conclusión?
La administrativa, harta de que le entretengan con todo el follón de expedientes que tiene, le responde:
-Porque si fuera trabajo. ¡¡Tendría que hacerle yo el amor al marido de la Alcaldesa!!
Sin comentarios...
A veces una estrategia hace mucho bien a alguien y en este caso fue a un buen padre que le llegó sin pensar de su buen hijo ausente. Esto fue lo que ocurrió:
Un hombre, ya de edad, vivía en Minnesota, EEUU. El buen hombre quería dar vuelta a la tierra del jardín para plantar flores, pero era un trabajo pesado para su edad.
Su único hijo, que normalmente le ayudaba...estaba en la cárcel. Entonces el anciano escribió la siguiente carta al hijo.
"Querido hijo, estoy triste porque este año no podré plantar el jardín. Odio no poder hacerlo, porque tu madre adoraba las flores y este es el momento propicio para ello. Soy demasiado viejo para cavar la tierra. Si estuvieras aquí, no habría problemas, pero se que no puedes ayudar estando preso como estás. Con amor, tu padre".
Poco despues el padre recibió el siguiente telegrama.
"POR EL AMOR DE DIOS PAPÁ, NO CAVES EL JARDÍN...FUE AHÍ DONDE ENTERRÉ LOS CADÁVERES".
A las cuatro de la mañana del día siguiente, una docena de agentes del FBI y otros tantos policías, los GEO... Bueno, no sé si allí hay GEOS, en fin algunos habrá que se les parezca. El caso es que aparecieron por allí y excavaron todo el jardín, sin encontrar ningún cuerpo. Pero todo él lo dejaron bien cavadito...
Confuso el anciano escribió una carta al hijo contando lo sucedido...esta fue la respuesta:
"Ahora puedes plantar el jardín, papá, era lo máximo que podía hacer, en ese momento"!
La estrategia lo es todo para un buen gestor y...este hijo, seguro que lo era.
El perrito de la foto es uno de los más listos del mundo (como el de nuestra historia). Y como estamos en pleno verano vamos a dejarnos de cosas trascendentes y reirnos un poco. Por ese motivo y, pidiendo perdón de antemano por si a alguien no le gustan algunas palabras, paso a contaros lo que les ocurrió a una panda "listos" que todos tenían un perro más listo que ellos. Ocurrió así:
Estaban reunidos en casa de uno de ellos, en una casa de campo y como no tenían mucho que hacer y todos ellos tenían una carrera, el Ingeniero dijo a su perro:
¡Escalímetro, muestra tus habilidades! el perro agarró un martillo, unas tablas y se armó él solo una perrera.
Todos admitieron que era increíble. El Contable dijo que su perro podía hacer algo mejor:
¡Cashflow, muestra tus habilidades!
El perro fue a la cocina, volvió con 24 galletas y las dividió en 8 pilas de 3 galletas cada una. Todos admitieron que era genial. El Químico dijo que su perro podía hacer algo mejor.
¡Óxido, muestra tus habilidades!
Óxido caminó hasta la nevera, tomó un litro de leche, peló un plátano, usó la licuadora y se hizo un batido. Todos aceptaron que era impresionante. El informático sabía que podía ganar a todos:
¡Megabyte, hazlo!
Megabyte atravesó el cuarto, encendió el ordenador, controló si tenía virus, mejoró el sistema operativo, mandó un e-mail e instaló un juego excelente. Todos sabían que esto era muy difícil de superar.
Miraron de reojo al político y le dijeron: Y su perro, ¿que sabe hacer? El político llamó a su perro y dijo:
¡Diputado, muestra tus habilidades!
Diputado se levantó de un salto, se comió las galletas, se tomó el batido, cagó en la alfombra, borró todos los archivos del ordenador, dió por culo a los otros 4 perros, ocupó la perrera con un título de propiedad falso y alegó, inmunidad parlamentaria.
¡¡¡Insuperable!!!
En una ocasión que fui a Toledo con mis hijos, al entrar en la Sinagoga me "emperre" en que yo era judía o mis antepasados lo habían sido ya que tanto mi padre como yo (Toledanos). éramos bastante tacaños, incluso alguno de mis hermanos también lo es, por lo tanto, nunca nos ha faltado una peseta (ahora un euro), en esto nos parecemos mucho a los catalanes que además de tener fama de "tacañetes", también son muy ahorrativos.
