viernes, 30 de abril de 2010

mayores

!Como comen los mayores!
Digo esto porque hoy a mi vecino Pepe le ha dado un cólico quesero, lo de quesero es porque se ha comido el solo un queso manchego de más de un kilo.
Le han llevado al hospital a las dos de la tarde y ahora son las doce de la noche y todavía está allí.
Me viene a la memoria, cuando yo era auxiliar de geriatría y trataba con ancianos, una historia que no se me olvida, sobre todo cuando me siento con el estómago pesado. Os la voy a contar.

Una de las veces, cuando nos estaban dando novedades en el ayuntamiento, nos dijo la jefa de personal, señalando un montón de latas enorme de grandes que las había llevado la cruz roja y el contenido era carne estofada con patatas: Coged las que queráis y se las dais a los más necesitados; yo cogí una, pues de mis servicios solo una persona estaba necesitada.
Cuando llegué a casa, mi hijo pequeño al ver la enorme lata me preguntó que era, yo le conté la historia y le dije que era para María una anciana de la que yo hablaba mucho en casa.
Él, con aquella enorme lata redonda que pesaba lo menos cinco kilos en sus manos me dijo: mamá, abre la lata que esto debe de estar muy rico. Le dije que no, pero fue tanta la tabarra que me dio, que al fin le hice caso. Abrimos la lata, contenía una enorme cantidad de carne, patatas, guisantes etc.etc.
Estábamos los dos solos y nos dispusimos a comer. Nos pusimos sendos platos llenos y aún sobró.
De momento nos supo rico, pero a media tarde mi estómago estaba que parecía que le habían echado piedras...me dije, esto es un castigo de Dios por comernos la lata de los pobres, claro que yo al día siguiente cuando visité a María, le compré un par de botes de albóndigas en salsa y le dije que el ayuntamiento me las había dado para ella.
María que era la persona más tacaña que yo he conocido, al cabo de unos días me dijo: -Si pasas por donde hay de esos botes, trae más. Así que la próxima vez que volví al ayuntamiento cogí otra lata.Esta vez ya no dijo el niño que la abriera, no, pues creo que él lo pasó tal mal como yo, y no fue por un castigo Divino, no, si no porque aquella comida era mas pesada que una vaca en brazos.
Yo iba muy contenta con la gran lata, solamente de pensar la alegría que le iba a dar, efectivamente, cuando vio aquella enorme lata, no sabía como darme las gracias, yo le dije que me la habían dado en la cruz roja para ella. Bueno resumiendo, cuando yo me iba para mi casa vi que estaba trasteando con el abrelatas, le dije que si necesitaba ayuda, me dijo:-No, tu vete ya, yo me las apaño bien. Pensé, como se coma la mitad del contenido de la lata...mañana la encuentro muerta.
Cuando volví al día siguiente; se había comido todo y ni se inmutó su estómago y ella estaba la mar de contenta. Aunque se acabó la remesa que había llevado cruz roja...yo de vez en cuando compraba algún bote de albóndigas y la tenía tan contenta, porque ella no comía por no gastar dinero...cuando murió, debajo del colchón, tenía un buen nido...pero esto ya lo contaré en otro momento.
Esto ha venido a cuento, de que las personas mayores comen demasiado. Bueno voy a llamar a casa de mi vecino a ver si ha vuelto del hospital, si es así le voy a llevar una caja de quesitos en porciones que son más suaves, jejeje.

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