lunes, 30 de noviembre de 2015

Dos mamás despistadillas

A veces las mamás nos despistamos un poquito, unas, las más, cuando estamos haciendo o pensando en otras cosas y, aunque estemos pendientes de nuestros hijos no nos libramos de un pequeño susto.
Hoy tengo a dos mamás despistadas, una no se como terminó su despiste, porque es una leyenda de clase de Psicología, la otra si se que se llevó un buen susto, como nos ha ocurrido a más de una.

Empiezo por la historia:
Una mujer que llevaba a su hijito en brazos pasó por delante de una caverna y escuchó una voz, como venida del otro mundo, que decía:
-Entra y coge todo lo que quieras, pero recuerda algo importante: cuando salgas, una enorme puerta se cerrará para siempre y jamás podrás volver a entrar. Aprovecha la oportunidad que se te ha concedido, pero no te olvides de lo principal.
Tras recuperarse del susto, la mujer se decidió a entrar en la cueva. Y, cual fue su sorpresa cuando comprobó que allá donde mirara había montones de oro y piedras preciosas.
Dejando al pequeño en el suelo, la mujer empezó a cargar ansiosamente su delantal con todo tipo de ricos objetos.
La voz tenebrosa volvió a manifestarse:
-Te quedan tan solo cinco minutos.
Y así fue, al poco, la mujer salía corriendo con una fortuna en su regazo, mientras la puerta de la caverna se cerraba para siempre. Cuando ya estaba fuera, haciendo planes de en qué invertiría todas esas riquezas, se dio cuenta de que había cometido un error imperdonable: se había olvidado de recoger a su hijito.
Eso mismo nos ocurre a nosotros, nos afanamos en acumular riquezas y en disfrutar de cosas banales mientras olvidamos lo realmente importante de la vida.

Esta pobre señora pagó cara su avaricia, pero como decía mi madre, "que Dios no nos ponga donde hay"

Ahora os cuento la historia real que vivió mi querida vecina Ani:
Ella y su esposo, y por supuesto su hijito de dos años, se fueron a unos grandes almacenes a comprar ropita para su hijito, un mulatito precioso, como su papá. Los papás estaban enfrascados mirando ropa:
-Mira que bonito pantalón, decía uno.
-Mira que camiseta tan preciosa, decía la otra.
Que esta es muy grande, que esta es muy pequeña, que este color no me gusta, que aquel es más bonito...Estando en este tira y afloja, dice Ani:
-Lo mejor es probárselo.
Coge la prenda...se da la vuelta donde había estado el niño, y...El niño que no estaba.
Esto nos ha pasado a más de una mamá, pues le tienes de la manita, le sueltas para pagar el pan o los boquerones y el niño que ha desaparecido.
 ¿Cómo siendo tan pequeños corren tanto en menos de un minuto?
El matrimonio ya no veía nada de su alrededor, el nene no aparecía por ninguna parte. Mi vecina no pudo aguantar más y lo que hizo fue empezar a gritar. Los gritos de desesperación llegaron hasta donde se encontraba el pequeñín, que dicho sea de paso no estaba muy lejos, una señora lo había visto solo y le llevaba de la manita cuando su padre lo descubrió.
No compraron la camiseta, ni el pantalón, ni zapatos ni nada. Salieron de los almacenes derechos al aparcamiento.
 A todo esto, Ani no paraba de llorar...los nervios...
Ahora cuando le preguntamos al niño que es lo que pasó, nos dice: -Mamá lloraba.
A mi no me extraña, yo también he llorado alguna vez.


lunes, 23 de noviembre de 2015

" La abuela binguera "

