Catalán y Madrileño

Gaudí en Barcelona

 

     Al final creo que nos vamos a reír: 

     Ayer, después de estar todo el día pendiente de un vecino que trataba de matar a su hija y tener a toda la policía en danza, uno de mis vecinos, catalán él, me conto algo gracioso a mi y a los que estábamos pendientes de lo que pasaba en el edificio de al lado. Lo voy a contar para que no se quede nadie con la duda.

     Este vecino se atrincheró en su piso con tres botellas de gas Butano y dijo que iba a volar todo. La policía evacuó a los vecinos de dicho edificio. Llegaron los Bomberos, los negociadores y por si hacía falta, los francotiradores. No voy a contar como pasamos el día, sino que sobre las 8 de la noche, entre un negociador y su esposa, el buen hombre se entregó. Pero según han dicho hoy las noticias, este hombre se ha querido suicidar en el calabozo. Ha tenido que romper una baldosa para cortarse las venas, lo han llevado al hospital del Henares y tambien lo ha intentado. El caso es que a estas horas no se, ni donde está ni como.

     Cuando terminó todo, este amigo catalán, que por cierto es la mar de gracioso, nos contó y yo lo cuento, con su autorización:

     

     Un madrileño le dice a su amigo catalán: -Alfred, tengo un truco para comer gratis.

-Super...cuéntame como lo haces.

-Voy a un restaurante, bastante tarde, pido un entrante, plato principal, un buen vino, tabla de quesos, postre y me tomo todo mi tiempo en saborear un café y un buen coñac y espero a que cierren. Como ni me muevo y espero y espero...cuando ya levantaron todos los manteles, dieron la vuelta a las sillas sobre las mesas para barrer, viene el camarero a preguntarme si le puedo ir pagando, porque ya se van, entonces le respondo: "Pero si ya pague a su colega que se fue antes"... es así de simple.

El catalán entonces  le dice: ¡Que genial! ...¿Que tal si probamos mañana? - Fantástico, le contesta el madrileño.

La noche siguiente los dos compadres van al restaurante: Entrada, plato principal, vinito del bueno, quesos, postres, etc. etc.

Llega el momento de cerrar, se acerca el camarero, les pregunta si les puede cobrar y el madrileño dice:

-Lo siento, pero ya le pagamos a tu colega el que ya se fue.

El catalán apostilla:

-Si, y llevamos un buen rato esperando la vuelta.

¡¡¡Genial!!!

No nos viene mal una sonrisa. ¿Cierto?

Gaudí en Madrid