lunes, 31 de marzo de 2014

La señora del cojín

La señora del cojín: Este nombre se lo he puesto yo, pues la verdad es que nunca he sabido su nombre de pila.
La he visto infinidad de veces en la iglesia, por la calle haciendo recados o paseando por el barrio.
Un día yo iba al "Súper" y la vi sentada en un banco en la rambla comiéndose un pieza de fruta. Aunque no habíamos hablado  nunca nos conocíamos, entonces la saludé y ella se puso muy contenta. Aquel día me dijo que estaba de médicos porque tenía una dolencia ya que era muy mayor, yo un poco indiscreta le pregunté que edad tenía pues no me parecía tan mayor, se echó las manos a la cabeza para decírmelo y, la verdad es que me sorprendió porque tenía once menos que yo.
Todos los domingos a la hora de la misa, nos veíamos. Ella nunca se está quieta, tan pronto la vemos en un banco en primera fila, como en el último, muchas veces no para de dar vueltas de un sitio para otro.
Un día apareció con un brazo en cabestrillo, lo llevaba escayolado, nos dijo que se había caído, ha estado lo menos tres meses así, me pareció que la pobre tenía mala suerte.
Últimamente venía a la iglesia con un cojín en una bolsa, llegaba, sacaba su cojín  lo ponía en el banco y se sentaba, pues al ser los bancos de madera seguro que le parecían incómodos.
Un día llegó sin su amado cojín y me preguntó si sabía donde había un cojín porque le dolía mucho la espalda, la verdad es que se le notaba que no se encontraba bien.
Yo  no la podía ayudar pero se acercó al diácono que estaba cerca y le pidió uno. Luis, que así se llama nuestro diácono, ni corto ni perezoso se fue hacia el altar mayor, cogió un cojín de terciopelo color  granate, de los que hay en los asientos destinados a las autoridades eclesiásticas y se lo puso en el banco, le dijo:-Siempre que lo necesites, me lo pides...Olé! Luis, pensé yo.
Uno de esos domingos que no paraba de dar vueltas por la iglesia le pregunté que como se encontraba, me dijo que estaba muy "pachucha", que le estaban dando diálisis dos veces a la semana, que lo pasaba muy mal y que estaba sola...me ofrecí a acompañarla pero me dijo que en el hospital no dejaban entrar a nadie ya que eran sesiones de cuatro horas...
Hace lo menos dos meses que la he echado de menos y como no sabía a quien preguntar, lo hice al diácono. Ayer domingo ,me acerqué a Luis y le dije:- Luis, echo de menos a la señora del cojín...el me contestó:. Ha fallecido.
Nadie se puede imaginar como me quedé...Amiga mía, no se tu nombre, pero te sigo viendo dando vueltas por nuestra parroquia o sentada en algún banco cuando voy camino del "Súper"

