Ahí va otra perspectiva de mi Belén. Ahora creo que me ha salido mejor la foto, pues se ve el huerto y todo...bueno, sin pretensiones.
Los barrenderos antiguos trabajaban mucho pues además de barrer la calle, tenían que "charlar" con los vecinos. Este era el caso de los que yo conocí. Mi calle toda estaba empedrada, como muchas de aquella época, o sea, cuando yo era una niña...de esto hace poco...
Todos los días pasaban tres barrenderos. Solo recuerdo en nombre de uno de ellos, se llamaba Juan. Eran tres, uno iba adelantado barriendo y hacía montones que luego cogían los otros dos, como llevaban empujando el carro, se paraban, cogían lo barrido, lo echaban al carrito, que antes habían parado con un tranco y otra vez los tres juntos se iban caminando y cogidos a dicho carrito.
A estos barrenderos los conocía todo el barrio y les llamaban por su nombre, yo del que más acuerdo el del llamado señor Juan. A mi me parecía muy mayor, casi como un abuelo, claro que no sería mayor, pues entonces estaría jubilado.
Creo que por aquella época no tenían libre ni el día de Navidad, lo mismo que los policías (como era el caso de mi padre), al llegar a la puerta de casa hacían una parada un poco más larga de lo normal, pues tanto ellos como mi padre ponían al Alcalde de turno "verde" porque no les subía el sueldo,
En estas charlas se sumaba mi madre y no se por que, los barrenderos eran los que primero se enteraban de las subidas, por ello les habían puesto el apodo de "Radio Escoba".
Aquella Navidad que yo recuerdo, vi a mi madre salir con una bandeja de dulces y unas "copitas". En aquellos tiempos no había bebidas tan sofisticadas como ahora, solo tomaban Coñac y Aguardiente, eso los hombres, que las mujeres solo tomaban vino dulce...lo niños...nada.
Cuando ya habían pasado por casa, los veíamos calle arriba. El que barría, ya no barría, iban los tres calle arriba sujetando el carro, mejor dicho, eran ellos los que se sujetaban al carro y se marchaban haciendo "Eses" pues casi todo el barrio les convidaba. Así iban aquellos maravillosos barrenderos, bien agarrados a su carrito y con los útiles de la limpieza dentro de el, ya no podían ni con las escobas.
Los vi hasta que tuve 17 años que nos cambiamos de barrio pero...los sigo recordando.