No hace muchos años se les llamaba "jugadores", ahora les llamamos ludópatas. Quizá quede más bonito pero el resultado es el mismo, son viciosos del juego sea este el que sea.
Ya he contado en alguna ocasión, que mi abuelo materno, al que no tuve el placer de conocer, era lo que antes se llamaba "jugador", pero además era de los malos, o sea, que perdía siempre. Tal es así, que arruinó a la familia. Se jugó lo suyo, lo de su esposa y lo de sus hijos y, según decía mi querida madre, jamás ganó.
 No solo perdió dinero, si no que también perdió la vida en el camino.
¡¡Que pena que no sepa que yo, su nieta, estoy entre los cien mejores jugadores del mundo de la Brisca!! Claro que mi juego es Online, y por supuesto no nos jugamos nada, solo el gozo de saber que ganamos o perdemos, pero nada más.
Dicho esto, os voy a contar lo de la "abuela binguera!
Lo que cuento lo se de primera mano, me lo ha contado su nuera. Advierto que es una buena mujer, tanto la nuera como la suegra, pero claro, siempre hay un pero.
La nuera de la "abuela binguera " y el hijo que dicha señora parió, proyectaron un viaje a Italia para celebrar su aniversario de boda...bien. Como tienen un hijo adolescente, de 13 años para ser mas exactos, decidieron que con quien lo iban a dejar mejor que con su abuela..."la binguera".
 Claro que no sabían el vicio  que tiene su señora madre y suegra.
El matrimonio con el niño viven en un chale de la sierra madrileña y lo que mejor les pareció era que fuese su abuelita a cuidarlo a su casa.
Les dejaron dinerito, comidita y una asistenta para que estuviesen bien limpitos durante la semana que la parejita feliz estarían en Italia.
Todo muy bien y normal.
Lo que no fue tan normal, fue, cuando un día le dice la "abuela binguera" al su nieto:
-Prepárate Juanito que nos vamos de paseo.
Juanito se preparó, se duchó, aunque le gusta poco hacerlo y, ya estaba listo para salir con su querida abuelita.
 Como ahora hay Casinos y Bingos por todas partes, no es de extrañar que en este pueblo tan cercano a la Capital hubiese, no uno, sino varios.
Cuando la "abuela binguera" llegó a la puerta del primer bingo que se le puso en el camino, hizo intención de entrar en él, pero claro, no contó con que el portero de dicho establecimiento le dio el alto al ver a un menor en la puerta.
La intención de la querida abuelita era entrar a toda costa.
Al ponerle impedimento el portero y ver que no había modo de convencer a la señora abuela, esta subió la voz.
 En ese momento aparecieron los "guardaespaldas" del bingo...no había modo de convencer a tan "aficionada" señora.
Llamaron al guarda jurado...tampoco.
¡¡Qué les diría!! Que por fin la dejaron pasar con el nieto, haciéndola prometer que el niño no jugaría.
Esta "juerga" si así se le puede llamar, duró hasta las cuatro de la mañana. La señora no hacía ni pizca de caso cuando el nieto cansado ya de ver tantos cartones que iban y venían, decía:
-Abuela, no juegues más, vámonos a casa...
¿Cuanto dinero se dejaría la vieja en el bingo?
Sin comentarios.
Creo que eran las seis de la mañana cuando para contentar al nieto, le compró churros en una churrería que en esos momentos abría el establecimiento.
Me he quedado con las ganas de saber como se lo ha tomado el hijo, o sea, el hijo de la "abuela binguera".
Si sé, como lo ha asimilado la nuera.
¡¡¡Y dicen que son malas!!!

