Hace mucho tiempo que no veía a mi buen amigo Juan, el Psicólogo de la Universidad de Alcalá de Henares. El sábado sonó el teléfono, lo cogió mi hijo, pues yo apenas lo oigo. Se saludaron y le contó lo "malucha" que yo había estado...le falto tiempo para presentarse en casa con su esposa. Los dos nos saludaron, les contamos todos los "rollos" y al final, me dice:
-Hace mucho que no nos vemos, pero no te vas a librar de contar algo de lo mío, yo de paso, el lunes les cuento a mis "chicos" tu vuelta con nosotros.
No me valió decir que si esto, que si lo otro...allá va, entre otras cosas, lo que me dijo:
En el reino de Chu vivía un hombre que ignoraba dónde crecía el Jengibre, pero, no obstante, estaba convencido de que lo sabía.
Una mañana se encontró con un vecino y queriendo ratificar su idea sobre el Jengibre, le comentó:
"El Jengibre crece en los árboles".
-El Jengibre crece en el suelo- le contradijo el vecino.
No satisfecho con la respuesta, el hombre se empecinó en demostrar a su vecino que él tenía razón.
-Venga conmigo. Interrogaremos a 10 personas diferentes. Le apuesto mi asno a que el Jengibre crece en los árboles.
Sucesivamente, las 10 personas interrogadas dieron la misma respuesta: "El Jengibre crece en el suelo".
El apostador se turbó, pero ante la unanimidad de la respuesta de los interrogados, le dijo al vecino:
-Tome, llévese mi asno. ¡Pero eso no impide que el Jengibre crezca en los árboles.
Este relato nos hace reflexionar sobre las veces que nos obcecamos en "nuestra verdad" y no somos capaces de reflexionar y rectificar, aunque sea evidente que no tengamos razón. Es importante saber ceder y considerar que podemos estar equivocados.
"Mi buen amigo, no deja de trabajar...ni de visita. Y el hombre de su historia, se quedó sin asno.