lunes, 21 de marzo de 2022

La puerta del sol en mi niñez

  

      Así estaba La Puerta del Sol de Madrid cuando yo era pequeña...no hace mucho. Cómo veréis había tranvías y cada uno íbamos por donde nos daba la gana, o sea, por el centro o por los lados o todos a la vez. A mi particularmente me encantaba llegar a "los madriles" (pues vivíamos en un barrio) y ver tantos  tranvías. Unos bajaban por la calle Carretas y subían por Montera. Otros iban hacia la calle Arenal, pero todos atravesaban la Puerta del Sol. Esto lo cuento especialmente para mi sobrino Sergio, que aunque ya es un hombre, no ha visto el Madrid antiguo, bueno y para todos los jóvenes, que son muchos.

     Quiero contar un par de anécdotas graciosas para que no digáis que siempre cuento dramas...allá voy.

     Yo, como todo el mundo tenía una encantadora abuela paterna que vivía en un pueblecito de Toledo y, siempre que venía alguno del pueblo a Madrid, le decía que su hijo era el guardia, que le llevara unos chorizos de parte de ella...su madre. La pobre se creía que no había más guardia en Madrid que su hijo. Claro que los chorizos nunca llegaron a casa...

     Lo que creo que es muy gracioso es lo que le pasó a mi tío Francisco...lo que nos pudimos reír, sobre todo mi madre que lloraba de la risa.

     Resulta que llegó a Madrid un domingo y se fue derecho al Rastro, pues iba a comprar unas piezas para el carro. Traía una cesta con huevos, harina y chorizos. Se arrimó a un puesto a ver si veía lo que buscaba...mientras tanto, "le buscaron" la cartera. Debió de notar algo pues enseguida se dio la vuelta y vio a un hombre que salía corriendo. Él, ni corto ni perezoso, dejó la cesta en el suelo, se quitó la pelliza y la bufanda (era el mes de enero) y salió corriendo detrás del "caco", por supuesto que no cogió al ladrón. Pero es que cuando volvió a donde había dejado la cesta y su ropa...también habían volado.

     Se presentó en casa a las dos de la tarde, heladito de frío, por supuesto sin comer y casi llorando, el pobre era muy llorón y más de la impotencia que tenía.

     Cuando nos lo contó, nosotros, seis niños, no parábamos de reir. Mi madre que se las daba de lista por aquello de vivir en Madrid y, según ella no la habían engañado nunca, no reía, lloraba de la risa.

     Pasó lo que quedaba de  domingo en casa y el lunes se fue a su pueblo con ropa de mi padre, pero sin la pieza de repuesto que había venido a buscar para su carro, sin pelliza y su calentita bufanda.

     La famosa cesta con las viandas era para nosotros, así que tambien nos quedamos sin comer los ricos chorizos que hacía mi muy querida tía. No sabemos lo que le diría esta y como se lo tomaron mis primos...un día se lo tengo que preguntar.

Seguro que os ha hecho un poco de gracias, con esa intención lo he contado. No todo va a ser ni dramas ni cosas trascendentes...he dicho.

Y ahora, una frase:

LA UNICA PERSONA QUE NECESITAS EN TU VIDA, ES AQUELLA QUE TE DEMUESTRE QUE TE NECESITA EN LA SUYA. 

                          Autor Oscar Wilde 

19 comentarios:

  1. Me ha encantado la anécdota de tu pobrecillo tío que lo dejaron sin blanca y sin abrio y vosotros os quedastéis sin los chorizos. Viviendo en Madrid a mi madre le rebaron la cartere en el metro siendo mis hemanos y yo pequeños. Pero también se la robaron ya siendo yo grande una vez en Zaragoza y otra vez en Toledo o sea que en tres ocasiones la dejaron sin blanca y con un gran disgusto.Seguro que no te podré comentar ya nada en tu próxima entrada.Seguiremos rezando.Besicos

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    1. El caso es que hay cacos por todas partes querida Charo.
      Que todo salga bien, no se si podrás leerlo...
      Besitos a las dos.

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  2. Pobre hombre y encima toda la familia riendo.
    pero es que no hay para menos. ;))))))

    Un abrazo y a por más anécdotas.

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    1. Procurare escribir mas anécdotas que os hagan reír pues en los tiempos que nos ha tocado vivir, nos hace mucha falta la risa.
      Un abrazo amigo Alfred.

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  3. Uy pobre son cosas que pasan . Te mando un beso.

