Siento aberración por los insectos, lo siento por aquellos a quienes les gusten como fue el caso de uno de mis hijos que, estando estudiando en la Universidad y en unas vacaciones, apareció con un Escarabajo pelotero en la maleta. Cuando yo lo vi y le dije lo que opinaba, me dijo:
-¡Pero no ves que es precioso!.
Al final no se lo que pasó, lo que si se es que nunca más lo volví a ver. Lo he recordado al leer esta fábula, que es de Esopo por cierto y al ver los dibujitos, me ha parecido el escarabajo, mas bonito...ahí va.
Una liebre estaba siendo perseguida por un águila y, viéndose perdida, suplicó a un escarabajo que se encontró en el camino que la auxiliara. El escarabajo, dispuesto a prestar su ayuda, pidió al águila que perdonara a la liebre pero el ave imperial, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.
Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos y, haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió al todopoderoso Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos. Este le ofreció colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus.
Se levantó entonces el dios para sacudirse aquella suciedad y, sin darse cuenta, tiró por tierra los huevos. Por eso, desde ese momento, las águilas no ponen huevos en la época en la que salen a volar los escarabajos.
Esta pequeña historia nos enseña que nunca debes despreciar lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.
Hay que reconocer que este señor Esopo, contaba cosas para niños pero que nos vienen muy bien a los mayores. Tambien hay un dicho, no se de quien es, que dice:
NO HAY ENEMIGO PEQUEÑO...