Recuerdo cuando era una niña ver como planchaba mi madre. ¡Hay que ver la que se montaba!
Cuando ya tenía la ropa y las planchas a punto, digo planchas porque eran de hierro y estaban encima de una cocina de carbón...¡Cuánto tiempo ha pasado!.
Planchaba encima de la mesa de la cocina. Más adelante, vi que tenía un tablero que colocaba entre dos sillas, (no os riais los más jóvenes). Yo, cuando me casé y funde mi nido de amor...también planche en la mesa de la cocina. Claro que ya con plancha eléctrica.
Me he enterado, que hubo que esperar hasta la época victoriana para que Estados Unidos patentase en 1860, la primera tabla de planchar con patas plegables, tal y como la conocemos hoy día y a la que se le añadieron piezas específicas para planchar mangas y sombreros. Aquí las conocemos hace tres días...
Aunque aquellas fuesen muy practicas, no tienen ni punto de comparación con las que tenemos ahora.
Voy a poner un ejemplo con la mía:
Es grande, tiene patas de tijera en las cuales hay una rejilla para ir colocando la ropa planchada. Tiene soporte para la plancha con un cable que la sujeta, otro cable que sujeta el cable que sujeta el cable de la plancha...bueno me estoy haciendo un lío, el mismo que cuando tengo que recogerla. Que esa es otra, cuando la llevo a su sitio después de planchar siempre se me enredan los cables ( no me refiero a los de mi cerebro), más de una vez he pensado por que no sigo planchando encima de la mesa de la cocina, unos cuantos sofocos me evitaría.
Seguro que todos tenéis una magnifica tabla de plancha que no se parece en nada ni a la de mi madre, ni a la de vuestras abuelas...
Aunque lo peor de todo es...tener que usarlas. Porque si hay algo que me guste poco hacer en la casa, es...planchar.
Dentro de un momento tengo que planchar unas camisas de mi niño y estamos en Madrid a 38 grados, no se si Fahrenheit o Celsius, el caso es que hace un calor, como diría un jugador de mus...de órdago.
Tenemos algo en común ya que yo detesto la plancha. A mi madre le encantaba y estoy convencida de que disfrutaba planchando pues planchaba hasta trapos viejos de limpiar algo que jamás entendí. Mi tabla de la plancha es muy sencilla pero plancho sobre ella ya que la mesa me resulta más incómoda........y cuando plancho lo hago sentada:-) Jamás vi a mi madre sentarse cuando planchaba así que en este aspecto no salí a ella. Besicos
ResponderEliminarHaces muy bien de planchar sentada, yo, ya lo hago por etapas, jajaja.
EliminarTodavía quedan personas como tu madre que planchaba hasta los trapos, mi consuegra es una de ellas, plancha hasta la ropa interior. Espero que no se moleste por contarlo. La mando un beso desde aquí.
Un beso Charo
Mi tabla también es muy sencilla, corrientita...y me apaño muy bien con ella, sin problemas. Por otro lado, planchar no es de las cosas que más me disgustan. No me importan ponerme a ello. Feliz día.
ResponderEliminarMi tabla de planchar ha quedado estupenda después de quitarle tanto cable y demás zarandajas que no servían para nada, por lo tanto me ha quedado...los pies y la tabla, jajaja.
EliminarUn beso Hada...
Ma de los Angeles, toda la vida planché sobre la mesa de la cocina, hasta que llegué a la casa de mi hija y tuve que adaptarme a la mesa de planchar! Te entiendo perfectamente, ahora alterno entre mi casa y la suya y me adapté a las dos formas. Pero a veces me encuentro poniendo las camisas de la manera equivocada, es que cada sistema tiene sus secretos! Un abrazote
ResponderEliminarEres una chica lista como bien dices, hay que adaptarse a las circunstancias.
EliminarUn beso María Cristina