sábado, 6 de febrero de 2010

policías

Mi amiga Puluca y yo, a pesar de que ya estamos jubiladas, de vez en cuando hacemos una travesura.Como salimos una vez por semana, de paseo,de compras o a pasear comemos juntas, luego tomamos el té de las cinco y no vamos a casa. Casi siempre comemos en el hotel Mora en el paseo de Recoletos y, aquí viene la travesura, alguna vez nos metemos en un burger.Ayer precisamente lo hicimos, entramos en uno que está frente al museo del Prado.Como es lógico había mucha gente joven.Estábamos comiendo cuando en la mesa de al lado se sentaron cuatro chicos de entre los 18 y los 20 años, aunque estábamos comiendo y charlando, aunque no quieras oyes lo que hablan tus vecinos de mesa y, escuchamos lo que decía uno de los chicos: -"Me pegó una hostia el policía que me retumbaba la cabeza, no me había repuesto cuando me dio otra, el muy Ca...además tenía tres sortijas que me las dejo casi clabadas en la cara, luego me dio en el otro lado hasta que me caí al suelo, me dejó la cara toda marcada...pocas cosas le entendimos más, no era cosa de preguntarle al chaval lo que había pasado.A mi amiga y a mí, casi se nos quitó el apetito.Como no sabemos el motivo de lo ocurrido no le vamos a dar la razón a nadie, el muchacho aparentaba ser un chico normal...esperemos que también lo fuese el policía que le pegó y si tenía motivo para ello, aunque yo creo que nunca hay que pegar a nadie y mucho menos sin motivos.Recuerdo que me contó Victor, mi amigo policía, que no hace mucho hubo
un tiroteo en Coslada, eran ladrones y uno de ellos recibió un tiro se cree que de sus mismos compañeros ya que le dejaron como un perro tirado y se marcharon. Cuando llegó un coche con dos policías rápidamente lo primero fue atender al herido que estaba muy grave. Mi amigo Victor le dijo a su compañero.-Vamos deprisa, tu conduce yo voy con él atrás.Victor llevaba al herido casi en sus brazos, iba muy mal y volvió a decirle al compañero.-Corre todo lo que puedas.
No le puso las esposas y con su pañuelo y el del compañero le taponó la herida. En un momento que herido abrió los ojos, Victor le dijo: ¿Eres creyente? Y el muchacho (pues era joven) se echó a llorar. No te preocupes que ahora en el hospital te voy a presentar a un sacerdote muy majo. Estoy segura que fue dándole un sermón hasta que llegaron al Gregorio Marañon. Bien Victor y su compañero después de dejar al herido y hacer los trámites burocráticos se fueron a su comisaría. Al día siguiente, Victor y su esposa Manoli, fueron al hospital y aunque el enfermo seguía muy grave pudieron hablar con el, les dio las gracias, había estado hablando con el cura del hospital y se sintió muy contento al ver que había ido a verle el policía que no tuvo más remedio que detenerlo. No se si esto lo va a ver algún policía, pero por si acaso y aunque tratáis la mayoría de las veces con mala gente pensar...que a lo mejor todos no son tan malos.

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