lunes, 27 de septiembre de 2021

Otra de mis mujeres


 

     Aunque la fotografía no está muy bien que digamos (parece que la he hecho yo), esta gran mujer fue la primera que pilotó aviones en España. Como ya hace mucho tiempo de esto, todas las fotografías son en blanco y negro y muy malas por cierto. Es una pena, pero no dejo de reconocer que fue una mujer, de las que llamamos inmortal.

     Volar ha sido uno de los grandes sueños de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Para la barcelonesa Mari Pepa Colomer fue un deseo que le persiguió desde la infancia. Y es que en el año 1920, cuando tenía 7 años, se le metió en la cabeza que quería volar. Así que un día, salió al balcón de su casa, en un segundo piso, con un paraguas, lo desplegó y se lanzó al vacío emulando a Mary Poppins, con un resultado más que doloroso - se rompió las dos piernas - y que, sin embargo, no le hizo desistir.

     Cuando tenía 16 años y mientras su madre creía que estaba en el colegio, Marí Pepa se iba en secreto al aeropuerto de El Prat, donde obtuvo el carnet de aviadora a los 18 años. Y eso que ni sus compañeros ni los responsables de la academia de vuelo creían que iba a ser incapaz de superar la dureza de las pruebas y, mucho menos, su bautismo del aire. Tal fue el revuelo, nunca mejor dicho, que causó su hazaña, que en 1931 el diario >La Vanguardia<, le dedicó una portada, que desencadenó una sonada disputa familiar, pues su madre se enteró de esta manera tan repentina de que Mari Pepa había estado todos esos años engañándola.

     Desde entonces, participó en concursos de pilotos amateurs, se hizo muy famosa al lograr aterrizar un Zeppelin en el aeródromo de Barcelona y, en 1935, se convirtió en la primera mujer instructora de vuelo de la historia de nuestra aviación. Con el estallido de la Guerra Civil, su carrera de aviadora se frenó en seco. La contienda bélica supuso un durísimo golpe para las mujeres que, como ella, estaban dando sus primeros pasos en profesiones que hasta entonces les habían estado vetadas. Sin embargo, en aquellos oscuros años, Colomer ejerció de piloto de aviones ambulancia y ayudó a cruzar la frontera hasta Francia a muchos republicanos. 

     En 1939, acabada la guerra, se exilió en Inglaterra, donde falleció en 2004, a los 91 años, y sin haber vuelto a volar nunca más.

Con los aviones que tenemos ahora, Mari Pepa hubiese disfrutado mucho pilotándolos y nosotros, saber que los pilotaba una mujer.

lunes, 20 de septiembre de 2021

De Toledo a Madrid


Toledo
    
      En esta vista de Toledo, se ve claramente donde mi hijo el mayor cuando era pequeño, tendría 5 años, se cayó en el río Tajo vestido y todo. Como era pleno verano le quitamos la ropita y enseguida se secó al sol maravilloso de el mes de agosto, mi cuñada Pepi lo recordará pues estuvo un buen rato con la ropa puesta en un palo esperando que se secase...claro que el primer susto no nos lo quitó nadie. Bueno, sigamos:

Ocurrió en la batalla de las Navas de Tolosa.

      Era el año 1212 cuando partía con sus tropas de Toledo el rey Alfonso VIII. Se dirigía a Sierra Morena a luchar contra los mahometanos.
     Estos estaban situados en el montículo más alto de la Sierra. Esta posición desfavorecía a los cristianos, pues se arriesgaban mucho si cruzaban el desfiladero.
     Cuando el rey Alfonso meditaba tan complicada decisión, apareció por allí un pastor que indicó al rey un paso a través de la montaña que solo él conocía.
     Siguieron las tropas al aldeano por el pasadizo. Poco despues acamparon frente a las tropas mahometanas. Se entablo una batalla que ganaron los cristianos. El rey quiso recompensar a este aldeano, pero no lo encontró.
     Días más tarde escribió al Papa Inocencio II comunicándole la victoria citando la ayuda del pastor. Llegó triunfante a Toledo el rey, se celebraron misas de agradecimiento y el buen rey se dispuso a regresar a Burgos.
     El rey que había demostrado no ser tonto y como Madrid le pillaba de paso, hizo un alto en el camino y se quedó unos diítas, pues todo el mundo sabe que Madrid, aunque fuese en la edad media, merecía la pena hacer una paradita.
     Uno de esos días que el rey paseaba por mi querido Madrid, se acercó a la capilla donde estaba San Isidro. Cual fue su sorpresa al reconocer al pastor de Sierra Morena...¡En la imagen de San Isidro!
 
¿Cómo se os ha quedado el cuerpo?

