lunes, 27 de diciembre de 2021

Adornos Navideños


Mi arbolito



      En algo me tengo que parecer a mi padre. Todos los años por mi cumpleaños me decía: tu naciste porque mamá se metió en el rio el día anterior a tu nacimiento, yo me lo creía hasta que fui mayor, claro esta. Pues bien, todos los años por estas fechas le cuento a mi hijo y a quien quiera escucharme la historia de la Poinsettia. Hoy no iba a ser menos...allá voy con mi relato para el que quiera leerlo.
 
     El motivo de que esta planta de hojas verdes cambie de color en el mes del Nacimiento del Señor, nos lo cuenta esta leyenda:
     Era costumbre en México que los fieles llevaran algún pequeño regalo que ofrecían al Niño Jesús durante la misa de Nochebuena.
     Un muchachito llamado Pablo, se sintió muy triste cuando esa noche no tenía que llevarle al Niño. 
     Era demasiado pobre y no tenía nada que ofrecerle. Se escondió en un rincón de la iglesia y, arrodillado, lloró amargamente. Las lágrimas resbalaron por su cara y caían al suelo.
     De pronto, ante sus ojos, una preciosa planta empezó a crecer. Sus hojas eran de un rojo encendido y estaban dispuestas en forma de estrella y en el mismo centro, un manojito de menudas flores amarillas la inundaban de luz.
     Pablo supo que aquel era el regalo que Dios le enviaba para ofrecer a su hijo recién nacido y feliz como nunca, depositó aquella estrella preciosa a los pies del Pesebre. 
     Así dicen que pasó y desde aquella noche la Poinsettia o Flor de Pascua se vuelve roja en Navidad.

¡¡¡Que linda historia!!!

Mi flor navideña

 
Otra Poinsettia

 Ya se que las fotografías no son muy buenas, aunque mi amiga Zulma diga que si. Me gustaría ser tan buena haciendo fotos como mi buen amigo Alfred, Teresa que las hace muy bien, Charo que es toda una artista y, no digamos del bueno de Matías que retrata la Ciudad de Madrid en Navidad que da gloria verla.

Yo lo he hecho con toda mi buena intención...

Las plantas me las regaló mi hijo a principios de Diciembre, espero que me duren muchos días más.

 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Una Buena Acción

 


Con este Belén felicito la Navidad a mis seguidores


Como veréis les he puesto mascarillas a todos, pues no me fiaba ya que vienen de lejanas tierras. Dicho esto, paso a contaros una historia, que aunque esta contada en primera persona, no me ha ocurrido a mi.

     Faltaban cuatro días para Navidad. Entré en el hipermercado, la tienda estaba a rebosar de gente. Los carros de los clientes llenos hasta arriba. Los pies me dolían y la cabeza de tanto barullo. Cuando ya tenía todo lo que necesitaba y quizá más de la cuenta, me dirigí a la caja.

     Delante de mí había un niño y una niña. El niño tendría unos 5 años y la niña era un poco menor. Él llevaba un abrigo harapiento y unos tenis viejos y enormes que sobresalían debajo de unos pantalones que le quedaban muy cortos. En sus manos que estaban muy sucias, tenía varios billetes de un dólar todos arrugados. La ropa de la niña se parecía a la de su hermano. Su cabeza era una maraña de pelo undulado. la carita muy sucia. Llevaba en las manos un hermoso para de zapatillas doradas. Se oía música navideña y la niña tarareaba feliz.

     Cuando llegamos a la caja, la niña puso los zapatos con mucho cuidado sobre el mostrador. Los sostenía como si se tratara de un tesoro. La cajera marcó la cuenta.

     -Son seis dólares con nueve centavos-dijo.

     El niño puso los billetes arrugados sobre el mostrador mientras buscaba más en los bolsillos de su pantalón. Consiguió reunir 3 dólares con 12 centavos. 

     -Supongo que tendremos que devolverlas - dijo valientemente. Volveremos después, quizá mañana.

     En cuanto oyó eso la niña dijo con un leve sollozo. - Pero a Jesús le habrían encantado esas zapatillas. -Bueno, volveremos a casa y trabajaremos un poco más. No llores. le aseguró su hermano.

     En ese instante le pasé tres dólares a la cajera. Esos niños habían esperado un largo rato en la fila, y a fin de cuentas, era Navidad. De repente un par de brazos me rodearon el cuello y una vocecita exclamó: -Muchas gracias señora.

     -¿A que te referías cuando dijiste que a Jesús le habrían gustado esos zapatos? - pregunté. El niño respondió: -Nuestra mamá está enferma y se va a ir al Cielo, Papá dijo que es posible que se vaya a vivir con Jesús antes de Navidad. La niña añadió:

-En la escuela dominical, mi profesora me dijo que las calles del Cielo son doradas, como estas zapatillas. ¿No le parece que mi mamá se vería hermosa caminando por esas calles con zapatos del mismo color? 

     Los ojos se me aguaron al fijarme en la carita de la niña manchada por las lagrimas. - Si, le respondí, no me cabe duda. En ese momento le agradecí a Dios en silencio que se valiera de esos niños para recordarme lo que significa DAR.

