Ayer domingo estuve de fiesta.
El jueves había sido la Santa Cruz, nombre que lleva nuestra parroquia, como no se podía celebrar pues al ser jueves trabajan, los que tienen trabajo, nuestro buen párroco lo dejo para celebrarlo el domingo. La misa fue muy bonita, además se habían reincorporado dos seminaristas que estarán todo el curso con nosotros. Hasta aquí, todo bien...después, también.
Voy a retroceder al año pasado, cuando nos invitó nuestro buen cura a una esplendida paella.
El domingo anterior, lo mismo que hizo el año pasado, después de darnos la bendición, anunció que tomaríamos algo juntos en los salones de la parroquia. También el año pasado dijo que haríamos una gran paella y más cosas...esto fue suficiente para que se corrieran las voces y ese domingo aparecieron gentes que no conocíamos ni eran de la parroquia.
Se dio el caso de que asistieron a comer la rica paella, una panda de moros, moritos y las madres que parieron a los moritos.
Yo como buena cristiana amo a todos los hermanos ya sean moros, judíos o protestantes, aunque no piense como ellos.
Estos moros o musulmanes, creo que habían ido a solicitar ayuda de Cáritas y nuestro buen párroco los invito que fueran el domingo a comer paella, eso si, exigieron que no se le echara cerdo a tan rico plato.
Llegado el domingo y después de misa y una pequeña procesión que hicimos con nuestra Santa Cruz por los alrededores de la parroquia, bajamos al salón. Allí estaban varias señoras y caballeros cocinando para nosotros y...para los otros.
Las señoras moras iban todas cubiertas con sus chilabas y velos que las cubrían de arriba a abajo. Pero tenían la boca libre...
Uno de nuestros compañeros que es cocinero de profesión estaba con su uniforme blanco y su enorme gorro, los dos blancos como la nieve. La paella olía que alimentaba, me dirigí a nuestro amigo Pedro, el cocinero, y le pregunté que ingredientes contenía la maravillosa paella, me contestó: pollo, conejo, cerdo, gambas almejas calamares...le dije:
-Creo que los amigos musulmanes no comen cerdo. Me contestó:
-Pues hoy lo van a comer...(Esto no lo sabe nuestro cura, espero que no lo lea)
Comieron los aperitivos, jamón, chorizo, queso etc. y comieron paella, vi a uno comer tres platos y...ya no han vuelto por la iglesia (?)
Ayer, nuestro párroco no pudo hacer paella, ni jamón, ni otras muchas cosas pues estamos en números rojos, yo diría más bien morados. Pero las sencillas viandas que había los que estábamos las comimos como si fuese caviar. Tampoco hubo champagne, pero hubo naranjada muy fresquita que estaba muy rica.
Fuimos muy pocos, pero estábamos muy bien avenidos, nos reímos. charlamos y nos besamos al despedirnos.
No me importa que el próximo año sea igual de humilde, estoy segura que los que fuimos, volveremos si Dios quiere.
Y ahora un chiste blanco que contó alguien:
Un loro inteligente.
Ricardo recibió un loro por su cumpleaños, era un loro adulto con mala actitud y peor vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota y siempre estaba de mal genio.
Ricardo desde el primer día trato de corregir al loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y lo trataba con mucho cariño.
Un día le hizo perder la paciencia al ponerse el loro más grosero que nunca, entonces Ricardo en un momento de desesperación lo metió en el congelador.
Por un par de minutos pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimento, hasta que de pronto todo fue silencio.
Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador.
El loro salió con mucha calma dio un paso al hombro de Ricardo y dijo: -"Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento" Ricardo estaba muy sorprendido del cambio del loro y estaba a punto de preguntarle que es lo que le había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuo:
-¿Te puedo preguntar una cosa?
-Si, como no!! Contestó Ricardo.
-¿Que fue lo que hizo el pollo?
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Olá, minha amiga Mª De Los Ángeles!
ResponderEliminarNa primeira parte de sua postagem fui remetido para minha infância, quando com cerca de quatro anos acompanhava minha mãe em procissões realizadas à noite, cada pessoa levando uma vela acesa na noite, acompanhando a imagem de Nossa Senhora das Graças, entre cânticos, em ruas da cidade. Um tempo muito bom, que lembro com carinho.
