Esta "Niña" que era la única en el barrio que tenía la preciosa muñeca que todas queríamos y que no era otra que la famosa "Mariquita Perez", nos la pasaba a todas las niñas del colegio por las narices. Muchas, entre ellas yo, no la teníamos, ni jamás la tuve hasta que uno de mis hijos, ya siendo yo muy mayor, me la regaló por mi...cumpleaños. Claro que la cosa terminó mal para Pilar, que así se llama mi compañera de "cole", pues era hija de un estraperlista y un día su padre acabó en la cárcel, según me contó ella misma, tuvieron que vender todo para poder comer, incluso la muñeca. Cuando terminé de hablar con ella, recordé la historia de dos Águilas, que había leído alguna vez, no se donde:
Eran dos águilas bien diferentes la una de la otra. Una de ellas tenía unas alas fuertes y grandes que se levaban hasta las más altas cumbres. Mientras, que la otra que estaba "escuchimiza", apenas lograba alzar el vuelo por encima de los árboles y no podía evitar la envidia que sentía al ver a su congénere volar.
Un día, el águila que volaba con más dificultad vio en el bosque a un cazador armado con un arco y sus flechas y le dijo: "Señor cazador, deseo que mates a esa águila cuando la tengas a tiro". El cazador le respondió que estaría encantado de cobrar una pieza así, pero que necesitaba unas plumas para hacer más certeras sus flechas. Sin pensárselo un segundo, el águila envidiosa se sacó una de sus plumas y se la entregó.
Entonces, el hombre lanzó la primera flecha pero erró. Así que pidió al águila que se quitase otra pluma y, tras volver a fallar, le exigió otra, y otra, y otra...Al final, se quedó con tan pocas plumas que ya no pudo volar y fue cuando el astuto cazador desistió de disparar contra el águila voladora y mató a la desplumada, que no pudo ni siquiera esconderse en lo alto del árbol.
Esta fábula nos enseña que lo que los envidiosos desean para los otros acaba pasándoles a ellos mismos.
Eso le paso a mi examiga, ninguna niña de mi grupo tuvo la Mariquita Perez, pero tampoco fueron nuestros padres a la cárcel...
Tengo que decir que, los leotardos y los zapatitos de mi "nena", se los he comprado, pues los que tenía no le hacían juego con la faldita tan mona que yo le he hecho.
Parece que esta foto no me ha salido mal del todo...le haré más.
Una mariquita preciosa. En casa la tenía mi hermana mayor regalo para ella de Reyes de parte de mis abuelos....al resto de nietas que las "zurzan". La pobre acabó mal pues mi hermano un día le metió los dedos en los ojos y la dejó ciega, luego ya no sé que fue de ella, le tendré que preguntar a mi hermana.Besicos
ResponderEliminarQuerida Charo, si tu hermana tiene la muñeca, aunque esté rota, hay donde se la pueden arreglar y mucho más si es la Mariquita.
EliminarBesitos para ti también
La tienes muy bien equipada, la foto está muy bien ;)
ResponderEliminarLa envidia mala cosa es.
Un abrazo.
Viniendo de ti lo de la foto, es un gran honor. Creo que voy a seguir aprendiendo.
EliminarUn fuerte abrazo
Hermosa tu Mariquita Pérez! Acá teníamos a Marilú y a Linda Miranda, creo que no tuve a ninguna, pero sí otras más económicas y a mi negrita, hermosa y con ojos celestes. Mi mamá les hacía la ropa, en mi casa siempre hubo muñecas, a mi mamá le encantaban, y ya de grande las vestía con la ropa de bebé de sus nietos. En cuanto a la envidia, siempre perjudica a quien la siente, un abrazote Ma de los Angeles!
ResponderEliminarGracias María Cristina. Yo tampoco tuve muñecas de elevado precio pues éramos muchos hermanos y ya sabes que entonces los jornales eran pequeños. A mi mamá también le gustaban mucho las muñecas y me llevaba para que viera a Mariquita y Gisela a un bazar donde las exhibían en sus escaparates.
EliminarPero bueno, mira, ahora la tengo aunque me la haya comprado mi hijo y sea muy mayor. Te advierto que la disfruto mucho.
Un fuerte abrazo mi querida amiga.
La ropa es preciosa. Un beso
ResponderEliminarMe alegra que te guste la ropita. Ya te enseñaré mas. Un beso querida Susana
EliminarEl vestido es un lujo. Lo merece esa famosa muñeca vintage.
ResponderEliminarLa foto muy bien.
Abrazo.
Eres muy amable amigo Matías. La aguja se me da bastante bien y la fotografía...un poco menos. Pero con lo generosos que sois los buenos fotógrafos me causáis mucha alegría. Seguro que a lo mejor mejor aprendo un poco.
EliminarUn gran abrazo
Preciosa muñeca y muy bien vestida, me ha encantado María de los Ángeles. Las fotografías están muy bien. Besos.
ResponderEliminarMe ha llegado al alma eso de que te gustan las fotografías. A ver si con un poco de suerte consigo hacerlas tan bién como algunos de mis amigos que son verdaderos artistas.
EliminarMuchas gracias. Al referirte a la ropa de Mariquita te diré que la aguja si se me da bastante bien.
Un beso Teresa.
Ya estoy de seguidora de tu blog, me ha gustado lo que he visto.
ResponderEliminarOtra vez te doy las gracias por seguirme. Espero verte por aquí muchas veces.
EliminarTe mando otro besito Teresa.
Son una preciosidad las Mariquita Perez, de hecho, cada vez que visito a mi hermana siempre me fijo en dos que tiene de los años cincuenta, metidas en una vitrina, como si de un tesoro se tratase, y yo le suelo decir de broma, que se las regale a sus nietas, a lo que me respondió la última vez, que las dos muñecas no se movía de allí hasta que ella muriera.... En fin, te dejo, María de los Ángeles, pero no sin antes decirte que como siempre me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tu hermana hace muy bien, pues seguro que sus nietas no las iban a cuidar como ella. Nosotras, "las niñas" de antaño cuidábamos mucho nuestros juguetes, yo por desgracia no tuve muchos pero siempre me llevaba mi madre a ver la Mariquita a un bazar. Allí estaban todas con lindos vestidos. Hoy, doy gracias a Dios por tener mi Mariquita...Un fuerte abrazo amigo Manuel
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