lunes, 25 de octubre de 2021

El Águila y el Escarabajo


 

     Siento aberración por los insectos, lo siento por aquellos a quienes les gusten como fue el caso de uno de mis hijos que, estando estudiando en la Universidad y en unas vacaciones, apareció con un Escarabajo pelotero en la maleta. Cuando yo lo vi y le dije lo que opinaba, me dijo:

     -¡Pero no ves que es precioso!.

 Al final no se lo que pasó, lo que si se es que nunca más lo volví a ver. Lo he recordado al leer esta fábula, que es de Esopo por cierto y al ver los dibujitos, me ha parecido el escarabajo, mas bonito...ahí va.

     Una liebre estaba siendo perseguida por un águila y, viéndose perdida, suplicó a un escarabajo que se encontró en el camino que la auxiliara. El escarabajo, dispuesto a prestar su ayuda, pidió al águila que perdonara a la liebre pero el ave imperial, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.

     Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos y, haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió al todopoderoso Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos. Este le ofreció colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus.

     Se levantó entonces el dios para sacudirse aquella suciedad y, sin darse cuenta, tiró por tierra los huevos. Por eso, desde ese momento, las águilas no ponen huevos en la época en la que salen a volar los escarabajos.

     Esta pequeña historia nos enseña que nunca debes despreciar lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.


Hay que reconocer que este señor Esopo, contaba cosas para niños pero que nos vienen muy bien a los mayores. Tambien hay un dicho, no se de quien es, que dice:

NO HAY ENEMIGO PEQUEÑO...

     

lunes, 18 de octubre de 2021

La Inclusa


El torno de la inclusa

 Hay días que pienso mucho, tal es así que llegué a marear a mis hijos diciéndoles que quizá yo fuese judía un día en Toledo. Hoy es algo mas fuerte, pues he pensado que podía ser una princesa, si, si...

     He recordado a una de mis abuelas, ¡¡Cuanto me quería!! Y yo a ella. La perdí cuando yo tenía 14 años...pero no la olvido. Era la madre de mi padre. Me contó muchas cosas de su infancia y juventud, pues la pasó en la Inclusa de Madrid. La llevaron siendo ella un bebé. Un día, según le dijeron las monjas cuando fue mayor, llegó una mujer, la dejó en los brazos de sor Luisa, salió por el portón, se metió en una berlina que llevaba el emblema de la casa Real y salió zumbando. Esta mujer dijo llamarse María y de ella nunca más se supo.

     También me contó, que varias veces había ido la reina con el rey Alfonsito cuando este era pequeño, se reunían con varias chicas en una sala, entre ellas mi abuela, charlaban, se interesaba por sus estudios y de vez en cuando les llevaba dulces y bombones.

     Cuando tuvo edad de casarse, muchos hombres iban a la Inclusa en busca de una esposa (cosas de la época). Un día...allí se presentó mi abuelo.

     Según me contó la abuela, las ponían en fila a todas las jóvenes casaderas, enfrente a los hombres que iban a por ellas. Según la versión de mi abuela, el día que fue el abuelo había varios hombres más, las chicas, solo hacían reírse y bajar la cabeza. Una de las monjas se dirigió a los hombres y les dijo: -No se preocupen caballeros pues todas quieren casarse.

     Mi abuelo, que dicho sea de paso era un hombre muy atractivo se fijó rapidamente en mi querida abuela y dijo:

     -Yo quiero la tercera por la derecha (que romántico), y...se la llevó a Recas en la provincia de Toledo, claro está, antes se casaron allí mismo.

     Siempre me he imaginado la situación de esta joven. No había salido nunca del colegio, llega un hombre desconocido, que por muy guapo que fuera, era un desconocido...

     La celebración de la boda fue la presentación a la familia, pues ninguno de ellos había viajado a Madrid, me supongo que no eran muy finos, pues en un momento de la cena mi abuela se fijó en el reloj, era tarde, ella acostumbrada a comulgar todos los días no aceptó más comida ni bebida, pues en aquellos tiempos no se podía tomar la comunión si no era en ayunas.

     Al decir ella que tenía que comulgar al día siguiente, uno de sus cuñados le dijo: - ¡Ya te dará mi hermano la comunión esta noche! Cuando me contó esto la abuela yo era casi una niña, no entendía lo que había querido decir, pero cuando fuí mayor y comprendí, pensé...¡Que cazurros! Aunque fuesen mi familia.

     También fue su deseo averiguar quienes eran sus padres, pero su esposo, (mi abuelo), no la dejó salir del pueblo.  Si fuese ahora querida abuelita, yo movería Roma con Santiago y encontraríamos a tu madre (al padre sería difícil, pues la mayoría huyen). ?Sabes abuela? Yo rezo por ellos, quizá tu ya los hallas visto y te habrán dado explicaciones...¡Cuánto te sigo queriendo!   


