lunes, 23 de abril de 2018

La Cascanta

 
Una "Cascanta"
 
Lo primero que voy a decir: la palabra "Cascanta" no está en el diccionario de la Real Academia de la lengua española.
 
Si existe Cascante y es un municipio y una ciudad española de la Comunidad Foral de Navarra, situada en la Rivera de Navarra, cerca de Tudela y a 104 km. de Pamplona.
Dicho todo esto, digo y afirmo que la susodicha palabreja "Cascanta" la inventó mi madre. Mi madre no tenía mucha cultura pero si mucho sentido del humor.
Esto que cuento viene al caso porque hay un par de señoras Políticas que aparecen mucho en las televisiones, en el Parlamento y en todos los periódicos y lógicamente no paran de hablar y hablar y siguen hablando mucho. Cada vez que las veo por tv. siempre a la hora de comer, si estoy sola cambio de canal, pero cuando comemos los fines de semana mi hijo y yo, me trago todo lo que dicen, yo las llamo "Las Cascantas". Aunque según mi hijo y mucha gente más creo que dicen las cosas muy claras...
Uno de estos días me pregunta mi "nene" que de donde me he sacado esa palabra. Lo mismo que voy a hacer ahora, hice ese día, contarlo.
La cosa ocurrió allá por los años 50, total, hace poco. Mis padres, mis hermanos y yo claro está, nos mudamos a un piso nuevo muy bonito y más grande que en el que vivíamos. Estaba situada en el lado contrario, o sea, vivíamos en el sur y este piso estaba al norte.
Los mandó construir el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid para sus empleados. Ya he contado muchas veces que mi padre era policía Municipal, pero tambien fueron agraciados: motoristas, escoltas y barrenderos, (como se ve, no había discriminación de empleo).
"La colonia" como la llamábamos estaba siempre vigilada por unos señores de uniforme, los cuales también vivían allí y los llamábamos "Los vigilantes. Ni que decir tiene que estábamos bien vigilados y protegidos (aunque entonces no había muchos asaltos), por lo menos donde yo vivía.
Como ya he dicho en algunas ocasiones, mis padres eran muy simpáticos, acogedores y agradables al trato. Enseguida hicieron amigos pues todos trabajaban para el mismo "jefe".
Con los que más se juntaban, era con un matrimonio muy agradable. El señor era barrendero e hizo buenas "migas" con mi padre. Tal es así, que casi todas las noches subían a casa a charlar un rato, poner "verde" al Alcalde de turno porque no les subía el sueldo y charlar, charlar y charlar.
La que más charlaba era la señora, que no me acuerdo como se llamaba porque ahí, es donde entra mi madre que le puso el nombre de "Cascanta". El señor si recuerdo que se llamaba Cristóbal, porque su señora esposa solo sabía decir, "mi Cristóbal por aquí, mi Cristóbal por allá".
Como casi todas las familias de aquella época, comíamos y cenábamos todos juntos. Comíamos cuando salíamos de los colegios y cenábamos cuando llegaba papá después de su trabajo. Pero ocurrió que ..."Mi Cristóbal y la Cascanta" llegaban de visita cuando íbamos a empezar a cenar. Mi madre nos decía que esperáramos. Pero claro, la espera se hacía cada vez más larga, porque la "Cascanta" no paraba de hablar y los demás escuchando.
Yo apenas me acuerdo de qué hablaban pues estábamos deseando que se marchasen para cenar. Algunas veces mi madre ponía la cena a los más pequeños en la cocina. Todos, incluido mi padre que después de estar toda la tarde dando paso a los coches y peatones, estábamos hambrientos y deseando que "mi Cristóbal y la Cascanta se marchasen, pero todo fuese por la amistad.
Los tres hermanos mayores creíamos que sabíamos mucho, leíamos escuchábamos la radio, en fin....
Un día, uno de mis hermanos dijo que se había enterado que cuando querías que se fuera una visita no deseada solo tenías que poner una escoba con el palo hacia abajo detrás de una puerta y ¡zas! la visita se iba.
Aquel día, mejor dicho, aquella noche ya estábamos aburridos, hambrientos y cansados. Entonces aparece uno de mis hermanos con la escoba hacia arriba. Los tres mayores no echamos a reír, mi madre, con los ojos nos comía. No le hicimos caso, pusimos la escoba detrás de la puerta y...en ese momento dice la "Cascanta":
-Vámonos Cristóbal que los niños están solos.
No se si será casualidad, superstición o lo que sea, el caso es que funcionó. Así, que todas las noches en cuanto veíamos aparecer a "Mi Cristóbal y a la Cascanta", alguno cogía la escoba. Cuando se lo contamos a mi padre, no paraba de reír y en cuanto llegaban los vecinos, si no habíamos cenado, se sacaba la escoba. Y os digo que funcionó.
En homenaje a "La Cascanta".
Llega el niño a casa de su tía y le dice:
-Tía, enséñame el pájaro.
La tía le dice:
-Bonito yo no tengo mascota.
El niño responde:
-Es que ha dicho papá:
¡¡ -Vamos a ver a la cotorra de tu tía!!...

