Hoy es día de San Antonio, lo primero que hay que hacer es felicitar a los Antonios y Antonias, sin excepción. FELICIDADES A TODOS.
Aunque Madrid es muy grande y cada vez más, aún se siguen celebrando las fiestas de los barrios, la cosa es tan curiosa que los que nos visitan, sean de donde sean, también se apuntan y todos juntos lo celebramos y lo pasamos muy bien.
Recuerdo que cuando yo era niña, mis padres y los vecinos se reunían para llevarnos a los niños a las verbenas. Se empezaba por San Isidro, San Antonio, despues la de San Juan y remataban con la Virgen del Carmen que se celebraba mucho en Puente de Vallecas donde yo vivía.
La de San Antonio tiene algo especial, pues todos sabemos que es el Patrón de las modistillas. Era costumbre de pedirle al Santo novio o novia, para ello, hay en la iglesia una especie de pila que esta llena de alfileres, llegan las modistillas, introducen su mano abierta, aplastan los alfileres, quitan la mano rapidamente y...tantos alfileres se hayan clavado en su mano, tantos novios le van a salir ese año.
En una ocasión, de esto hace varios años y cuando las jóvenes tenían que casarse con el novio que les adjudicaba su padre, incluso sin conocerse. Ocurrió que a una joven y rica heredera madrileña salió disfrazada con ropas de su doncella para ver la fiesta de las modistillas, faltaban pocos días para su boda. Iban, además de su doncella, varias criadas de la casa.
Cuando llegaron a la ermita, aquello estaba que hervía de chicas y chicos jóvenes. Lo primero que hicieron fue meter la mano en los alfileres. Nuestra amiga sacó la mano y tenía clavado uno en la palma de la mano, miró a su doncella y se echó a llorar, pensado que era el novio que su padre le había preparado. Las acompañantes hicieron todo lo posible para distraerla pero las lágrimas afloraron a sus ojos. En ese momento, un joven, sacó su pañuelo, se lo tendió y con una sonrisa le dijo:
-Unos ojos tan bonitos nunca deberían llorar.
A partir de ese momento no se separó de la muchacha, rieron, charlaron y al final se despidieron llorando los dos. No se dijeron sus nombres ¿Para que?
El día de la boda, la novia tenía una cara que nadie diría que iba a casarse con un hombre rico y apuesto, pero al llegar al altar y ver al novio, se le disiparon todas las dudas. ¡Allí estaba el guapo mozo que había conocido junto a sus amigas, en la ermita de San Antonio de la Florida! Y que le había prestado su pañuelo que aún llevaba en sus manos, con el cual, iba sujetando en ramo de novia.
Según creo, fue una historia verdadera de hace muchos años. Hoy sigue la tradición y van las jóvenes a pedir novio, pero tambien van las madres a ver si el Santo casa a sus hijas o hijos...creo que me voy a poner en la cola...de las madres, claro está.
Cuentan que a San Antonio se le apareció el Niño Jesús, lo cogió en sus brazos y ese es el motivo de que siempre nos aparezca este Santo con El Niño Jesús en brazos.