A veces las mamás nos despistamos un poquito, unas, las más, cuando estamos haciendo o pensando en otras cosas y, aunque estemos pendientes de nuestros hijos no nos libramos de un pequeño susto.
Hoy tengo a dos mamás despistadas, una no se como terminó su despiste, porque es una leyenda de clase de Psicología, la otra si se que se llevó un buen susto, como nos ha ocurrido a más de una.
Empiezo por la historia:
Una mujer que llevaba a su hijito en brazos pasó por delante de una caverna y escuchó una voz, como venida del otro mundo, que decía:
-Entra y coge todo lo que quieras, pero recuerda algo importante: cuando salgas, una enorme puerta se cerrará para siempre y jamás podrás volver a entrar. Aprovecha la oportunidad que se te ha concedido, pero no te olvides de lo principal.
Tras recuperarse del susto, la mujer se decidió a entrar en la cueva. Y, cual fue su sorpresa cuando comprobó que allá donde mirara había montones de oro y piedras preciosas.
Dejando al pequeño en el suelo, la mujer empezó a cargar ansiosamente su delantal con todo tipo de ricos objetos.
La voz tenebrosa volvió a manifestarse:
-Te quedan tan solo cinco minutos.
Y así fue, al poco, la mujer salía corriendo con una fortuna en su regazo, mientras la puerta de la caverna se cerraba para siempre. Cuando ya estaba fuera, haciendo planes de en qué invertiría todas esas riquezas, se dio cuenta de que había cometido un error imperdonable: se había olvidado de recoger a su hijito.
Eso mismo nos ocurre a nosotros, nos afanamos en acumular riquezas y en disfrutar de cosas banales mientras olvidamos lo realmente importante de la vida.
Esta pobre señora pagó cara su avaricia, pero como decía mi madre, "que Dios no nos ponga donde hay"
Ahora os cuento la historia real que vivió mi querida vecina Ani:
Ella y su esposo, y por supuesto su hijito de dos años, se fueron a unos grandes almacenes a comprar ropita para su hijito, un mulatito precioso, como su papá. Los papás estaban enfrascados mirando ropa:
-Mira que bonito pantalón, decía uno.
-Mira que camiseta tan preciosa, decía la otra.
Que esta es muy grande, que esta es muy pequeña, que este color no me gusta, que aquel es más bonito...Estando en este tira y afloja, dice Ani:
-Lo mejor es probárselo.
Coge la prenda...se da la vuelta donde había estado el niño, y...El niño que no estaba.
Esto nos ha pasado a más de una mamá, pues le tienes de la manita, le sueltas para pagar el pan o los boquerones y el niño que ha desaparecido.
¿Cómo siendo tan pequeños corren tanto en menos de un minuto?
El matrimonio ya no veía nada de su alrededor, el nene no aparecía por ninguna parte. Mi vecina no pudo aguantar más y lo que hizo fue empezar a gritar. Los gritos de desesperación llegaron hasta donde se encontraba el pequeñín, que dicho sea de paso no estaba muy lejos, una señora lo había visto solo y le llevaba de la manita cuando su padre lo descubrió.
No compraron la camiseta, ni el pantalón, ni zapatos ni nada. Salieron de los almacenes derechos al aparcamiento.
A todo esto, Ani no paraba de llorar...los nervios...
Ahora cuando le preguntamos al niño que es lo que pasó, nos dice: -Mamá lloraba.
A mi no me extraña, yo también he llorado alguna vez.
menudo susto tuvieron que pasar.....En una ocasión mi marido se fue con una de mis hijas, tendría unos 3 años, al centro comercial que teníamos cerca de casa para hacer unas compras, al regresar con los paquetes le pregunto por la nena y entonces se da cuenta de que se la dejó en el centro comercial....mi susto fue de muerte, cogió el coche y se fué a por ella y la encontró sentada en el mismo carrito que hizo la compra y cerca de la caja, por lo visto la niña estaba callada y nadie se percató de que estaba sola. Hubo suerte y la encontró pero a mí tardó mucho tiempo en quitárseme el susto y por supuesto ya no volvió más con la niña solo a comprar.Besicos
ResponderEliminar¡¡Que enorme susto os llevaríais los dos!!
EliminarLa verdad es que con los críos siempre tenemos el corazón en un puño.
Algún día teníamos que contar las cosas que nos han pasado a las mayores para que las que nos preceden estén con "cien" ojos, pues los niños siempre serán lo mismo, antes, que después.
Menos mal que tu niña fue un encanto al estarse quietecita en el carrito. ¡Que alegría sentiría tu marido al verla!
Un beso Charo
Qué sustos dan los niños, por Dios !!!
ResponderEliminarLas mamás tenemos el corazón hecho a prueba de bombas, pues los sustos que nos han dado los hijos...
EliminarUn besito trimbolera
La angustia que sentimos en esos momentos es terrible, recuerdo haber perdido por unos momentos a mi hijo del medio en un club al que íbamos con frecuencia, yo estaba en el baño con él, le dije esperame acá detrás de la puerta que ya salgo, cuando salí no estaba, empecé a buscar llamándolo y lo encontré como a una cuadra de distancia, por suerte dentro del mismo club. Iba caminando lo más tranquilo, tenía dos años, yo recuperé el alma en ese momento. Pero no lo olvido, es así Ma de los Angeles, los sustos que nos dan! Un abrazo!
ResponderEliminarVeo que nos ha pasado a casi todas las madres y, es que los hijitos nos dan muchas alegrías pero también muchos sustos y penas, eso sin contar cuando pasan alguna enfermedad, aunque solo sea un pequeño catarro.
EliminarAlgunos, como es el caso de una conocida, después de casado, le dice a su madre que no quiere nada con ella porque le obligó a estudiar una carrera interno en un magnifico colegio, cuando ella, viuda, se mató a trabajar para pagarlo...
Mejor no pensar las cosas.
Un abrazo bien fuerte María Cristina.
Mi Hija vive en un pueblo de la provincia de Toledo y uno de sus hijos,cuando tenia de dos a tres años, en un despiste de su madre salio de casa y empezó a caminar sin rumbo.El susto de la madre fue enorme y movilizó a todos los vecinos para encontrar al niño.el cual había llegado hasta la autovía.Gracias a Dios un señor lo vio y se lo llevó a casa.Hay niños muy inquietos y la madre no se puede despistar ni un minuto.Cuando se ha pasado queda en una anécdota,pero cuando se pasa es un drama.
ResponderEliminarUn abrazo
No me extraña el susto que se llevó, menos mal que no se le ocurrió cruzar la autovía.
EliminarLos críos, aunque sean muy pequeños corren como gamos. El mío pequeño también me dio un buen susto un día que después de mucho rogarme le deje que bajara a jugar con los niños a la puerta de casa. Cuando me di cuenta ya no estaba, tardó lo menos dos horas en aparecer, estaba cerca de casa donde estaban haciendo una obra y habían echado un camión de arena y todos los críos del barrio están allí rebozados en ella.
Cuando lo localicé y según iba hacia él, me dice un hombre al escuchar mis gritos.-¿No le ira a pegar al niño?
Yo en ese momento me había comido al niño y al hombre...
Carmen muchas gracias por tu comentario, te mando un fuerte abrazo.
Olá Maria.
ResponderEliminarGostei de sua narrativa "Dos mamás despistadillas". Parabéns.
Abraços.
Muchas gracias Pedro, por tu visita y por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo
Olá Maria.
ResponderEliminarGostei de sua narrativa "Dos mamás despistadillas". Parabéns.
Abraços.
Otro saludo Pedro y que tengas un buen día.
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