Víctor es un buen amigo y compañero de mi parroquia. Es catequista, cursillista y no se cuantas cosas más, además de ser Policía Nacional.
Más de una vez nos ha dejado embelesados con alguna plática y más de una vez, nos ha hecho llorar. Este testimonio me lo ha mandado por correo electrónico y yo lo cuento al pie de la letra, como si fuera él mismo:
En el año 1.974, simultaneaba mi trabajo en las oficinas de la Policía, con otro, llevando la seguridad del Banco Occidental, sito en Moratalaz, ( Madrid ). En la puerta de este Banco solía ponerse una persona ciega para vender sus cupones. Desde que llegué, tuve mucho interés en granjearme su amistad. Rápidamente pude observar como este ciego, que se llamaba Luis, sentía un gran rechazo a mi persona , al tener conocimiento de que yo era policía.
En ocasiones, cuando intentaba entrar en el interior del Banco y yo le ayudaba para hacerlo inmediatamente me rechazaba. Cuando él se preguntaba cual era el número de un determinado cupón y yo se lo decía, rápidamente me daba la espalda. Mantuvo esta actitud varios meses.
Un día se me ocurrió hacerle una "jugada" policial. Decidí no darle los buenos días a pesar de que nunca era correspondido. Estuve toda la mañana sin decirle nada. En un momento determinado vi como se dirigía a un empleado del banco y le preguntó si el policía esa mañana no había ido a trabajar, que si le pasaba algo. Sentí en ese momento una gran alegría pues deduje que se interesaba por mí y que la "jugada" que yo le había hecho estaba dando sus frutos, o sea, que me estaba echando de menos, máxime, cuando en esa mañana habían sido asesinados cinco Policías Nacionales que se encontraban haciendo servicio en distintos Bancos de Madrid.
No podía entender lo que le sucedía a Luis, pero no me daba por vencido. No pasados muchos días, pude conseguir que el bueno de Luis me devolviera los buenos días. Pude conseguir que me aceptara tomar un café juntos. Pude conseguir que, cuando preguntaba el numero del cupón yo se lo decía. Poco a poco nos fuimos haciendo amigos y, llegó el día que me comento de donde le venía su aversión hacia la Policía.
Me comentó que en su juventud había sido maltratado por unos Agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, Luis podría tener unos 50 años. Cada día me contaba cosas de su vida. Era increíble el cambio que había experimentado.
Pasado un tiempo me trasladaron a Barcelona y perdí el contacto con Luis. En uno de mis viajes a Madrid, fui a ver a mi amigo Luis que seguía vendiendo cupones en la puerta del Banco, cual sería mi sorpresa cuando al cogerle de la mano y sin decirle nada, inmediatamente exclamó ¡¡¡Víctor, amigo!!! Y nos fundimos en un gran abrazo. ¡Que distinto era ese momento a aquellos en los que no quería saber nada de mi.
Cuando volví destinado otra vez Madrid y al mismo Banco, todos los días terminábamos a la misma hora y como íbamos en la misma dirección, Luis me cogía del brazo y caminábamos, ya no le importaba el uniforme policial.
Doy gracias a Dios por haberse valido de mí para que mi amigo Luis descubriera que los policías no somos bichos raros. Que somos personas normarles que estamos al servicio de la Sociedad.
¿Porque os comparto este testimonio? Lo hago con la intención de haceros ver como en nuestros ambientes hay mucho "ciegos".
El testimonio lo he acortado un poco, porque mi amigo Víctor es un gran orador, otro día contaré algunas de las cosas que nos transmite hablando y otras nos las manda por correo.
Que todos paséis un buen fin de semana.
Una bonita experiencia con final feliz que me hace pensar en todo lo que se puede esconder detrás de cada persona. ¡Feliz domingo!
ResponderEliminarHola Hada...Es verdad, Víctor siempre nos cuenta testimonios vividos por él que siempre nos deja pensativos.
EliminarUn beso
Este amigo tuyo, Víctor, ya lo había conocido en tus historias, y es una rara combinación, ser policía y catequista, tal vez por eso pueda tener los pies en la tierra y en el cielo y ser equitativo para comprender a sus semejantes, un abrazo Ma de los Angeles!
ResponderEliminarNo te puedes hacer una idea lo maravilloso que es. Ya conté en una ocasión como en una Navidad llevó un pobre a su mesa...claro que su esposa también le acompaña.
EliminarUn abrazo María Cistina
Lamentablemente, por la culpa de los malos policias, aquellos que no cumplen su deber de velar por la seguridad de la sociedad y se valen del poder y ventajas que lesda la ley, para hacer cera y pabilo de ella y maltartar al connacional a quien se deben y deben salvaguardar.
ResponderEliminarUtilizando un poco los terminos biblicos, se diria que: "justos pagan por pecadores"
La policia, la ley y la religion que cada quien profese, nunca puede ni deben de estar distantes, del, primer precepto bibblico que dice: Amad a vuestro projimo como a vosotros mismos.
Esta historia es un ejemplo vivo de la buena convivencia, que debe de existir entre los hombres, no importando su origen, condicion, raza o creencia.
Un beso gata y gracias por recibirme nuevamente en este tu rincon, tan querido para mi.
Como verás no todos son malos, pues aunque solo sean Víctor y mi padre, ya hay dos y creo que serán muchos más.
EliminarSiempre eres bienvenido, no solo a este rincón.
Un beso José Luis
Que testimonio tan bonito pero lo que más me ha llamado la atención es la perseverancia de Victor para conseguir la amistad de Luis, otro se hubiera "rajado" al sentirse rechazado.Besicos
ResponderEliminarVíctor es perseverante al máximo. Creo que ya lo he contado, pero se ha dado el caso de ir a visitar a la cárcel a ladrones que antes, en compañía de sus compañeros, no había tenido más remedio que detener. Les ha ayudado, les ha llevado ropa, etc.
Eliminar¡Así es Víctor!
Un beso Charo
maria de los ángeles
ResponderEliminarla gente es muy prejuiciosa, yo soy psicóloga y creo en los ángeles, las hadas, los duendes, en el pensamiento positivo de emmet fox y conny méndez, somos seres complejos, no somos estereotipos, hay gente buena con profesiones serias, pero ojalá realmetne todos fuésemos ovolacto vegetarianos, y no existieran más los carniceros ni matarifes, bueno besos, y bendiciones, magú
Yo también creo que todo lo bonito, también me gusta la fruta y la verdura, pero siento decirte que no rechazo un buen filete, perdona.
EliminarMuchas gracias por tus bendiciones, me hacen mucha falta.
Un beso magu.