lunes, 21 de noviembre de 2022

Hijo eres... padre serás.


Asilo antiguo

           Recuerdo siendo muy niña, que se nos presentó la abuela paterna en casa diciendo que se iba al asilo (entonces se llamaban así), nuestra casa era muy pequeña, pero mi madre que era la que llevaba los pantalones, dirigiéndose a mi padre y con los brazos en jarras, dijo: -Tu haz lo que quieras, pero mi madre no va a ir a esos sitios. Resultado... que la abuelita se quedo en nuestra casa hasta que murió.

          Esto me recuerda que leí algo, no se donde ni cuando, que se le parece.

          Un matrimonio joven con tres hijos y el abuelo. El pobre abuelo, además de ser viejo, no estaba bien de salud, tanto es así que el hombre apenas podía caminar. Eran tiempos en que la mujer solo trabajaba en casa y el hombre traía el dinerito que ganaba. No es de extrañar que la pobre señora estaba hasta el moño de atender, al marido, a los niños y por si fuera poco al abuelo.

          Cuando llegaba la noche, despues de acostar al abuelo, a los niños y a la madre que los...tenia que "atender" al marido. Claro que como ella no había tenido que ir a trabajar a ninguna fabrica, oficina o taller, la mujer no tenía derecho a decir...¡Estoy cansada!

           Un día la esposa dijo que estaba harta, que no podía con todo, que necesitaba ayuda, etc,etc,etc.

          El esposo no diría. -No te preocupes yo te ayudo. No, seguro que no le dijo que le iba a echar una manita; bueno, se la echaría, pero no en el trabajo casero. El buen hombre pensó...-Aquí el que sobra es mi padre y, ni corto ni perezoso, se echó al abuelo a cuestas (entonces tampoco tenía coche todo el mundo, como hoy. Bien, con su padre sobre sus costillas, empezó a caminar hacia el primer asilo que encontrara. Como es natural, el anciano pesaba aunque fuese viejo. Y aquí tenemos al portador de su padre que, como se cansaba empezó a buscar un sitio donde descansar...lo encontró.

          Había en el camino una enorme piedra que tenía forma oval, parecía hecha aposta y allí se acercó el hombre con su padre a cuestas, lo depositó y se sentó junto a el a descansar. Al abuelo se le nublaron los ojos. El hijo al verlo casi llorando, le preguntó;

          -¿Que le ocurre padre? 

          -Nada hijo, que aquí descanse yo cuando cuando llevaba a mi padre a donde me llevas tu a mi.

          El joven se quedó mudo, pero al momento se recuperó, se levantó y cogiendo a su padre en sus brazos, le dijo:

          -Vámonos padre, volvemos a casa.


CADA UNO QUE COLOQUE SU MORALEJA


12 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Espero que a nosotros no nos toque esto...seguro que no.
      Un abrazo Alfred

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  2. La vida nos choca de frente algunas veces, gran historia, Ma de los Angeles, un abrazote!

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    1. Lo que ocurre es que los hijos no se dan cuenta de lo que han hecho sus padres con ellos. algunos, claro.
      Mira, hpy he saludado a una señora que va en silla de ruedas mientras su hija la empujaba...¡¡Eso es una buena hija!!
      Un fuerte abrazo María Cristina.

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  3. Por desgracia la ultima etapa de la vida puede llegar a ser muy dura.
    Un abrazo.

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    1. Algunas veces no, pues se puede dar el caso de tener un buen hijo. Esperemos que todos tengamos esa suerte.
      Un abrazo Matías.

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  4. Un relato muy emotivo.Estoy concienzada que en el momento de que no me pueda servir por mi misma iré a una residencia y lo haré voluntariamente ya que no quiero ser carga para mis hijas y se lo tengo dicho a ellas...Triste final pero práctico para todos.Besicos

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    1. Querida Charo, que Dios te de salud y fuerza para que no tengas que ir a ningún sitio de esos y estés en tu casita con tu ordenador mandándonos todas las cosas tan bonitas que sabes hacer. Aunque seas muy viejecita, lo sabrás hacer muy bien...según mi hijo, en las residencias no dejan estar leyendo o con el ordenador hasta las tantas. (Como hago yo).
      Un besito guapa y que sigas tan bien.

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  5. Una historia muy real y triste. Besos.

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    1. Siempre este tema ha sido muy real y ha llegado el momento de solucionarlo. Todos tenemos que poner de nuestra parte.
      Un beso amiga Teresa.

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