Lo de mis gafas es casi de juzgado de guardia: me he presentado en la óptica después de esperar 28 días sin respuesta, me ha acompañado mi hijo. Nada mas entrar en el establecimiento nos atiende una señorita muy mona y nos dice que qué deseamos, contesta mi hijo. Deseamos la señal que dejamos por unas gafas, que como no nos dan señales de que estén, queremos eso, los cincuenta euros que habíamos dejado. Dicha señorita dice que es muy raro que no hayan llegado de Barcelona, enseguida viene la encargada preguntando que pasa, la otra se lo cuenta, toma el teléfono, llama a no se quien, y la oímos decir, "si lo mismo que a la otra señora", mi hijo sigue en sus trece y dice que no quiere saber nada más que le den sus cincuenta euros; la señorita primera, muy amable ya estaba preparando un escrito que me ha hecho firmar, firmo, cojo los cincuenta euros y después de muchas disculpas por parte de la señorita primera, le damos los buenos días y salimos corriendo de la dichosa óptica, que no digo su nombre por elegancia.
Como mi hijo está de vacaciones y eran casi las dos de la tarde...nos hemos gastado los cincuenta euros en una rica, rica comida...ya me haré las gafas otro día, hoy a dormir la siesta.
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