lunes, 16 de abril de 2018

Señora Maestra




 
Una maestra

Yo, como dice el refrán "Sigo en mis trece".
Esta frase procede, o se la adjudican al Papa Benedicto XIII, pues creo que era muy cabezón y se había empeñado en poner o quitar la Sede del Papa en Roma, otros la querían en Aviñón. Total, que si yo aquí, que si tu allí el buen hombre (porque aunque era Papa tambien era hombre), como digo el buen hombre que, creo que era aragonés, se quedó siendo amo y señor de la frasecita, o sea, que aquel que no cede es que sigue en sus trece.
Yo no soy cabezona pero quiero seguir enarbolando bandera por todas las señoras que han hecho algo por la humanidad.
 Se da el caso que cada vez encuentro más mujeres que son y han sido muy listas, por eso se merecen mi admiración. Que conste que también hay señores. También tengo cosas buenas de ellos que ya contaré.
Hoy me he encontrado con una mujer que allá por 1949 patentó un libro mecánico, considerado hoy en día como el antepasado del actual dispositivo electrónico.
Esta señora, Ángela Ruiz Robles, fue la profesora que adelantó el libro electrónico.
Doña Angelita, que era española e impartía clases en la escuela de Magisterio de León estaba muy preocupada por dos cosas: la calidad de la enseñanza y también por algo que hoy continua causando más de un problema, el peso de los libros que los alumnos tenían que cargar. Por eso inventó el libro mecánico, con la idea de que todo lo que necesitaran los pupilos estuviese en este dispositivo, reduciendo el gasto de libros y el peso que cargaban los chicos en las mochilas.
Mantuvo el pago de su patente hasta su muerte, 1975, pero jamás lo vio comercializado. Ella no se desanimó, recorrió las mejores ferias de toda España y acudió en varias ocasiones al Ministerio de Educación para defender su invento, pero no lo consiguió. Tampoco logró que la tomasen en serio por ser mujer.
¡¡Que pena!!.
 "Doña Angelita, siento lastima de que no vea usted hoy lo que ideó en su día".
La voy a recordar todos los días de mi vida, pues leo mucho y me acuesto con mi iPad, donde mi hijo me regala tantos libros que me da la madrugada leyendo. Ahora, lo haré en su honor. MAESTRA.

Para animarnos un poco.   Mi homenaje a los maestros.

El profesor de Historia le pregunta al alumno.
-Daniel, ¿Qué me puedes decir de la muerte de Napoleón?
-Que lo siento mucho profesor.

La maestra dice:
-A ver Luis, ¿Cómo ves la escuela ideal?
-Cerrada señora maestra.

Jaimito le pregunta a la maestra:
-Maestra, ¿usted me castigaría por algo que no hice?
-Claro que no, Jaimito.
-Ahh, pues qué bueno, porque no hice los deberes.

El profesor dice:
-Díganme una palabra que empiece por "C"
Pepito responde:
-Huevo.
Entonces el profesor le pregunta:
-¿Donde lleva la letra "C" la palabra huevo?
Y Pepito dice:
-En la clara.

En la escuela un niño le pregunta a su maestra:
-Profesora, ¿a cuantos años se muere un burro?
-¿Por qué?, ¿Acaso ya te sientes mal?

En el examen le dice el profesor a un alumno que no ha sabido contestar a ninguna pregunta:
-Le haré una última pregunta, si la sabe, le aprobaré.
-¿Cuantos pelos tiene la cola de un caballo?
-Treinta mil quinientos ochenta y tres.
-¿Y cómo lo sabe?
-Perdone profesor, pero esa ya es otra pregunta.

