Aunque la fotografía no está muy bien que digamos (parece que la he hecho yo), esta gran mujer fue la primera que pilotó aviones en España. Como ya hace mucho tiempo de esto, todas las fotografías son en blanco y negro y muy malas por cierto. Es una pena, pero no dejo de reconocer que fue una mujer, de las que llamamos inmortal.
Volar ha sido uno de los grandes sueños de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Para la barcelonesa Mari Pepa Colomer fue un deseo que le persiguió desde la infancia. Y es que en el año 1920, cuando tenía 7 años, se le metió en la cabeza que quería volar. Así que un día, salió al balcón de su casa, en un segundo piso, con un paraguas, lo desplegó y se lanzó al vacío emulando a Mary Poppins, con un resultado más que doloroso - se rompió las dos piernas - y que, sin embargo, no le hizo desistir.
Cuando tenía 16 años y mientras su madre creía que estaba en el colegio, Marí Pepa se iba en secreto al aeropuerto de El Prat, donde obtuvo el carnet de aviadora a los 18 años. Y eso que ni sus compañeros ni los responsables de la academia de vuelo creían que iba a ser incapaz de superar la dureza de las pruebas y, mucho menos, su bautismo del aire. Tal fue el revuelo, nunca mejor dicho, que causó su hazaña, que en 1931 el diario >La Vanguardia<, le dedicó una portada, que desencadenó una sonada disputa familiar, pues su madre se enteró de esta manera tan repentina de que Mari Pepa había estado todos esos años engañándola.
Desde entonces, participó en concursos de pilotos amateurs, se hizo muy famosa al lograr aterrizar un Zeppelin en el aeródromo de Barcelona y, en 1935, se convirtió en la primera mujer instructora de vuelo de la historia de nuestra aviación. Con el estallido de la Guerra Civil, su carrera de aviadora se frenó en seco. La contienda bélica supuso un durísimo golpe para las mujeres que, como ella, estaban dando sus primeros pasos en profesiones que hasta entonces les habían estado vetadas. Sin embargo, en aquellos oscuros años, Colomer ejerció de piloto de aviones ambulancia y ayudó a cruzar la frontera hasta Francia a muchos republicanos.
En 1939, acabada la guerra, se exilió en Inglaterra, donde falleció en 2004, a los 91 años, y sin haber vuelto a volar nunca más.
Con los aviones que tenemos ahora, Mari Pepa hubiese disfrutado mucho pilotándolos y nosotros, saber que los pilotaba una mujer.