lunes, 16 de noviembre de 2015

Paella con lágrimas

Un familiar mío muy querido y que ya no está entre nosotros, decía:
"-Nunca hay que dejar de comer aunque estés muy disgustado".
 Nunca le hice caso, pues cuando tengo un disgusto o sufro por algo, lo primero que pierdo es el apetito.
El sábado comí poco, pero el domingo, la paella fue regada con muchas lagrimas mientras veíamos el Telediario.
Ni siquiera pensando que el mundo entero estaba sufriendo, fue suficiente para que se me abriera el apetito, el estómago y como queramos llamarlo, se me había cerrado.
Aunque mi blog sale en un periódico, no me hago ilusiones de que pueda ser leído por ese atajo de impresentables, asesinos, analfabetos y no se cuantos "piropos" más puedo achacarles.
Sois lo peor del mundo. No se puede poner a Dios, Alá. Jehová, Mahoma o Jesús como excusa para hacer daño, y mucho menos para asesinar inocentes.
Como católica que soy, solo creo en un solo Dios, me da igual como lo llaméis, pero por favor, ser consecuentes, respetuosos y no matéis en Su nombre.
 Eso no lo quiere Dios.
Los pelos se me han puesto de punta cuando hoy una amiga periodista me dice:
-No creas que ha terminado la cosa. Lo van a volver a hacer en Londres, Madrid, Paris y Nueva York.
A los que leáis esto...¿Cómo se os queda el cuerpo?
Hoy cuando he salido a comprar una barra de pan, me he encontrado con una conocida, sin preguntarle nada va y me dice:
-Mi hijo se ha salvado por los pelos.
El hijo de esta señora trabaja en París, todos los días comía y cenaba en el restaurante donde hubo tal desaguisado, pero como era viernes, el joven se vino a Madrid antes de ocurrir la tragedia para pasar el fin de semana con sus padres, esto le salvó.
 Claro que esta mañana a primera hora ha cogido un vuelo otra vez para acudir a su puesto de trabajo...
¡¡¡Que el Señor Dios Padre Todopoderoso acoja a las víctimas inocentes y a nosotros nos de PAZ!!!.

martes, 10 de noviembre de 2015

Las estaciones de la vida

Hoy es principio de semana para los madrileños, pues ayer día 9 de noviembre fue su Patrona, la Virgen de la Almudena.
Yo aunque ya estoy jubilada estaba muy contenta porque estaba mi hijo descansando en casa. Hoy, todos de nuevo al trabajo.
He salido sobre la una de la tarde para hacer una pequeña compra y que me diera un poco el sol, que por suerte tenemos un magnifico otoño. Según iba yo calle abajo, digo calle abajo, porque después tendría que subir calle arriba, así es mi calle. Pues bien, cerca de casa hay un semáforo que no se por que motivo lo han hecho un poco peligroso.
 Hace un par de semanas atropelló un  conductor que iba hablando por su móvil a la señora que nos limpia la escalera y ha estado la pobre de baja laboral.
Hoy, como iba diciendo veo que en dicho semáforo hay multitud de gente, unos vociferando a un conductor y otros haciendo ,lo mismo a un peatón. Mi curiosidad ha podido y me he acercado, siempre que he visto que no había heridos.
Se estaban diciendo de todo menos bonitos. Uno incriminaba al conductor que según él tenía toda la culpa, después de decirle varias palabrotas y acordarse de su señora madre, va y le suelta:
 "- Además de tonto eres ya un viejo". Le miro y dirigiéndose a mi dice: -No ve señora que lo menos tiene 40 años?
Le he mirado y le he dicho:
-¡Ojala tengas suerte y llegues tú por lo menos al doble!"

Me he venido un poco triste a casa. ¿Qué piensan algunos jóvenes de una persona que tiene 40 años?...Si le llego a decir los que tengo yo, seguro que me echa a la alcantarilla...
Como siempre tengo algo aparente, ahí va algo que le viene muy bien al día de hoy:

Un hombre que tenía cuatro hijos quería que aprendieran a un juzgar las cosas rápidamente. Y se le ocurrió enviarlos, por turnos, a ver un peral que estaba a una gran distancia.
El primer hijo fue en invierno, el segundo, en primavera; el tercero, en verano, y el más joven, en otoño.
Cuando todos hubieron regresado, el padre los llamó y les pidió que le describieran lo que habían visto.
El primogénito explicó que el árbol era horrible, parecía seco y estaba sin hojas; el segundo comentó que no era verdad, que él lo había visto con finos brotes verdes y lo encontró lleno de promesas; el tercero no estuvo de acuerdo y aseguró que había muchas flores, que desprendía un dulce aroma, y que era muy hermoso.
Por último, el pequeño explicó que el árbol estaba cargado de frutos, con muchas hojas, algunas de las cuales empezaban a caer, pero pleno de vida.
 Entonces, el hombre les dijo que todos tenían razón, pero que su impresión era parcial porque sólo había visto el árbol en una de las estaciones de su vida. Y añadió:
" -No debéis juzgar al árbol o a una persona teniendo sólo en cuenta una parte de su existencia. De la misma manera, no podéis daros por vencidos en el invierno, ya que no os dejará ver la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño".

