Tenía 27 años, estaba en plena guerra civil, sin comerlo ni beberlo se encontró en Brunete. Allí se estaban pegando tiros unos y otros, el no, pues era camillero de Sanidad Militar y tenía que recoger los heridos de uno y otro bando. En un descanso le entregaron una carta y rapidamente fue hacia su barracón para leerla en solitario. Allí le encontró el capitán despues de ser avisado por el sargento que un soldado estaba llorando. Cuando llegó el capitán, le preguntó que le pasaba, él no dijo nada, ni siquiera levantó la cara aunque seguía llorando. Cuando el capitán volvió a preguntarle, sin levantar la vista por ver quien era, le entregó una fotografía que tenía junto a su corazón. Este la tomó y vio que era de una bella joven con una niña en sus brazos. Le preguntó, suponiendo que eran su esposa e hija:
¿-Cuánto tiempo hace que no las ves? Este hombre contestó: - Tenía la niña 6 meses y ahora tiene año y medio...
El buen capitán le dijo que cogiera la maleta y que tenía un mes de permiso. El soldado no se lo pensó y se metió en el primer convoy de intendencia que iba a repartir abastecimiento a varios pueblos de la Sierra Madrileña donde tenían montado un buen "cisco".
A mitad de camino empezaron a oírse ruido de aviones y el sargento que iba al mando de dicho convoy, les dijo a voces: -¡ Rápido, todos a la cuneta! cuando todos estaban a salvo...cayó una bomba en todo el centro de dicha camioneta y la dejó hecha "puré".
Tardó varios días en encontrar un medio de locomoción que le llevara a su pueblo, Recas, en la provincia de Toledo y, como Madrid estaba tomado por el bando contrario, se las vio y se las deseó hasta encontrar un coche, tren o carro que le llevara a su destino.
Fue a través de un panadero que repartía pan y harina por los pueblos entre Madrid y Toledo. Este buen hombre le ofreció su casa y su carro y, le dejó a 10 kilómetros de su pueblo natal.
¡¡¡Por fin llegó a su casa!!! Aunque quizá el mes que pasó junto a su esposa e hija se le hizo corto. Pero pensó que otros no tenían ni siquiera una semana.
Podía contar mucho más de este buen hombre, pero la emoción me embarga y no puedo seguir, porque este hombre...era mi padre.
Con esta pequeña historia, vaya mi homenaje a todos los que estan luchando sin ellos tener ganas de pelea...Dios quiera que acabe pronto esta inútil guerra entre dos, que estan haciendo llorar a muchas madres, esposas e hijos...