lunes, 9 de abril de 2018

Las aceitunas adobadas



Tengo en la despensa botes y tarros de aceitunas de varias clases, negras, verdes, adobadas, sin adobar, con anchoas, sin anchoas, en fin más de las que quizá me coma.
La cosa empezó porque le conté a mi hijo lo que me ocurrió con unas aceitunas allá por mis años mozos. Es una tontería, nunca lo conté a nadie por la poca importancia que tiene pero se lo conté a mi hijo y a mi amiga Piruja. Uno me llenó las despensa de aceitunas. La otra, primero le causó gracia, después, pena.
Y ahora, para que nadie se intrigue, se ría o llore, ahí va la anécdota:
Esto ocurrió estando yo haciendo el Servicio Social en el año 1954. Estaba preparándome para unas oposiciones de Telefónica Nacional de España. ¿Verdad que el nombre ya es bonito? Pues bien, entre toda la documentación que exigían, una de las cosas era, tener hecho el SS. o prometer hacerlo.
Algunas de las señoritas opositoras lo habían hecho, otras no, entre las que me encontraba.
Juré, prometí y me comprometí a hacerlo.
Como las clases eran por la tarde empecé mi Servicio Social por las mañanas.
Los primeros tres meses me tocó en una clase de cocina, otra de canto y alguna más de cultura general, lo del canto y la cocina lo aprobé por los pelos. Los siguientes tres meses (pues eran seis meses el servicio), lo hice en un taller de bordados de Lagartera. De ahí que alguna mantelería de mi ajuar iba bordada por mis manitas, que dicho sea de paso, me quedaron preciosas.
La anécdota ocurrió en este taller de bordados:
 En él había grupos de seis u ocho chicas. Unas hacían las servilletas y otras se repartían el mantel.
Éramos jóvenes de todas las condiciones sociales, unas porque nos lo exigían para los estudios. Otras eran "niñas de papá" que las mandaban para tenerlas entretenidas unas horas. Tengo que decir que con todas las chicas que coincidí me llevé muy bien, todas eran estupendas y sobre todo muy educadas.
En aquellos años varias de mis compañeras fueron hijas de Ministros, del Cuerpo Diplomático y de muy alta alcurnia económica. Una de ellas era familia del entonces Ministro Girón que siempre iba a la par del Caudillo, pero como digo, todas eran chicas estupendas.
Entrábamos a clase a las 10 de la mañana y hacíamos un descanso para comernos el bocadillo sobre las 11.
 Aquí entran las aceitunas:
Yo llevaba mi "bocata" de casa, pero estas niñas tan pijas, iban con su bolsito, sus zapatos de tacón y...dinerito de sobra.
 Cuando la profesora nos daba permiso para comer el bocadillo, estas niñas salían a comprárselo, llegaban a una panadería y después a un charcutería y les llenaban el pan del fiambre que ellas elegían. Entonces conocí yo la cabeza de jabalí, el jamón de York, el salami, la sobrasada, etc.etc. además...compraban un gran papelón de aceitunas.
En casa lo que más comíamos era el chorizo, el queso o el salchichón de Vic, lo demás debía de ser prohibitivo para el monedero de mi madre.
Cuando ya estábamos todas juntas con nuestros respectivos bocadillos sentadas a la mesa, que antes habíamos quitado la labor, entonces, ponían el paquetón de aceitunas en el centro y todas las que comían pagaban a escote dicho extra.
Entonces yo, el primer día, dije:
-Muchas gracias, pero no me gustan las aceitunas.
Ya no tuve que dar más explicaciones, desde ese día, yo sacaba mi bocadillo de queso, chorizo o salchichón de Vic y, miraba como se comían una tras otra el montón de aceitunas.
Jamás se lo dije a mi madre. Bastante hacía poniéndome un bocadillo y dándome un duro diario para el metro, pero estoy segura que si lo hubiese sabido me había dado algo más de dinero para que yo comiese aceitunas.
En casa cuando mi madre hacía ensaladas añadía aceitunas negras y como era muy buena cocinera, algunas veces hacía unas sopas riquísimas con aceitunas verdes, en ambos casos comíamos las que sobraban y...hasta otra.
Hace unos días en una conversación telefónica con mi amiga Piruja me oyó mi hijo y al terminar me hizo que se lo contase, yo creo que le dio pena de aquella jovencita que no quería pedir a su madre más dinero, bastante tenía la pobre con poner comida para tantos, pues éramos 6 hermanos ( aún faltaba otro que vino al mundo cuando yo tenía 20 años).
El caso es que ahora no me faltan aceitunas. Las que más me gustan son las negras, me las compra mi hijo sin hueso y todo...
¡Ah!, pero no termina aquí la cosa. El fin es, que gane la oposición, pero... había 800 plazas en Madrid y 600 en Barcelona. Me toco plaza para Barcelona y...mis padres (mejor dicho mi madre), no me dejaron ir a la Ciudad Condal, pues en aquellos tiempos los hijos obedecíamos lo que acataran nuestros padres, así fue como después de tanto estudiar, me quedé compuesta y sin trabajo, menos mal que al poco tiempo encontré trabajo de secretaria en una Gestoría.
Diría muchas cosas más, pero lo dejo para otro día.

