Hay muchos ladrones, ladronzuelos y ladroncetes. También los hay de guante blanco, estos sin son de admirar, pues se exponen y hacen robos de altura, pero los que solo hacen fastidiar, esos se merecen un buen castigo...por tontos.
Hace unos días han robado a nuestra buena amiga Charo una cantidad de dinero mientras nadaba en la piscina de su pueblo. Seguro que no les sacó de apuros y sin embargo ella se llevó, además del susto, un buen disgusto de saber que han tocado sus cosas personales.
Hace ya varios años nos dejaron desnudos a mi y a mis hijos...lo cuento:
Casi todos los fines de semana nos íbamos a una finca de labranza que tienen unos amigos en Belvis, una pedanía de Paracuellos del Jarama. Nos iban a recoger a casa, y cargados con comida, bicicletas y a veces las carteras del colegio para que los niños aprovechasen e hicieran los deberes, nos metíamos en la furgoneta, los abuelos los hijos y los nietos y...nosotros. Lo pasábamos estupendamente en el campo, sin peligros y respirando aire puro de la cercana sierra.
Un día pensamos que las bicicletas las podíamos dejar en la casa para no tener que llevar tantas cosas los sábados...las dejamos. Otro día dejamos libros pues pesaban mucho y allí los teníamos a mano para el siguiente fin de semana.
Era tanta la amistad que teníamos con estas personas que todo les parecía bien y me dejaban hacer con total libertad. Ya teníamos las habitaciones estipuladas para cada uno.
Un día cuando recogí las mantas en verano me las llevé a la finca. Otro día me lleve toda la ropa de invierno y...así sucesivamente iba descargando mi pequeño piso el cual se estaba quedando casi vacío.
Mis amigo me decían. -Mira, puedes hacer lo que quieras en la casa, pero al estar en pleno campo y lejos del pueblo, no tenemos seguridad y alguien puede venir durante la semana y robar por lo tanto no dejes cosas de valor. Yo no hice caso, así que llevaba la ropa de invierno en verano y la de verano en invierno. Todo iba bien, hasta que un lunes, me llaman por teléfono para decirme que les han avisado del pueblo que han entrado en la casa y estaba la Guardia Civil esperándonos.
Cuando entramos en la casa, aquello estaba desolador. Se habían llevado todo incluso las bicicletas de los niños y la mochila del colegio que se le había olvidado a mi niño pequeño. Los muy zánganos habían desvalijado la nevera y habían dejado abiertas varias botellas de cerveza, hasta se comieron la leche condensada y las galletas...¡¡¡Que desolación!!!
A la semana siguiente los jóvenes de esta familia y su padre encontraron a los ladrones, estaban arrendados en una finca cercana. Llamaron a la Guardia Civil y mirando por dicha finca, mi hijo vio su bicicleta y su mochila que la llevaba el pastor a modo de zurrón.
Me fui hacia el y le dije que lo que llevaba colgado del hombro era la mochila de mi hijo. El hombre "herido su honor" me dijo que si le estaba llamado ladrón, le conteste, que a él no, pero si al que había robado la cartera de mi hijo. Automáticamente se la quito y me la dio.
Uno de los guardias civiles le dijo a mi niño que si era esa su bicicleta, al contestarle que si, le dijo: -Cógela.
Nadie le puso impedimento...fue lo único que recuperamos, la mochila la echamos a la lumbre...
Fuimos a juicio, pero no sacamos nada en limpio, no se lo que pasaría con los ladrones. El caso es que ellos no se hicieron ricos y nosotros nos tuvimos que comprar ropa nueva, incluidas las mantas cuando llegó el invierno.
Nos contaron los del pueblo cercano, que a los pocos días hicieron un fuego enorme en la calle, seguro que quemaron todas las cosas por si había un registro, o sea, ni para ellos ni para nosotros...
Esto es lo que llamo yo...Ladrones de poca monta...
Ladrones de poca monta pero que fastidian mucho, porque eso de entrar en tu casa (en este caso en la de vuestros amigos) y te revuelvan todo, te lo dejen "patas arriba" y manoseen tus cosas más personales es mucho peor que el mero hecho del robo.............luego también hay que añadir el trastorno que supone tener que reponer todo lo robado y poner en orden lo que han revuelto.Besicos
ResponderEliminarY ¿Sabes una cosa Charo?
EliminarEn el bar del pueblo un día que fuimos a tomar café nos dijeron que no teníamos vergüenza por haberlos denunciado.
Por mucho que no queramos...seguimos siendo unos quijotes.
Tienes mucha razón, solo de pensar que habían tocado nuestras cosas...claro que poco dejaron. Lo único que no se llevaron fueron los libros, no tocaron ni uno y eso que entre los dueños de la finca y yo, teníamos una buena colección.
Como verás, de leer poco.
Un beso
Si, asi eran antes, sin embargo ahora hay redes muy bien organizadas y especializadas. Para mí todos los ladrones tienen que tener un castigo. El que es amigo de lo ajeno..¡que pague por ello! Feliz día.
ResponderEliminarComo digo a Charo, después casi nos pegan a nosotros por denunciar.
EliminarAl final no recuperamos nada, excepto las bicicletas y unos álbunes de discos.
Crees que tanto ladrón como hay va a pagar por robar lo ajeno?
Un beso Hada...
Que miedo me da que me pase eso en nuestra casa de Lanuza !!
ResponderEliminarNo pienses en lo que pueda pasar. No tengas miedo seguro que no va a pasar nada en tu casa...¡tranquila!
EliminarUn beso trimbolera.
Ma de los Angeles, un consejo para los ladrones, nunca roben en el mismo pueblo porque Ma de los Angeles los puede encontrar y toda la mercadería tendrán que quemar!!!! Lamento lo que sucedió, es muy triste encontrarnos sin nuestras cosas y muy caro reponerlas, un abrazote!
ResponderEliminarLa verdad es que fuimos muy buenos detectives, pero no tan buenos que no recuperamos casi nada y casi nos meten en la cárcel a nosotros por denunciar.
EliminarUn abrazo María Cristina