Dice el refrán que " después de la tempestad vuelve la calma" y eso nos está pasando a muchos que estamos encerrados en casa. Una vez por la pandemia y otra por la nieve. Hoy que ha salido el sol y me he animado a caminar un poco me he encontrado con una vecina, a la solo conozco de vista, pues vive en la otra punta de mi calle y nos vemos poco, mucho menos ahora...al encontrarnos nos hemos saludado y caminando, caminando (guardando las distancias y con mascarilla) hemos llegado hasta el Lago, que dicho sea de paso no está muy lejos de nuestra casa.
Hemos empezado la charla por los hijos y hemos terminado llorando, pero de risa. Esta señora, Regina, se quedó viuda muy joven con tres niñas pequeñas, las conozco, lo que no sabía era como murió su esposo.
Resulta que estaban unos obreros de Gas Madrid arreglando una avería. Habían levantado la tapadera redonda en una acera. Primero entro uno de los obreros, como tardaba bajó el compañero y pasado el tiempo, ninguno de los dos salía del agujero. La gente que los había visto entrar se preguntaban porque no salían, pues según ellos llevaban dentro mucho tiempo.
Unos decían de llamar a la compañía del gas, otros llamar a la policía, otros...en ese momento llega Agapito, que así se llamaba el esposo de Regina. Pregunta que es lo que pasa, los "entendidos" que estan allí le informan de que dos obreros han entrado en la alcantarilla ya hace mucho tiempo y no salen. Este hombre valiente dice que va a ver lo que pasa. Algunos le dicen que no entre pero el buen hombre no puede consentir que les pase algo malo y...¡Zas! Entró en el túnel del cual no salió hasta que llegaron los bomberos y sacaron a los tres cadáver.
Según me conto Regina, y la creo, casi se vuelve loca pues apenas tenía 27 años y las niñas tenían, 6, 4 y 2.
Ella seguía contando su relato, que hasta este momento la verdad es que da mucha pena, pero con el paso de los años, de esto ya hace lo menos 30, pues claro las cosas se ven de distinta manera, me siguió contando.
-A las dos viudas de los obreros de Gas Madrid, les quedó una pensión de viudedad bastante buena pues era accidente de trabajo, pero a mi, como el Gi...de mi marido fue voluntario a la muerte, me quedó, como dice la canción. Además de la Luna y el Sol...me quedaron tres hijas que iba a ser mas fácil acertar una quiniela que casarlas, porque además de que no son muy listas, son más feas que...fíjate bien, encima tienen toda la cara de mi suegra que a fea no hay quien la gane. ¿Conoces a mi suegra?
Yo le he dicho que no tenía el gusto y me ha contestado que era mejor que no la conociera, según ella, tiene todo el perfil de la mujer de Popeye, pero sin pelo.
Lo que son las cosas, después de lo mal que lo habrá pasado ahora se ríe de su tragedia. Es cierto ese refrán que dice que "El tiempo todo lo cura".
Hasta yo he vuelto a casa sonriente. Cuando he llegado, me ha dicho mi hijo. -Parece que te ha ido bien....