Esto viene al caso de algo que ocurrió hace tiempo y que yo dando vueltas por mis archivos lo he vuelto a recopilar para que mis amigos lectores se distraigan en este verano y que no piensen nada más que en divertirse.
En cierta ocasión que iba yo por el desierto...bueno, ni iba yo por el desierto ni he pisado uno en mi vida. Esto le ocurrió a otra persona:
Agotado y desesperado por la sed un árabe se arrastraba por el desierto del Sahara, cuando divisó un movimiento en la distancia. Esperanzado en hallar agua se fue acercando. Era un viejo catalán sentado frente a un caballete lleno de corbatas...
-Estoy desfallecido de sed. ¿Podrá darme agua? imploró el árabe. El catalán respondió:
-La verdad es que no tengo agua, pero...¿Porque no compra una corbata? Acá tengo una que le va muy bien a su túnica...
-No quiero una corbata¡¡¡ aulló el árabe. Agua, quiero agua !!!...
-Bueno, no me compre la corbata si no quiere pero, para que vea que soy buena persona, le diré que pasando esa colina, a unos 6 kilometros hay un pequeño Oasis con un buen restaurante. Camine en ese sentido ellos tienen todo el agua que quiera¡¡
El árabe agradeció y desapareció rápidamente tras la colina. A las cuatro horas el árabe regresó donde estaba el viejo catalán, que seguía sentado frente a su caballete de corbatas. El viejo catalán le pregunta al árabe:
-Le había dicho 6 kilómetros tras la colina, ¿No lo encontró? ¿Se perdió?
-Lo encontré perfectamente, pero el cabrón de su hermano dice que no se puede entrar sin corbata¡¡¡
***
Palabra, mientras estaba escribiendo este relato, me he bebido una botella de agua.
Mis respetos a todos los catalanes y tacaños como yo, y perdón por la palabrota
¡¡Cuanto me hubiese gustado estar ayer en Santiago de Compostela!!
Estuve ya hace muchos años, entonces llevaba a mi hijo pequeño en mis brazos, pues solo tenía 5 meses. Fue muy hermosa la misa mayor con tantos sacerdotes, el señor Obispo y muchas autoridades civiles y militares. La Catedral estaba llena de gente. Me impresionó bastante la danza del Botafumeiro, era maravilloso verlo de un lado para otro.
Cuando estaba en todo su apogeo, mi bebé, que además de ser un tragoncete, como bebé que era no tenía sentido de la oportunidad, empezó a llorar porque tenía hambre...no tuve más remedio que en plena celebración y al lado de la tercera columna de la izquierda...darle de mamar. Nadie reparó en ello (claro que si hubiese sido ahora...).
Santiago, como todos sabemos fue uno de los apóstoles de Jesús y se cree que Él mismo le mandó que viniese a España a predicar. Vino desde Palestina hasta donde ellos creían que era el fin de la Tierra. Ya se podía haber quedado aquí, pues cuando volvió sufrió martirio y fue muerto por mandato del malísimo rey Herodes.
Según la leyenda el Apóstol fue decapitado, pero su cabeza no cae a la tierra sino que queda entre sus brazos. De ellos nadie la puede arrancar hasta que llegan sus discípulos que, tras recoger su cuerpo, trasladan los restos a una nave desde Jerusalén hasta Galicia, al puerto de Iria Flavia.
Una vez en tierra, colocan sus reliquias en un carro tirado por toros, que no se detendrán hasta llegar a un punto tierra adentro, donde se construye una tumba y un Altar.
La memoria del lugar se pierde a lo largo de los siglos hasta que, hacia el año 830, el Obispo Teodomiro descubre el sepulcro con el cuerpo del Apóstol. Casi medio siglo antes, un himno compuesto en tiempos del rey Mauregato, invoca a Santiago como cabeza refulgente de Hispania.
Aunque un poco tarde, daros por felicitados todos los Santiagos y Santiagas...especialmente mi querido hermano Santi que está en el Cielo.
Habíamos pensado estar por lo menos veinte o veinticinco días, pero la fiesta se nos aguó porque mi hijo y mi vecina se forjaron una película de miedo...y como yo lo cuento todo, ahí va.
