martes, 26 de enero de 2016

Niños majos

Todos los niños son muy, pero que muy majos, claro que unos lo son más que otros. Hoy me he encontrados con dos angelitos muy tiernos y a la vez, buenos e inteligentes, vamos, como casi todos. Vamos a exceptuar a esos que se ponen de vez en cuando cabezotas, que los hay. También, a los que además de ser cabezotas les importa un pito lo que hay a su alrededor.
Mis niños de hoy tienen toda mi gratitud y mi admiración:

Mi primer niño le preguntó un día a su profesora qué era el amor. La maestra, entonces, les dijo a los alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas  que invitaran a amar o que despertaran en ellos el sentimiento del amor.
Cuando todos regresaron, empezaron a mostrar lo que habían encontrado:
-Yo he traído esta flor...¿A que es bonita?, dijo un niño. Otro comentó:
-He encontrado este pajarito en un nido, ¿no es gracioso?
Al terminar, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada.
-¿Y tú?, le preguntó. ¿No has encontrado nada que puedas amar? La niña, tímidamente, respondió:
-Vi la flor y sentí su perfume. Pensé arrancarla, pero la dejé para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi al pajarito, pero al subir al árbol, note la mirada triste de su madre y bajé sin nada...Traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que note en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo, entonces, enseñaros lo que he traído?, concluyó la pequeña, emocionando a la maestra, que le dio las gracias y le dijo que había sido la única en darse cuenta de que lo que amamos no es un trofeo y que el amor siempre lo llevamos en el corazón.

Este pequeño relato no se si es historia o una enseñanza de Psicología. Lo que cuento ahora, si que es cierto y ha ocurrido hace muy pocos días en Inglaterra.

Poco antes de Navidad, una niña de 3 años salvó las vidas de su madre y de su hermanito aún no nacido.
Catherine, estaba embarazada de ocho meses cuando se cayó por la escalera y se quedó inconsciente.
Entonces, su hija, Emma, hizo lo que le habían enseñado: llamó al 999, el teléfono de emergencias británico, y dijo:
-Mamá se ha caído y tiene un bebé en la barriga. Es muy grande, nacerá en Navidad.
La ambulancia no tardó en llegar y Emma les abrió la puerta. Se llevaron a su mami al hospital, pues tuvieron que provocarle el parto y el bebé nació bien.

Los niños pueden hacer muchas más cosas de las que pensamos ¡No les cortemos las alas!

Un besito a todos los niños del mundo. Especialmente a todos aquellos que buscan con sus papás la tierra prometida y están tardando mucho en encontrarla.

martes, 19 de enero de 2016

Dalo todo por quien ames

Lo que voy a contar ocurrió hace mucho tiempo pero como ahora estoy, "de médicos" uno de ellos me lo ha recordado.
Como ya sabéis los amigos que me seguís y, aunque ya estoy mejor de esa bronquitis que pillé no se donde, pues como digo, he ido a urgencias y he ido después a mi médico de cabecera.
El día que llegué a urgencias me atendió un doctor joven y muy guapo, claro que yo no me di cuenta con mi malestar que no paraba de toser. Cuando me reconoció y me estaba haciendo las recetas, me dijo:
-Señorita Angelines, no me reconoce?
Me quedé fija mirándole y al  no tener respuesta, me dijo:
- Yo soy aquel niño que usted me tenía de la mano mientras nos hacían una transfusión a mi y a mi hermana...

Voy a empezar por el principio:
Dada la edad que tengo he hecho muchas cosas en mi vida. He sido, aprendiza de mucho y maestra de nada.
Una de las cosas que hice fue trabajar en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Coslada como auxiliar de Geriatría y Puericultura. Empecé con niños y terminé con ancianos. Una de las veces que estaba haciendo un curso en un hospital, conocí un caso que ha permanecido en mi memoria.