Una cosa que se me ha olvidado preguntar al jovenzuelo que tan viejo le parecía el señor que él suponía tenía más de 40 años, ha sido:
-¿Cuantos años tienen tus padres?...
¡¡Dejémoslo así!!

martes, 3 de noviembre de 2015

Magullada y sin Halloween

El día no acabó bien.
Yo que soy muy hacendosa y además muy friolera y al no encontrar en las tiendas una bata que fuese bien calentita, se me ocurrió que podía hacérmela yo. Pensado y hecho, como dice el refrán.
Me fui a comprar una buena tela de esas que llaman "del Pirineo" y que las venden en muchos sitios y encontré una magnifica, bonita y no digo barata porque ahora no hay nada barato, pero en fin, la encontré.
Llegué a casa muy contenta, la tela de color azul era de lo mas confortable. Enseguida me puse a cortarla. Primero los delanteros, luego la espalda, seguí con las mangas. Los bolsillos y el canesú lo preparé para guatearlos.
 Como la tela ya he dicho que es azul, pues los guates los empecé a hacer con azul más fuerte. Digo empecé, porque no llegué a terminarlos.
Ya había guateado varias piezas, cuando, sin saber como, bueno si se lo que ocurrió. Me incliné un poco para cambiar de bobina en la máquina de coser y al volver a sentarme, la tonta de la silla se escurrió y...mi lindo y hermoso cuerpo fue al santo suelo.
Lo primero que puse fue mi trasero, pero apoye la mano izquierda antes y...¡¡Dios mío!!  ¡Que dolor!
En el momento que yo grite, entraba mi hijo por la puerta, tiró todo lo que llevaba en las manos para ir corriendo al cuarto donde yo estaba, "despanzurra" y gritando como una posesa.
Sola no podía levantarme, pero tampoco quería que mi hijo se hiciese daño por cargar con...Ta...kilos que peso.
 Me levantó, me miró a ver si había daños, yo podía mover todas mis articulaciones y, ya sentada le digo que no se preocupe que estoy bien.
Como sentía que mi cuerpo estaba dolorido, pensé en darme un bañito. Me metí en la bañera y...a los diez minutos noto que si no salgo me  van a tener que sacar los bomberos, pues ya iba notando que mi mano me dolía mucho y como tengo una agarradera quizá no podría asirme si tardaba más. Por lo tanto salí de la bañera, me puse el pijama y la bata vieja y a pesar de que tenía dolor pensé que al día siguiente ya estaría bien, pero, ¡¡Ja!!
 Al día siguiente no me podía ni vestir, la mano se me había hinchado de tal manera que parecía una morcilla de Burgos. Tenía hora en la peluquería, llamé para anularla y la peluquera fue muy amable, quería venir para ayudarme, se lo agradecí, pero no tenía ganas de ver a nadie.
Empecé a tomar un antiinflamatorio y así he pasado casi una semana.

Como en esos días se celebraba lo que ahora llaman Halloween, saqué una brujita que tengo graciosa que además de llevar escoba tiene un cesto lleno de caramelos y la coloqué en el recibidor esperando por si venían niños con la cantinela esa de "Truco o trato"...¡¡no llegó ni uno!! y es que mis vecinitos que antes venían disfrazados de brujitos y cosas raras...se han hecho mayores y ahora ya no quieren caramelos. Se divierten con otras cosas.
Yo me creo que soy la única que cumple años, por eso cuando veo, los que no hace mucho eran niños y ahora son hombres y mujeres, no pienso que ha pasado el tiempo para todos. De todas maneras, voy a dejar la brujita con su canasto de caramelos cerca por si viene algún hijito de aquellos que no hace mucho tiempo...eran mis queridos niños.

A todo esto, por si hay alguien que me quiera un poquito, diré que, aunque mis huesos todavía se resienten un poco, mi mano ya está normal. He podido escribir y leer el periódico.
 Lo que está en punto muerto es la bata.