Piscina vacía
Como estamos en cuaresma y todos somos muy buenos, aunque sea una vez al año, os cuento algo que a mi me impresionó.
Repasando en mis papeles a ver si encontraba algo bonito, me di con una recomendación que nos hizo nuestro buen amigo Víctor.
En una ocasión, hace ya varios años, nos mando un correo con el deseo de que lo divulgáramos, no se si alguno de los que lo recibimos, o yo misma, lo hicimos, pero como no me acuerdo y en su homenaje, porque estamos en días de santidad y en su memoria, lo divulgo:
Un joven que fue criado como ateo estaba entrenando para salto monumental a nivel olímpico.
La única influencia religiosa que recibió en su vida le llegó a través de un amigo cristiano.
El deportista no prestó mayor atención a su amigo, aunque lo escuchaba cuando hablaba de ello.
Una noche, fue a la piscina de la universidad a la que pertenecía.
Las luces estaban apagadas, pero como la noche estaba clara y la Luna brillaba, había suficiente luz para practicar.
El joven se subió al trampolín mas alto y cuando volvió la espalda listo para saltar a la piscina, al filo de la rampa, extendió los brazos y vió su propia sombra en la pared.
El joven quedó impresionado, ya que la sombra de su cuerpo tenía la forma exacta de la cruz.
En lugar de saltar, sin saber por qué, se arrodillo y finalmente pidió a Dios que entrara en su vida.
Mientras el joven permanecía quieto, el personal de limpieza ingresó y encendió las luces:
HABÍAN VACIADO LA PISCINA PARA REPARARLA.
Esta es la prueba mas simple de que Dios existe.
Hemos vuelto a recordar a Víctor. Ahora, para los que le conocíais, pongo el epitafio que hay en su tumba:
¡SABEIS DONDE VOY!
¡SABÉIS EL CAMINO!
¡¡¡DE COLORES!!!
No hay nombre ni fechas, así de simple.
Impresionante. Un beso
ResponderEliminarSeguro que te ha gustado Susana.
EliminarUn beso.
¡Qué bonita la historia! Impresiona, de verdad.Y el epitafio del bueno de Víctor también. Con un alma tan buena como la suya es fácil saber donde estará ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro que Víctor está en buen lugar.
EliminarLa historia a mi también me gustó cuando la recorde.
Un beso querida Pilar.
Una historia muy emotiva.El epitafio es genial.Besicos
ResponderEliminarFue mi buen amigo quien me la mandó. He puesto el epitafio por que pensé que os gustaría.
EliminarUn besito querida Charo.
¡Impresionante relato!
ResponderEliminarBuen epitafio, hay que irse en colores ;)
Un abrazo.
Gracias Alfred.
EliminarEs cierto que el epitafio es muy original
Un fuerte abrazo.
Muy emotivo el recuerdo, Ma de los Angeles, tu amigo Víctor estará siempre en el corazón de quienes lo conocieron y compartieron su generosa vida, un abrazote!
ResponderEliminarEs cierto María Cristina. Los domingos siempre estaban a mi lado su esposa y el, ahora me encuentro sola en el banco de la iglesia pero todos, todos, le echamos mucho de menos.
EliminarUn fuerte abrazo
Muy bonita e impresionante la historia de este amigo tuyo, y muy original su epitafio, que dice mucho de la forma en que afrontó este fiero trance, que es la muerte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo maría de los Ángeles.
Gracias amigo Manuel.
EliminarSiempre nos contaba muchas cosas preciosas y nos dejó un montón de cosas escritas.
Un fuerte abrazo desde mi encierro madrileño. ¡Cuidate mucho!