lunes, 25 de marzo de 2024
A los papás y a los abuelos
lunes, 18 de marzo de 2024
Mi potaje
Para mis queridos amigos ingleses, alemanes, franceses etc.etc. Les digo que el potaje es un plato típico español que se come preferentemente en Cuaresma. (O eso me imagino yo).
Se compone de garbanzos, espinacas, bacalao y en algunos sitios le ponen albóndigas de Cuaresma, o sea, sin carne. Mi madre lo hacía muy rico y sencillo y yo lo hago como ella me enseñó.
Hacía lo menos diez años que no lo comís, pues a ninguno de mis hijos les hace mucha gracia, por no decir ninguna. Como ya sabemos todos, estamos en Cuaresma y es costumbre que los Cristianos Católicos nos abstengamos de comer carne los viernes de Cuaresma. Dicha costumbre es...porque al hacer esto estamos en comunión todos, a sea, que estamos unidos en días tan señalados como es la Semana Santa.
El viernes hice el consabido potaje...pongo la mesa y espero a que llegue mi hijo. Lo primero que me dice es que está muerto de hambre. Se pasa al cuarto de estar donde comemos cuando estamos solos, se sienta y esperan que yo llegue con la comida. Cuando ve el potaje, va y me suelta:
-Parece rancho. (claro, como ha hecho la mili), yo creía que lo decía por hacer gracia, si, si.
Me pregunta muy serio que clase de comida es. Yo le respondo que potaje, me dice:
-¡Que pena de garbanzos!
-¿Y eso verde que es?
Le contesto que espinacas y, me dice:
¡Que ya me lo puedo comer yo que él no lo cata!.
Yo con cara de mártir le digo que por favor, que lo coma, que está muy rico y además es día de vigilia...entonces...me pide un filete, que así tengo potaje para más días, para mi sola, por supuesto.
Entre este tira y afloja nos han dado las 4 de la tarde. Como el "niño" es cuarentón, ni puedo darle un guantazo ni obligarlo a comerlo, las dos cosas se las merecía. Me voy a la cocina, abro un tarro de espárragos y un par de huevos fritos y se los pongo en la mesa...yo empiezo a comer mi potaje. El muy ladino viéndome comer me dice:
-Con la olla que has cocinado vas a tener potaje para toda la Cuaresma...y para la del año que viene.
Cuando hemos terminado la comida, he sacado todas las tarteras que tengo de Tupperware y me he repartido el potaje por raciones, seguro que despues de Cuaresma...todavía tengo potaje.
¡Ah, a todo esto he tomado el té de las cinco a las siete...
¡Que ricos son los hijos cuando son mayores!
lunes, 11 de marzo de 2024
El Abuelo, leyenda de Jaén
Como estamos en Cuaresma vamos a poner algo que he visto y oído por alguna parte y lo voy a contar, a mi me ha gustado mucho, allá voy.
Resulta que nos parece que solo vemos algunas partes de Andalucía, pero no, hay, bueno todas, tienen sus leyendas, cuentos o como queramos llamarlas.
Esto ocurrió en Jaén, que también es una de las provincias de Andalucía y que según las crónicas ocurrió en un pequeño caserío:
Una noche, un anciano llegó muy cansado a la puerta de un caserío y pidió a la familia que allí vivía pasar la noche allí a lo que la familia accedió.
Durante la cena, el hombre vio el tronco de una encina y se le ocurrió tallar una imagen como agradecimiento por acogerlo, se encerró en un dormitorio y dijo no salir de ahí hasta que no acabara de tallar.
Pasados tres días y viendo que el hombre no salía la familia, preocupados, se decidieron a entrar y encontraron la figura de Jesús perfectamente esculpida cubierta con un sudario pero ni rastro del anciano, y una nota en la que decía:
>A través de esta imagen, amadle con todo el corazón, con la seguridad de que nunca os abandonara<
A partir de entonces se produjeron multitud de peregrinaciones al caserío y cuando el matrimonio falleció, la imagen fue trasladada al Convento de las Carmelitas Descalzas.
Esta leyenda mantiene el misterio de este paso al que acompañan miles de penitentes, a ritmo de una marcha compuesta para este paso por el maestro Cebrián, y que despierta la admiración de la ciudad de Jaén y de los visitantes.
LA FOTOGRAFÍA LA HE COGIDO DE INTERNET Y ES LA AUTENTICA O SEA LA MISMA
QUE AQUEL ANCIANO ESCULPIÓ.
lunes, 4 de marzo de 2024
Los guisantes de la abuela
Hoy tenemos la reunión anual de los vecinos, por ese motivo y aunque tengo pocas ganas, no tenemos más remedio que ir.
He delegado en mi hijo, pero dice que yo vaya aunque sea poco tiempo, el caso es que me vean...iré.
Por ese motivo voy a ser breve y voy a contar una anecdota que le ocurrió a mi querido padre y a mi abuela:
Ya sabéis que mi padre solo se ponía el uniforme cuando estaba de servicio, que era siempre, pero claro solo por las tardes, pues bien. Escribió mi no menos querida abuela, diciendo que venía para hacernos una visita y de paso nos traía un poco de matanza, que lógicamente habían hecho en el pueblo.
Mi madre se puso tan contenta, no solamente porque llegaba su suegra, sino por la matanza que anunciaba. Eran malos tiempos, estoy ablando de los años 40, cuando todo lo tenían que comprar de estraperlo, ya que como sabéis algunos mayores, eran tiempos de Posguerra y el que mas y el que menos vivía del estraperlo,
Mi padre, a regañadientes se puso el uniforme para ir a buscar a su señora madre. Mi madre, casi le empujaba para que se fuera cuanto antes y así venían pronto.
Al bajarse del tren en la estación de las Delicias en Madrid. Mi pobre padre vio que su madre traía una enorme bolsa y a este le caían sudores. Después de los consabidos besitos, que no le gustaban cuando vestía el uniforme, le dijo a mi abuela, su madre:
- Madre, ¿Qué trae usted el esa bolsa?
Ella le contestó - Un poco de matanza, hijo.
Él le contestó.- Salga usted rápidamente porque si la registran los de abastos...
Ella se reía, pues creía que mi padre era el que mandaba en Madrid. Salieron por donde le dijo mi padre y la buena de mi abuelita se paró para decirle al señor de abastos...-Este es mi hijo.
Según creo a mi padre le caían sudores, le dio una risa tonta y pasaron los dos como si nada.
No solamente llevaba "una poca de matanza" sino que también traía guisantes, estos estaban secos, o sea, como los garbanzos...la matanza se acabó, pero los guisantes, estos no tenían fin. Mi madre los hacía en forma de potaje, los guisaba como las lentejas...el caso es que ya nos salían los guisantes por las orejas. Hasta que nos revelamos y ya no quisimos comer mas guisante. No crean que fueron a la basura, no, sino que "Los vendió mi madre" y las vecinas se los quitaban de las manos.
Mi padre lo contaba con mucha gracia, tal es así, que al decirle mi madre que como habían pasado por la estación bolsa tan grande, él dijo:
"Es que si lo se no voy"