Una niña estaba hospitalizada desde hacía unos meses porque sufría una extraña enfermedad. La única oportunidad de recuperar la salud era su hermanito, de 5 años, quien había podido sobrevivir a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos. Con una transfusión entre hermanos, había muchas probabilidades de salvarla.
El doctor que llevaba el caso le explicó al niño lo mejor que supo cuál era la situación:
*¿Estarías dispuesto a darle tu sangre a tu hermanita? Sólo así lograremos que se cure*. Tras dedicar unos segundos a pensarlo, el pequeño dio un largo suspiro y contestó:
 *Si, lo vamos a hacer si eso es necesario para que mi hermanita viva*.
Mientras realizaban la transfusión, ambos hermanos se miraron a los ojos y el niño empezó a sonreír a medida que veía que las mejillas de su hermanita recuperaban el color. Por el contrario, su cara empalideció y una lagrima cayó por la mejilla mientras preguntaba al doctor:
-¿Cuando empezaré a morirme?

El pobre creía que tendría que darle toda su sangre y, aún así, estaba decidido a sacrificar su vida por ella.
La generosidad no tiene limites cuando amas de verdad.

Tanto al doctor como los que allí estábamos, se nos hizo un nudo en la garganta.

Aquella manita que yo había cogido, casi contra mi voluntad, pues estaba haciendo una suplencia y, además, no soy nada valiente cuando hay sangre por medio, solo estuve allí porque se trataba de un niño y necesitaba una mano, como digo, aquella manita hoy una mano grande y firme, cogió la mía y se la llevó a los labios. Le dije:
-Como verá doctor, ya no soy la señorita Angelines, soy una anciana...
-Yo tampoco soy un niño, pero la he reconocido nada más entrar en la consulta, y, recuerdo perfectamente su sonrisa.

No sigo porque todavía me salen las lágrimas. Eso si, le pregunte por su hermana, me dijo que estaba bien casada y tenía un montón de hijos. El también tiene tres y gracias a Dios, ninguno ha sacado la enfermedad que ellos tuvieron.
¡Ah, el tratamiento que me recetó, me ha ido estupendamente.

martes, 12 de enero de 2016

Empieza mal el año...

No se si alguien me habrá echado de menos, yo si a mis amigos y seguidores. El motivo de que no haya escrito desde hace tantos días, es, que estoy malita. tuve que ir a urgencias y me diagnosticaron una bronquitis de tres pares de narices. He perdido el olfato y el gusto, por lo que la comida me sabe a estropajo.
Hoy es el primer día que enciendo el ordenador y tampoco he leído nada. ¿Sabéis lo que significa que no lea? Pues simplemente que estoy mal, pero que muy mal.
A ver si la próxima semana me siento bien y ya os contaré como han ido las navidades y los Reyes Magos.
 Ahora os cuento algo que me contó mi amigo el Psicólogo. Y como han pasado hace poco los camellos de los Reyes Magos, creo que nos viene muy bien:

EL CAMELLITO SABIO.

Mamá camello y su bebé estaban descansando a la sombra de una palmera cuando, aprovechando ese momento de relax, el camellito le preguntó:
-Mamá, ¿porque los camellos tenemos joroba? A lo que ella respondió:
-Hijo mío, somos animales del desierto y la joroba nos permite acumular agua  para poder sobrevivir sin necesidad de beber durante muchos días.
El curioso camellito tenía aún otras dudas que resolver.
-¿Porque tenemos las patas tan largas y las pezuñas redondeadas?, inquirió a continuación.
-Nos hemos adaptado durante años y años y, con estas patas, nos movemos entre dunas mejor que ningún otro animal del mundo, contestó la mamá camella.
-Mamá, y para qué necesitamos estas pestañas tan grandes que, a menudo, me impiden ver con claridad?
-Verás, sin ellas la arena del desierto nos cegaría la visión, le explicó la paciente camella a su pequeño.
-Ya lo he entendido. Tenemos jorobas para almacenar agua. Nuestras patas y pezuñas están adaptadas a los duros caminos del desierto y las pestañas nos protegen nuestros ojos de la arena. Entones, ¿Qué hacemos encerrados en este Zoo?

Y es que nuestras habilidades y conocimientos sólo son útiles si estamos en el lugar correcto.

A mi no me gustan los Zoológicos, todos los animes debían estar en su lugar, o sea, en la selva.

Me ha dado mucha pena el camellito encerrado en un Zoo.