lunes, 16 de julio de 2018

Viva la Virgen del Carmen

 
 


   
                                     Imagen de la Virgen del Carmen regalo de mi madre.



Hoy como todos sabéis es Nuestra Señora del Carmen. Antes de nada felicito a todas las Carmen y Carmelo.
Como siempre estas fiestas tan señaladas me traen recuerdos de antaño, unos buenos y otros menos buenos, pero fiel a dar la tabarra a quien tiene la paciencia de leerme voy a contar como vivíamos en mi niñez fiestas tan hermosas como esta:
Recuerdo siendo muy niña que vivíamos en Puente de Vallecas donde era la Patrona la Virgen del Carmen. estaba en la Parroquia de San Ramón Nonato, a la que pertenecíamos.
En tal día como hoy estrenábamos vestidos, zapatos, incluso un lazo que a mi madre le gustaba mucho ponerme. Podíamos tener carencias de otras cosas, pero mi lazo en la cabeza no faltaba, los tenía de todos los colores, principalmente de color Rosa, que era el que más le gustaba a mamá.
Como decía, ese día bien vestidos y bien lavados, nos íbamos a la procesión que recorría varias calles del barrio. Después a la verbena a montar en las atracciones y a comer churros.
Ya he contado muchas veces que hemos sido 7 hermanos, pues bien, mi madre compraba una rosca de porras y nos la zampábamos en un abrir y cerrar de ojos. Ahora, veo un churrito y se me llena la boca de aceite. ¡Lo que son las cosas y el pasar de los años!
Claro que en aquellos años no había exquisiteces que comer, solo de tarde en tarde había algo extra. El caso es que nos lo pasábamos maravillosamente y no nos separábamos de mis padres hasta que no se había terminado la rosca de porras, pero ahí no terminaba la fiesta, a mi padre le encantaban los camarones y a mi madre el coco.
 Nosotros nos arrimábamos primero a los camarones y después al coco. Tambien nos compraban peladillas y almendras garrapiñadas, en fin, alguno de nosotros terminaba empachado. Siempre le tocaba a mi hermano el mayor de los chicos, ese no tenía fin, creo que aún hoy se come todo lo que pilla.
Luego cuando ya era bien de noche nos marchábamos a casa...a cenar.
Después de la cena mis padres y todos los vecinos salían a la puerta de la calle, cada uno bajaba su silla, se sentaban a charlar mientras nosotros jugamos a corretear. Aquel día no terminó bien...
Como digo, estaban todos sentados contándose sus cosas, de vez en cuando reían todos, nosotros no sabíamos de qué.
En un momento que jugábamos al escondite y nos escondíamos donde podíamos, incluso entre los mayores, resulta que yo iba como una loca a esconderme y tropecé con una niña que pasaba por allí con sus padres y sus tíos.
La verdad es que no puede parar, tropecé y la niña y yo caímos las dos al santo suelo. La nena empezó a llorar, su tía dirigiéndose a mi me dijo:
-Te voy a dar un bofetón niña tonta.
Mi madre que estaba cerca le dijo:
-Si quieres dámelo a mi.
La señora, sin pensárselo dos veces le sacudió a mi madre una "torta" de categoría.
Mi madre no se lo pensó dos veces, se sacó la zapatilla (que lo hacía muy bien), se lio a zapatillazos con la señora. Esta gritando pidiendo socorro, el cuñado tratando de coger a mi señora madre para separarla...no pudo.
En un pis-pas se levantaron todos los vecinos.
La mujer chillando y mi madre cosiéndola a zapatillazos...No se cuantos le dio.
Cuando se canso, la dejo. Entonces la hermana, el cuñado y la niña se fueron hacia su casa que vivían en la otra calle.
Una vez que desaparecieron, una de mis vecinas dijo que las conocía, que eran verduleras (entonces las que se dedicaban a vender frutas y verduras tenían muy mala fama), y además estas tenían muy mala fama de verdad de la buena.
Desde entonces no las vimos aparecer por nuestra calle, ni siquiera a pasear.
Mi madre era una estupenda mujer, pero que no se metieran con ella porque entonces...

