Mi entrada de hoy, viene a cuento porque esta mañana mientras todos estábamos en casa, o casi todos, uno de mis vecinos ha salido a pasear, con tan mala fortuna que se ha dejado una olla en la lumbre con la comida, pensando que no iba a ocurrir nada. Pero ha ocurrido. El caso es que, con la cocción el caldo se ha consumido...la lumbre seguía encendida...la olla no podía más, y...los vecinos que llaman a los bomberos porque salía mucho humo del 2º izquierda. Menos mal que cuando el pobre de mi vecino ha llegado ya estaba todo solucionado. Bueno...según se mire, pues la puerta estaba rota, la cocina destrozada y no digamos la olla...para tirarla. Yo me he enterado cuando me lo han contado, pues con esto de no salir de casa...
Esto me ha hecho recordar, que en una ocasión, hace muchos años, en casa explotó la olla exprés y el susto fue morrocotudo.
Mi madre, como buena ama de casa y haciendo lo que le venía en gana, en cuanto se enteró de que había salido una olla que en media hora hacía el cocido y demás viandas, no se paró a pensarlo...la compró. Eso si, la mas grande que había. Si que éramos muchos ( 9 ), y lógicamente los guisos eran muy grandes. Mi padre era tan buenazo que la dejaba hacer, nunca se opuso cuando compró una lavadora, los muebles de la cocina ni nada que a ella le gustara, así que compró una enorme olla exprés.
Ese día metió en la olla un kilo de garbanzos, medio kilo de morcillo, dos buenos huesos de jamón, un hermoso trozo de tocino, cuatro chorizos (morcilla no, pues se reventaba), dos patatas y, por era poco, también metió en la olla un repollo.
Todos estábamos en casa, pues mi padre tenía el servicio por las noches. A todo esto como la olla era tan rápida, faltaba poco para la hora de la comida, pues bien...
Aunque las instrucciones dicen que no se debe llenar la dichosa olla, mi madre la llenó, los mayores le decíamos que no lo hiciera, ella siempre nos contestaba que nosotros de cocina no sabíamos nada, que cuando nos casáramos hiciéramos en nuestra casa lo que quisiéramos.
Estábamos en el comedor, cuando se hoyó una explosión y todos salimos corriendo, mi padre el primero. Uno de mis hermanos le pilló en el baño y salió corriendo con los pantalones en la mano. Mi madre solo sabía decir...¡¡¡Mi hijos, mis hijos!!!
Por el agujerito de la válvula, ese pequeñito que tienen las ollas en la tapadera, por ahí salió parte de la comida, el tocino y los chorizos se quedaron pegados en el techo de la cocina, junto con parte del repollo y algunos garbanzos. Según se apaciguó el ruido, mis hermanos y yo que estábamos ya en el primer piso, pues vivíamos en el 4º, empezamos a subir las escaleras, a mi padre tardamos tres días en encontrarle...
Bueno, para que no diga mi cuñada Pepi que soy una exagerada...lo encontramos, pero ya en la calle y despues de un buen rato y nos preguntaba si nos había pasado algo, sobre todo a los pequeños...claro que casi nos quedamos sin comer.
La desgracia de mi vecino, digo desgracia porque los bomberos le han hecho un buen estropicio, pues bien, esto me ha hecho recordar una pequeña anecdota de mi juventud y parece que estoy viendo a mis queridos hermanos correr por el pasillo hacia la puerta de la calle, yo tambien corrí, todos menos mi madre. ¡¡¡Y es que era una valiente en todos los sentidos!!!.
Los despistes en la cocina pueden ser terribles, además los bomberos ya sabemos como trabajan en esas situaciones.
ResponderEliminarSegún relatas lo de vuestra olla suena hasta gracioso, pero imagino que el susto tuvo que ser ser terrible.
La olla a presión ha sido uno de los grandes inventos para cocinar.
Un abrazo.
es cierto que la olla a presión ahorra mucho tiempo y tambien salen los alimentos, tales como las carnes, muy blanditos.
EliminarLa explosión de la olla nos hizo reir mucho, claro está, pasados unos días.
Un abrazo Matías
Estas son las tragicomedias, que se mezclan pasado el susto del primer momento, con el tiempo se pueden contar y hacer gracia. Mi hija muy contenta me dijo un día, mami, va a venir una señora a explicarnos el funcionamiento de una olla a presión que compré. Yo le contesté, que te lo explique a vos, yo ni loca la uso! jajaja. Ahí quedó la olla, mi hija tampoco la usó nunca. Es muy práctica pero delicada, y con estas anécdotas de la que me salvé! Un abrazote Ma de los Angeles!
ResponderEliminarAl final mi madre la usó mucho pues si hacía legumbres para comer, hacía verdura para la cena y esto la ahorraba mucho tiempo.
EliminarTienes razón, yo todavía me río cuando recuerdo el suceso.
Un abrazo muy fuerte María Cristina
Recuerdo la mala fama de las primeras ollas a presión y los disgustos que ocasionaron, pero no tengo constancia de ningún accidente cercano ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
Fueron más las ventajas que los sucesos. En casa solo ocurrió una vez pero mi madre la siguió usando.
EliminarYo, aunque ahora menos, la uso de vez en cuando, sobre todo con las carnes duras. Nunca he tenido problemas.
Un abrazo amigo Alfred
Me imagino esos chorizos y garbanzos pegados en el techo y no puedo retener la risa. A mi me ocurrió dejando a hervir unos huevos, me marché a una habitación para hecer otra tarea y se me olvidaron hasta que empiezo a oir primero pequeñas explosiones y luego humo que salía de la cocina, al entrar me dieron ganas de llorar pues todo el techo estaba negro, la cazuela toda quemada para tirarla y los huevos todos destruídos pues fueron la causa de las explosiones al evaporarse el agua.Tuve que pintar toda la cocina y ya no me quedaron ganas de hacer huevos rellenos. Si llego a llamar a los bomberos me hubiera pasado casi cómo a tu vecino.Besicos
ResponderEliminarCreo que te puedes imaginar como quedó la cocina ya que a ti tambien te ha pasado.
EliminarEl pobre de mi vecino está un poco pachucho, pero es de los gritos que le dio su mujer cuando vio el desaguisado, nunca mejor dicho.
Un besito querida Charo
A mí se me salió una vez el vapor de golpe pero afortunadamente no explotó. Un beso
ResponderEliminarFue una suerte, a mi nunca me ha pasado y ahora solo la uso cuando hago un estofada de carne, por aquello de que hace mejor y más blandita.
EliminarUn beso Susana
A mí me pasó con las alubias ¡ Madre mía, como quedó el techo ! y eran de las blancas jajaja. Besos.
ResponderEliminarYo he tenido la suerte desde que soy ama de casa, de que no me ha pasado, Dios quiera que no me pase.
EliminarUn besito Teresa
Menuda faena, pobre hombre. Yo en particular la olla a presión la tengo mucho respeto, yo uso la olla exprés en ocasiones para hacer estofados de carne, y cocido.
ResponderEliminarFeliz Domingo! Abrazos cariñoso.
Yo hago casi lo mismo que tu, apenas la uso, solamente cuando hago un estofado de carne pues ahora, como tengo tiempo, pongo el cocido a fuego lento, pues me creo que sale más rico.
ResponderEliminarMi vecino el pobre se asustó mucho, pero más cuando llegó su esposa...
Un fuerte abrazo querida Cristina