Policías de servicio.
Con esta entrada que ya he puesto hace unos años y que me ha sido solicitada, quiero, además de complacer al seguidor que me lo ha pedido, reconocer la labor que hacen todos los cuerpos de la Seguridad Nacional, cuando nosotros cenamos y estamos calentitos en casa. Un seguidor me dijo:
Esta entrada la puedes poner todos los años lo mismo que las cosas de Navidad.
Esto fue lo que ocurrió un día de Nochebuena.
La noche era fría, los vehículos "Z" salían a patrullar y su luz destacaba entre las sombras como salvaguardando la noche. La primera llamada de esa Nochebuena hizo que todos se miraran con esos ojos de cuando la cosa es más seria que la llamada de turno. "Vehículo 200", dijo la voz de la emisora, al compañero que había compartido con ellos tantas noches de tensión, sueño, aburrimiento y fatiga.
-Urgentemente diríjase a la calle Marina y entrevístese con una niña que nos ha llamado. Está muy nerviosa y no hemos podido sacar nada en claro. "Recibido" fue la lacónica contestación producto de la tensión.
Todos los vehículos "Z" a modo de respuesta pisaron el acelerador a fondo dirigiéndose prestos al lugar de la incidencia. Cuando llegaron a la dirección indicada, se bajaron del vehículo radio patrulla con la preocupación pintada en el rostro. No era normal ni bueno que una niña pequeña llamara al 091. Los cansados ojos del oficial de policía fueron los primeros en divisar a la niña pequeña sentada en el escalón del portal.
-Hola pequeña, ¿has llamado a la policía? Dijo cariñosamente el más joven. -Si señor, dijo sollozando la niña, que no contaría más de 6 años. -Es Clara, se ha quedado en el parque sola y mi mamá dice que hoy helará seguro, tengo miedo por ella. -¿Clara?, ¿Es una amiga tuya? , ¿Un familiar? Preguntó el policía. -Clara es...Clara. Es mi mejor amiga. - A ver pequeña, dime: ¿Cuántos años tiene tu amiga Clara? ¿Cómo va vestida? -No lo se...Creo que tiene 3 años...la niña comenzó a llorar.
-A ver ¿Dónde vives? ¿Podemos hablar con tu mamá?
- Vivo ahí mismo, pero ustedes tienen que encontrar a Clara, o se morirá de frío. Mi mamá dice que ustedes pueden solucionarlo todo.
Los policías se miraron. Había que hablar con la madre, el tema era demasiado serio.
-Pequeña primero hablaremos con tu madre y no te preocupes que encontraremos a Clara. La niña les señaló la puerta de su casa. Al abrirse una mujer de mediana edad, vestida para la fiesta a medias, con traje de noche, delantal y zapatillas, les miró asustada.
-Señora buenas noches, dijo el oficial, ¿Es esta su hija?
-Pero Éster ¿Qué hacías fuera de casa?
-Mami, es Clara. Se quedó en el parque y si nieva se va a morir de frío...ellos pueden encontrarla.
La mujer entre compungida y avergonzada cogió la mano de la niña y explicó a los policías.
-Lo siento agentes, no se como pedirles perdón. Clara es la muñeca favorita de mi hija, se ha debido quedar en el parque y ya le he explicado que mañana iremos a buscarla.
Una sonrisa de comprensión se dibujó en el rostro, hasta ahora tenso, de los agentes.
-No se preocupe señora lo entendemos, no hace falta que se disculpe.
-Por Dios, ni siquiera me di cuenta que la niña salió de casa...Con las cosas tan importantes que ustedes tienen que hacer...no se como disculparme.
-No hay nada que disculpar señora...¡¡Feliz Navidad!!
Cuando salieron al exterior ambos se miraron y sonrieron. Esa sonrisa no desapareció cuando el Oficial, ya dentro del vehículo, comunicó a la Sala del 091 que no había novedad.
A las once y media de la noche, la joven madre buscaba entre su numerosa familia a Éster para acostarla. Le sorprendió verla con una sonrisa en la boca, ya que había estado toda la noche callada...pero lo que más le sorprendió...es ver como acunaba entre sus frágiles brazos a...Clara.
-Éster, ¡Donde has encontrado a Clara? ¿No la habías perdido en el parque? La niña miró sonriente a su madre:
-Tenías razón mamá. Esos señores han logrado encontrarla, me la han traído ahora mismo.
La madre corriendo se acercó a la ventana y lo único que alcanzó a ver es como un uniforme azul se subía en el coche patrulla y este con las luces de emergencia encendidas salió disparado...Dios sabe donde.
¡¡Feliz Navidad agentes!! Susurró, sonriendo notó como una lágrima rodaba por sus mejillas.
-Dios les bendiga.
A mi tambien se me escapa una lagrimita cada vez que releo este articulo, que dicho sea de paso, lo hago muchas veces. Esta historia se publicó en la Academia del cuerpo de policía de Ávila, donde se forman los jóvenes policías cuando aprueban la oposición.
¡¡Que Dios bendiga a la Policía, Guardia Civil, Ejercito y a todas las fuerzas del orden, para que nos protejan!!