Hoy hemos comido lentejas y siempre le cuento a mi hijo lo mismo, o sea, el robo de las lentejas y, para que quien lea esto no esté intrigado, pues también lo cuento. Es una anecdota tragicómica, pero al fin y al cabo, graciosa.
Ocurrió hace muchos años, pero la recuerdo como si hubiera sida ayer.
En un viaje que hicimos al pueblo de Recas, provincia de Toledo, donde vivían mi abuela y mis dos tíos solteros, nunca volvíamos con las manos vacías, pues la abuela siempre nos daba algo. Esta vez fueron dos o tres kilos de lentejas, unos chorizos y un buen trozo de tocino, cuando lo estaba preparando mi abuela, le dijo a mi madre:
-Esto para que les pongas un guiso un día.
Pues bien, nos despedimos y cogimos el tren que distaba 8 kilómetros, o sea que estaba en Villaluenga, también de Toledo.
Como eran los años del estrperlo, nada mas llegar a la estación...se las quitaron a mi pobre madre. No sin antes armarla, pues fueron los de Abastos, la Guardia Civil y hasta la Policía Armada...pero al final, nos quedamos sin las lentejas, los chorizos y el hermoso trozo de tocino. Uno de los guardias,dijo:
-Esta mujer no tiene miedo a los guardias. Ella contestó. -¡Que miedo voy a tener, si duermo con uno todas las noches!.
Un día que apenas teníamos que comer, mi buena madre me dijo:
-Vamos a comprar lo que sea.
Y como se hacía en aquellos tiempos, fuimos clandestinamente a unos señores que vendían algunas cosas. Siempre teníamos que ir de noche. Así que yo acompañaba a mamá, pues lo hacíamos antes que llegara mi padre. Ya sabéis muchos que era Policía Municipal.
Cuando llegamos nos abrió la puerta una señora y nos comentó que tenía, patatas, aceite y lentejas.
Mi madre se puso muy contenta, pues con lo que pensaba comprar tenía para varios días darnos de comer, pues eran los tiempos de la pos-guerra.
En esos momentos, salió el marido de la señora de una habitación contigua. Mi madre cuando le vió, le cambió la cara, pues le había reconocido como uno de los de Abastos que le quitaron las lentejas, los chorizos y su buen trozo de tocino.
-Pedazo de ladrón, ¿Me vas a vender las lentejas que me quitaste, que me las dió mi madre para que no pasaran hambre mis hijos?
Le llamó de todo, menos bonito. Le dijo que era un ladrón, Un cabrón y un hijo de la gran p...
Mi madre echó por su boca todos los insultos habidos y por haber. A todo esto chillando y dando tales voces que la gente salió para ver que pasaba.
La mujer le dijo que no insultara a su marido, pero ella seguía en sus trece y le dijo que su marido era un ladrón y muchas cosas más.
Cuando se cansó de insultarlo, la gente se había arremolinado y le daban la razón a mi madre y hubo quien dijo:
Así van ellos de bien vestidos y comen lo que nosotros no podemos y...es que son estraperlistas , claro, como tienen la sartén por el mango.
Yo no sabía muchas cosas de las que dijeron, ahora, si lo se.
En otro memento contaré lo que dijo mi padre cuando se enteró...
Menuda gentuza, no me extraña todo lo que soltó por la boca.
ResponderEliminarEsperaremos el resultado final, espero que os devolviera las lentejas, al menos.
Un abrazo.
Pues no querido amigo, no nos devolvieron las lentejitas y nos fuimos como se suele decir, como el gallo de Morón "Con plumas y cacareando"
EliminarUn abrazo Alfred.
Hay mucho aprovechado. Un beso
ResponderEliminarEn aquellos tiempos...el que no corría volaba.
EliminarUn beso Susana.
me encantan tus lentejas me gusta tu entrada ahora mismo me ire a cocinarlas con chorizos rojos Que gala!!!!!
ResponderEliminarSi amiga Recomenzar, están muy ricas con chorizo.
EliminarUn beso.
cuidate escritora Un abrazo inmenso
EliminarMe cuido todo lo que puedo. Un abrazo Recomenzar
EliminarFueron tiempos muy difíciles, mucho valor tuvo tu madre al enfrentarse al ladrón
ResponderEliminarUn abrazo.