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    1. Gracias J.P.
      Antiguamente les llamábamos paletos a esos pobres que llegaban a Madrid de compras. Espero que ya no hallan gentes así.
      Un beso

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  4. estimada Maria De Los Angeles ,... no llegue a conocer la Puerta del Sol asi de hermosa llena de vida y color... ,pero fui varios años al Centro Asturiano de Madrid a encuentros anuales y disfrute mucho del ajetreo de la misma , y en la Calle la Montera compraba juegos de atari entonces de moda ...es una pena no llegaseis a poder tener los chorizos de tu tia prparo con tanto esmero y es que la vida es un juego constante ,muy interiorizante la frase que dejas para el final...viviremos mientras haya alguien que aun despues de habernos ido ,el o ella nos recuerden ...como estos encantadores relatos donde lo intimo y famiiar dan paso a los recuerdos del alma... que espera con eterna esperanza . mis mejores deseos de salud , paz y de que tengas una muy feliz semana . jr.

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    1. Gracias amigo Jose Ramon. Seguro que cuando tu estuviste en Madrid todavía la Puerta del Sol estaba muy concurrida.
      A lo mejor hemos estado en alguna ocasión muy cerca pues yo tambien he visitado el Centro Asturiano, claro que de esto hace años. Por cierto que, hacían en el bar unas estupendas tortillas de patatas. Lo que no recuerdo es si estaba en la calle Fuencarral o en la de Hortaleza. ¡Claro! hace tantos años...
      Que pases una buena semana tu también. Seguro que por esos lares hace ya buen tiempo, aquí en Madrid llueve.
      Un abrazo

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    2. estaba en la calle de Fuencarral antes de llegar hay una verja que tras ella está un Cristo al cuál le rendía mis oraciones ...las tortillas tienes mucha razón estaban exquisitas , feliz noche y un fuerte abrazo Maria de los Angeles.jr.

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    3. Yo hace mucho tiempo que no voy por ahí, pero si, ahora recuerdo que estaba en la calle de Fuencarral.
      Tambien creo recordar que la señora que hacía tan buenas tortillas se llamaba Rosa...
      Que pases un buen fin de semana amigo Jose Ramon, un fuerte abrazo desde Madrid.

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  5. Dos historias donde se quedaron sin viandas los destinatarios! Eso no se hace! Pobre tu primo qué desolación debe de haber sentido, y ustedes muertos de la risa, eso tampoco se hace! jajaja. Esto me recuerda a cuando alguien se cae de un resbalón, la risa surge instantánea en quienes miran, menos en el pobre caído! Un abrazote Ma de los Angeles! Ah y muy buena la frase!

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    1. Ya sabes querida María Cristina que la risa es espontanea. Nosotros de ver a mi madre reír con esa gracia, pues también nos reíamos, sobre todo de ver al pobre tío tiritando, mientras nosotros estabamos calentitos junto al brasero.
      El que nos mandaba callar muy serio, era mi padre, luego nos dijo que bastante tenía el pobre con lo que había perdido para que nos viera reír.
      Claro que mi madre lo que más sintió fueron los chorizos y la harina...eran malos tiempos.
      Un fuerte abrazo

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  6. Son muchas las historias para contar sobre el Madrid de otro tiempo.
    Sobre todo por el daño que producen los carteristas, una profesión que aun perdura.
    Gracias por contar esas anécdotas que nos hacen sonreír.
    Un abrazo.

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    1. Pues to amigo Matías recuerdo muchas cosas de nuestro Madrid. Unas las he leído y otras me las han contado.
      Lo de los carteristas, es típico, nos contaba mi padre, que muchos que venían del pueblo ya traían ese miedo, pero como verás, a mi tío le fue mal al pobre.
      Un abrazo

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  7. Que pena el pobre lo pasaría fatal y vosotros que os quedaste sin los chorizitos. Besos.

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  8. Ahora comprendo lo que pasaría el pobre tío. Entonces era muy niña.
    Un beso Teresa.

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  9. Pues, a pesar de que tiene su gracia, a mi me ha dado mucha penita lo de tu abuela y lo de tu tío, sobre todo lo de él, porque la abuela no se enteraba, pero tu tío menudo sofocón llevaría de vuelta al pueblo.
    Tiempos de pícaros y "chorizos", nunca mejor dicho, porque a todo el que llegaba de ese pueblo le robaban los chorizos. Jeje.
    Me han encantado tus anécdotas... Y como siempre, un placer leerte.
    Un fuerte abrazo, amiga.

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  10. Siempre los ha habido amigo Manuel. Lo de mi abuela tenía su gracia, aunque entonces no reparábamos en ello pues éramos niños.
    Pero lo del tío fue una pena y ahora pienso loo que sufriría.
    Un fuerte abrazo querido amigo.

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