He recordado un pequeño relato que viene bien para el día de hoy cuando ha muerto mi ex presidente del Gobierno don Adolfo Suarez.
Ahora todos son parabienes y loas, sin embargo, muchos de los que ahora le adulan y lloran cuan plañideras, en su momento, le dejaron solo. Gente de su partido, amigos e incluso el rey. Lo que hubo entre el rey y Suarez, solo ellos lo sabían, uno, no lo puede contar, otro...no lo dirá. echemos un tupido velo y vayamos a nuestra historia:
Un venerable monje budista vivía prácticamente apartado del mundanal ruido, meditando y contemplando los dorados atardeceres. Sólo rompía su rutina para impartir sus enseñanzas místicas a un joven alumno. En una de esas sesiones le ordenó lo siguiente:
-Querido mío, acércate al cementerio y grita toda clase de halagos a los muertos.
Eso hizo, cuando llegó ante el maestro, este le preguntó:
-¿Que te respondieron los muertos?
-Nada, dijo el muchacho.
-Siendo así, tendrías que volver al cementerio y, una vez allí, insultar a los muertos, continuó el maestro
Obediente, aunque sin entender ni el motivo ni la razón de lo que le pedía, se dirigió de nuevo hasta el camposanto y, de pie en medio de las numerosas tumbas, soltó todo tipo de improperios.
-¿Que te respondieron los muertos?, volvió a preguntar el anciano monje.
A lo que el alumno respondió con un lacónico ¡nada!.
El maestro concluyó:
-Así debes ser tú: indiferente como un muerto a los halagos y a los insultos de los demás. Quien hoy te elogia mañana te puede insultar y al revés. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos y sé siempre fiel a ti mismo.
A los muertos ya no les hace falta este consejo, pero quizá a algún vivo, le venga bien...eso espero
Muy bueno, y para tenerlo en consideración.
ResponderEliminarBesos, buena semana
Gracias Verónica.
EliminarYa sabes que no aceptamos mucho las enseñanzas, pero bueno, pondremos lo que podamos de nuestra parte.
Un beso
Ma de los Angeles, a tu Adolfo Suárez le pasa lo mismo que a nuestro Raúl Alfonsín, ambos inauguraron democracias, con los años se le reconocen sus méritos. Esa es la vida. Y la anécdota es muy buena, no hay que marearse ni enojarse, poner el rumbo y seguirlo, un abrazo!
ResponderEliminar¡Cuánto hubieran disfrutado ambos de verse reconocidos!
EliminarLos humanos somos así, damos los méritos después de muertos.
Me alegro de que te haya gustado el pequeño relato.
Un abrazo María Cristina
Hacia mucho tiempo que no veia tanta gente en la calle con ese respeto, que por supuesto se gano, y cuantas historias se habra llevado a la tumba D.E.P
ResponderEliminarUn beso.
Menos mal que no salieron los "revoltosos" y todo quedó muy bien.
EliminarUn beso.
Muy buen consejo que no pierde tesitura a lo largo de los siglos. Pero es muy común todo esto que hemos vivido estos días en España no puedo entender porqué tenemos que dejar los halagos para cuando no se pueden oír o agradecer.
ResponderEliminarHa sido un placer encontrarte en esta tarde que he decidido descubrir nuevos amigos con cosas interesantes que contar.
Saludos desde Tenerife y cuando quieras te recibo en mi espacio con los brazos abiertos y un enorme ramo de "flores de mundo"
Muchas gracias por tu visita Gloria.
EliminarYa sabes como somos el ser humano, siempre damos las gracias a destiempo, nunca mejor dicho, y sobretodo cuando ya no nos pueden escuchar aquellos a quienes van dirigidos los halagos.
Me alegro que hayas encontrado algo entretenido en mi blog, espero ser merecedora de tu atención.
Un abrazo afectuoso
Un buen relato que nos tendría que hacer reflexionar.........sigo de "enfermera jefe" en el hospital.Besicos
ResponderEliminarHola Charo, siento que sigas en el hospital, pero a la vez espero que pronto se solucione todo y bien.
EliminarSeguimos rogando por que así sea.
Un beso
¡Hola, María!!!
ResponderEliminarQue pena me da que se espere a que uno este muerto, para los homenajes, y regalos de flores... me parece vergonzoso.
Las palabras de reconocimiento, son para cuando uno lo puede ver, sentir y, hasta llorar de emoción. Eso es lo que yo creo.
De muerto cebada al rabo, se suele decir. Suárez Adolfo, se merecía otra cosa.
Un beso María. Y gracias por este relato.
No se si todo el mundo es así, pero nosotros los españoles si tenemos ese defecto. No se halaga a nadie mientras está vivo, ahora, después de muerto...como bien dices un refrán que mi madre decía muy a menudo.
Eliminar"Después del burro muerto la cebada al rabo"
Gracias por tu visita Marina.
Un beso