El ladrón era uno mismo de abastos por eso se enfureció tanto mi querida madre...claro que ella no tenía pelos en la lengua.
EliminarUn abrazo Matías.
Espero que las hayan recuperado después de todo, Ma de los Ángeles! Es indignante ese modo de proceder. Quitarle a la gente lo que consigue dentro de su propia patria! Y ahora la continuidad! Un abrazote!
ResponderEliminarNo recuperamos nada y era en los tiempos de la pos-guerra y el estraperlo. Por ese motivo se enfureció
Eliminarmi madre, claro que le hacia falta poco para enfurecerse.
Creo que tengo que darte la enhorabuena por las elecciones de Argentina. Mi hijo está muy contento, pues conoce a Javier Milei. Esperemos que lo haga bien.
Un abrazo María Cristina
Yo también lo estoy, Ma de los Angeles, la sorpresa fue grande porque creíamos que la gente
Eliminarseguía adormilada pero parece que despertaron, un abrazote, cariños a tu hijo!
Me alegro un montón. Seguro que la gente se hacía la dormida pero no lo estaba.
EliminarGracias en nombre de mi hijo y vuelvo a deciros...ENHORABUENA.
Un fuerte abrazo querida amiga.
Vaya historia tan tremenda, claro que me has dejado con las ganas de saber lo que dijo tu padre. Besicos
ResponderEliminarLo primero decirte que mi amada madre no tenía pelos en la lengua (yo no he salido a ella), y decirte que mi padre solo pregunto: Le ha pegado mamá a ese hombre ?
EliminarEl pobre sabía como era mi madre.
Un besito Charo.
Supongo que ya no le compraría nada a la señora.Besicos
ResponderEliminarPor supuesto que nos fuimos con las manos vacías, pues despues de la trifulca...
EliminarMas besitos querida amiga.
Muy bueno el relato, pero incompleto. Yo quería saber qué pasó con los alimentos
ResponderEliminarPues nada amigo mío, que nos fuimos como habíamos ido...sin nada.
EliminarClaro que después de la que se armó...
Saludos Alí
Increíble está historia, y real como la vida misma. Vergüenza de los procederes de aquella persona en aquellos tiempos. Razón en decirse todo lo que se dijo.
ResponderEliminarMe agrada que pienses así, pero ten en cuenta que eran malos tiempos, claro que para los estraperlistas no lo eran.
ResponderEliminarNo he puesto ni la mitad de lo que pasó.
Un saludoJ.S.
yo tampoco tengo pelos en la lengua lo que siento lo largo
ResponderEliminarYo en ese sentido soy más bien cobarde. Mi madre tenía, además de gracia, mucho genio.
ResponderEliminarUn beso Recomenzar.
Que magnifico relato, querida Maria De Los Angeles.
ResponderEliminarLas lentejas son milenarias y deliciosas.
Estoy de acuerdo contigo, son un plato exquisito.
EliminarUn saludo querido amigo.
Quedo expectante por saber lo que le dijo tu padre, pero bien que se merecía las cosas que le dijo tu madre.
ResponderEliminarConocí un caso parecido hace cuarenta años, que se enteró mi mujer que un vecino vendía zapatos de niños, a buen precio y fuimos a su casa, y mientras su esposa nos atendía apareció él, y no era nada más y nada menos que el policía municipal que se dedicaba a multar, los coches de todos sus vecinos, así que imagínate lo que le dije, más o menos lo mismo que tu madre...y la propaganda que le hice por el barrio; después nos enteramos que eran los productos que decomisaba en los mercadillos. Alguien lo tuvo que denunciar porque salió su caso en los periódicos, y se tuvieron que marchar a T. P. C. a otro sitio.
Un fuerte abrazo, amiga y me gustó mucho tu anécdota.
Es un poco largo, pero mañana que hago mi próximo post, lo aclaro.
ResponderEliminarLo de los zapatos también lo se, lo que no sabia era que los habían hecho de lo que requisaban.
Gracias amigo y un gran abrazo para ti.
No están mis comentarios.
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