Bueno, espero que os guste la imagen que tengo en mi cuarto de La Virgen del Carmen, estuvo en casa hasta que mi madre murió pero dejó dicho que era para mi.
Me gusta más que las joyas.
¡¡Amigos!! Me voy unos días de vacaciones. Si hay algo importante o algún cotilleo os lo cuento pues me llevo un iPad.
Si no, hasta la vuelta, esta semana todavía estoy en casa por lo tanto os contestaré.

lunes, 9 de julio de 2018

Recuerdos por San Fermín

 
 
 
 

                     


                                        Autor de este cartel  el arquitecto malagueño.

                                        Carlos Leon Sánchez.


No hay mayor alegría que cuando nos alaban a un hijo, mucho mejor cuando es a dos. este es el caso de mi primera seguidora y tocaya M.ª Ángeles Sánchez Serrano.
Nos conocimos virtualmente en 2010. Era por San Fermín y yo escribía esta entrada que a ella le hizo mucha gracia:
   " Me he levantado a las 7:30 de la mañana para ver los encierros (por tv. claro está). Mientras mi hijo se ducha, yo me pongo en situación. Me puse un pantalón y una camisa blanca. Como no tenía un pañuelo rojo cogí una servilleta de la mantelería de Navidad y me la puse al cuello. Me senté en mi mecedora frente al televisor y a esperar el chupinazo. Sale mi hijo de la ducha y me pregunta muerto de risa: ¿Qué haces así vestida? Yo le contesto que estoy ambientada y en ese momento, ¡zas! el chupinazo. Salen los toros, corren los mozos, caen unos, caen otros y en cuatro minutos se acabó.
Mi hijo se va al trabajo y yo muerta de sueño no se que hacer...en ese momento me viene a la memoria un encierro que vi en Algete, (Madrid). Nos levantamos a las 6 de la mañana, éramos pocos y vimos los toros correr de maravilla.
Habíamos ido a las fiestas de Belvis de Jarama, una pedanía de Paracuellos donde nos habían invitado unos amigos a pasar las fiestas.
 En Belvis siempre hay vaquillas. Solían poner una plaza prefabricada y cuando había pocos fondos en el Ayuntamiento se hacía una plaza de troncos.
Aquel año, tocó de troncos y pusieron la plaza en el patio de la escuela. Pensaréis que por donde metieron las vaquillas...Había un portalón en la parte trasera del patio, allí pusieron el camión y claro, cegaron la entrada al público. Como el pueblecito tiene 3 habitantes, el hijo de la Nicanora, unos cuantos forasteros y yo, decidieron que entráramos por donde los niños entraban para ir a clase, o sea, como si fuésemos al "cole" todo ello por una puertecita muy pequeña por donde los niños de todas las aulas salían al recreo.
La "corrida" se estaba desarrollando  normal, la vaquilla corría tras los mozos y las mozas. La mayoría estábamos subidos en los troncos y de vez en cuando metía la cabeza la vaca entre ellos.
Una de las veces fue hacia donde yo estaba, metió la cabeza entre los troncos y...yo, ya no vi más.
Salí corriendo hacia la salida, que no era otra que la pequeña puerta de entrada a la escuela, yo corría (era más joven), a la vez, como soy una escandalosa iba gritando, pero no gritos, no, eran alaridos.
La gente que en ese momento entraba en la escuela, al oír mis gritos y verme correr no preguntaba que pasaba, sino que corría más que yo delante de mi. Los que iban a ver la capea y vieron que salíamos corriendo de la escuela tampoco preguntaron solo corrieron por todas las calles del pequeño pueblo.
Al final me quedé sola, con mucho cuidado volví a la "plaza" disimulando.
Cuando finalizó el festejo y salíamos, no se veía un alma por las calles. Salieron cuando vieron la humareda de la hoguera que habían preparado en la plaza del pueblo para cocinar la vaquilla que tanto sustos nos dio.
Ahí si estaba todos, jóvenes, menos jóvenes, mayores, más mayores...en fin, todo el pueblo hasta que dimos fin con la vaquilla".