Estábamos tan ricamente en Oropesa del Mar, provincia de Castellón de la Plana, junto al Mediterráneo, cuando recibió mi hijo una llamada telefónica de una buena amiga y vecina que le decía que en el jardín de la Comunidad había un sombrero, y quizá era mío...(como si no tuviera sombreros nadie más que yo). Enseguida mi hijo se formó una película y dijo que nos volvíamos a Madrid pues a lo peor habían entrado en casa...
Yo le dije que no era posible, pues al vivir en un bajo y tener rejas en toda la casa y alarma en la puerta principal algún vecino más se habría dado cuenta, pues nada, no había quien le convenciera. Por lo tanto, aquí me tenéis en casita y con mucho calor.
Para que no nos faltara nada y quizá con los nervios, empezamos a hacer las maletas, bajarlas al coche para, raudos como centellas llegar cuanto antes para ver lo que había pasado en casa.
Como no podía ocurrir una cosa sola, entramos en el ascensor, da mi hijo al botón de bajada, el ascensor hace una cosa rara, este se para y a mi me caían sudores, nunca mejor dicho, pues dicho ascensor es muy pequeño y hacía mucho calor dentro...yo callada, por si las moscas.
Nos ponemos nerviosos, pero yo sigo callada (cosa rara), damos al botón de llamada y...en ese momento arranca y bajamos hasta el sótano. Oíamos voces diciéndonos que no pasaba nada que no salieramos del ascensor y...efectivamente, dicho trasto subió solo al piso bajo donde estaban el recepcionista y el dueño del hotel que no se qué hacía allí. El caso es que salimos con las maletas, las metimos en el coche y...zumbando hacia la capital.
He puesto unas fotos hechas por mi hijo, pues ya sabéis lo mal que las hago yo...
Hace aproximadamente un mes fui al hospital, pues me operaron de una pequeña mota negra que tenía en la sien izquierda. Pues bien, como el miedo es libre, yo cogí lo mío. Al llegar mi turno, una enfermera muy amable empezó a hacerme preguntas y a ponerme la pulsera blanca con mi nombre y apellidos, me preguntó si era alérgica y al decirle que si me colocó una de color azul...por si acaso.
Todo fue muy sencillo, la cirujana estupenda y en menos que canta un gallo me hizo la operación, pero cuando me tapo los puntos, me cubrió toda la cabeza con una venda. Le dije:-Mi hijo se asustará de verme así, y el celador contestó:-Eso lo puede tener por seguro...cuando me vio mi pobre hijo le oí decir: -¡¡Que le habéis hecho a mi madre!!. Bueno, el caso es que me fuí hacia él para que no se preocupara y nos fuimos a casa. A todo esto con la cabeza vendada como si llegara de la guerra. Claro que enseguida me la quite pues con una tirita bastaba. Por supuesto que ya me había quitado las pulseras y me acordé de un caso de esos que meten miedo. Lo cuento:
Como ya digo anteriormente mis pulseras eran blanca y azul, pero hay otros brazaletes que simbolizan otros casos. Los brazaletes rojos por ejemplo, se les coloca sólo a las personas fallecidas.
En cierta ocasión, un cirujano que trabajaba el turno nocturno de un famoso hospital madrileño, al terminar con una operación, se disponía a bajar al estacionamiento. Se metió en el elevador, donde solo había una joven. Le dio las buenas noches y siguieron charlando mientras el elevador bajaba.
El elevador se detuvo en un piso, las puertas se abrieron y una mujer quiso subir con ellos, pero el doctor rápidamente pulsó el botón para cerrar las puertas luego el botón para ir al piso más alto.
Sorprendida la chica que lo acompañaba le comenta que eso había sido bastante grosero y le pregunta porque no había dejado entrar a esa mujer. El doctor con cara extremadamente pálida, dijo:
"Esa es la mujer que acabo de operar...Ella murió en la sala de operaciones. ¿No vio usted el brazalete rojo que llevaba puesto?"
La señorita sonrió alzó la mano diciendo..."¿Uno igual que este?"
¡¡¡Aaaaggggg!!!
