Siempre estamos buscando la felicidad, lo peor es que nunca la encontramos, al menos a nuestro gusto. A veces, donde menos nos pensamos está la dicha. Eso le pasó a nuestro amigo de esta historia o leyenda.
Cierto día, un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, despues, por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
Un día soñó que le quedaban dos meses de vida y, tan vívido había sido ese sueño, que se dijo:
*Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean*
Y aquel buscador de la felicidad encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de si mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
De este modo, comprendió que para ser feliz se necesita amar, aceptar la vida como viene, sentirse querido y valorado y aceptarse como uno es. Y recordó la siguiente frase:
*¡ Que poco gozamos con lo que tenemos y cuanto sufrimos por lo que anhelamos!*
Una frase:
CUANDO LLEGA EL CARNABAL NO NOS PONEMOS DISFRAZ, GUARDAMOS EL QUE USAMOS TODOS LOS DÍAS.
Una gran enseñanza. Un beso
ResponderEliminarSiempre estamos aprendiendo Susana.
EliminarUn beso.
Normalmente cuando somos felices no nos enteramos, simplemente nos damos cuenta cuando no lo somos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy de acuerdo contigo. Lo bueno es que muchos encontraran esa felicidad que tanto anhelan.
EliminarUn fuerte abrazo Alfred.
Si miramos hacia atrás nos damos cuenta que no son muchos los estados de felicidad, la mayoría vivimos para intentar tener una vida mejor, sin darnos cuenta que la felicidad esta en pequeñas cosas de la vida diaria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto Matías, hay quien se pone contento y es feliz simplemente con un buen Cocido madrileño.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Una enseñanza de vida, para ser felices tenemos que querer lo que tenemos, agradecer y compartir, un abrazote Ma de los Angeles!
ResponderEliminarMuy cierto querida Mará Cristina, tenemos que ponernos contentos con lo que tenemos y no ambicionar lo de otros, Los que no se conforma, malo, malo, malo.
EliminarUn fuerte abrazo¡¡guapetona!!.
Menos mal que este hombre descubrió donde está realmente la felicidad. Somos las personas las que podemos ser felices o todo lo contrario, nosotros mismos lo haremos según la actitud que tomemos en cada circunstancia.La frase está muy bien.Besicos
ResponderEliminarYo, querida Charo siempre he ido...a ramal y media manta. Pero he sido feliz con lo poco que tenía.
EliminarUn besito, ¡ guapetona !
Muy real lo que cuenta la leyenda. Besos.
ResponderEliminarTodas las leyendas tienen su aquél y esta no iba a ser menos.
ResponderEliminarUn beso querida Teresa.