jueves, 27 de marzo de 2014

Puedes evitarlo

Algunas veces podemos evitar una caída pero nosotros no ponemos de nuestra parte. Ya hay bastantes accidentes para que no seamos conscientes de ver cuando hay peligro y continuar como si nada...
Viajo mucho en los trenes de cercanías, algunas veces en AVE cuando voy a Puertollano. Todos los que hemos utilizado este tren sabemos que quince minutos antes de llegar a la estación la azafata nos aconseja no levantarnos de nuestro asiento hasta que el tren esté totalmente parado...la mayoría no hace caso Y casi todos  están de pie cuando el tren para, menos yo, yo me quedo sentadita y no me importa salir la última, al final todos salimos a la vez.
En los trenes de cercanías de dos pisos aunque no van a tanta velocidad también hay peligro y hoy  he comprobado los traspiés que dan muchos viajeros. (Y los que yo no  haya visto)
El primer tropezón de hoy ha sido de un joven de unos 30 años.
 Íbamos en el piso de arriba, por experiencia se que es muy peligroso bajar las escaleras mientras el tren frena, pues bien, este hombre se ha levantado, se ha quedado con un pie en el primer escalón de bajada y el otro arriba de la escalera, la cual es muy estrecha...El tren va aminorando la marcha pero lo hace de sopetón cuando para y, ¡Zas! el buen hombre ha bajado el resto de las escaleras con sus posaderas. ¡Se levanta sonriendo! Claro que el culete se le debe de haber puesto morado.
Al rato sube al tren un abuelo con su nieto de unos 7 añitos, (el nieto claro) se sientan cerca de mi.
Cuando el tren se está aproximando a su estación, abuelo y nieto se levantan de su asiento. Se me ocurre, viéndolos en el suelo a nieto y abuelo decir, dirigiéndome al niño.
-Ten cuidado guapo no te vayas a caer.
No me ha dado tiempo de decirle que se agarrase a algún sitio. El primero que ha caído ha sido el abuelo y lógicamente ha arrastrado al crío que llevaba de la mano.
El abuelo ha bajado lo menos cuatro escalones sentado y el niño detrás de él, de cabeza, pero cosa curiosa, los dos se han levantado muy sonrientes y contentos. Tan contentos iban que casi me han dado ganas de probar y bajar las escaleras rodando a ve si me divertía un poco, porque la verdad es que de ver en esta posición al abuelo, al nieto y al señor que se había caído anteriormente, la que estaba sufriendo era yo.
Después y para que no falte de nada, entra alguien con una acordeón y un trasto (a mi me lo parece) dl tamaño de una maleta, y se propone darnos la serenata.
Yo que ya no aguanto el ruido, porque ruido hacían un rato, tanto el acordeón como "la maleta", estoy deseando de que llegue mi parada para bajar de tan "animado tren"...

lunes, 24 de marzo de 2014

Pregúntale a los muertos

He recordado un pequeño relato que viene bien para el día de hoy cuando ha muerto mi ex presidente del Gobierno don Adolfo Suarez.
Ahora todos son parabienes y loas, sin embargo, muchos de los que ahora le adulan y lloran cuan plañideras, en su momento, le dejaron solo. Gente de su partido, amigos e incluso el rey. Lo que hubo entre el rey y Suarez, solo ellos lo sabían, uno, no lo puede contar, otro...no lo dirá. echemos un tupido velo y vayamos a nuestra historia:

 Un venerable monje budista vivía prácticamente apartado del mundanal ruido, meditando y contemplando los dorados atardeceres. Sólo rompía su rutina para impartir sus enseñanzas místicas a un joven alumno. En una de esas sesiones le ordenó lo siguiente:
-Querido mío, acércate al cementerio y grita toda clase de halagos a los muertos.
Eso hizo, cuando llegó ante el maestro, este le preguntó:
-¿Que te respondieron los muertos?
-Nada, dijo el muchacho.
-Siendo así, tendrías que volver al cementerio y, una vez allí, insultar a los muertos, continuó el maestro
Obediente, aunque sin entender ni el motivo ni la razón de lo que le pedía, se dirigió de nuevo hasta el camposanto y, de pie en medio de las numerosas tumbas, soltó todo tipo de improperios.
-¿Que te respondieron los muertos?, volvió a preguntar el anciano monje.
A lo que el alumno respondió con un lacónico ¡nada!.
El maestro concluyó:
-Así debes ser tú: indiferente como un muerto a los halagos y a los insultos de los demás. Quien hoy te elogia mañana te puede insultar y al revés. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos y sé siempre fiel a ti mismo.