Esta fue una de mis primeras entradas con la que conocí a mi primera seguidora, o sea, a María Ángeles. Nos hemos visitado en los blogs, ahora tambien en Facebook. Aquí es donde más he seguido la trayectoria de sus hijos.
En aquel año de 2010, sus hijos y los míos seguro que estaban estudiando. Hoy, gracias a Dios tienen sus carreras terminadas. Como digo antes, Carlos es Arquitecto y su hija Laura es una de las voces más bonita que yo he escuchado.
Tengo que decir aquello de que "De tal palo tal astilla" pues M.ª Ángeles es muy artista, sobre todo en la cocina.
Cuando nos pidió el voto para su hijo en el concurso de carteles para la Feria de Malanga, no lo dudé, y vote a favor de Carlos. Pero cuando vi que había ganado sentí la alegría lo mismo que si fuera mi propio hijo.
Y es que aunque no nos conozcamos personalmente, tengo siempre presente a todos mis seguidores. Me alegro con sus alegrías. Ya se que muchos de ellos tienen hijos artistas, pero lo mejor es que sean buenos y hombres y mujeres de bien.
A Carlos hoy le homenajeo poniendo su bonito cartel para que lo vean los que no lo han visto.

lunes, 2 de julio de 2018

Muchas velas me parece...

 
 
 
 




                                                         Mi tarta de cumpleaños


Mi cumpleaños es el día 4 de Julio. Día y hora preciosos, nací, según mi padre, a las 4 de la mañana, pillé a todos dormidos menos a mi madre que nunca ha sido muy dormilona.
Dormían mis abuelas, la familia entera, la comadrona y...el Alcalde.
Me bautizaron el día 12 de julio y el día 18...¡¡¡Se armó!!!
Cuando tenía 3 meses "se llevaron a mi padre a Brunete" (mi madre lo decía así)  pues ella no entendía y sabía que mi padre no fue por propia voluntad. Luego ocurrieron muchas cosas...

 Como veréis ya tengo la tarta en casa y a punto de encender las velas. Creo que voy a necesitar ayuda pero antes las voy a contar pues creo que hay alguna de más.

A estas alturas de mi vida las celebraciones no son como muchos años atrás.
Cuando éramos niños nos gustaba mucho cumplir años.
 Mi madre que siempre fue muy detallista, ese día siempre había algo extraordinario. Casi siempre hacia unas riquísimas rosquillas. Recuerdo que a la salida de la escuela y sabiendo que era mi cumpleaños, todas mis mejores y más cercanas compañeras me seguían a casa y mi madre tenía preparadas las consabidas rosquillas. Ellas me regalaban lindas postales, alguna coloreadas pues todavía no se hacían fotos en color, siempre iban escritas por detrás con lindos versos que yo leía con emoción. Era una bonita costumbre.
 Ahora los regalos son más valiosos pero no tan hermosos.
Hubo un año que se puso de moda un abanico, que por cierto era de papel tenía la rueda de la fortuna dibujada, varillas de mala madera y que los tenían todas las niñas, menos yo.
Yo a todo trance quería el abanico. Este costaba una peseta (eran los años 40), mi padre, como ya todos sabéis era Policía Municipal y ganaba 300 pesetas al mes. Ahora comprendo que el abanico en cuestión era caro.
No so conseguí.
A lo largo de los años y sabiendo como me gustan los abanicos me han regalado muchos.
La primera fue mi madre, un día de mi cumpleaños, ya era yo mayorcita, me regaló el abanico mas bonito  que jamás había visto.
Como a toda la familia allegada le había contado la historia del abanico, creo que no se ha quedado ninguno sin regalarme uno.
Mis dos hijos, uno blanco y otro negro. Mi nuera también me ha regalado dos, uno de ellos de tela pintado a mano, una maravilla. También me regaló uno precioso mi consuegra.
Hace un par de años cuando fui a ver a mi querida tía Gabriela, que ha fallecido a los 99 años. Me dijo:
-¿Quieres un abanico?
Me regalo con el que ella se estaba abanicando. Azul marino calado como una persiana, una preciosisdad. Lo tengo en gran estima y siempre a mano.

Bueno, ahora voy a esperar a que llegue la madrugada para entrar en situación. Siempre cuando llegaba este día mi padre contaba la misma historia. Que se le había acelerado el parto a mi madre porque el día anterior se había metido en el río.
Nosotros mientras fuimos pequeños nos creíamos todo, pero al ser mayores ya le dijimos que dejara de contar siempre la misma historia. Creo que en eso me parezco a él.
Me parezco a él en muchas cosas:
En el físico, en lo dormilona y en lo imaginativa. Siempre nos contaba cuentos e historias que él solo se inventaba.
En el día de mi cumpleaños, recuerdo a mis padres.
Vicente y Timotea.