Madrid

¡¡El que quiera creer...que crea!!
 

lunes, 13 de septiembre de 2021

El loro de mi amigo


El loro de Ricardo 

     Hace unos días vimos mi hijo y yo a una cotorra en el patio de la comunidad. A este patio solo entra la señora de la limpieza pero todos los vecinos tenemos una llave por si se nos cae algo en él. Pues bien, estuvimos pendiente de dicha cotorra, que por cierto, no alzaba el vuelo y solo hacía ruido como pidiendo auxilio. ¡No faltaba más! Este hijo mío que es muy sentimental con todos los animales, se preparó y fue al patio en busca de la "cotorrita". Cuando la tuvo a la vista, se dio cuenta de que tenía lastre en una patita...volvió a casa. Preparó unas tenazas, unas tijeras, alicates y un trapo para poder cogerla. La llevó a casa y vimos que tenía mucho hilo en una pata y arrastraba hojarasca con ella. Con el trapo la tenía casi quieta, porque ella no paraba de moverse. Le corto el hilo, le quitó el lastre que la pobre llevaba y la echo a volar al jardín, no sin antes la cotorra le había dado un picotazo que ha estado varios días con un dedo herido...ya se ha curado...

Esto me ha recordado algo que me contó mi amigo Ricardo, que dicho sea de paso, no se si fue verdad o era un chiste. Cosa que yo, inocente de mí, me lo creí...lo cuento tal como él me lo dijo:

     Ricardo recibió un loro por su cumpleaños, era un loro adulto con mala actitud y peor vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota y siempre estaba de mal genio. Ricardo desde el primer día trató de corregir al loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y lo trataba con mucho cariño. Un día le hizo perder la paciencia al ponerse el loro más grosero que nunca. Entonces Ricardo en un momento de desesperación lo metió en el congelador de su enorme frigorífico.

     Por un par de minutos pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimento, hasta que de pronto...todo fue silencio.

     Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rapidamente abrió la puerta del congelador...el loro salió con mucha calma, dio un paso al hombro de Ricardo y dijo:

     "Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y mi actitud, te pido que me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento".

     Ricardo estaba muy sorprendido del cambio del loro y estaba a punto de preguntarle que es lo que le había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:

     -¿Te puedo preguntar una cosa?  

     -Si, como no!!  Contesto Ricardo.

     -¿Que fue lo que hizo el pollo?



La cotorra que salvamos



lunes, 6 de septiembre de 2021

El reloj de Cuco


     Yo lo advierto siempre que me cuentan algo, les digo, lo voy a contar en mi blog, claro que muchos no se lo creen hasta que me visitan, cosa que agradezco, y después me dicen...¿Por qué lo has contado? Siempre les digo lo mismo...os lo advertí. Este es el caso de mi vecina Paula cuando se "sinceró" conmigo. Yo, haciéndome la mosquita muerta, le dije: ¡Hay, perdona se me olvido! Claro que ni se lo creyó ella ni yo lo dije muy convincente, pero al final, le hizo gracia y el jueves próximo creo que ya van a tener de que hablar en la peluquería...¡ Como ahora no hay revistas...!

Esto es lo que me contó:

     Anoche salí con mis amigas a una "reunión". Yo le dije a mi marido que a las doce en punto estaría en casa. La reunión se alargó, copitas, bailecito, más copitas...y se me fue la hora. Resulta que llegué a las tres completamente borracha.

     Entrando por la puerta el reloj de Cu-co, hizo Cu-cu tres veces.

     Al darme cuenta que mi marido se iba a despertar, grité cu-cu otras nueve veces...Me quedé tan orgullosa de haber tenido esa idea, que, aunque borracha, me acosté de lo más tranquila pensando en lo inteligente que soy.

     Por la mañana durante el desayuno, mi marido me preguntó a que hora había llegado y le contesté que a las doce en punto como había prometido. Él, de momento no dijo nada ni me pareció desconfiado.

     ¡Salvada! pensé yo. Entonces él me dijo:  ¡"Ah,...tendríamos que cambiar nuestro reloj de cu-co".

     Le pregunte, ¿Y por qué mi amor? Y me dijo:

     "Bueno, anoche el reloj hizo cu-cu cuatro veces..., Luego, no se como gritó" ¡¡Mierda!!...Después hizo cu-cu cuatro veces mas, vomitó en el pasillo, hizo cu-cu otras tres veces...se partía de risa, otra vez hizo cu-cu..., salió corriendo, pisó al gato, rompió la mesita de la esquina del living, se acostó a mi lado dando el último cu-cu y se durmió.

El marido demostró ser mar listo que ella, además de ser un buenazo.

Como seguimos en verano he querido poner algo que nos haga sonreír, ya tendremos tiempo de...pensar...