Por este titulo apenas podemos decir que es original, pero tiene su cosita. Mientras estaba yo pensando que iba a contar hoy, chisme, cuento o realidad, me aparece en mi correo uno de mi querido amigo Víctor.
Las cosas de él son siempre interesantes o al menos tienen sentimiento, como es este caso que a mi me ha parecido precioso.
Al estar tantos años sirviendo al público en la comisaría de Coslada, tiene mucho y bueno que contarnos. Este es el testimonio que me ha mandado por correo electrónico hace unos momentos y que está tal como Víctor me lo cuenta:
NACIMIENTO DE UNA NIÑA
"Hace algunos años vino a verme un buen amigo. Se encontraba bastante preocupado. Me expuso que posiblemente su mujer estuviera embarazada y que deseaba que abortara, dado que ya tenía cuatro hijos y este era el quinto. Que su situación económica no le permitía tener un nuevo hijo.
Le comenté que lo primero que había que hacer era comprobar la veracidad del embarazo y una vez que se tuviera conocimiento del mismo, actuar en conciencia.
Una vez que se realizó a la mujer la prueba, se comprobó, que efectivamente se encontraba en estado de buena esperanza.
Me dolía y no entendía como mi amigo, sabiendo de mis principios cristianos me podía pedir el favor de ayudarle a que su mujer abortara.
Estuve intentando hacerle comprender durante varios días que un aborto es un asesinato a toda regla. Que no se podía quitar la vida a una persona inocente.
No había forma de convencer a mi querido amigo que ese niño debía venir a la vida. Que era fruto del amor existente entre él y su mujer...
Llegó un día en el que me sentí impotente. Ese día se me ocurrió ir al Sagrario y presentarle la situación al Señor. Le dije que si Él no me ayudaba, yo no podía hacer nada. Que le había expuesto todas las razones y ninguna le convencía.
Posteriormente me fui una vez más a su casa. Se me ocurrió por un momento preguntarle cuantos hermanos tenía él. Me respondió que cinco. Le hice una segunda pregunta: ¿Qué lugar ocupas tu entre ellos? El quinto, me respondió.
Mi respuesta fue rápida y contundente. Le dije:- Si tus padres hubieran pensado igual que tú cuando fuiste engendrado, tu no hubieras nacido.
La verdad es que todo salió de forma inesperada. Ahí quedó el final de la conversación. Ya no volvimos a tocar mas el tema. Ni él me decía nada ni yo le preguntaba nada.
Cuando pasaron los nueve meses del embarazo mi buen amigo me llamó por teléfono para decirme que su mujer había tenido una preciosa niña. Que si quería acompañarle a la Clínica de San José para conocerla.
¡¡¡Que alegría más grande sentí!!!
Esa niña había nacido y deseaba con todas mis fuerzas verla. Fue un momento muy especial para mi cuando la pude coger en mis brazos, cuando la pude acariciar.
Según la niña iba creciendo, yo notaba como ella me tenía un cariño especial. Cuando en ocasiones yo iba a su casa y la tenían sus padres cogida, al verme estiraba los bracitos para venirse conmigo. En esos momentos me venía al pensamiento si la niña sabría lo que yo tuve que luchar para que ella viniera a esta vida.
Me di cuenta que mi forma de proceder para hacerle entender a mi amigo que debería aceptar su venida, fue de forma errónea. Utilicé mis conocimientos para hacérselo entender y me olvidé de esto:
QUE ANTES DE HABLARLE A LOS HOMBRES DE DIOS, HAY QUE HABLARLE A DIOS DE LOS HOMBRES.
Me olvidé de compartirle y hacerle Suya la situación, hasta que ese día me fui al Sagrario y se lo expuse, lo quedé en Sus manos.
Cada vez que me encuentro a esta niña, que ya se ha convertido en una preciosa joven, siento un cariño especial por ella. Su padre está muy feliz y orgulloso de ella.
¡¡¡Cuantas vidas podemos salvar si empleamos nuestro cariño y consejos a esas personas que se encuentran confundidas y le pedimos al Señor que nos ayude!!!.
Este es el correo que he recibido de un buen hombre, buen padre, buen amigo y...lo mejor de todo, es un buen esposo.
Espero que no se enfade conmigo por publicarlo, ya que es muy sencillo y no quiere que le echemos flores. Además, hoy no me aguanto y pongo su foto para que veáis que guapo es...(Con permiso de Manoli, su esposa)
Pero si parece un rey! Muy buena anécdota, Ma de los Angeles, una historia conmovedora que pone de manifiesto los sentimientos verdaderos del amor universal! Un abrazo!
ResponderEliminarSe lo diré a Victor, seguro que le va a gustar.
EliminarSu presencia es mejor en persona y además muy cariñoso con todo el mundo.
Un fuerte abrazo María Cristina.
Olé por tu amigo, personas así necesita este mundo.....lo que más me ha gustado fue el descubrimiento de que hay que hablar a Dios de las personas y dejarle a Él que resuelva el problema a través de nosotros (en este caso de tu amigo)Una amistad así es maravillosa y no se debe de perder nunca.Te felicito por tener cómo amigo a esta buena persona.Besicos y feliz día de San valentín
ResponderEliminarLa verdad es que a Victor da gloria escucharle. Cuando se confirmó mi hijo, él fue su catequista, un día que estuve presente en su "homilía" nos hizo llorar. Al contárselo yo a una amiga que no estaba presente, me dijo ella: "Es que cuando Víctor habla, todos lloramos".
EliminarEstoy segura que no voy a perder la amistad de mi buen amigo Víctor.
¡Ah, gracias por lo de San Valentín, mi amor esta...en el Cielo.
Un besito Charo.
Preciosa historia. Ojalá siempre acabaran así. un beso.
ResponderEliminarSabía de antemano que te iba a gustar esta historia Susana.
EliminarUn besito
Ya ves Mª Ángeles como Dios acudió en su ayuda, que le dio palabras para el momento y el entendimiento para exponer tan bien el milagro de la vida, y eso hay veces que las cosas están negras que no se ve salida, después un buen día sale un rayo de sol te dice adelante, porque no hay madre que no quiera tener un hijo, solo la vida a veces lo impide. Una bonita historia que ablanda el corazón de cualquiera. Un beso amiga.
ResponderEliminarMe alegro que te guste la historia. Dios siempre nos responde si, como en este caso se lo pedimos con la fe que tiene Víctor.
ResponderEliminarLo importante es que salvó una vida.
Un beso Lola.
Me has dejado con la boca abierta Mª Ángeles, hiciste una gran labor, estaba comenzando a leer tu entrada y me estaba entristeciendo porque además era real, pero al final Dios puso su mano a través de ti. Eres muy grande.
ResponderEliminarTodo el mérito es de mi amigo Víctor. De todas maneras es una historia muy gratificante.
ResponderEliminarUn abrazo Pepe
Hola Mª Angeles, que historia mas emotiva que nos cuentas gracias a tu querido amigo Víctor, la verdad que el hombre se las vio y deseo para convencer al padre, menos mal que al final todo acabo bien y ahora disfrutan todos del cariño de esa niña.
ResponderEliminarSi voy por allí ya te diré para ir al museo del jamón:), gracias por compartir.
Besos.
Víctor es muy insistente, sobre todo si trata de ayudar a alguien como en este caso. Ha hecho verdaderas cosas maravillosas y esperemos que siga haciéndolas.
ResponderEliminarSeguro que lo pasaríamos bien en este "museo", en el que tienes que agacharte para no darte con los jamones que cuelgan del techo, además está en un sitio muy bonito de Madrid.
Un besito Piruja.