Sabemos que las calles de las ciudades y pueblos siempre tienen algo que ver con héroes, políticos e incluso de algún majadero asesino, como en este caso. Lo sabréis pero yo insisto:
Hoy es la Calle Barbieri en otro tiempo llamada la Calle del Soldado.
Un militar retirado de las Guardias españolas se enamoró perdidamente de Almudena Goutili y de su fortuna.
Almudena rechazó el cortejo ya que su deseo era ingresar en el convento del Caballero de Gracia. Herido sus sentimientos y orgullo, el soldado planeó su venganza contra la joven y contra las religiosas responsables de su desamor.
La noche anterior al ordenamiento de Almudena, cuando esta regresaba de la iglesia, la interceptó en la calle y le cortó la cabeza.
Envolvió su trofeo en un saco de tela que dejó como ofrenda para la ceremonia de ordenación. Se dice que a la mañana siguiente las religiosas aterrorizadas abrieron el paquete, y la cabeza de la niña rodó por el suelo de la iglesia, tenia los ojos entreabiertos y antes de cerrarlos lanzó un tenue Madre!
El cuerpo fue reunido y la niña fue enterrada con los hábitos que deseaba tomar en vida.
El soldado acorralado por sus propios remordimientos confesó el asesinato y fue sentenciado a la pena mayor.
Para que su muerte sirviese de mayor escarmiento a otros asesinos sin escrúpulos, se le cortó la mano con la que había quitado la vida a la joven y se la mantuvo expuesta en el lugar del asesinato, clavada en un palo.
Muchos dicen que el espíritu del soldado aun merodea en la que hoy se conoce como la Calle del Barbieri.
Creo que para empezar el año no está mal la historia. Procuraré alguna más alegre otro día.
Ma.de los Angeles, de estas historias sí tenemos por acá, el cementerio de La Recoleta guarda fantasmas de cuentos y leyendas como la que nos contás, cosas fantásticas que ponen un toque de misterio a lo que sucedió en algún lugar alguna vez. Gracias por traerla, un abrazo
ResponderEliminarA partir de ahora voy a buscar leyendas de tu tierra y con el permiso de todos los argentinos las voy a publicar.
EliminarGracias a ti por ser tan amable conmigo.
Un besito de propina María Cristina
Una historia terrible.....desgraciadamente hoy en día siguen ocurriendo crímenes así de horribles pero los castigos son mucho más leves.......da la impresión de que la vida se valora muy poquito. Besotes
ResponderEliminarTienes toda la razón del mundo Charo. Siempre ha habido y siempre habrá esta clase de gentes y como bien dices, ahora tienen más suerte pues al ser más "civilizados" se les castiga menos.
EliminarUn beso
Por lo que se desprende de la terrible historia, aquel criminal; tiene su alma atada al lugar de su crimen y ese sera su tormento, con el que ha de cargar toda su eternidad. Asi que; aquellos que tenian esperanza de que un dia termine la maldicion; ya pueden ir olvidandolo.
ResponderEliminarUn beso gata y disculpa por echar mas terror al asunto.
No te preocupes por echas ese terror que dices, ya tenemos bastante en todo el mundo. Lo que si voy hacer, es llevar a mi amiga Piluca a la calle Barbieri y contarle lo ocurrido in situ. Creo que le va a dar un sincope...
EliminarUn beso
Me encanto este relato. Ciertamente, sabra Dios los fantasmas que andan merodeando nuestras calles.
ResponderEliminarun abraxo!
Amiga Marilyn, no me extraña nada que te haya gustado la historia ya que en tu blog casi todo lo que escribes tiene la misma temática, aunque tus relatos son mucho mejores.
EliminarUn beso
Muchas gracias María de Los Ángeles, me ha encantado conocer esta maravilla. Espero de corazón que hayas tenido un buen comienzo de año. Un fuerte abrazo amiga.
ResponderEliminarHola Pepe, también deseo que para toda vuestra tertulia haya sido bueno y que os hayan echado muchas bendiciones los Reyes Magos.
EliminarUn abrazo
María de los Ángeles:
ResponderEliminarNos has sorprendido con una historia fantástica, de cabezas parlanchinas y espectros mancos.
Por lo general, las leyendas tienen su buena cuota de truculencia.
Quizá esta historia refleje el sentir generalizado del pueblo español actual. Ojalá que a fin de año cambie y para mejor.
Un gran abrazo.
Hola Arturo, me alegro haberte sorprendido, aunque estoy segura de que tu ya no te sorprendes de nada.
EliminarUn abrazo