He puesto el emblema de la Policía Municipal de Madrid. A la que pertenecía mi padre. Creo que todos nosotros nos sentimos orgullosos de nuestros padres, pero yo, quizá me sentía orgullosisima. No se ponía el uniforme más que para ir al trabajo, o sea, que no se aprovechaba de él.
Como muchos me habéis preguntado lo que pasó con mis padres despues de la "compra" de lentejas, pues os lo voy a contar.
Lo primero es que, mi madre cuando le quitaron los de abastos lo poco que traía, iba con cuatro niños y uno lo llevaba en sus brazos. Al llegar a la estación de las Delicias me dijo, coge a dos niños de la mano y no os soltéis. Ella llevaba, uno en brazos y otro de la mano. Ya sabéis lo que paso...que le requisaron las lentejillas. Cuando llegó a casa y se lo contó a mi padre, dijo que él no iba a pedir favores no se fueran a creer que éramos estraperlista. Y así quedó la cosa.
Cuando volvimos de aquel día de marras, ya estaba en casa mi amado padre, se había quitado el uniforme. Yo no tenía ganas de cenar y mucho menos mi madre. Y al preguntar de dónde veníamos. mi madre no enojada, sino cabreada, le contestó:
-Pues que hemos ido a por lana y venimos trasquiladas.
Mi padre se asustó, nos miró y cuando vio que estábamos bien, se quedo mas tranquilo. Mi madre desde la cocina, le estaba preparando la cena, y como no se podía callar, le dijo:
Pues que si tu fueran como otros hombres, nosotras no teníamos que ir a comprar de noche comida a escondidas.
Con esta respuesta mi padre se asustó más. Pero le conté lo que nos había pasado y no se le ocurrió otra cosa que preguntarme:
-¿Le ha pegado mamá a ese hombre? (conocía bien a mi madre)
-Le ha faltado poco, le respondí.
Nos echamos a reír, cosa que enfureció más a mamá .
Pero mientras mi padre cenaba, mi madre no paraba de despotricar, le llegó a decir. ¡¡¡Calzonazos!!!
¿Qué quieres que haga yo?
-Pues lo mismo que hiciste con tu madre cuando trajo esa bolsa llena de guisantes.
-Es que si llego a saber que mi madre trae esa bolsa de guisantes, no voy a buscarla a la estación.
-Es que si tu madre hubiera dejado la bolsa en la carretera había llegado sola a casa, de los bichos que tenían.
-¿Que los guisantes de mi madre tenían bichos?
-Ya lo creo, si hasta despues de cocidos, la olla se movía.
Bueno el caso es que estuvieron discutiendo un buen rato, yo me fui a mi cuarto, de vez en cuando los oía, bueno oía a mi madre, pues mi padre solo decía...si, no, bueno, lo que tu digas.
El caso es que a los nueve meses tuve un nuevo hermanito...
No se si lo he explicado bien, pero lo podéis leer en mi libro "El soldado Feliciano" que está mejor.
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