A los muertos ya no les hace falta este consejo, pero quizá a algún vivo, le venga bien...eso espero

jueves, 20 de marzo de 2014

Fiestas de barrio

Cuando dos mujeres mayores se encuentran después de mucho tiempo, siempre salen a relucir las penurias de juventud. Digo penurias porque en nuestra juventud no había las buenas cosas que hay hoy en día, ya sea ropa, zapatos, incluso las diversiones eran muy sencillas.
Hoy cuando he visto a mi amiga Eloisa, han salido a relucir nuestra juventud, nuestros padres, nuestros hijos y no iban a faltar los nietos. Pero la principal conversación a recaído sobre nosotras mismas.
Me contó que en cierta ocasión, por las fiestas de nuestro barrio, quería un vestido nuevo. En aquellos tiempos en las fiestas estrenábamos vestido nuevo pero había veces que era difícil para nuestros padres comprarlo. Ese año de 195...Eloisa se quedó sin vestido nuevo. No creáis que ella se amilanó, no. Empezó a pensar ya que es muy inteligente y enseguida dio con la solución.
Las casas de aquella época no eran muy grandes y raramente había un cuarto de invitados en ellas.
Rara era la casa que no tenía una cama mueble en el comedor por si venía alguna visita. Esta cama estaba disimulada con unas "Faldillas" hechas con tela de cretona casi siempre floreada, tenía fondo rojo, azul o negro con flores estampadas que resultaba muy bonita y decorativa.
En mi casa, además de las faldillas de la cama mueble mi madre puso cortinas de la misma tela, por lo que aquello parecía que estábamos en la selva.
Cuando mi amiga supo que no tenía vestido para ir a la "Kermes", dada su inteligencia, empezó a pensar como conseguirlo. Con lo primero que se topó fue con la cama mueble y su preciosas faldillas de bonita cretona. Rauda como una centella se fue en busca de su madre, ( que todo hay que decirlo debía de ser una santa, la mía no hubiese aceptado el trato), le dijo:
-Mamá, ¿me das las faldas de la cama mueble para hacerme un vestido?
La buena señora dijo que si y que sentía mucho no haber podido comprarle un vestido nuevo.
Eloisa puso manos a la obra, cortó el vestido, pero le faltaba tela para el canesú. Como ya tenía la venia de su madre, fue en busca de algo rojo que era el color predominante de la tela y, ¿ sabéis lo que encontró? Pues un par de servilletas rojas que le solucionaron el problema. Creo que le quedó un vestido precioso. Además adorno el escote con un cordón rojo hecho por ella misma.
Cuando llegó con sus amigas al baile, el ambiente era fenomenal. Allí estaban Carmen Sevilla, Lola Flores y más gente conocida para elegir a la Miss de la fiesta. Mientras bailaba se acercó Perico Chicote y le dijo: -Señorita, apúntese que vamos a elegir a la Miss y usted es muy guapa, su compañero de baile también la animó, pero ella dijo: - Si se entera mi padre que me cogen Miss me da una zurra.
Así eran aquellos tiempos. Teníamos respeto al padre, a la madre, después al marido y ahora a los hijos. ¿Tendremos que temer también a los nietos?
Eloisa no fue Miss por miedo a su padre. Yo no fui a la "Kermes" porque en mi casa nos habíamos comido las faldas de la cama mueble y por lo tanto no tenía vestido que ponerme, jajaja.
¡¡¡Las cosas que nos hemos perdido nuestra generación!!!

lunes, 17 de marzo de 2014

La felicidad

Antes de comenzar esta historia, fábula o cuento, tengo que decir que yo solo creo en un solo Dios. Aunque hace unos días un anónimo me tachó, (palabras suyas) de beata, mea pilas. Fue cuando escribí sobre el cojo de Calanda, no os imagináis las cosas que me dijo: claro que lo he borrado.
Volviendo a este momento, sigo con mi tema:

En una reunión de todos los dioses, decidieron crear al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza.
Estaban manos a la obra cuando uno de ellos los interrumpió:
-No podemos hacerlos idénticos a nosotros, porque si tienen nuestra inteligencia y fuerza, ¿en que se diferenciarían los humanos de los dioses? Tenemos que privarles de algo.
Tras cavilar un buen rato, uno de ellos dijo:
-Vamos a quitarles la felicidad, aunque no se bien donde la esconderemos.
El primero en hablar propuso que ocultasen la felicidad en el monte más alto del mundo. Pero uno de sus colegas le advirtió:
-No, recordemos que les dotamos de fuerza y, tal vez, alguien podría ascender a la cumbre y descubrirla.
Otro de los dioses pensó que el mejor lugar para poner fuera del alcance de los humanos la felicidad sería el fondo del mar. Sin embargo, pronto hubo que temió que no sería seguro, pues los hombres, con su inteligencia, podrían llegar también allí.
Tras un largo silencio, uno de los dioses creyó tener la solución. Ante el asombro de todos los presentes, dijo:
-La esconderemos dentro de ellos, estarán tan ocupados buscándola fuera que no la encontrarán.
Y así ha sido.
El hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva consigo.

jueves, 13 de marzo de 2014

Casa Botín

Botín es un restaurante de mi querido Madrid. Figura en el libro Ginness de los Records como el más antiguo del mundo. Fue fundado por un francés llamado Jean Botín, que con su esposa puso una posada en lo que ahora llamamos "El viejo Madrid". Esto fue en 1725.
El primer nombre era "Hostería Botín". La cocina era tradicional Castellana. Incluso el rey Felipe, llegó a comer en él y...el rey Juan Carlos...también.
Cuando Jean Botín y su esposa lo fundaron en 1725, (fecha grabada en piedra a la entada) era una posada con un horno de leña, era la planta baja de un edificio de la calle Cuchilleros, muy cerca de la Plaza Mayor, en pleno centro de la capital de España. A la muerte de Jean y su esposa recayó sobre un sobrino de ellos que se llamaba Cándido Remis. El nombre actual de este local "Sobrino de Botín" procede de aquella época. Una de las placas exteriores recuerda que el gran novelista Benito Pérez Galdós en su obra "Fortunata y Jacinta" menciona el restaurante donde comieron sus  protagonistas.
Cuando yo leí este libro, supe que quizá no fueron los chinos los que inventaron eso de "Todo a cien", pues don Benito Pérez Galdós, dice en dicha obra, que en la calle Mayor había una tienda que decía, "Todo a real", y esta novela está situada en el Madrid de 1886-1887...Volvamos a Botín.
Un escritor que le dio fama y prestigio fue Ernest Hemingway.
En su interior los techos son bajos. La decoración está recargada de muebles y reliquias del pasado. Las especialidades son más bien asados castellanos, siendo muy afamado el cochinillo asado  el cordero asado que lo hacen en horno de leña. Los postres son una delicia, los clásicos pestiños, bartolillos y flan de huevo.
Dicen que el pintor Francisco de Goya estuvo trabajando en sus cocinas cuando tenía nueve años.
Graham Greene menciona el restaurante en su libro "Monseñor Quijote", también Frederick Forsyth en el ·Manifiesto Negro.
Mi tío Eustaquio, que no era hombre de letras, también almorzaba en Botín cuando venía de Toledo
a darse una vuelta por el rastro de Madrid para comprar sus aperos de labranza.. (Ya contaré otro día como es el rastro).
Una de estas veces que vino mi tío de compras me llevó con el, primero al rastro, después a comer en casa Botín. Nos acompañaba una señorita muy guapa que dijo que iba a ser mi tía (que luego no fue),
se reían mucho mientras comíamos, ellos, un buena pata de cordero, a mi me pusieron un plato de patatas con carne, pues dada mi corta edad creo que no podían darme otra cosa.
Cuando mi tío me llevó a casa y se fue al pueblo, mi madre me pregunto mil y una cosas, solo recuerdo que cuando le dije que habíamos almorzado en Botín con "la tía", mi madre dijo que su hermano era un golfo...¿Por qué  sería).
Los que no seáis de Madrid, cuando vengáis, no dejéis de comer en Botín.

