Monumento a Bahamontes.
Hago un homenaje a mi paisano, Federico Martín Bahamontes, que cosa curiosa su verdadero nombre es Alejandro. Pero como su tío se empeñó en que se llamara como él, se quedó con el nombre de Federico. Aunque oficialmente consta como Alejandro, ni él mismo se reconoce y es Federico para todo el mundo.
Vivía con sus padres en el Cigarral de Montoya (Toledo), ya que estos, eran los guardeses, acudió al colegio de Tavera, pero cuando empezó la Guerra Civil, la familia se fue a Madrid.
Llegaron andando hasta la Ciudad Universitaria. Allí vivieron bajo una lona durante una semana hasta que una tía los acogió.
Al acabar la guerra, la familia volvió a Toledo, trabajaban en lo que podían. Federico fue aprendiz de carpintero, cuidó vacas y trabajó en el campo.
Con una vieja y pesada bicicleta de su padre llevaba encargos por las casas.
En una de mis muchas visitas a Toledo, en cierta ocasión un amigo de mi padre me contó que no le extrañaba su dominio de la bicicleta pues recorría Toledo haciendo recados con mucha velocidad.
Los que halláis estado en esta hermosa ciudad, sabéis las cuestas que tiene y no hace mucho estaba toda empedrada, ahora ya tiene mejores calles.
Hubo un tiempo que hasta fue estraperlista. Según cuenta él mismo:
>"Yo bajaba a Torrijos a por pan y harina y, a Galvez, a por garbanzos. Hacía todos los días 60 o 70 kilómetros cargado hasta con 50 kilos y sorteando a la Guardia Civil. Lo que yo compraba a 2 pesetas mi madre lo vendía a 5"<
Cuenta que no comían más carne que la de los gatos que él mismo mataba con un tirachinas o a palos por las noches.
Espero que no pongan el grito en el cielo a los que les gusten los gatos. Sabed que el hambre es muy mala.
Se compró su primera bicicleta por 30 duros, la cual no tenía cambios.
Así empezó esta Gloria Nacional.
Me contaba mi tío Eustaquio, gran aficionado a las bicicletas desde muy joven, que en una carrera (Toledo-Puente del Guadarrama-Cabañas de la Sagra-Toledo), cuando llegaba cerca de Villaluenga de la Sagra, donde vivía mi tío, se le escacharró la bici, entonces, en bueno de Eustaquio, le dio su bicicleta para que terminara la carrera y según me contó, ganó. No iba a ser menos.
Aunque vivo en Madrid desde que tenía 3 añitos (solo hace unos días), no me olvido de Toledo donde nací. Voy muy a menudo, sobre todo en Semana Santa a ver las procesiones. Una que me encanta es la de El Cristo de la Vega.
Dicho todo esto, ayer me llevé un gran disgusto cuando vi a través de Facebook que unos desalmados habían destrozado la estatua de mi paisano ilustre, sita en el Paseo del Miradero (en Toledo), hecha de bronce, muy merecida, y de la que muchos toledanos estábamos orgullosos.
¡¡¡Oh!!! Que mala es la envidia.
Hoy, Federico tiene 91 años y según algunos justifican el destrozo del monumento, a, que el ciclista cuenta "batallitas".
Pues como todos los mayores, que contamos nuestras experiencias y a más de uno les gusta. ¿O no?
Vale.
No puedo entender un comportamiento tan incívico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recordarás amigo Alfred, que cuando éramos estudiantes nos enseñaron que fuimos atacados por, Alanos, Vándalos, Godos y Visigodos. Pues bien, todavía quedan descendientes de aquellos.
EliminarSin más comentarios.
Un fuerte abrazo
Hola amiga que tremenda historia, y muy buena imagen del ciclista. Un abrazo querida amiga feliz semana.
ResponderEliminarMuy buena semana tambien para ti querida Gladys. Espero que la historia de nuestro corredor te haya gustado.
EliminarYa sabes que gente mala hay en todas partes, nosotros no nos libramos de ella.
Un fuerte abrazo querida amiga.
No entiendo porqué rompieron la estatua. Un beso
ResponderEliminarYa sabes, como decía el torero Vicente Pastor, "hay gente pa to".
EliminarUn beso Susana.
Los vándalos andan por todas partes, es una especie incorregible, lamento el ataque, Ma de los Angeles, esperemos que a quienes corresponda puedan repararla y puedan seguir admirando a su admirado compatriota, un abrazote!
ResponderEliminarAquí nos invadieron en la edad media, pero todavía quedan residuos, o sea, sus descendiente.
EliminarSeguro que la repondrán pronto.
Un fuerte abrazo María Cristina
He estado en Toledo bastantes veces ya que mi hermana vive allí desde hace muchos años,ahora ya no puedo ir pero me encantaría volver.Recuerdo que había una tienda de bicicletas que era de Federico. No puedo entender que haya personas tan pero tan incívicas que se dediquen al vandalismo por el placer de romper.Besicos
ResponderEliminarLa tienda a la que te refieres, si es de Federico. Muchas veces ha estado allí, pero seguro que ya no estará pues como sabes es muy mayor.
EliminarSu esposa, Fermina, murió el año pasado, creo.
Esperemos que los toledanos levanten el monumento otra vez.
Un besito Charo.
Hola Mª Angeles, bonito homenaje le haces a este gran hombre, paso tiempos difíciles y como bien dices el hambre es muy mala y en esos tiempos no se miraba nada con tal de comer según me han contado.
ResponderEliminarConozco Toledo gracias a mi querido amigo Karras, pase un día inolvidable con el y su mujer y me pareció preciosa, un recuerdo que nunca olvidare.
Lo del destrozo de la estatua estamos llegando a un grado de vandalismo en todos sitios que no se donde vamos a llegar ya que no se respeta nada de nada.
Besos.
Creo que todos los homenajes que se hagan a gentes ilustres merecen la pena.
EliminarSeguro que lo pasaste bien en Toledo, pues es una de las ciudades con más solera del mundo (se nota que he nacido ahí), lo del destrozo de la estatua, ya se sabe que la envidia es peor que el hambre.
Un besito Piruja
He visitado Toledo en numerosas ocasiones aunque la zona que más conozco se ubica por los alrededores de Talavera llegando hasta la Sierra de San Vicente.
ResponderEliminar¡Feliz Agosto!
Te dejo última entra de mi blog soñador.
https://diariodeentrenador.blogspot.com/2019/08/hola-agosto.html
Como Toledo no hay "ná" que diría un castizo.
EliminarQue tengas buen verano Manuel.
Un abrazo.