lunes, 2 de diciembre de 2019

El abuelo Victoriano




                                         Recuerdo para los abuelos de antaño.


Mi abuelo paterno se llamaba: Victoriano Martín Bahamonde, siempre le vi como un abuelo pues en mi niñez las personas mayores aparentaban, eso, mayores. Ahora los abuelos y abuelas parece que no envejecen.
 Las nuevas generaciones de la familia nos hace recordar a las ya pasadas, pero creo y estoy segura de que algo se nos pegó y lo llevamos dentro.
Digo esto, porque según contaban mis padres, antes de emigrar hacia Madrid, desde Toledo. El abuelo Victoriano contaba cuentos, tal era así, que después de la cena (y como no tenían radio ni tv), se reunían los vecinos en casa de los abuelos y al amor de la lumbre solo se le escuchaba a él contar y contar largos relatos, que por supuesto se inventaba.
Mi madre decía que enlazaba uno con otro y nunca terminaba. La mayoría de las veces todos reían y pocas veces lloraban. (Que pena que no lo dejara escrito).
Cuando daba por terminada su sesión de cuentos, todos se iban hasta el día siguiente...y volvían.
Algunas veces sacaba mi abuela la botella del Aguardiente y casi todos tomaban una copita, sobre todo los hombres, en aquellos tiempos las mujeres no bebian excepto agua.
Contaba mi padre que en una ocasión una de las vecinas que acudía a todas las reuniones (yo la llegue a conocer, se llamaba Teodora), pues bien, un día se sintió rumbosa y apareció en casa de mis abuelos con una fuente de pajaritos fritos. Todos ellos sin cabeza.
Hoy quizá la hubiesen denunciado, pero en aquellos tiempos...comían de todo. Mejor dicho, de todo lo que pillaran, y era muy frecuente que algunos se dedicaban a cazar pájaros, urracas y todo lo que volase para echarlo al guiso. De hecho mi padre decía muy a menudo. "Ave que vuela a la cazuela".
Pues bien, aquél día la buena señora Teodora había estado de caza, pero no precisamente de pajaritos, no, sino de RATONES que todos ellos degustaron sin ni siquiera pensárselo dos veces y acompañado con buen vino, que sacaron de la bodega de el abuelo Victoriano.
Esto de los ratones, no se supo hasta pasado algún tiempo.
Digo que algo se nos queda dentro de nosotros mismos, porque mi padre también nos contaba cuentos que creo que él se inventaba mientras estábamos al rededor del brasero...de esto hace mucho tiempo.
Yo, de vez en cuando me invento algo. Para seguir la tradición.
 Mi nieta, Alba, editó su primer libro con 18 años y mi sobrino Sergio va más lejos todavía, pues ademas de escribir muy bien, resulta que es un buen actor. Como el  abuelo Victoriano, que no solo contaba cuentos, sino que los escenificaba.
 Creo que el abuelo y bisabuelo Victoriano se sentiría muy orgulloso de tantos biznietos que tiene, que con seguridad llegarán muy lejos y estarán muy orgullosos de llevar sus genes artísticos.


16 comentarios:

  1. Es una lástima que se haya perdido esa vieja costumbre de contar cuantos alrededor de la lumbre. En mis clases tenía costumbre se sentar a los niños a mi alrededor y contarles cuentos e historias. Estaban encantados y siempre me lo pedían con ilusión.Me alegro que en tu familia haya gente joven que siga la costumbre del abuelo. Un abrazo, Mª Ángeles.

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    1. Querida Rita, yo añoro mucho aquellos días en que rodeabamos a mi padre mis hermanos y yo junto al brasero de cisco mientras comíamos higos secos y castañas escuchando los cuentos que él se inventaba...
      Los niños de ahora tienen bastante con un movíl. No saben lo que se pierden.
      Un fuerte abrazo amiga.