lunes, 10 de marzo de 2014

Salvado por su ingenio

A veces no se trata de ser más o menos listo, pero si eres un poco ingenioso, tienes muchas papeletas para salir airoso de las situaciones, esto fue lo que le ocurrió a nuestro amigo:
Un hombre al que todos tenían en buena consideración fue culpado injustamente del asesinato de una mujer.
El verdadero criminal era un hombre muy poderoso y había movido todos los hilos para buscar un cabeza de turco de su horrendo acto.
El falso culpable fue llevado a juicio sin dilación y pocos confiaban en que fuese declarado inocente.
Tal era la influencia del poderoso asesino que hasta compró al juez, quien dispuso todo para mantener las apariencias de un juicio justo.
Así, el magistrado dijo al encausado:
-Dejaremos en manos del Señor tu destino. Escribiremos en dos papeles las palabras "culpable" e " inocente". Tu escogerás uno y será Dios quien decida.
El mal juez había preparado una trampa: en ambos papeles escribió "culpable", de modo que nada importaba cual fuese la  elección.
Llegado el momento de la verdad, el hombre, ante el asombro de los que allí estaban presentes, cogió uno de los papeles y se lo tragó.
Cuando el juez, indignado, le preguntó cómo sabrían el veredicto, respondió:
-Es muy sencillo, solo hay que leer el papel que queda para saber qué ponía el que me tragué.
Menudo chasco se llevó el juez, los testigos y principalmente el asesino. 
Y es que, por más difícil que nos parezca una situación, siempre hay una salida.

jueves, 6 de marzo de 2014

Ha muerto un gemelo

A pesar de las circunstancias todo el barrio está apenado.
Los gemelos a los que me refiero eran conocidos por todos los que vivimos en Coslada, o por lo menos la mayoría.
Apenas tenía 40 años. Han sido dos chicos hermosos, guapos, de lo menos 1.80 de estatura y como digo, eran guapos de verdad.
Cuando todavía iban al Instituto empezaron a coquetear con las drogas. A pesar de ello han sido siempre muy educados y amables con todo el mundo. Siempre iban los dos juntitos, hacían la compra a su madre, siempre portándose bien en todos los comercios del barrio.
Luego ya no coquetearon, se hicieron drogadictos.
Hace más o menos diez años se empezó a ver el deterioro físico, aún así, seguían siendo educados y amables, aunque ya se empezaba a notar el tartamudeo de sus palabras. Siempre iban limpios como los chorros del oro.
Poco después vimos a uno de ellos con un pie vendado y apoyándose en una muleta, su hermano iba pegadito a él. Siempre juntos, siempre haciendo recados y siempre, sin faltar a nadie. Como digo en el barrio eran muy conocidos.
El sábado fui a la pollería del barrio y como siempre ocurre en los establecimientos de barriada donde se conocen casi todos, hablaban casi todos a la vez. Uno decía:
 -Ha sido el que iba con la muleta.
Alzando un poco la voz, pregunté:
-¿No estaréis hablando del gemelo?
Si, me contestaron. Ha muerto...
Me quedé impresionada, se me saltaron las lágrimas y pregunté:
¿Y como está el otro?
Destrozado, no lo pueden separar del cadáver de su hermano. Ni médicos ni enfermeros han podido con él...
¡¡¡Maldita droga!!! Dice alguien.
No voy a ser tan presuntuosa para pensar que alguien que se vaya a iniciar en estas sustancias lea mi blog, pero si no es así y me lee, te digo, no sigas, hay muchas cosas que hacer antes que dejarte inconsciente para no pensar. Piensa que hay muchos peor que tu. Quizá no tienen trabajo, tienen que mantener a una familia. Otros tienen un enfermo terminal al que aman mucho...piénsatelo, distráete con otras cosas. Acércate a  tu parroquia a ver si puedes ayudar en algo, piensa una cosa. Todos somos necesarios. Aunque no lo creas, todos hemos pasado por malos momentos, la droga no es la solución.
Piensa en este hermoso gemelo, mi vecino, aunque él ha terminado, ha dejado mucho dolor detrás de él.
Todo el barrio le está llorando y, yo rezo por él y por el que nos queda...

