martes, 6 de noviembre de 2018
Triste y esperanzador
Estamos en el mes de los difuntos y vamos a recordarlos como se merecen. Algunos quizá fueron un poco revoltosos, otros muy revoltosos y algunos fueron muy, pero que muy buenos. No obstante, todos se merecen una oración nuestra.
Esta historia que cuento, es como dice la palabra, una historia, o sea, verdadera.
La contaron un matrimonio que viajaba con su hijo pequeño de noche por una carretera de la Sierra de esas que están prácticamente abandonadas. El marido, por acortar kilómetros, se metió por ella no sin que su esposa gruñera por ir por ese camino.
Había muchas curvas, la estrechez de la calzada y la espesa niebla hacía que aventurarse por ese camino al filo del abismo fuera realmente peligroso.
De improviso una mujer con la ropa ensangrentada se cruzó en la carretera obligando al padre de familia a frenar en seco. Tras el susto el señor bajó del coche con la intención de ayudar a la mujer que muy alterada y llorando les explicó que había tenido un accidente y su coche había caído por el barranco.
La mujer le rogó que la ayudara ya que su bebé aún se encontraba en el vehículo atrapado y ella no podía sacarlo sola.
La caída era de varias decenas de metros y de no haberle avisado la mujer hubiera sido imposible localizar el coche de tanta vegetación que había y probablemente nadie hubiese encontrado al bebé.
El señor guiado por el llanto del bebé lo rescató.
Al rato subió muy nerviosos con el bebé en brazos. Se metió en el coche rápidamente con el bebé y le dijo a su esposa e hijo que hicieran lo mismo.
Arrancó en coche y se fueron.
Su mujer, muy asustada, le preguntó que por qué se iba con el bebé sin buscar antes a la mujer. El marido le dijo que en cuanto llegaran a la próxima gasolinera se lo contaría.
Cuando llegaron, el hombre le contó que cuando bajó encontró el vehículo accidentado, vio a la mujer que les había dado el aviso muerta. Estaba muy fría probablemente el accidente se había producido horas antes de que ellos pasaran por ese punto.
EL ESPIRITU DE LA MUJER ERA EL QUE HABÍA PEDIDO AYUDA PARA QUE SALVARAN A SU HIJO.
¡¡¡Yo pienso que fue un hermoso amor de madre!!!
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Vaya historia Maria Ángeles, se me han puesto los pelos de punta.....no hay que perder la costumbre de rezar por todos los difuntos todos los días.Besicos preciosa
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo en todo lo que dices. A ver si encuentro algo más alegre, aunque si leo el periódico creo que vamos a llorar todos.
EliminarUn besito Charo.
Da escalofríos. Un beso
ResponderEliminar¡Bueno, bueno! No seas tan miedica Susana.
EliminarUn beso
Espeluznante historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creía que a un hombretón como tu no le iba a dar miedo.
EliminarUn abrazo Alfred.
Un inquietante relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por estas fechas nos recreamos en lo misterioso.
EliminarUn abrazo Matías.
Tengo la piel de gallina y los ojos empañados, Ma de los Angeles, muy conmocionante este relato, creer o reventar, así suceden algunas cosas increíbles, un abrazote!
ResponderEliminarPues aunque te haya dado un poco de miedo, creo que es real el suceso.
EliminarUn abrazo María Cristina
Madre mía!! hermoso no se si es, pero a mi me pasa algo y me da un infarto!!
ResponderEliminarque miedo y más por la noche.
eso sí.. al menos lo vieron los dos, porque llega a ir solo el pobre hombre..... y no le cree nadie.
un beso enorme!
Tienes razón Zhura, menos mal que iba el pobre hombre acompañado, claro que si soy yo la acompañante, corro más que el coche y no me encuentran.
EliminarUn besazo guapa.
Mª Ángeles, estoy temblando, creo firmemente en lo que les pasó a ese matrimonio y creo que la madre se presentó en espíritu, para que rescatasen a su hijo. Un amor que va más allá de la muerte, un amor que nos da la esperanza que después de esta vida, hay otra. Me ha encantado tu historia, es preciosa y llena de esperanzas y luz.
ResponderEliminarBesos cariño, por narrar una llamada de amor y de esperanzas.
Ángeles
Muchas gracias Ángeles, me alegra que te haya gustado. Yo pienso igual que tu y estoy segura que hay otra vida.
ResponderEliminarAgradezco tu cariño, recibe también el mío.
Un abrazo bien fuerte y un besito.