martes, 3 de abril de 2018

Algunas curiosidades

Ya que ha pasado la Semana Santa, creo que todos estamos un poco más tranquilos. Los niños han vuelto al colegio, los papás al trabajo, las mamás a todo pues ellas trabajan y atienden a sus niños, al maridito y cocinan. Y eso que ahora los hombres ayudan mucho. En mis tiempos de juventud, no era de hombres llevar un cesto con la compra, ellos se creían " muy machos " por eso, las cosas han cambiado para bien y ahora un hombretón va tan ricamente con su carrito de la compra. Eso no los hace ser menos hombres, al contrario, son mucho mejor que los antiguos, mas cariñosos con sus niños y...más guapos, que todo hay que decirlo.
La Semana Santa en vez de darnos descanso creo que nos ha cansado mas si cabe. Los que han salido fuera de su ciudad, se han cansado, los que se han quedado, se han cansado, algunos hasta se han cansado de cama. Yo no iba a ser menos, me he cansado de tanto ir a mi parroquia, pero me ha encantado y lo he pasado muy bien. A todos os felicito La Pascua de Resurrección, ahora, a esperar otro año para volver a cansarnos. Y para seguir siendo buenos.
 Voy a poner una preciosa frase, que por supuesto no es mía, la he encontrado entre tantos papeles que guardo.
"SI SUPIERA QUE EL MUNDO SE ACABA MAÑANA, YO, HOY TODAVÍA, SEMBRARÍA UNA FLOR"  ( Martin Luther King ).

Curiosidades:

 Las calles de dirección única aparecieron en 23 de agosto de 1617 tras una resolución del Ayuntamiento de Londres que pretendía evitar "los desórdenes y comportamientos descorteses" de los cocheros y se aplicó a siete calles con tráfico muy denso de la ciudad. A los infractores se les multaba si les pillaban una vez. A los reincidentes se les retiraba el permiso de carruajes. (Lo mismo que ahora). O sea, que nada es nuevo.

El paracaídas.

 Curiosamente se inventó antes que el avión, ya que el primero lo ideó, en el año 852, un tal Abbás para lanzarse desde una torre de Córdoba. No funcionó, no sabemos si se dio un buen trompazo. Y no fue hasta 1797 cuando André-Jacques ató un paracaídas a un globo de hidrógeno, subió a mil metros de altura sobre el cielo de Paris, cortó la canasta y aterrizó con éxito. Este tuvo más suerte.

Una de gastronomía: Los boquerones en vinagre.

En el siglo XV, los sefardíes asentados en Al-Ándalus tenían serias dificultades para consumir pescado fresco, por lo que lo maceraban en vinagre y salazón para conservarlo. Aunque utilizaban dicho aliño con muchos pescados, el más habitual fue siempre el boquerón, un pez muy abundante en el Mar Mediterráneo y el océano Atlántico.

Reloj de cuerda:

Fue un alemán, Peter Heiniein, quien reinventó en el siglo XVI el reloj de Núremberg, que era de bolsillo, añadiéndole el mecanismo para darle cuerda. Hasta la Primera Guerra Mundial no pasó del bolsillo a la muñeca y, a partir de  1967, cuando apareció el cuarzo, lo de dar cuerda al reloj entró en decadencia.

Si nos damos cuenta, nosotros no hemos inventado nada.
Mi padre tuvo su primer reloj de pulsera allá por el año 1946, lo compró a plazos a un compañero también policía que, según nos contó, llevaba un maletín lleno de relojes para venderlos entre sus compañeros y...los vendió. Cuando llegó una noche a casa después del servicio, no hacía más que levantar el brazo, no nos dimos cuenta hasta que soltó una risa arremangado para que viéramos tal maravilla.
Yo tuve mi primer reloj, precioso por cierto, cuando cumplí los 18 años, ese fue el regalo de mi madre.¡¡Como han cambiado los tiempos!!
No voy a seguir, por hoy, contando cosas de antaño, porque si no voy a lloriquear.

Gracias a todos por vuestros votos, creo que este año voy a tener más que nunca.

domingo, 1 de abril de 2018

Premios 20Minutos laBlogoteca.

Premios 20Minutos laBlogoteca.

Os dejo a todos un enlace permanente, en mi blog, para que me votéis (con 5 estrellas) ;) en los premios que todos los años organiza el periódico 20Minutos.



Es muy fácil solo tenéis que pulsar en la imagen de la derecha como os pongo en esta captura.