Nunca sabremos quienes eran los padres de mi querida abuelita. Por mucha Berlina en la que fue llevada a la Inclusa.

lunes, 11 de octubre de 2021

Las Milhojas


      Hoy no escribo sobre ninguna leyenda, no quiere decir esto que no lo haga en otras ocasiones, pues a mí me gustan mucho y me encanta saber lo que ocurrió antaño, sea cierto o no...allá ellos.

      Hoy voy a contar una de las cosas que ocurrieron en mi niñez, adolescencia y juventud, ocurrió verdaderamente hace muchos años y esto si que no es leyenda.

      Cierto día que estaba yo recordando cosas que me habían pasado, llegó a casa mi prima hermana Victoria. Cuando le conté lo que yo estaba pensando, las dos empezamos a recordar más deprisa.

 ¿Te acuerdas Prima...?  Y recordando pasamos la tarde entre café y té y alguna lagrimita, ese día no teníamos milhojas...

     Y así recordamos las dos a la vez, cuando siendo ella muy pequeña, tendría 6 añitos y mi madre había ido a su pueblo para hacer una visita a su hermana, se trajo a la niña que venía mas contenta que unas castañuelas.

     Eran tiempos de estrecheces. Entonces no había bollería industrial, ni yogures y las "Chuches" se componían de pipas y caramelos. 

     Los domingos por la tarde, mi madre nos compraba una riquísimas Milhojas de hojaldre y merengue que nos sabían a gloria. Algunas veces...no, muchas, mientras nos las comíamos alguno de mis hermanos empujaba con la mano al que tenía más cerca y le estampaba el pastel en toda la cara. Con esta broma todos nos reíamos mucho, pero no contábamos ese día que la chiquitina no sabía de nuestras diabluras y claro, mientras estaba distraída comiéndose la suya...uno de mis hermanos hizo lo propio...le empujó la mano y ¡Zas!

     Como la niña no lo esperaba y se sintió atorada de ojos y nariz...la que se armó!. Parecía que la estaban matando. En ese momento apareció mi padre, al ver a la mocosa tan desesperada, se empleó con nosotros...claro que, como la puerta de la casa estaba más cerca de nosotros, salimos corriendo escaleras abajo y cuando volvimos mi prima ya estaba con la cara limpia y a mi padre se le había pasado el "susto". Claro que a partir de ese momento se puso al lado de la nena.

     Estuvimos recordando muchas de nuestras vivencias ya que con esta prima he pasado muchos veranos junto a ella y mis tíos en Campo de Criptana, su padre era el molinero y recuerdo ahora que ya soy "un poco" más mayor, ver los molinos en funcionamiento.

      ¡Que experiencia! No me extraña que Don Quijote se impresionara. El que no lo ha visto no puede saber lo que se siente viendo aquellas enormes aspas movidas por el viento. ¡Maravilloso!

     Recuerdos, recuerdos, recuerdos


lunes, 4 de octubre de 2021

Ocurrió en Sevilla


Jesús del Gran Poder
 

     No solamente hay futbolistas en el Real Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao, no, tambien los hay, y muy buenos en otros pueblos de España y el mundo. Pero esto le ocurrió a un futbolista del Sevilla FC y seguro que los menos jóvenes lo recordaran pues pasó en 1965.

     El protagonista es Juan Araújo y como digo antes, nos remontamos a 1965 cuando este buen padre perdió a su hijo tras una larga enfermedad. El exfutbolista, que era muy devoto del Cristo del Gran Poder, le pidió en repetidas ocasiones que curara a su hijo, sin embargo, sus plegarias no se cumplieron y, tras su muerte, el buen padre roto de dolor renegó de su fe y le dijo al Gran Poder que nunca más volvería a su iglesia, tan solo lo vería si el Señor de Sevilla iba a visitarlo a su casa.

     Justo en este mismo año se protagonizaron en Sevilla lo conocido como las Misiones Populares, es decir, actos en los que varias imágenes de la Semana santa salían del casto histórico para hacer un recorrido a lo largo de toda la ciudad.

      Concretamente al Cristo del Gran Poder le correspondió la zona de Nervión donde Araújo había montado un taller. Cuando llegó el día de la procesión la lluvia sorprendió a la cofradía, pues llovía como si jamás hubiese llovido, y tuvieron que buscar rapidamente un sitio en el que refugiar al Cristo.

     En un primer momento se dirigieron a la iglesia mas cercana pero al llegar, ésta estaba cerrada. Al ver la nave del local de Araujo abierta, llamaron a la puerta de dicho local con el fin de buscar cobijo.

      Cuando Araújo abrió, encontró al Cristo del Gran Poder en la puerta, y calló arrodillado al suelo y sorprendido a la vez que arrepentido por su desafío. 


Esto ocurrió no hace muchos años en la mismísima Sevilla, o sea, que los milagros ocurren en cualquier momento...solo hace falta buena mies para segarla.