Na segunda parte de sua postagem a narrativa muito boa, com o Ricardo tendo que se explicar ao seu amigo loro. Muito bom.
Ótima semana, com muita paz.
Pedro
Paz para ti también Pedro, que tengas no solo una buena semana, sino muchas mas, meses y años.
EliminarEs bueno acordarse de nuestra niñez, todos hemos ido a procesiones con canticos y velas, ahora parece algo extraño pero nuestro corazón lo siente así.
Lo pasamos muy bien.
El pobre loro tubo suerte de salir a tiempo.
Un abrazo amigo brasileño.
Aquí el día de La Cruz son las fiestas mayores del pueblo así que hemos tenido unos días llenos de animación y diferentes festejos donde hemos podido disfrutar de las fiestas.....bueno alguna noche no hemos podido dormir debido a las berbenas donde la música se nos "metía" hasta el dormitorio pero eso pasa por vivir en el centro.Lo de la paella y los invitados tiene su guasa.En una ocasión en que hubo una celebración en la parroquia donde se compartía lo que lleváramos entre todos y estaban invitadas también las moras yo llevé mantecados (hechos con grasa de cerdo) y bombones de licor que por supuesto nuestras invitadas no probaron nada de lo que yo llevé.Buenísimo el chiste:-)) Besicos
ResponderEliminarYa veo que lo has pasado muy bien, nosotros a través de barrio, también.
EliminarSupongo que ya habrás podido descansar pues al ser pocos días de ruidos se puede soportar.
Las que no probaron tus mantecados, eso que se perdieron, pues no hay cosa mas rica que unos buenos mantecados como seguro que eran los tuyos. Las de aquí ya no han vuelto.
Un besito Charo.
Así son las cosas, Ma de los Angeles, siempre habrá gente interesada y oportunista. Pícaro el cocinero, mirá si iba a sacrificar su receta por visitantes de un día! El chiste muy bueno, el loro era maleducado pero no tonto, habrá visto su futuro en el pobre pollo! Un abrazote!
ResponderEliminarEl cocinero se lo paso en grande y los que estábamos en el "secreto", también.
EliminarLa de este años aunque sencilla ha sido muy bonita. Estábamos los que teníamos que estar.
Lo del loro, menos mal que salió, aunque no escaldado.
Un abrazo bien fuerte María Cristina.
Quë bueno el chiste. Y mejor pocos y bien avenidos. Un beso.
ResponderEliminarEs verdad Susana, aunque éramos pos lo pasamos muy bien y con mucha felicidad.
EliminarUn beso
El que quiera ser invitado que acepte de buen gusto "todo" lo que le den.
ResponderEliminarMuy bueno el chascarrillo.
Un abrazo.
Si pero ya sabes que estas gentes que son tan cerradas con su religión, además de que son invitados exigen, claro que nuestro cocinero Pedro, les salió la cosa mal.
EliminarUn abrazo Alfred.
Paella para el moro y el loro al congelador.
ResponderEliminarAquí no falta de nada, como verás tenemos hasta moros en casa.
EliminarUn abrazo Manuel.
Un buen relato de esa comida donde todos comieron incluso cerdo.
ResponderEliminarEn nuestra parroquia no dan esos eventos se ve que los feligreses somos mas tacaños.
Un abrazo.
No Matías, no es que seáis tacaños pues aquí todo lo paga la parroquia, lo que ocurre es que, aunque tenemos poco dinero nuestro Párroco, aunque sea una vez al año, nos reúne.
EliminarUn abrazo
Que buen domingo y en amistad. Todo aquello que este pintado de humildad, siempre nos hace mas humanos y mas fraternos. Lo de los moros, me reservo la opinion, pues no son santo de mi devoción.
ResponderEliminarEl loro bien podría haber sido parte de esa exquisita paella.
Un beso con todo mi cariño y ese abrazo que nunca te ha de faltar.
¡Que malo eres! José Luis, ¡Pobre loro! Ya tubo bastante con pasar un rato en el congelador.
EliminarLos moros ya no han aparecido por nuestro barrio, se habrán ido a otro sitio a pedir.
¡Ah, nuestro cocinero y amigo Pedro se lo pasó en grande mientras partía los trozos de marrano muerto para echarlo al arroz.
Mi cariño vaya hacia ti en este abrazo que mando surcando los mares.