¡Por fin! Ya he podido salir a la calle, por lo tanto, ayer domingo fuí a misa. Todos mis compañeros se pusieron muy contentos pero me dio una gran gran alegría encontrarme con mi compañera y amiga Norma, la "hermana" de Juan Camiseta, que ya conté en su día. Pues bien, como las dos estamos jubiladas y mientras íbamos hacia casa empezamos a recordar y a contarnos cosas de cuando estábamos en activo, nos reímos mucho con algunas cosas y sobre todo cuando yo le conté una anecdota (que creo que ya he contado aquí), esto fue lo que le hizo tanta gracia:
Una de las veces, cuando nos estaban dando novedades en el Ayuntamiento, nos dijo la jefa de personal, señalando un montón de latas grandes que había llevado la Cruz Roja y el contenido era, carne estofada con patatas:
-Coged las que queráis y se las dais a los más necesitados; Yo cogí una, pues de mis servicios solo una persona estaba...necesitada.
Cuando llegué a casa, mi hijo pequeño al ver la enorme lata me preguntó que era y le conté la historia. Él, con aquella enorme lata redonda que pesaba lo menos 5 kilos en sus manos, dijo:
-Mamá, abre la lata esto debe de estar muy rico. Le dije que no, pero fue tanta la "tabarra" que me dio, que al fin le hice caso. ¡Abrimos la lata! Contenía una enorme cantidad de carne, patatas, guisantes, zanahoria etc. etc.
Nos dispusimos a comer. Nos pusimos sendos platos llenos y aún sobró...de momento nos supo rico, pero a media tarde mi estómago estaba que parecía que le habían echado piedras, me dije:...esto es un castigo de Dios por comernos la lata de los pobres. Yo, al día siguiente le compre a la pobre señora (que por cierto, era una anciana de casi 90 años), un par de latas de albóndigas en salsa y le dije que el Ayuntamiento me las había dado para ella.
Al cabo de unos días, me dijo: -Si pasas por donde hay de esas latas, trae más. Así que la próxima vez que volví al Ayuntamiento cogí otra lata. esta vez no dijo el niño que la abriera, no, pues creo que lo pasó tan mal como yo, y no fue por un castigo Divino, no, sino porque aquella comida era más pesada que una vaca en brazos.
Yo iba muy contenta con la gran lata solamente de pensar la alegría que le iba a dar. Efectivamente, cuando vio aquella enorme lata, no sabía como darme las gracias, pues además la señora era muy, pero que muy tacaña. Yo le dije que me la había dado la Cruz Roja para ella.
Cuando yo me iba para mi casa, vi que estaba trasteando con el abrelatas, le dije que si necesitaba ayuda, me dijo que no, que yo me fuera a mi casa que ella se las apañaba bien..."pensé, como se coma la mitad del contenido de la lata...mañana la encuentro muerta". Cuando volví al día siguiente; se había comido todo, su estomago ni se inmutó y ella estaba la mar de contenta.
Aunque se acabó la remesa que había llevado Cruz Roja, yo de vez en cuando le compraba un bote de albóndigas y la pobre se ponía tan contenta. Pero no creáis, ella no comía por no gastar dinero...
A costa de nuestros recuerdos, nos pasamos un rato muy agradable. Norma es chilena, pero me dijo que hacía mucho que no iba a su tierra pues vale mucho dinero...y mucho menos desde que empezó la pandemia.
- A ver quien es el gracioso que se pone de rodillas y me los destroza.
Otro niño que era el valiente del barrio se puso de rodillas en ambos, pero uno de ellos tenía cristales...lo tuvieron que llevar a la casa de socorro.
Pues bien, casi algo parecido es lo que le pasa a la rana de nuestro cuento:
Cuenta Esopo, que cierta vez, un ratón de tierra bastante ingenuo se hizo amigo de una rana, para desgracia suya. La rana, que era mas cruel que mi vecina, inmediatamente pensó en burlarse del roedor y lo convenció para atar su pata a su propia anca con la excusa de que así se convertirían en inseparables. Atados los dos por las patas, emprendieron primero marcha por tierra para comer trigo y luego se acercaron a la orilla del pantano, donde la rana, sin dudarlo ni un segundo, dio un gran salto arrastrando hasta el fondo al pobre ratón, y se puso a retozar felizmente en el agua sin pensar en la suerte de su amigo. Mientras croaba y reía alegremente, el desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana.
Un milano que pasaba por ahí vio al ratón flotando y, de inmediato, lo agarró con sus garras arrastrando con el, para su sorpresa, a la rana encadenada, quien también sirvió de cena al milano.
Como le sucede a la rana de esta fábula, ten siempre presente que toda acción que se hace con malas intenciones puede terminar en contra del mismo que la comete.
Moraleja:
La crueldad y las burlas hacia otras personas al final se terminan pagando muy caras