La Navidad es tiempo de gozar, disfrutar de muchas cosas, ya sean comida, regalos, besos y abrazos, pero muchas veces también se llora. Deseo a todos mis seguidores y a los que no me sigan también, unas Felices Fiestas. Deseo que no lloréis, pero aseguraros de...DAR ALGO.


lunes, 13 de diciembre de 2021

Ocurrió en Britania


  

     Vamos hacia la Navidad y en Britania ocurrió un milagro ese día y desde entonces, todos los años conmemoran tan maravilloso suceso:

     José de Arimatea era un hombre bueno, que seguía las enseñanzas del Señor. Huyó de Jerusalén, llevando consigo, el Cáliz que Jesús había usado en la Última Cena protegido con un lienzo de miradas irrespetuosas. José caminó durante mucho tiempo con su preciada carga y para ayudarse en las duras jornadas, usaba un fuerte bastón de madera que él mismo había hecho cortando una rama de un árbol caído durante una tempestad. Después de años de viaje, llegó a Francia, donde pensó que había llegado el término de su camino y podía descansar.

     Pero una noche, un resplandor que iluminó todo el Cielo, despertó a José y vio un Ángel a los pies de su cama. El Ángel habló:

     "-José, debes ir a Britania. Allí enseñarás la palabra de Dios y donde quiera que veas suceder un milagro en la noche de Navidad, edificarás la primera iglesia de esa tierra". 

     Y dicho esto el Ángel desapareció. José contó lo sucedido a sus discípulas y todos embarcaron hacia Britania. Siguieron con su labor evangélica, se alojaron en una isla preciosa llamada Avalon y también isla de las manzanas, por el sabroso fruto que allí crecía en abundancia.

     Pasó el tiempo felizmente para todos y llegó la Nochebuena a los campos de Avalon. José y sus compañeros pensaron celebrarla en lo alto de una colina. Tomaron el Santo Cáliz y emprendieron la penosa subida a la colina. José de Arimatea ya era un hombre anciano y se apoyaba en su viejo bastón de siempre y subía con mucha fatiga. Cuando por fin llegaron a la cima, José clavó su bastón en el suelo y entonces fue cuando ocurrió el milagro.

    " El bastón, inmediatamente reverdeció, nacieron raíces nuevas de su reseco tronco y en pocos minutos ya era un frondoso árbol colmado de flores."

     José recordó lo que el Ángel le había ordenado. Recogieron mimbres, cañas y juncos de las riberas de los ríos y con ellas entretejieron paredes y techumbres. Las reforzaron con barro amasado con sus manos y consiguieron troncos para hacer un altar y colocar sobre él el Sagrado Cáliz. Y aquella fue la primera iglesia cristiana de Inglaterra.

     Y dicen que todas las Nochebuenas florece el árbol que fue bastón de José de Arimatea.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Una cabaña muy concurrida


      Ya casi estamos en Navidad y es mes de contar cosas bonitas aunque estemos tristes. Espero que no todo el mundo lo esté y alegrémonos de la nieve y el frío que por algo estamos en Diciembre.

     

     Un aldeano ruso muy devoto constantemente pedía en sus oraciones que Jesús viniese a visitarlo en su humilde cabaña.

     La víspera de Navidad soñó que el Señor se le aparecía. Cuando por la mañana se levantó comenzó a poner la casa en orden para recibir el huésped tan esperado.

     Una violenta tempestad de granizo y nieve sucedía allá fuera. El aldeano continuaba con los quehaceres domésticos, cuidando también la sopa de repollo, que era su plato predilecto. De vez en cuando él observaba la calle, siempre a la espera.

     Transcurrido algún tiempo el aldeano vio que alguien se aproximaba caminando con dificultad en medio de la tormenta de nieve. Era un pobre vendedor ambulante, que llevaba a sus espaldas un fardo bastante pesado. Compadecido, salió de la casa y fue al encuentro del vendedor. Lo llevó a la cabaña, puso su ropa a secar al calor de la chimenea y repartió con él la sopa de repollo. Solo lo dejó ir, luego de ver que él ya había recobrado las fuerzas para continuar la jornada.

     Mirando de nuevo a través del vidrio, vio una mujer en la calle cubierta de nieve. Fue a buscarla y la abrigó en la cabaña. Hizo que se sentase cerca de la chimenea, le dio de comer, la arropó en su propia capa y no la dejó partir hasta que no recobró fuerzas para seguir la caminata. La noche empezaba a caer...y nada de Jesús¡¡¡ Ya casi sin esperanzas, el aldeano fue hasta la ventana y examinó la calle cubierta de nieve. Distinguió un niño y percibió que estaba perdido y casi congelado de frío...Salió una vez más, levanto al niño y lo llevó a la cabaña. Le dio de comer y no tardó mucho en quedarse dormido al calor de la chimenea.

     Cansado y desolado, el aldeano se sentó y terminó por adormecerse junto al fuego. Pero de repente, una luz radiante, que no provenía de la chimenea, iluminó todo¡¡ Delante del pobre aldeano, surgió risueño El Señor, envuelto en una túnica blanca...

     -Ah! Señor¡ Te esperé todo el día y no apareciste, se lamentó el aldeano...Jesús le respondió:

     " Ya por tres veces, hoy, visité tu cabaña: El vendedor ambulante que socorriste, calentaste y diste de comer...era Yo! La pobre mujer, a quien diste la capa...era Yo! Y ese niño que salvaste de la tempestad, también era Yo..."

     El bien que a cada uno de ellos hiciste, a  Mí mismo me lo hiciste!"

Está vasado en un cuento de Navidad atribuido a...nada más y nada menos que a... León Tolstoi.