lunes, 3 de marzo de 2014

Ladrones de poca monta

Hay muchos ladrones, ladronzuelos y ladroncetes. También los hay de guante blanco, estos sin son de admirar, pues se exponen y hacen robos de altura, pero los que solo hacen fastidiar, esos se merecen un buen castigo...por tontos.
Hace unos días han robado a nuestra buena amiga Charo una cantidad de dinero mientras nadaba en la piscina de su pueblo. Seguro que no les sacó de apuros y sin embargo ella se llevó, además del susto, un buen disgusto de saber que han tocado sus cosas personales.
Hace ya varios años nos dejaron desnudos a mi y a mis hijos...lo cuento:
Casi todos los fines de semana nos íbamos a una finca de labranza que tienen unos amigos en Belvis, una pedanía de Paracuellos del Jarama. Nos iban a recoger a casa, y cargados con comida, bicicletas y a veces las carteras del colegio para que los niños aprovechasen e hicieran los deberes, nos metíamos en la furgoneta, los abuelos los hijos y los nietos y...nosotros. Lo pasábamos estupendamente en el campo, sin peligros y respirando aire puro de la cercana sierra.
Un día pensamos que las bicicletas las podíamos dejar en la casa para no tener que llevar tantas cosas los sábados...las dejamos. Otro día dejamos libros pues pesaban mucho y allí los teníamos a mano para el siguiente fin de semana.
Era tanta la amistad que teníamos con estas personas que todo les parecía bien y me dejaban hacer con total libertad. Ya teníamos las habitaciones estipuladas para cada uno.
Un día cuando recogí las mantas en verano me las llevé a la finca. Otro día me lleve toda la ropa de invierno y...así sucesivamente iba descargando mi pequeño piso el cual se estaba quedando casi vacío.
Mis amigo me decían. -Mira, puedes hacer lo que quieras en la casa, pero al estar en pleno campo y lejos del pueblo, no tenemos seguridad y alguien puede venir durante la semana y robar por lo tanto no dejes cosas de valor. Yo no hice caso, así que llevaba la ropa de invierno en verano y la de verano en invierno. Todo iba bien, hasta que un lunes, me llaman por teléfono para decirme que les han avisado del pueblo que han entrado en la casa y estaba la Guardia Civil esperándonos.
Cuando entramos en la casa, aquello estaba desolador. Se habían llevado todo incluso las bicicletas de los niños y la mochila del colegio que se le había olvidado a mi niño pequeño. Los muy zánganos habían desvalijado la nevera y habían dejado abiertas varias botellas de cerveza, hasta se comieron la leche condensada y las galletas...¡¡¡Que desolación!!!
A la semana siguiente los jóvenes de esta familia y su padre encontraron a los ladrones, estaban arrendados en una finca cercana. Llamaron a la Guardia Civil y mirando por dicha finca, mi hijo vio su bicicleta y su mochila que la llevaba el pastor a modo de zurrón.
Me fui hacia el y le dije que lo que llevaba colgado del hombro era la mochila de mi hijo. El hombre "herido su honor" me dijo que si le estaba llamado ladrón, le conteste, que a él no, pero si al que había robado la cartera de mi hijo. Automáticamente se la quito y me la dio.
Uno de los guardias civiles le dijo a mi niño que si era esa su bicicleta, al contestarle que si, le dijo: -Cógela.
Nadie le puso impedimento...fue lo único que recuperamos, la mochila la echamos a la lumbre...
Fuimos a juicio, pero no sacamos nada en limpio, no se lo que pasaría con los ladrones. El caso es que ellos no se hicieron ricos y nosotros nos tuvimos que comprar ropa nueva, incluidas las mantas cuando llegó el invierno.
Nos contaron los del pueblo cercano, que a los pocos días hicieron un fuego enorme en la calle, seguro que quemaron todas las cosas por si había un registro, o sea, ni para ellos ni para nosotros...
Esto es lo que llamo yo...Ladrones de poca monta...