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  2. Al no conocer a mis abuelos tampoco he podido disfrutar de que me contasen cuentos.Ya me hubiera gustado a mí ir a esas reuniones de tu abuelo Victoriano y seguro que hubier caído en la trampa de comer los "pajaritos".Me alegra que tus nietos tengan ese don de la escritura, es un orgullo para toda abuela.Besicos

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    1. Yo por suerte conocí a mis abuelos paternos y solo a la abuela por parte de madre. Los recuerdo con mucho amor y a veces, con pena. ¡¡Cuanto me gustaría tenerlos ahora!!
      Un besito Charo

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    1. Estoy segura de que sí. Lo recuerdo con mucho cariño.
      Un beso Susana.

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  4. Los abuelos siempre estaban cerca, en estos tiempos no sucede siempre así, pero seguro tu abuelo trasmitió sus genes a las generaciones venideras, tu gracia para el relato tiene mucho de eso, y tus descendientes también disfrutan de la herencia artística! Con Sol tenemos la costumbre ahora de relatar historias antes de dormir cuando la visito, yo de mi infancia y ella de sus aventuras jajaja, un abrazote Ma de los Angeles!
    P.D. Te cuento que su antiguo galán, Galo, vuelve a tirarle los galgos, pero ella lo rechazó porque desilusionó a una amiga! Es una chica leal.

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    1. Me parece muy bien que os contéis cosas Sol y tu.
      Me ha hace gracia la relación de Sol con su "enamorado" Galo, que además me parece que ya es un don Juan pues se liga a más de una...
      Un besito para mi amiguita Sol y un fuerte abrazo para ti querida María Cristina.

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  5. Felicidades por tener una familia tan rumbosa. Creo que algo también tienes ;)
    Un abrazo.

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    1. Gracias Alfred. Es una suerte que los jóvenes cojan el testigo de aquellos que ya no están y tuvieron pocas oportunidades.
      Un fuerte abrazo

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  6. Tu, María, tampoco te quedas atrás en cuanto a lo escribir, ya que lo haces de una forma tan sencilla y primorosa, que da gusto leerte, aunque hoy me hayas cortado el cuerpo, con esos ratones....Bueno, aunque yo, de pequeño, en casa de mis abuelos maternos, en Extremadura, comí muchas veces lagartos, y por los mismos motivos que tu cuentas, la necesidad, aunque gracias a Dios, nunca hemos pasado hambre.
    Un fuerte abrazo, amiga.

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    1. Yo. sin saberlo, creo que tambien he comido lagarto y...no hace mucho.
      Resulta que dicen que se parece mucho al mero. En un pueblo de la Mancha, estabamos tomando el aperitivo y nos ponían "mero" de aperitivo. Yo pensaba que con lo caro que estaba como era posible que lo pusieran de aperitivo, pero nos lo comíamos tan ricamente.
      Ya pasado un tiempo y cuando me enteré del parecido del reptil con el pescado, caí en la cuenta, pero ya nos lo habíamos comido y, oye, estaba muy rico.
      Gracias por tus bonitas palabras hacia mi escritura.
      Un fuerte abrazo amigo Manuel

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  7. Por lo que cuentas, tus nietos lo llevan de algún modo en la sangre.
    Siempre me ha gustado creer que si te fijas bien, una parte de tus antepasados está en tu propia descendencia.

    Un beso muy grande!!

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    1. Seguro que si querida Zhura. Ya sea en el físico o en la manera de andar, el caso es que como decía mi madre.
      "El que a los suyos parece, honra merece"
      Un besito guapisima.

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  8. Es una entrada muy tierna, los abuelos siempre se los recuerda con mucho cariño,creo que los abuelos nunca mueren, solo se vuelven invisibles, y nos sigue acompañando a lo largo de la vida.Cuanta historia tienes para contar.Abrazos cariñosos.

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    1. Cristina, yo recuerdo a los abuelos con mucho cariño. Las historias que cuento son, por los muchos años que tengo.
      Un abrazo y un beso.

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